Plaza Mayor n° 6, Soria, España

Archivos mensuales: noviembre 2010

10 11, 2010

FALSEDAD DOCUMENTAL EN TÍTULOS NOBILIARIOS.

Por |2020-11-13T03:48:53+01:00miércoles, noviembre 10, 2010|

En nuestro artículo TÍTULOS NOBILIARIOS: Prescripción Adquisitiva y Falsedad Documental, publicado en este blog el pasado 29 de septiembre de 2010, concluíamos que la validez de la expedición de un título nobiliario quiebra cuando se declara judicialmente por sentencia firme que para la obtención del mismo se ha incurrido en falsedad documental, lo que permite en todo momento el ejercicio por la Administración de su potestad excepcional de revisión de oficio, previa a la declaración de nulidad de pleno derecho de la Real Carta de Sucesión del consiguiente título.
En complemento e ilustración de lo entonces allí expuesto publicamos hoy el Edicto de la notificación, de 17 de septiembre de 2010, publicada el 13 de octubre de 2010 en el Boletín Oficial del Estado, efectuada a don Rafael Gutiérrez de Calderón Attard del acuerdo recaído en el expediente de revisión de oficio de la Orden ministerial de 19 de julio de 1982, por la que se mandó expedir Real Carta de Sucesión en el título de Marqués de Mozobamba del Pozo.

MINISTERIO DE JUSTICIA 34834.
“A la vista de la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, Sección 6.ª, de fecha 5 de mayo de 1997, firme tras haber desestimado la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo mediante sentencia de 4 de diciembre de 1998 el recurso de casación interpuesto contra ella en relación con la causa n.º 2.487/91, instruida por el Juzgado de Instrucción n.º 14 de los de Madrid, por delito de falsedad en documento público, por Resolución de la Subsecretaria del Departamento de 17 de septiembre de 2010, se inicia expediente de revisión de oficio, de conformidad con el artículo 102 de la Ley 30/92, de 26 de noviembre de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, a fin de declarar, previo informe favorable del Consejo de Estado, la nulidad de pleno derecho de la Orden de 19 de julio de 1982, por la que se mandó expedir Real Carta de Sucesión a favor de su fallecido padre, don José Fernando Gutiérrez de Calderón y Scapardini-Andréu en el título de Marqués de Mozobamba del Pozo.
Lo que pongo en su conocimiento para que de acuerdo con el artículo 79 de la citada Ley, pueda aducir alegaciones y aportar documentos u otros elementos de juicio.
Madrid, 17 de septiembre de 2010.
La Consejera Técnica, Ana María Iglesias Hernández.»
Lo que se hace saber a don Rafael Gutiérrez de Calderón Attard, ante la imposibilidad de notificarle en el domicilio por él indicado, de conformidad con el artículo 59.5 de la Ley 30/92, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, en su redacción dada por la Ley 4/1999, de 13 de enero.
Madrid, 30 de septiembre de 2010.- La Consejera Técnica, Ana María Iglesias Hernández.”
El marquesado de Mozobamba del Pozo fue otorgado el 4 de mayo de 1735 por el Rey Don Felipe V a Don Domingo López del Pozo, Regidor de la ciudad de Guamanga, en el Perú. En 1982 fue rehabilitado por Don José Fernando Gutiérrez de Calderón y Scapardini-Andreu, fallecido en Madrid el 21 de noviembre de 1993.
En este mismo caso se encuentran otros nueve títulos nobiliarios: el ducado de Baños con grandeza de España, los condados de Trivento y Avelino y la baronía de Calonge, los cuatro pertenecientes a Doña Pilar Paloma de Casanova y Barón, actual condesa de Cabra. En la misma situación está el marquesado de Vivanco, en la persona de Don José María Horrillo López del Rey; el marquesado de Villarica de Salcedo, cuya titular es Doña Amparo Urbina Arróspide; los marquesados de Guisa y Torregrosa, siendo sus titulares, respectivamente, Doña María Luisa de Entrambasaguas Fernández y su hija Doña Isabel Serrano de Entrambasaguas; y, por último, el condado de Villapineda, que recae en Doña Carmen Durán de Quiroga, ya fallecida.
La revisión de todos estos títulos se inició a instancia del Consejo de Estado, que emitió el 9 de febrero de 2006 un dictamen en el que insta al Ministerio de Justicia a la revisión de todos los títulos bajo sospecha y a que se proceda a “declarar la nulidad de pleno derecho” de las respectivas órdenes por las que se mandó expedir las Cartas de Sucesión.
Dr. D. Francisco M. de las Heras y Borrero, Presidente de la Diputación de ésta Casa Troncal
9 11, 2010

LA ORDEN DE SAN LÁZARO Y EL EJÉRCITO ESPAÑOL.

Por |2020-11-13T03:48:54+01:00martes, noviembre 9, 2010|

Por el Dr.D. José María de Montells y Galán, Heraldo Mayor de esta Casa Troncal.
Un amigo militar, recientemente condecorado con la Medalla de Honor del Gran Priorato, me dice que la Ministra de Defensa, la Excma. doña Carmen Chacón, no le ha autorizado llevarla sobre el uniforme. Evidentemente las actuales autoridades del Ministerio deben desconocer la estrecha vinculación de la Orden de San Lázaro de Jerusalén y el Ejército español, porque en caso contrario caerían en un flagrante caso de agravio comparativo, ya que es históricamente comprobable que la cruz verde lazarista ha estado presente sobre el glorioso uniforme de nuestros soldados hasta hoy mismo. Ocurre, por lo visto, que las insignias de la Orden están autorizadas plenamente, pero existe el criterio, muy discutible, de no reconocer las medallas al mérito que no tengan carácter oficial.
Por si acaso y para que conste, me permito recordar algunas verdades históricas:
Es sabido que la Orden Hospitalaria de San Lázaro adquiere su carácter de verdadera Orden Militar por virtud de la Constitución Cum a nobis otorgada por Alejandro IV el 11 de Abril de 1254, quien le da tal carácter y le cambia la regla de San Basilio, que hasta entonces seguía, por la regla de San Agustín.
Y es que, en teoría, para que exista una orden caballeresca es preciso un cuerpo, una sociedad con intereses e ideales comunes; un jefe o gran maestre; y que sus componentes obedezcan una regla o estatuto, que les obliga a todos. Los grados se confieren por ceremonias, en tiempos determinados y poseen un signo distintivo. La filosofía de estas órdenes monástico-guerreras, profundamente cristianas, tiene influjos islámicos, adquiridos por asimilación de la disciplina del ribat, el cenobio ascético-religioso musulmán donde se aprendía también a guerrear. La frontera entre los estados cruzados del Levante y el Califato fue siempre muy permeable a influencias mutuas. La caballería cristiana remeda el modo de actuar de la caballería ligera turcomana, armenia o fatimí, naciendo así la carga tornada, que permite tras reorganizar a los jinetes, volver a cargar sobre la retaguardia enemiga con óptimos resultados. Los caudillos utilizan, desde la aparición del estribo, la carga de caballería por su capacidad decisiva. Caballo, jinete y lanza se unen y actúan como un proyectil; el impacto de un grupo de caballeros, así armado, representa una ventaja militar de primer orden.
General Millán Astray.
Como decía Raimundo Lulio, corresponde al caballero ser amado por bueno, temido por fuerte, alabado por sus buenas obras y rogado por ser consejero de su señor. Yo mismo, en la nota a la edición de mi Diccionario de Ordenes de Caballería, decía:
De las órdenes de cruzada heredaría la caballería toda, un espíritu de honor y defensa de la fe, que tiene su origen en la fanática caballería chiita de los asesinos e impregna la literatura del Santo Grial a partir del siglo XII. Nace así un modelo humano, soberbio con los soberbios y humilde con los humildes que vive en un mundo en el que el idealismo lo llena todo.
En palabras de Raimundo Lulio, El Dios de la Gloria ha elegido caballeros que, por fuerza de las armas, venzan y se apoderen de los infieles que se afanan en destruir la Iglesia. Decía San Bernardo de Claraval, el predicador de la segunda cruzada, que los monjes guerreros adscritos a una orden militar, al practicar la obediencia, la castidad, la pobreza y el ejercicio de las armas, nada les falta de la perfección evangélica. Y añadía que esta lucha, combatir contra hombres de carne y hueso y contra las fuerzas espìrituales del mal, ser valiente con la espada y sobresalir en el combate con la tentación, es el verdadero servicio de Dios. …matando sirven a Cristo y muriendo Cristo se les entrega…. Y les describe:
Se tonsuran el cabello… jamás se lo rizan…. se bañan muy rara vez… van cubierto de polvo, negros por el sol que les abrasa bajo las mallas… se arman en su interior con la fe y al exterior con acero, sin dorado alguno; armados, no adornados, infunden miedo y no avaricia….. Y para terminar, apuntaba:
a la vez mansos como corderos y feroces como leones. Tanto que no se sabe cómo habría que llamarles si monjes o soldados. De esta raza serían los primitivos caballeros lazaristas, dispuestos a morir en la batalla, por sublimar el fin que el cruel destino de su dolencia, les deparaba irremediablemente.
General Rada.
Desde aquella, la Orden estaría firmemente vinculada al estamento militar. No hará falta recordar el período del Gran Maestrazgo de Aquiles Nerestang (1645-1673), cuando recuperando la tradición militar, el Gran Maestre intentó crear una flota perteneciente a la Orden, a la manera de la Orden de San Juan de Malta.
El ejemplo de la Milicia de San Juan había demostrado que era posible que una orden militar y hospitalaria preservase su independencia, asegurándose un papel de potencia naval. Pese a que San Lázaro dependía ahora del poder real, el Gran Maestre concibió un plan para convertir la Orden en una poderosa máquina de guerra, con patente de corso. Para ello, negoció la transferencia de las islas de Ré en el Atlántico y Porquerolles en el Mediterráneo, con el propósito de convertirlas en bases navales de la Orden. Pero la oposición de Mazarino truncó el proyecto. Sin amilanarse, Nerestang armó dos navíos por cuenta de la Orden: el San Lázaro, al mando de Groslieu y el Nuestra Señora del Monte Carmelo, que tenía a De la Riviere como capitán, que desde su base en Saint Malo intervinieron activamente en la guerra contra Inglaterra. Groslieu murió heroicamente en un combate naval contra tres fragatas inglesas, el 19 de septiembre de 1666. Al año siguiente, la escuadra de la Orden se duplicó y fue puesta bajo el mando de Cice, que también murió en combate. Estos hechos propiciaron que al sucesor de Cice, el caballero de Coudray, le fuese encomendado el mando de diez fragatas y la guardia de las costas bretonas. Tampoco se puede olvidar que en este período, el Gran Prior de Languedoc, Salas, acometió una iniciativa de cierta importancia para la Orden, ya que fundó una Academia en Montpellier, con las rentas de varias encomiendas, embrión de una verdadera Academia Militar de la Orden de San Lázaro, donde se enseñaba a los jóvenes aspirantes, equitación, esgrima, instrucción militar, matemáticas y geografía. Por si esto fuera poco, los decretos del 31 de Diciembre de 1778, reforzaron el carácter militar de la Religión ya que para ingresar, era necesario haber servido en el ejército o en la marina.
Pero siendo todo esto significativo, nada comparable a la íntima relación de la Orden con el Ejército español una vez finalizada la guerra civil. El ingreso del Generalísimo Franco, como Gran Cruz de Justicia con Collar, y los de los generales victoriosos, como el conde de Jordana, Gran Prior de España, el Capitán General don Camilo Alonso Vega, Ministro de la Gobernación, el Tte. General don Asensio Cabanillas, Ministro del Ejército, el General don Fernando Barrón Ortiz, el General don Juan Beigbéder Atienza, Ministro de Asuntos Exteriores, los Ttes. Generales don Francisco y don Alberto de Borbón y Castellví, el Capitán General don Fidel Dávila Arredondo, marqués de Dávila, el Tte. General don Rafael García Valiño, el Tte. General don Carlos Martínez Campos y Serrano, duque de la Torre, conde de Llovera y de San Antonio, grande de España, el Tte. General don Luis Orgaz y Yoldi, el Tte. General don José Monasterio Ituarte, el Tte. General don Miguel Ponte y Manso de Zúñiga, marqués de Bóveda de Limia, el Tte. General don Ricardo de Rada y Peral, el Capitán General don José Moscardó e Ituarte, conde del Alcázar de Toledo, el Almirante don Salvador Moreno y Fernández, marqués de Alborán, el Tte. General don Andrés Saliquet y Zumeta, marqués de Saliquet, el Tte. General don Joaquín Solchaga y Zabala, el Capitán General don José Enrique Varela Iglesias, marqués de Varela de San Fernando, el General Heli Rolando de Tella y Cantos entre otros (y por solo citar algunos), permitió al Hospital de San Lázaro, una posición privilegiada en nuestro país, para reorganizarse como Orden internacional en un mundo endurecido por la proximidad de la Guerra Mundial. Puede decirse entonces sin temor a faltar a la verdad, que la cruz verde lazarista se mantuvo en el pecho de una pléyade de héroes, como en los tiempos de las Cruzadas.
Uno de los lazaristas que contribuyó grandemente a este asentamiento de la Religión en nuestra Patria, fue el general Millán Astray. Destaco a este último, porque el fundador del Tercio, pese a esa leyenda negra que le presenta como un histrión jactancioso, fue muy poco dado a las vanidades mundanas y salvo San Lázaro, se abstuvo de entrar en otras corporaciones nobiliarias que le hubieran abierto sus puertas de par en par, dada su condición de hidalgo notorio.
Pocos saben el entusiasmo que despertó en el sempiterno coronel de la Legión el conocimiento de la historia lazarista. Quien se aproxime ahora a la figura de Millán Astray, deberá acudir desprovisto de los prejuicios contemporáneos que le han encasillado en un estereotipo muy alejado de la verdad histórica. El Tercio de Extranjeros había sido creado por una Real Orden de 4 de Septiembre de 1920, siguiendo la genial intuición de su Fundador, que había estudiado con sagaz espíritu crítico la historia de la Legión francesa. En la imaginación de Millán Astray se concibió la idea de crear un cuerpo de vanguardia a base de recluta extranjera, a imitación de los ejércitos liberal y carlista y de los lansquenetes de los tercios de Carlos V.
Lo cierto es que Millán encontraría en Franco un colaborador excepcional, pues si bien el Fundador aportaría al Tercio la mística y la poesía, el nervio y la personalidad; Franco le daría el rigor y la técnica, la eficacia combativa, en suma. Por obra y gracia de Millán Astray, desde el perdulario marsellés al cubano indolente, desde el príncipe ruso al fugado asesino, todos encontrarían en la Legión, la familia añorada y la hermandad que proporciona la sangre derramada. Escribí recientemente de Millán Astray (1): Siempre impecablemente vestido, era frecuente verle pasear con canotier y bastón, el monóculo ahumado que disimulaba el tiro en el ojo y el guante de manopla sabiamente arrugado en la bocamanga de su único brazo. La capa adquiría en él, aires de otros tiempos. También el Tercio en su peculiar uniformidad se vio influido por su fuerte personalidad, pues fue el propio Millán Astray quien redactase los primeros reglamentos siguiendo los dictados de un dandismo sublimado al paroxismo de lo místico
Para un admirador del bushido, el Hospital y la Milicia de los pobres leprosos fue todo un descubrimiento tardío. Un condottiero de otra época como él, forzosamente se tenía que sentir atraído por la mística de una religión que había combatido en Tierra Santa hasta la extenuación. Para un legionario, los monjes-guerreros de la cruz verde de las Cruzadas eran un antecedente a tener en cuenta. Al enemigo, siempre le ha entendido: Los moros son los mejores soldados del mundo; bravos, leales, sufridos, arrogantes, afectuosos, y de alma infantil. Pero feroces y crueles en la pelea. (…) Al entrar en batalla, cantan su himno de guerra como reto al enemigo, a lo que éste contesta de igual forma. El acto tiene una belleza y una emoción intensas. Es el saludo con las espadas de los duelistas.
Millán Astray conoce la carta del jefe de la cábila de Beni-Urriaguel –sí, la misma de Ab-del-Krim– al general Franco el 21 de Julio de 1936 “…al glorioso héroe, tan afortunado de mano, alma y corazón: el General Franco… deseamos ayudar a tu Ejército con nuestras haciendas para conseguir que España vuelva a ser lo que era… nuestros hombres, que irán contigo, no han de dejar a vuestros opresores un solo lugar de España donde refugiarse… con el imperio de Dios a nuestro lado extirparemos el mal de esa tiranía… no regresaremos de España hasta que los mayores y los menores gocen de vuestra paz… ya veréis como a nuestros heroicos hombres no les importa la muerte…”.
La lucha de los cruzados lazaristas fue en el pasado la misma que la de sus legionarios, concluye para sí.
Millán Astray se había encontrado con el Duque de Sevilla, a la sazón Gran Maestre, en una recepción en palacio, probablemente el mismo año de la fundación del Tercio de Extranjeros en 1920, donde fueron poco menos que apadrinados por el propio Alfonso XIII y pese a no coincidir en ningún destino militar, siempre conservaron una afectuosa relación de camaradas y amigos.
D.Francisco de Paula de Borbón y Escasany, Duque de Sevilla y Grande de España, Gran Maestre Emérito de la Orden de San Lázaro.
Don Francisco de Borbón y de la Torre le tenía gran aprecio, conociendo como conocía, su devoción entusiasta por el Rey y la monarquía, los terribles dolores de sus heridas y su acendrada sencillez. Respecto de sus graves lesiones de guerra, él mismo lo ha relatado con su escueta prosa, una bala me atraviesa las sienes, entrándome por el ojo derecho y saliéndome por el oído izquierdo. Vuelvo a la Legión ya manco y tuerto. Iba a las operaciones, me subían a caballo y me bajaban en brazos para sentarme en una silla. Era para mí un tormento.
Antes que la nobleza de sangre, para Millán Astray cuenta la nobleza del espíritu. Educado entre patibularios y asesinos, ya que su padre era director de prisiones, los delincuentes de toda condición contribuyeron a formar su carácter y su amor por los humildes. Su adjetivación de los gitanos nos lo confirma: Otro día hablaré de los gitanos caballeros legionarios. Será un canto a la fidelidad, la lealtad y la bravura.
El Hospital de los pobres leprosos ha vencido todas las adversidades porque se ha hecho a sí mismo en el dolor y en la lucha. Una caballería heroica que recogía los despojos humanos de la lepra, aquellos hermanos que no servían en las otras órdenes de caballeros sanos, para redimirlos en el combate contra el sarraceno. Millán Astray confirma cercanas similitudes entre la milicia lazarista y la moderna Legión. La heroicidad y el coraje que los Gobiernos no premian, los premiará la Orden de San Lázaro y así, pide de favor al Gran Maestre que ingresen en la clase de mérito o de gracia, algunos oficiales y suboficiales del Tercio que han sido tratados con ramplona cicatería, con la misma mezquindad oficial que le negó a él, la Laureada de San Fernando.
La cruz verde de ocho puntas será su Laureada. Para un hombre cuyos valores supremos eran el Honor, el Valor y la Cortesía, la Orden apareció en su vida como la materialización de sus ideales. Para un militar, tan celoso de sus condecoraciones ganadas en combate, la cruz verde de ocho puntas constituyó un símbolo de unión con un pasado glorioso del que sentía continuador y en cierto modo, partícipe. Del aluvión de ingresos de la inmediata posguerra, ninguno tan militante como el del héroe mutilado. Los ataques a la orden de 1950, no hicieron mella en su ánimo, pues conservó intacta la devoción por la cruz de sinople (bordada en su uniforme de gala de Jefe del Cuerpo de Mutilados, según el testimonio de su hija Peregrina) hasta su muerte acaecida en Madrid, en 1954.
Desde aquella, ha sido constante el ingreso de militares españoles en la Milicia lazarista, desde los oficiales de la heroica División Azul, pasando por el Tte, General don Manuel Díez Alegría y Gutiérrez, embajador de España, hasta el general don Juan José Hernández Rovira, alevosamente asesinado en 1994 por el terrorismo etarra en Madrid, al alba, cuando salía de su casa para dirigirse al acuartelamiento de la Acorazada en el Pardo. Tuve la inmensa suerte de conocer muy bien al general Rovira, un hombre extraordinario, de firmes convicciones patrióticas y religiosas, muy cuidadoso en el atuendo y un entusiasta de la Cruz Verde hasta el extremo de lucirla sobre el uniforme de faena.
No estoy escribiendo sin conocimiento de causa. A Rovira, me lo presentó hace muchos años, el coronel Rodríguez Augustin (ilustre lazarista, Presidente de la Secretaría de Cámara y Gobierno del duque de Sevilla, modelo de caballeros) y estoy por asegurar que fuimos amigos desde el primer momento.
No recuerdo ahora por qué motivo, quizá por su ascenso a General de Brigada nos invitó a comer, a Rodríguez Augustin, al Comandante Pérez de Sevilla y a mí mismo, en el Estado Mayor de la Brunete y nos recibió con la cruz verde sobre su uniforme de cuartel. Pocas veces le vi con el de diario, pero siempre que lo hice, llevaba la cruz de ocho puntas verde cosida sobre el bolsillo izquierdo de la guerrera caqui. En lo peor de la actividad terrorista, tenía a gala lucir el uniforme. Murió con la guerrera puesta y estoy por asegurar que con la cruz lazarista próxima al corazón.
Con todos estos antecedentes, me resultaba muy extraño que Defensa negase conscientemente el permiso de lucir sobre el uniforme una insignia de la Orden, pero a lo que parece, según me cuentan ahora, la negativa solo se circunscribe a las condecoraciones otorgadas al mérito. Loado sea Dios.
(1) Teoría del dandismo. Cuadernos de Ayala, nº 37
8 11, 2010

EL MÉDICO DE CARLOS V.

Por |2020-11-13T03:48:54+01:00lunes, noviembre 8, 2010|

Don Francisco de Almazán vio concretadas sus máximas ambiciones – a que podía aspirar un discípulo de Esculapio – cuando recibió de la Real Corte aquel pomposo nombramiento de «Médico de la Cesárea Majestad del Señor Emperador Don Carlos V».
Tan honrosa distinción también significó para Almazán la tremenda responsabilidad de velar por la augusta salud del monarca más poderoso de la tierra en el siglo XVI.
Así fue como la competencia de aquel galeno, o la fortaleza física – propia de los Habsburgo –, hicieron posible que Carlos V gozara de buena salud durante su existencia, terminando sus días recluido en el monasterio de Yuste, más preocupado por salvar su alma que por aliviarse de tan noble como incurable gota que finalmente superó con la muerte.
Por su parte, el doctor Francisco de Almazán y su esposa Ana Pérez – como buenos mortales – también hicieron abandono de este mundo, no sin antes procrear ilustre descendencia, de la que carecíamos de mayores noticias, hasta que el azar puso en nuestras manos un documento esclarecedor20.



El Emperador Carlos I de España y V de Alemania.
– Carlos de Gante –
Un 23 de agosto del año 1571, don Diego de Henao, escribano de la villa de Madrid, hacía correr la pluma sobre el infolio notarial para registrar las disposiciones testamentarias que le dictaba «doña María de Almazán, hija lexítima que soy del doctor Francisco de Almazán, médico de su magestad y doña Ana Pérez mis señores padre y madre, ya difuntos», quien, como era de rigor, primeramente encomendó «su ánima a Dios nuestro Señor Jesuxpto
[…] para que por los méritos de su Sagrada Pasión la quiera librar de las penas del Ynfierno…» Luego se ocupó del destino terrenal de sus despojos, disponiendo que, «quando la boluntad de Dios […] fuere serbido de llevarme desta vida, mi cuerpo sea metido en una caxa de madera» y enterrada «en la Yglesia del Señor San Xines […] en la sepultura de mis padres».
Encomendada su alma y previsto el destino de su cuerpo, doña María de Almazán, ordenó el reparto de sus bienes, registrándolo el notario con farragoso estilo y complicada grafía procesal, de cuya trabajosa lectura surgen algunos datos reveladores, como cuando manda que «se de al señor licenciado Diego de Almazán, médico de Su Magestad, mi hermano, seis mil maravedis de juro que yo tengo en su compañía en las alcabalas de la villa de Alcalá de Henares».
De tal manera, nos enteramos que don Francisco de Almazán tuvo un hijo, que no solo heredó su vocación profesional, sino que también la ejerció en la Real Corte, para que otro Almazán continuara velando por la salud cortesana.
El documento también nos revela la buena posición económica de la otorgante, así como las rentas obtenidas en las alcabalas de Alcalá de Henares.
Armas del César Carlos.
Respecto al Dr. Diego de Almazán, sabemos que había contraído sagradas nupcias con la linajuda Catalina de Salmeron y de la Cerda, de quienes descienden cuatro retoños: Jerónimo de Almazán y Salmeron, religioso jesuita igual que su otro hermano Juan Lucas de Almazán y Salmeron; Fray Diego de la Paz de Almazán y Salmeron y Antonia de Almazán y Salmeron, lo que nos evidencia que los nietos de Francisco de Almazán no heredaron aquella vocación por curar las enfermedades del cuerpo y prefirieron dedicarse a salvar las almas.
María de Almazán también incluyó en el reparto de sus bienes al «señor licenciado Francisco Pérez de Almazán, mi hermano» quien, por lo que advertimos, es el único de los hijos de Francisco de Almazán y Ana Pérez que antepuso el apellido materno.
Por último, la otorgante quiso beneficiar con cincuenta reales a cada una de sus parientas muy cercanas, Catalina de Almazán, Isabel de Almazán y Ana de Almazán, todas monjas profesas, la primera en el Monasterio de Santa Clara, de Cuenca de Campos «porque tengan cargo de Rogar a nuestro Señor por mi ánima…»
Pero María de Almazán tuvo – al menos – otro hermano que ignoramos por qué secretos motivos no lo incluyó en su testamento.
No obstante, su prestigio trascendió de manera tal que su actuación ha quedado registrada en distintos repositorios y obras que hablan de los ilustres personajes del pasado.
Esto nos lo revela aquella magnífica obra de José Alvarez de Baena, titulada «Hijos de Madrid, Ilustres en Santidad, Dignidades, Armas, Ciencias y Artes», cuando lo menciona a: «Agustín de Almazán, natural de esta Corte, fue hijo del Dr. Almazán, Médico de la Cesarea Majestad del Señor Emperador Don Carlos V, persona muy docta en todo género de letras humanas, e inteligente en las lenguas Latinas y Griega. Traduxo del Latín el Momo de León Baptista Alberto [Alberti] en cuatro libros, repartidos en capítulos para mayor claridad; imprimiose esta obra en Alcalá, año 1538, en folio, letra de tortis, y después en Madrid en 1598, en octava con este título: «Momo, La Moral y Graciosa Historia del Momo»21.
Años más tarde su nombre fue incorporado al Catálogo de Autoridades de la Real Academia de la Lengua, que lo consagra como uno de los escritores notables del siglo XVI.
De esta manera – contando con muy escasos testimonios – hemos podido rescatar del olvido a este gajo del frondoso árbol de los Almazán florecido en Madrid, para dejar testimonio de sus abnegadas vidas dedicadas al bien de sus semejantes aquí en la tierra, o la mayor gloria de Dios allá en los cielos.
 D. Bernardo Lozier Almazán, Presidente de Relaciones Internacionales del Capítulo de la República Argentina de esta Casa Troncal.
Nota:
20) Archivo General de Simancas.- Secc. Contaduría de Mercedes. Testamento de María Almazán. Leg. 93, 15 folios. Escribano Diego de Henao.
21) Alvarez Baena, José A.- Hijos de Madrid, Ilustres en Santidad, Dignidades, Armas, Ciencias y Artes. Tomo I, p. 2. Madrid, 1789.
7 11, 2010

LA CASA REAL DE KUPANG: Fueron y aún son Reyes.

Por |2020-11-13T03:48:55+01:00domingo, noviembre 7, 2010|

El Canciller de la Casa Troncal en Nueva Zelanda e Islas del Pacífico, el Honorable Señor Don Anthony Raman, nos envía esta interesante crónica sobre la reunión de Casas Reales de Indonesia, celebrada en Kupang, a finales del pasado mes de julio 2010, en el Palacio del Rey Nisnoni, Don Leopold Nicolaas Nisnoni, Raja de Kupang, en la que participaron un gran número de Rajas, y en la que se trataron importantes temas culturales.
Armas del H.Sr.D. Anthony Raman.
La reunión, presidida por el Raja de Kupang, fue abierta por el Vice Gobernador del estado indonesio de East Nusa Tenggara, Su Excelencia Eshton Leyloh Foenay, él mismo titular del trono del Reino de Helong, uno de los reinos de Kupang, que acudió vestido con la vestimenta tradicional.
La ceremonia, solemne, estuvo acompañada de danzas y músicas regionales, usando los asistentes los vestidos propios de su condición nobiliaria.
El Raja de Kupang, al igual que muchos otros, es reconocido formalmente por el gobierno de Indonesia, quien les otorga un importante rol en temas culturales y tradicionales.
Don Leopold Nicolaas Nisnoni, muy respetado y querido por todos, es uno de los pocos reyes cristianos de Indonesia, se mantiene al margen de la política y trabaja en pro del desarrollo cultural de su país.
A continuación, pueden leer el texto original gentilmente remitido por el Caballero Anthony Raman.
ONCE THEY WERE KINGS AND STILL KINGS
Antara News, the national news agency of Indonesia, reported the recent historic meeting of the various Rajas of Timor in the Nusa Tenggara Timor Province including West Timor held towards the end of July.
The news article headlined and prominently stated that the meeting that the Rajas assembled at the Sonaf (Palace) of the King Nisnoni in Kupang, who is HRH Don Leopold Nicolaas Nisnoni, The Raja of Kupang.
The meeting was opened by the current Vice Governor of East Nusa Tenggara (NTT), H.E Eshton Leyloh Foenay who is also the heir to the throne of the Kingdom of Helong, which is one of the Kingdoms within Kupang. He stressed when opening the meeting that the kings must be closer to the people and be a role model for them, as without the people, there would be no king. The Vice Governor came in royal cloths and regalia befitting his status as the heir to the throne of the Kingdom of Helong.
The Vice Governor, Rajas, Fettors and some Temukungs within Timor (equivalent to Lords or territorial heads who manage certain villages, smaller villages and neighbourhoods traditionally for the Raja and representative of the Raja in their areas of responsibility ) were welcomed upon their arrival by the heir to the throne of the Kingdom of Kupang, Don Leopold Nicolaas Nisnoni. Their welcome was accompanied by regional dances, royal regalia and nobility clothing with music from the beating of gongs (traditional Indonesian musical instrument).
The grandfather Raja Don Nicolaas Nisnoni of the current Raja of Kupang and his father who was the then Crown Prince Alfonsus Nisnoni. Standing behind them are the Fettors or Vice Kings of the Kupang Kingdom.

The title for this picture please put as ‘The grandfather Raja Don Nicolaas Nisnoni of the current Raja of Kupang and his father who was the then Crown Prince Alfonsus Nisnoni. Standing behind them are the Fettors or Vice Kings of the Kupang Kingdom)
The Rajas (Kings) sat on special chairs that had been prepared in prominent location while in front of them dozens of Temukungs sat cross legged on special mats on the ground with their own traditional clothes.
The atmosphere was ceremonial and certainly royal and brought back memories and images of the time prior to the 1960s and hundreds of years before that when the ancestors of these Rajas headed their own governments and ruled their own kingdoms.
Don Leopold Nicolaas Nisnoni, The Raja of Kupang.

The title for this picture please put as ‘Don Leopold Nicolaas Nisnoni, The Raja of Kupang’
The Raja of Kupang and the Royal Dynasty of Kupang as one of the certain formerly ruling royal dynasties is recognised on a cultural and traditional basis. The Raja is a traditional leader of his people and the custodian/beholder of their customs and culture. Don Leopold Nisnoni is one of the few Christian Kings in Indonesia who is well regarded by the various other royal dynasties. Don Leopold maintains good relations with the various Rajas and Sultans in Indonesia including the larger former sultanates throughout Indonesia.
Don Leopold takes active part in various royal meetings and gatherings of the various royal dynasties in Indonesia and his views are taken seriously by the other dynasties.
There exist much historical records in the west of the ancestors and lineage Don Leopold and his current position as head of the Royal House of Kupang and successor to the former empire of Sonbai. Even at the present moment, much historical research are being done by certain European professors on the Timor Kings with Don Leopold taking a prominent and guiding role for these researchers.
Even though, Don Leopold, The Raja of Kupang is not involved in politics but he is well regarded and accepted as a cultural and traditional leader who is well loved by all. The Raja’s focus is for the development of cultural and traditional values while working towards friendship and peace amongst all and with all.
6 11, 2010

LA LEYENDA DE LAS TRES MANZANAS.

Por |2020-11-13T03:48:55+01:00sábado, noviembre 6, 2010|

Por Bernardo Lozier Almazán, Presidente de Relaciones Internacionales del Capítulo de la República Argentina de esta Casa Troncal.
Cuenta la historia y la leyenda que por aquellos remotos tiempos de la Reconquista – siglo X – cuando los ríos Duero o Arlanza eran ocasionales fronteras de moros o cristianos, sus márgenes fueron escenario de cruentas lides y gestas heroicas en las que la victoria tan pronto favorecía a la Cruz como a la Media Luna que – a la sazón – tenían por defensores a aquellos dos casi legendarios adalides, el gran caudillo castellano Fernán González y el infatigable defensor del Islam, Ibn Abi Amiri, recordado como Almanzor, que en buen romance quiere decir «el victorioso de Alá».
Por aquella época, el conde Fernán González debió presentar batalla al tan temido Almanzor para arrebatarle las tierras comarcanas que ocupaba sobre el Arlanza. El castellano contaba con aguerrida y bien armada caballería a la que se le había sumado las mesnadas traídas por el poderoso ricohombre don Lope Díaz de Haro al que – veremos por que razón – dieronle el enigmático mote de «rico de manzanas y pobre de pan».1
Fernán González
Como era de rigor, poco antes de que ambos ejércitos se enfrentaran con la fiereza que les infundían sus respectivos fanatismos, los cristianos debieron pronunciar aquella primitiva oración con la que impetraban la victoria: «Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, verdadero hombre, mira propicio a nuestro señor, tu siervo, y a tus ejércitos y acompáñales con tu fortaleza. Haz que por la virtud de tu nombre y de la invicta Cruz, la gente de los moros, que siempre y por todas partes te persigue, sea poderosamente vencida y conceda que, oprimida la fiereza de los bárbaros, con honor y alegría los nuestros vuelvan a nosotros…»2
Poco después aquellos castellanos, como asistidos desde lo Alto por el Arcángel Miguel, enristraron sus lanzas y picando espuelas se lanzaron sobre el enemigo, lidiando con tal bravura que lograron diezmar a las hordas del bravo Almanzor que debió abandonar el campo de batalla, dejándolo sembrado de moros sin vida, caballos sin jinetes, enseñas con la Media Luna, alfanjes, gumías y cimitarras teñidas de sangre, un rico botín y numerosos rehenes.
Así, palmo a palmo, se fueron ganando aquellas tierras para Castilla, que trocaron de mano repetidas veces tras el fragor de incontables y despiadadas batallas, en las que tanto las algarbas musulmanas enviaban a la Córdoba califal las cabezas de los vencidos, como la caballería cristiana volvía victoriosa arreando cautivos y cargando cuantiosos trofeos.
Tiempo después, luego de tan afortunado suceso, Lope Díaz de Haro, el «rico de manzanas y pobre de pan», pudo regresar al solar de sus ancestros y relatar las proezas vividas en aquellas tierras castellanas, que algún providencial pendolista de su tiempo tuvo a bien registrar para salvarlas del olvido.
Aquellos antiquísimos cronicones nos refieren que el conde Fernán González y quienes lo sucedieron continuaron lidiando contra el Islam ensanchando las tierras de Castilla en las que fue germinando el ser hispánico que se forjó al calor de la lucha que, con algunas interrupciones, se prolongó durante casi ocho siglos desde que don Pelayo la iniciara con la célebre victoria de Covadonga en el 718.
Siguió dando vueltas la inexorable rueda del tiempo, hasta que el año 1098 registró su paso por este mundo, cuando ya eran otros los continuadores de la epopeya hispánica, aunque muchos de ellos continuaban unidos con sus predecesores por los lazos de la sangre.
Ahora era Alfonso VI, el «imperatur totius Hispaniae», quien conducía las lanzas castellanas en su incontenible avance sobre el rosario de plazas fuertes que los moros contaban a lo largo del río Duero; por tal motivo el destino hizo que se encontrara -a la vuelta de un recodo de su cauce- ente las gallardas murallas de una ciudadela enclavada sobre la elevación natural que dominaba su entorno, reconocida con el sugestivo nombre de «Almazan», que en el idioma del Islam significa «lugar fortificado».3
La compañía de avanzada, que realizó un primer acercamiento para observar sus recios muros almenados y medir las posibilidades de un asalto, regresó con la convicción de que la empresa no dejaría de ser un hueso duro de roer.
No obstante, aquella desafiante atalaya no logró arredrar la voluntad de Alfonso VI – no en balde llamado «el Bravo» – quien, antes de presentar batalla, dispuso ponerle sitio para menguar la resistencia de sus ocupantes que confiaban en la reciedumbre de su fortificación.
Mientras tanto, el Monarca dispuso que se alzaran tiendas para acampar junto al río, aprovechando la larga vigilia que imponía el asedio, para ordenar los aprestos necesarios y pasar revista a sus huestes, integradas en su mayoría por castellanos y leoneses, entre los que se encontraba un hidalgo conocido por Lope Díaz, probable descendiente de aquel otro recordado con el mote de «rico de manzanas y pobre de pan».
Los moros, venían soportando sesenta días de implacable asedio. cuando los primeros rayos de sol de aquel amanecer iluminaron los altos muros de Almazán donde campeaba la bandera de la Media Luna. De pronto rompió el silencio una voz de mando, seguida por el lúgubre sonido de los cuernos y el sonar de los tambores que estremecieron la tierra, incitando a la acción para que las huestes cristianas se lanzaran al asalto con asoladora violencia, atronando el espacio con sus gritos: ¡ Ayúdanos María Madre de Dios! ¡Ayúdanos Arcángel Miguel! ¡Guerra a Mahoma! ¡Guerra al Infiel!
El enemigo apostado en lo alto de los muros ululaba estruendosamente sus alaridos guerreros, disparando sus saetas sobre quienes venían a arrebatarles aquel bastión de Alá. Algunos castellanos arriesgaban sus vidas superando la escarpa para escalar la muralla quedando sepultados bajo la pedrería arrojada desde lo alto, en retaguardia las máquinas catapultaban por sobre el muro sus proyectiles de piedra y brea encendida haciendo estragos en la ciudadela morisca.
Los arietes comenzaron su tarea golpeando con furia sobre el recio portal de madera haciéndolo trepidar a cada arremetida, hasta que al fin fue derribado dando paso a la caballería conducida por el intrépido Lope Díaz de Haro que, lanza en ristre, invadió la ciudadela con ímpetu arrollador sembrando el pánico en la morería que aún se resistía con heroica desesperación.
Rendida la plaza, Alfonso, el Bravo, hizo arriar la bandera de la Media Luna para que ondeara su pendón en la torre de homenaje, sumando otro pueblo al reino de Castilla y una página más de su historia escrita con sangre de moros.
La Cruzada Hispánica debía seguir arrebatando al Islam las tierras aún irredentas, por cuya razón el Rey castellano, antes de partir, le dejó encomendado a su leal vasallo Lope Díaz de Haro la honrosa misión de reconstruir, repoblar y defender la fortificada villa de Almazán.
Las crónicas que han llegado hasta nuestros días superando tantos siglos de incuria, nos refieren que Lope Díaz fundó en aquel lugar su nueva casa solar, agregando el nombre de Almazán a su apellido, cuyo linaje, a partir de entonces, ostenta un escudo que lleva pintadas «en campo de gules, tres manzanas de oro»4 en atávica alusión al legendario mote de su presunto antepasado «rico de manzanas y pobre de pan», como insinuándonos una misteriosa clave para desentrañar su intrínseco significado.
Recurriendo a las arcaicas acepciones que la lengua hispánica5 asignaba a los términos vernáculos encontramos el vocablo «pan» con que se denominaba al grano de trigo, como que a los suelos aptos para su laboreo se los llama «tierras de pan llevar», lo que nos induce a pensar que aquellas que poseía el casi legendario Díaz de Haro habían sido poco propicias para la producción de esta gramínea, o al decir arcaico «pobres de pan», por el contrario debieron ser aptas para el cultivo de las pomáceas, en consecuencia «ricas de manzanas».
Sabemos que los manzanares – muy apreciados en España – se difundieron desde la más remota antigüedad preferentemente en terrenos de subsuelo calizo como los que abundan dentro de los confines de Vizcaya, a la sazón Señorío de los Díaz de Haro.
Consecuentemente, creemos tener descifrado el enigmático apodo que distinguiera originalmente al recordado Lope Díaz de Haro, y por ende haber penetrado en la hermética significación heráldica que simbolizan las tres manzanas que llevan las armas pertenecientes a don Lope Díaz de Almazán, que se perpetúan en algunos linajes de su apellido solariego.
Así fue como algunas centurias después las crónicas registran la presencia de un personaje llamado Lope de Almazán que, en el 1335, sirvió como Guardamayor al Rey Alfonso, el onceno, en la guerra de Navarra y que, en reconocimiento a su destacada actuación, obtuvo la dignidad de Ricohombre de Castilla y León y fue armado Caballero de la Banda por el mismo Monarca6. Algunos autores antiguos, tales como Pedro Lezcano7 y Juan de Mendoza, Rey de Armas del Rey Felipe IV8, sostienen que el apellido original de este caballero era Lope Díaz de Almazán, legándonos un interrogante genealógico respecto al parentesco agnaticio que pudiera vincularlo con el ya recordado homónimo morador de este mundo en el pretérito siglo XI.
Haciendo otro avance en el tiempo llegamos al siglo XVI, época en que nuevamente aflora la existencia de otro ilustre descendiente del linaje de Almazán, si estimamos la prueba armera como testimonio de vinculación genealógica.
Aquel personaje fue don Miguel Pérez de Almazán, caballero del hábito de Santiago9 y Comendador de la misma Orden en Valdericote y Beas10 quien, el 31 de mayo de 1502, fue nombrado Secretario y Válido del Rey Católico Fernando V11, en cuyo desempeño alcanzó gran notoriedad por la gran influencia que ejerció en el manejo del Estado y como su íntimo confidente12. El 10 de julio de 1507 le había comprado a don Juan de Foix II el Señorío de la villa de Maella, del reino de Aragón (actualmente Zaragoza), en cuyo anejo se encontraba el monasterio de Santa Susana, lugar que comenzó a denominarse Villanueva de Almazán. Fue en Maella donde Miguel Pérez de Almazán mandó construir un castillo palacio en lo más alto de una loma que domina el curso del río Matarraña, de cuyo testimonio solo perdura una impresionante mole de piedra en estado ruinoso. En su interior todavía se puede apreciar un espacioso patio de armas, torre de homenaje y una artística portada en la que milagrosamente aún campea la piedra armera que ostenta las tres manzanas, propias de los Almazán. El mismo año de su óbito, había testado en Madrid. en 5 de abril de 1514, disponiendo que sus restos descansaran en el interior del antiguo claustro románico de Nuestra Señora del Pilar, de Zaragoza, bajo lujosa sepultura, obra del famoso escultor aragonés Forment13, en el que se destaca un «busto esculpido en fino alabastro, ostentando sobre su pecho la Cruz de Santiago y ornando las paredes aparecen los escudos de armas del rey Católico y de la familia Almazán, que lleva tres manzanas de oro en campo de gules»14.

« Cuando no todo lo que reluce es oro »
Aquel recordado Miguel Pérez de Almazán había realizado capitulaciones matrimoniales en Segovia, el 8 de octubre de 1505, para contraer sagradas nupcias con la linajuda dama doña Gracia de Albión y Coscón15, quienes procrearon a Juan Pérez de Almazán, continuador de su linaje como Señor de Maella y Villanueva de Almazán, quien vistió el hábito de la Orden de Santiago y que, por su condición, ejerció la diputación por la Clase de Nobles en 1579.
Mediante su matrimonio celebrado el 29 de noviembre de 1529 ligó su casa con la de los Condes de Aranda, en la persona de Catalina de Urrea, de cuya unión conyugal desciende otro Juan Pérez de Almazán, heredero en 1582 de los Señoríos de Maella, Villanueva de Almazán y Borjas Blancas, patrimonio que compartió con su encumbrada esposa doña Catalina Fernández de Heredia.
Castillo de Maella.
Retoño de aquel matrimonio fue Ana Catalina de Almazán y Fernández Heredia, Señora de Maella y lugares anejos, cuyo esposo fue el I marqués de Torres de Aragón y barón de Clamosa, don Martín Abarca de Bolea, caballero del hábito santiaguista.
De ellos desciende don Luis Fernando José Antonio Abarca de Bolea y Almazán16, II marqués de las Torres de Aragón, conde de las Almunias, casado con doña Catalina Bárbara de Ornes.
Su hijo, don Bernardo Abarca de Bolea, el III marqués de las Torres, fue creado en 1698 I duque de Almazán17, título cuya denominación perpetuará la memoria del – casi legendario – origen del linaje, recordando la sucesión de personajes tan ilustres que, con la savia de sus glorias, nutrieron el secular árbol troncal. Con Francisca Catalina Bermúdez de Castro y Moncayo, su esposa, habitó la casa-palacio de la Villa de Maella durante larga permanencia.
Hijo de los anteriores fue el II duque de Almazán, Buenaventura Abarca de Bolea y Bermúdez de Castro, coronel del Regimiento Inmemorial de Castilla, quien en 1715 se unió en matrimonio con María Josefa Pons de Mendoza y de Bournonville Eril, adornada con los relucientes títulos de III marquesa de Rupit, vizcondesa de Joch, baronesa de Orcau, Jorba y Rabovillier.
No obstante aquellos resplandores nobiliarios, algunas trapisondas cometidas por el duque de Almazán nos recuerdan aquello de que «no todo lo que reluce es oro», como veremos seguidamente.
Resulta que por aquel año de 1740, no sabemos por que desatinos económicos, nuestro duque había contraído abultadas deudas que superaron su capacidad financiera, razón por la que sus acreedores le incoaron una demanda para trabar el embargo de sus bienes18.
Así fue como, nada menos que el encopetado escribano de Su Majestad Felipe V, don Manuel Segundo de Otero, se hizo presente en lo de Almazán para ejecutar el bochornoso embargo.
Recibido el ilustre notario en el lujoso y blasonado palacio, le impuso al duque los motivos de su triste misión, obteniendo por inesperada respuesta una soberana paliza, propinada con la entusiasta colaboración de tres de sus fieles criados, en la que no menguaron «los palos y golpes», dados con tal fervor, que dejaron al pobre escribano de Su Graciosa Majestad en estado calamitoso.
Aquella bravuconada de Almazán – como era previsto suponer – no obtuvo el efecto pretendido ya que, por el contrario, le acarreó mayores desvelos. La justicia nuevamente hizo sonar la aldaba del solariego portalón – esta vez – para notificar a nuestro iracundo personaje que también estaba procesado por «desacato y resistencia a la autoridad».
Las desventuras de don Buenaventura le aconsejaron emplear el ingenio – en lugar de la fuerza – para superar tamaño desaguisado, razón por la cual recurrió a su condición de Coronel, alegando ante el Consejo de Su Majestad el derecho de ser juzgado por el Tribunal Militar.
Semejante embrollo, luego de mucho pleitear, tuvo para Almazán el final de los buenos cuentos, ya que su causa fue trasladada al fuero militar, obteniendo una benigna sentencia – al menos para él – consistente en un «arresto domiciliario» ¡Custodiado por los soldados del Rey!, en cambio sus tres fieles criados, intervinientes en la violenta gresca, pagaron su osadía en oscuros calabozos. Lo que, una vez más, nos prueba que los privilegios – aunque siempre cuestionados – fueron y serán cosa de todos los tiempos.
Como conclusión, admitamos que nuestro desarreglado II duque de Almazán hizo que las tres manzanas de su blasón menguaran el brillo de su aureo metal19.
De esta manera, la historia y la leyenda – en sorprendente simbiosis – ha permitido rescatar de entre la densa bruma del pasado la memoria de tan remotas hazañas llevadas a cabo desde los albores de la hispanidad. La heráldica – por su parte – supo guardar durante siglos el arcano significado de las legendarias «tres manzanas de oro» las que, sobre el gules, han lucido en el escudo de sus armas los distintos protagonistas de esta sucesión de episodios enlazando heráldicamente sus secretos vínculos genealógicos.
1) Vilar y Pascual, Luis.- Diccionario Histórico, Genealógico y Heráldico de las familias Ilustres de la Monarquía Española. Madrid, 1862, Tomo VI, p.273.
Cfr. Salazar y Castro, Luis.- La Casa de Haro.
2) Cruz, Valentín de la.- Fernán González, su pueblo y su vida.Academia Burguense de Historia y Bellas Artes, 1972.
3) Palacios, Asin.- Contribución a la toponimia árabe en España.
4) Lezcano, Pedro.- Historia genealógica de las familias y hechos de armas de los que concurrieron a la conquista de Andalucía. Manuscrito s.XVII, fol. 229. Arch. Hist. Nacion.de Madrid. Cfr. Argote de Molina, Gonzalo.- Nobleza de Andalucía, tomos I-II.
5) Diccionario Enciclopédico Hispano Americano, tomo XIII.
6) García Carraffa, A. y A.- Enciclopedia Heráldica y Genealógica, tomo A, p. 209.
7) Lezcano, Pedro.- Op. cit.
8) Mendoza, Juan de.- Certificación extendida en Madrid el 25-XII-1659 a favor de Luis de Almazán y Aguilera. Arch. Histórico Nacional (Madrid).
9) García Carraffa, A. y A.- Op. cit.
10) Salazar y Castro, Luis de.- Los Comendadores de la Orden de Santiago. Patronato de la Biblioteca Nacional (Madrid), 1949, Tomo I, p. 29.
11) Libro de Quitaciones de Simancas.- Conformado por título expedido en Medina del Campo el 26-XI-1504.
12) Escudero. José Antonio.- Los Secretarios de Estado y del Despacho (1474-1724). Tomo I, p. 23. Madrid, 1969.
13) Solano, F. y Amarillas, J. A.- Historia de Zaragoza, tomo II, p. 147.
14) Archivo Histórico Nacional (Madrid).- Expediente de ingreso a la Orden de Santiago de Luis Fernando José Antonio Abarca de Bolea y Pérez de Almazán (chozno de Miguel Pérez de Almazán) baut. en Madrid el 2-IX-1617, hijo de Martín Abarca de Bolea y Castro, barón de Clamsa, y de Ana Catalina de Almazán (Lib. baut. 7, f. 432. vto.) En el expediente de ingreso hace mención descriptiva del sepulcro de Miguel Pérez de Almazán como prueba armera y nobiliaria de su ascendencia materna paterna.
15) Da. Gracia de Albión y Coscón era hermana de Juan Albión y Coscón, esposo de María Rocaberti, padres a su vez del caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén, Felipe Albión Rocaberti, Coscón Bellera.Cfr. Arch. Hist. Nac. de Madrid.- Expediente Nº 24.309. Pruebas de ingreso a la Orden de San Juan de Jerusalén, año 1537.
16) Baut. en la Parr. de San Martín, de Madrid, el 2-9-1617.
17) Atienza, Julio de.- Diccionario de Títulos Nobiliarios.
18) Arch. Hist. Nac. de Madrid.- Sala de Casa y Corte. Procesos, legajos años 1740, fol. 896 a 910.
19) Su hijo fue D. Pedro Pablo Abarca de Bolea (n. 18-12-1718), en Sietamo, Huesca), III duque de Almazán, conde de Aranda, etc.. Célebre Presidente del Supremo y Real Consejo de Castilla, Secretario de Estado de Carlos III y IV; capitán general de los Reales Ejércitos, Embajador en Lisboa, París y Varsovia; caballero del Toisón de oro, Gran Cruz de la Orden de Carlos III, Gentil hombre de S.M., etc. De su matrimonio con Ana María del Pilar Fernández de Hijar, desciende ilustre sucesión hasta nuestros días.
5 11, 2010

INGRESOS EN LOS LINAJES POR LÍNEA FEMENINA.

Por |2020-11-13T03:48:55+01:00viernes, noviembre 5, 2010|

ORDENANZAS DE “RECIBIMIENTOS PARA LA ENTRADA EN LA INSTITUCIÓN DE CABALLEROS HIJOSDALGO DE LOS DOCE LINAJES DE LA CIUDAD DE SORIA DE 14 DE ENERO DE 1602”.
INGRESOS EN LOS LINAJES POR LÍNEA FEMENINA.
Con la finalidad de regular con precisión las “entradas” de los individuos de uno u otro Linaje, en la Sesión de la Diputación de los Doce Linajes celebrada el 22 de noviembre de 1601 se redactan las Ordenanzas de Recibimientos, compuestas por 21 Capítulos, las cuales fueron aprobadas en Sesión del mismo Estado el 14 de enero de 1602, actuando como Escribano Alonso Rodríguez de Arriaga.
En estas Ordenanzas, en sus Capítulos 1, 2, 4, 5 y 8, se precisan los requisitos y condiciones necesarias para formar parte de alguno de los linajes, cuando el entronque proceda por línea femenina:
a)Los que casan con mujer hijadalgo, siendo hijosdalgo, pueden ser admitidos al Linaje de la mujer con quien casan. Si no tuvieren hijos de ella, aunque casen segunda o más veces y tengan hijos, los tales hijos no serán del dicho Linaje donde fue recibido su padre.
b)Los que ingresen en los linajes por mujer, madre o abuela, sea obligado a pedir el Linaje de su mujer, su madre o su abuela.
c)En ningún caso puede ser admitido a ninguno de los Doce Linajes persona que no sea notoria hijodalgo sin que haya duda de su hidalguía, de manera que todos hayan de ser y sean hijosdalgo.
Sabia decisión la de nuestros antepasados, ilustres miembros de la Casa Troncal, que supieron compaginar la pertenencia a la Casa por línea femenina, sin menoscabo del cumplimiento inexorable del requisito de la hidalguía.
Por ello, el artículo 22 – 1 in fine y el artículo 22 – 2 de los vigentes Estatutos de 21 de septiembre de 2009, y por exigencia de las citadas Ordenanzas de 14 de enero de 1602, señala que podrán ingresar en la Casa Troncal quienes prueben la hidalguía de sangre del primer apellido y entronque por cualquiera otra línea con familia recibida en alguno de los Linajes, así como los cónyuges de mujer hijadalgo, recibida en la Casa Troncal, que prueben nobleza de la varonía, los cuales pueden ser admitidos en el Linaje al que pertenezca la mujer con quien casan.
En reciprocidad, y por imperativo del principio de igualdad establecido en el artículo 14 de la Constitución de 1978, la mujer casada con un caballero hijodalgo, recibido en la Casa Troncal, y siempre que pruebe nobleza del linaje paterno, podrá ser recibida en el Linaje del marido.
Con carácter general, podrán solicitar su ingreso en la Casa Troncal quienes justifiquen de forma fehaciente descender por el primer apellido paterno de familia que haya sido recibida en alguno de los Doce Linajes.
La Casa Troncal de Caballeros Hijosdalgo de los Doce Linajes de la Muy Noble y Leal Ciudad de Soria, se ha restaurado en el mes de septiembre del pasado año 2009 como una asociación de familias, descendientes de una de las más antiguas corporaciones nobiliarias de España, habiendo sido siempre considerada la pertenencia a la misma como prueba plena de nobleza en el ordenamiento jurídico español.
Nos gustaría recordar que la nobleza no titulada se encuentra aún vigente y reconocida en España en los términos y condiciones de la Sentencia 27/82, sobre el marquesado de Cartagena, del Tribunal Constitucional.
Dr. D.Francisco M. de las Heras y Borrero,Presidente de la Diputación de Linajes de esta Casa Troncal.

4 11, 2010

RÉPLICAS A «VALDEOSERA, EL SOLAR DE LAS TRECE DIVISAS», de la autoría de su solariego Don Luis Pinillos Lafuente.

Por |2020-11-13T03:48:56+01:00jueves, noviembre 4, 2010|

Por Don José Antonio Dávila y García-Miranda, Asesor Jurídico del Antiguo e Ilustre e Solar y Casa Infanzonada de Tejada.
Con un afán exclusivamente científico, y con la finalidad de profundizar en el estudio de las corporaciones nobiliarias, reproducimos, seguidamente, las réplicas que nos remite Don José Antonio Dávila y García-Miranda a la documentada obra de Don Luís Pinillos Lafuente, «Valdeosera, el Solar de las Trece Divisas», y de la que ya tuvimos ocasión de informar a nuestros lectores.
Por la abrumadora extensión del volumen, comienza su escrito el Sr. Dávila y García Miranda, es imposible señalar todas y cada una de las inexactitudes y suspicacias de que abunda, para lo que habría que editar una obra de igual o parecida extensión. Pero no están de más estas líneas, a lo menos para que no se nos argumente con aquello de que el que calla otorga.
Para el Sr. Pinillos toda referencia documental o literaria al Solar de Tejada, que incluya menciones de DIVISAS, sea en el número que sea, se refieren realmente al solar de Valdeosera, ya que él considera que en Tejada no ha habido nunca Divisas. Pero curiosamente él mismo transcribe un Documento muy poco conocido, que prueba todo lo contrario, se trata del pleito que se falla en 12 de marzo de 1513, cuya Sentencia original o primera copia se halla como secuestrada, pero que el la obtiene de los mismos autos judiciales, (A.R.Ch.V., RR.Ejecutorias Leg.0283-0047), en la que se reconoce a instancia de los demandantes Don Juan de Arellano y Doña María, su mujer, frente a los Diviseros de Tejada, que nominalmente cita (uno de ellos al parecer era también Divisero de Valdeosera), que la división e partición de dicho térmyno e señorío de Tejada que a lugar e se debe facer; e mando a todas las dchas partes que hayan de dividir e apartar entre sí el dcho térmyno e señorío de Tejada, e los pechos e derechos e rentas, montes e prados e exydos, heredamientos e la jurydición cebil e cremynal e todo lo otro enexo e perteneciente a dcho señorío e termyno de Tejada conforme a derecho. E agan syete partes de todo ello; e las quatro partes divididas e saculadas ayan los dchos don Juan e su mujer, por quanto parece y está probado que de syete solares e devisas que a avydo e ay en el dcho termyno e señorío de Tejada , de todo lo a el anexo e perteneciente, les pertenece a los dchos don Juan e su mujer, los quatro solares e devisas e partes, e a los dchos Pero González e sus consortes los tres solares e devisas.
No se puede negar por ello que Tejada estaba dividido también en Divisas, siete, -tantas como eran lo siete hijos de Don Sancho que poblaron los montes Cadines-, si bien al reducirse su número como consecuencia de esta Sentencia, se unificaron las tres Divisas restantes pertenecientes a los Diviseros y pasaron a integrar una propiedad indivisa e indivisible.
Y no es imposible que el dominio territorial o Coto Redondo de Valdeosera tenga su origen, en todo o en parte, en esas cuatro partes, solares o Divisas, que dicha Sentencia reconoce a favor de don Juan de Arellano y de su mujer, Doña María.
Resulta, sin duda, evidente que si los solariegos de Valdeosera hubieran tenido entonces los derechos que parece que dicen tener doscientos años después y a los que hace referencia el Documento nº 5, del “Anexo documental” de la obra de Pinillos, fechado en Valdeosera a 29 de septiembre de 1716, cuya autenticidad es mas que dudosa, se hubieran personado en el pleito como terceros de mejor Derecho. Por cierto ese supuesto Poder, que no parece se hubiera otorgado ante Escribano Público, de existir, carece de todo valor probatorio, al no haberse seguido el correspondiente pleito que se dice prepara, siendo el mismo solamente y en todo caso, una mera manifestación particular de parte interesada, que de ser auténtico el documento y la fecha, acreditan que no ha sido el Sr. Pinillos el primero que ha usado ardides maliciosos contra el Solar y Casa Infanzonada de Tejada.
Casa del Solar de Tejada.
Como suele decirse que de muestra basta un botón vamos a resaltar la manipulación que el autor del libro, lleva a efecto de los dos documentos más antiguos del Archivo de Valdeosera. La Real Provisión de los Reyes Católicos dada en Valladolid a 7 de Junio de 1481 (documento nº 01 del anexo de su libro) por la que los Monarcas obligan a Don Alonso de Arellano, Conde de Aguilar a terminar con la usurpación que hizo de Valdeosera, y se concreta la petición de los reclamantes, que nominalmente cita como señores e Deviseros, y algunos de ellos apellidados Tejada, «en que habiendo estado él e los dichos sus partes e sus antecesores e cada uno dellos en su tiempo de uno e dos e diez e veinte e treinta e cuarenta e cincuenta e sesenta annos a esta parte, e mas tiempo continuamente, de tanto tiempo que memoria de ome no es en contrario en posesión del dicho Logar de Valdeosera con todos sus vasallos et terminos e montes e prados e pastos e aguas estantes e manantes e con la jurisdicción del dicho Logar, cebil e criminal, alta e baxa, e mero e mixto imperio con todo lo otro al Señorío del dicho Logar perteneciente e que han estado en la dicha su posesión pacífica desde el dicho tiempo inmemorial acá en la manera que dicha es».
Privilegio concedido por los Reyes Católicos al Solar de Tejada.
 Por ello consiguen la devolución de dichos bienes y derechos, con medidas cautelares respecto a la notificación al Conde para evitar daños a los demandantes. Como puede leerse Valdeosera es en este documento simplemente un lugar, una propiedad con jurisdicción, sencillamente un alodio, o sea una tierra libre, no un Señorío solariego privilegiado por el Rey, como deduce Pinillos, matizando los RR, CC., frente al Conde de Aguilar, los términos y expresiones de la Súplica, como mera manifestación de los interesados, reclamando la posesión, sobre cuyas afirmaciones, términos y expresiones legales, no se pronuncian los Reyes, y así, dirigiéndose al Conde de Aguilar, concretan que los «Señores e Deviseros que diz que son del dicho logar de Valdeosera, en la dicha posesión e señorío e jurisdicción que asi diz que han tenido e tienen del dicho logar e de sus términos desde el dicho tiempo acá e se lo dejades e consintáis libremente tener e estar e usar del dicho Señorío e jurisdicción civil e criminal, pues diz que de tiempo inmemorial a esta parte an estado e estan e estubieron sus antecesores en posesión pacífica del Señorío del dicho Logar e de la jurisdicción del».
Pero hay mas, en el documento nº 02 de dicho anexo, dado en Sevilla a 18 de febrero de 1491 se acredita que cerca de la ciudad de Calahorra está un lugar que se llama Valdeosera que es de trece viseros sobre los cuales ninguna persona dice que tiene jurisdicción salvo ellos mismos. Y que de esta causa entre ellos hay muchas diferencias y debates. Y que los nueve o diez de los dichos deviseros por ser mejor amparados y defendidos dicen que quieren ser de nuestra corona real, por lo que los Reyes Católicos, en consecuencia, ordenan a la ciudad de Calahorra los reciban bajo su autoridad y amparo como a los otros lugares de su jurisdicción.
También en otra parte el documento denomina a Valdeosera, Villa. Pues bien, solo de esto deduce Pinillos que nuevamente los reyes reconocen y se dirigen a los señores de Valdeosera como hidalgos libres y diviseros de solar conocido. Es fácil de ver la manipulación interesada y así en todo lo que le permite llevar el agua a su molino.
Caserío del Solar de Valdeoseras.
Apoyándose luego reiterada y únicamente en una Carta de Armas de Don Domingo Gerónimo de Mata, Rey de Armas de Felipe IV, expedida en Madrid a 17 de Marzo de 1636, que describe las conocidas armas de Tejada-Valdeosera pero como privativas de Valdeosera, Pinillos elimina toda referencia heráldica de Tejada, sin comprender que Valdeosera era la entidad que le había hecho el encargo de ese documento a dicho Rey de Armas, que él expide, a gusto del cliente, previo pago de su importe, que no era poco. No se puede confundir una Carta de Armas de ese tipo, documento particular, aunque Instrumento Público, con un Privilegio del Rey, debidamente refrendado, como veremos, o con una Real Carta Ejecutoria, que es una copia fidedigna de una Sentencia de Nobleza, firme, dada por los Tribunales reales y encabezada por el soberano reinante, y ambos con la fuerza de ser documentos oficiales y públicos, con imperio legal y valor incluso ante terceros, cosa que no es una Carta de Armas. Cuenta Tejada con numerosas Reales Ejecutorias, en las que se reconoce la Hidalguía de un litigante por probar que desciende legítimamente del Solar de Tejada, pero especialmente transcribe Pinillos un expediente en el que se niega la hidalguía al aspirante, que dice ser descendiente de Tejada, pero se le niega precisamente por no probar debidamente y en forma esa procedencia. Y con solo esta base y fundamento, pasa el bueno de Luis Pinillos a considerar y adjudicar sin remisión a Valdeosera, todos los Blasones, que son muchos, que conoce y los reproduce en su Segunda Parte, tengan las variantes que tengan. Incluso incorpora Pinillos como propios de Valdeosera, los Blasones de conocidos Diviseros de Tejada, aunque tengan en escusón las armas de su varonía y sorprendentemente incluye también las del autor de estas líneas, que desde el 26 de septiembre de 1970 fue recibido e inscrito en Tejada, sin tener ascendencia alguna de Valdeosera.



Escudo Casa Solar de Valdeoseras.
Parece olvidar Pinillos ¿voluntariamente?, que la primera y detallada descripción del Escudo de Armas de Tejada-Valdeosera, se halla en el Privilegio expedido por Enrique IV en Valladolid el 10 de Septiembre de 1460, que se transcribe literalmente en la Confirmación de los Reyes Católicos, de cuya autenticidad y fe no se puede dudar honradamente, dada en el Campo de la Vega de Granada a 8 de julio de 1491, figurando en el Privilegio, con los Soberanos, ochenta y siete Confirmantes, los mas notables y poderosos Rico-Hombres y Prelados del Reino, hasta el mismo Don Muley Badih, Rey de Granada y vasallo del Rey y de la Reina. En ese texto consta que «Tejada es casa infanzonada de nobles hijosdalgo de sangre, de devengar 500 sueldos áureos a fuero de España e de los de Armas poner i pintar como procedentes de aquel esforzado General e Buen Varón Sancho de Tejada que con doce fijos hizo generales y loables fazañas ……. Hízole señor de los montes Cadines en donde le defendió del riesgo e por los muchos tejos que allí había e por el que cogió cuando se le quebró la lanza se llama la montaña de Tejada o montes; en estos montes edificó su casa que hasta hoi se conserva por sus descendientes con el título de su primer Señor en gratificación de sus servicios.»

Escudo Casa Solar de Tejada.

«El católico Rey le dio otra montaña que se llama Valdeosera que por los muchos Osos que allí había se llamó así. En esta montaña hizo trece barracas, y a ellas embió a los doce Caballeros (Galicianos) e a su hijo menor llamado Sancho como el padre i así a los doce Caballeros como a su hijo los hizo Señores de ella. Y en la de Tejada, Montes Cadines, se quedó este General, con siete fijos que se llamaron Fernando, Matheo, Martín, Andrés, Lope, Pedro, i Gonzalo. Y a los otros cinco envió a las Montañas de León.» Y añade el documento regio que «el Rei Cathólico dio a su general el blasón de armas en gratificación de los referidos servicios en que estaban epilogados sus nobles hechos».

 Seguidamente el documento describe literalmente el tan conocido Escudo de Armas de Tejada-Valdeosera, en el que su cuarto cuartel incluye un tejo y a una rama desgarrada de el atado un oso con una cadena de hierro. «Y todo ello a favor de los fijos e descendientes de este (Sancho Fernández de Tejada), e demás solares infanzonados que de él vienen e vinieren de los Solares de Valdeosera i Tejada i les concedemos dichas Armas, para que perpetuamente para siempre jamas …….a vosotros los descendientes e fijos e fijas del dicho SANCHO DE TEXADA e a los que de vos e de ellos vinieren e descendieren y de cada uno de ellos. «
Se ha de destacar, curiosamente, este tan honroso Documento Regio es del mismo año, 1491, que el otorgado a favor de los ocho o diez Diviseros del lugar de Valdeosera, que se extrañan y salen del lugar y Divisa, para pasar a ser unos vasallos mas de los Reyes, en Calahorra. Además esa descripción del Escudo de Amas de Tejada-Valdeosera, que consta en la Confirmación por los Reyes Católicos, del año de 1491, es anterior en casi 150 años, al que describe Don Domingo Gerónimo de Mata, Rey de Armas de Felipe IV, como Blasón único y privativo de Valdeosera, tratando de usurpar y privar de su propio y originario Escudo de Armas al Solar y Casa Infanzonada de Tejada. Y no puede dudarse que entre un Privilegio que lleva las firmas y sello de los Reyes Católicos, con tantos e ilustres confirmantes, y una simple Carta de Armas de un mero funcionario de Palacio, por solemne que sea, ha de prevalecer aquel, luego tantas veces confirmado por soberanos posteriores hasta Don Juan Carlos I de Borbón, felizmente reinante.
Claro que frente a esto, dicho autor reacciona de modo pueril, y así dado que ardió el Archivo de Tejada en 1570, le resulta raro a Pinillos que se salvaran los documentos reales anteriores a esa fecha, -claro que parece ignorar la Información Publica de 1579, a la que luego se hará referencia-. Y si en el Privilegio de Enrique IV se precisaba que no eran necesario en adelante más confirmaciones, se pregunta Pinillos: ¿por qué luego tantas?.
A mayor abundamiento, en las llamadas Ordenanzas Viejas, fechadas en 1579, nunca se atribuye la calidad de Señores Diviseros, solo a los descendentes de Don Sancho de Tejada, sino literalmente a los descendientes del Solar, como tal, ya que de este modo se incluían también a los trece Caballeros Galicianos, que no descendían del vencedor en Clavijo, contrariamente a Tejada que reitera la precisión de los inscritos de acreditar descender de la estirpe de Don Sancho, en origen y en la actualidad indistintamente por línea de varón o de hembra. También en estas Ordenanzas Viejas se prevé la enajenación de cuotas o Divisas y la propiedad diferente o mayor de unos Diviseros sobre otros, como resultado de esas transacciones, lo que no puede darse en Tejada al desaparecer las cuotas concretas o Divisas, como consecuencia del pleito de los Arellanos, en 1513.
Archivo de Valdeoseras.
Tal vez por esto, en Tejada y su Archivo destacan los aspectos nobiliarios y de distinción genealógica y en Valdeosera y su Archivo, los intereses económicos frente a los renteros, vecinos de Valdeosera, no Diviseros, integrando estos pleitos y sus Ejecutorias una parte muy importante de su Archivo, en gran número meritoriamente resumidos por el Sr. Pinillos, aunque ninguno tenga la antigüedad referida de los Documentos de Tejada, ni esas Ejecutorias tengan gran importancia a los efectos que nos ocupan.Para terminar, frente al contenido del supuesto Poder de 1716, consta la existencia del Señorío y Casa Infazonada de Tejada, mucho antes de esa fecha, no solo por la constante tradición y por los Privilegios regios ya referidos, sino también por importante documentación, salvada del incendio, como los Libros de Cuentas, Elecciones y Acuerdos, de 1569 al 1574, de 1577 al 1607 y del 1608, al 1637, así como la Información Pública, de 1579, ante 10 testigos, autorizada por el Escriban Don Martín Sánchez de Tejada, de 10 hojas de extensión, para acreditar que en 1570 ocurrió el ya referido incendio en la Casa Solar, que se arruinó, con sus papeles, asientos e informaciones, añadiendo que se salvaron muy pocos instrumentos y estos muy mal tratados, excepto el Privilegio y origen de dicho Solar, que por Providencia Divina se habían librado milagrosamente.
Muy especial importancia merecen los Libros de Recibimiento e inscripción de Diviseros, todos posteriores al incendio de 1570, donde constan asientos, en debida forma, de Señores Diviseros Hijosdalgo, desde el 3 de mayo de 1580 y ya sin interrupción hasta nuestros días, siendo éste el primer Asiento conservado: «Muro. En tres de mayo de mill e qtos e ochenta años, probó Jnº López, hijo de Pº López e nieto de Frº López, deszender de este Solar de Texada por línea Recta de Varón = Ante mí, Min. Pérez, esmo.»
En el Solar y Casa Infanzonada de Tejada, en domingo, tres de octubre del 2010, festividad de San Francisco de Borja, Duque de Gandía, Patrono de la Nobleza Española.
JOSÉ ANTONIO DÁVILA Y GARCÍA-MIRANDA, Abogado, Diplomado en Genealogía, Heráldica y Derecho Nobiliario, Numerario de la Academia Hispano-Belga de la Historia, de la Real y Matritense de Heráldica y Genealogía y del Instituto de Estudios Visigótico-Mozárabes de Toledo; Correspendiente de la Real Academia Española de Jurisprudencia y Legislación de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo; Señor Divisero Hijodalgo del A. e I . Solar y Casa Infanzonada de Tejada y su Asesor Jurídico. Natural de Zamora y vecino de Madrid.
3 11, 2010

«ANTE DIOS, NO HAY ALMA ANÓNIMA»

Por |2020-11-13T03:48:56+01:00miércoles, noviembre 3, 2010|

SOLEMNES HONRAS FÚNEBRES POR DON CARLOS HUGO DE BORBÓN PARMA EN MADRID.
Esta Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria, ha recibido de la Real Cancillería de la Orden de la Legitimidad Proscrita, el anuncio de la celebración de solemnes honras fúnebres, por el eterno descanso del alma de Su Alteza Real Don Carlos Hugo de Borbón Parma y Borbón, Conde de Montemolín, Duque de Parma y Piacenza, Gran Maestre de la Real Orden de la Legitimidad Proscrita, fallecido en Barcelona el 18 de agosto de 2010.

La celebración litúrgica tendrá lugar, en presencia de la Familia Real y Ducal de Parma, el próximo 6 de noviembre de 2010, a las 12 horas, en la Parroquia de San Francisco de Borja (PP. Jesuitas), calle de Serrano 104, Madrid.
Ese mismo día, a las 18:00 horas tendrá lugar en el Ateneo de la Capital del Reino, calle del Prado nº 21, una Sesión Académica «in Memoriam» de Don Carlos Hugo, en la que intervendrán como ponentes: Don Carlos Sánchez-Reyes, Don Raúl Morodo Leoncio, Don Carlos María Bru Purón, Don Manuel Martorell Pérez, Don Rafael Borrás Betriu, Don Luís González Seara y Don Juan Francisco Martín de Aguilera. El acto será cerrado con unas palabras de S.A.R. Doña María Teresa de Borbón Parma.
Como se recordará, los restos mortales de Don Carlos Hugo reposan en la cripta de la Basílica de Nuestra Señora de la Steccata, de Parma, en el Panteón de la Familia Ducal. El Príncipe Carlista fue enterrado vestido con un hábito benedictino y con la boina roja de su padre, S.A.R. Don Javier de Borbón Parma y de Braganza, entre las manos.
Respetando su expreso deseo, el epitafio «Ante Dios no hay alma anónima» preside su tumba.
Como se sabe, el Duque de Parma contaba con numerosas simpatías entre un amplio sector de la sociedad española.

2 11, 2010

NÚM. 21 DE «COLEGIO DE ARMAS»

Por |2020-11-13T03:48:56+01:00martes, noviembre 2, 2010|

Hace escasas fechas, en esta Casa Troncal, hemos recibido el número 21 del Boletín Oficial de la Imperial Orden Hispánica de Carlos V  “Colegio de Armas “ .
Hermandad de Caballeros por la que sentimos un especial afecto, ya que muchos de nosotros pertenecemos a la misma con diferentes grados, y hacemos nuestros los ideales que la vieron nacer.
Este número trae como portada la Insignia de la I.O.H de Carlos V, y destacamos :
-La Editorial, con un artículo de D. Miguel de Unamuno, publicado por primera vez en el periódico “El Sol”, el 14 de Mayo de 1931, titulado “La Promesa de España”.
-La Primera parte de un extraordinario artículo de la mano del Coronel de Infantería D.José Antonio Crespo Francés, titulado “Catalanes los primeros españoles, Cataluña constructora de España”.
-Relación de Caballeros y Damas recibidos en la Hermandad el 14 de Noviembre de 2009, en los actos que la Imperial Orden Hispánica de Carlos V celebró en el Real Alcázar de Segovia.
-Relación de Caballeros y Damas recibidos en la Hermandad el 25 de mayo 2010, en los actos que la Imperial Orden Hispánica de Carlos V celebró en el Real Monasterio de San Jerónimo de Granada. En dichos actos el Ilmo. Sr. don José María Guadalupe Guerrero, Concejal de Relaciones Institucionales del Ayuntamiento de Granada, hizo entrega a D. Enrique de Borbón, Gran Maestre de esta Hermandad de Caballeros, de una réplica del Pendón de Granada.
-Un Artículo de D. Antonio Mansilla titulado “Carlos V y la Orden del Toisón de Oro”.
El boletín, como contraportada, cierra con un dibujo de D. Carlos Navarro Gazapo de las Armerías del Conde Andriópulos.
El Pendón de Granada junto a la Bandera del Reino de España y a la de la I.O.H.
“ (…//…)Gracias a Dios, esta Institución no predica en el desierto. Innumerables personalidades de la cultura, la milicia, la política y la Iglesia, de uno y otro lado del Atlántico, han ingresado en ella atraídos por el significado de nuestros símbolos. (…//…)” ( Dr. De Montells).
1 11, 2010

DIVISA SOLAR Y REAL CASA DE LA PISCINA.

Por |2020-11-13T03:48:56+01:00lunes, noviembre 1, 2010|

MUY ILUSTRE Y ANTIQUÍSIMA COFRADÍA DE NUESTRA SEÑORA DE LA PROBÁTICA PISCINA DE JERUSALÉN.
Por D. Feliciano Riestra Conejo, Asesor de Información de esta Ilustre Casa Troncal.
Por el año 2005, poco sabía sobre la existencia de esta antigua Corporación. Mi conocimiento sobre la misma no pasaba del “obligado”, o más bien del que “ se le supone” a cualquier aficionado a este tipo de lecturas. Como digo, fue en el 2005 tras una charla, de esas largas, con mi amigo D. Ignacio Koblischek Zaragoza y con mi apreciado D. Fernando Herrera Hume, donde comencé a interesarme por los nexos que unían al padre de mi abuela paterna, mi bisabuelo, el Doctor D. Fulgencio Cabezas Monge, con uno de los alfoces de San Vicente de la Sonsierra, más concretamente con el de San Martín de los Monges.
Sus moradores, casi todos al servicio del monasterio allí existente, se han ido diseminando por toda la geografía española, y aunque Lebrija normalizase la gramática en 1492, continuaron manteniendo, de una manera u otra, el error ortográfico primitivo, que identifica a los pertenecientes a dicho linaje, haciendo posible (quizá por pura casualidad) su inequívoca identificación. Muchos de ellos continúan viviendo en la Sonsierra integrándose como Diviseros en esta ancestral y peculiar Corporación.

Sobre esta Divisa sabemos que tras la diáspora de la dinastía navarra que siguió al asesinato de Sancho Garcés, por aquellas Rey de Navarra, en 1074 en Peñalén, su sobrino el Infante D.Ramiro , esposo de Doña Cristina, una de las hijas del Cid, siguiendo los pasos de Godofredo de Bouillón se embarcó hacia Jerusalén, participando en la batalla por los muros de dicha ciudad durante la primera cruzada, allá por el 1099.
Las huestes de Don Ramiro tomaron el sector donde estaba situada la Piscina Probática, cuyas milagrosas aguas, decían, curaban a los enfermos.
D. Ramiro, a su muerte, deja a su hijo mayor (García Ramírez) el Reino de Navarra, y a su segundo hijo, Sancho, le deja los territorios de Peñacerrada, en la Sonsierra navarra, desde Vidaurreta hasta San Vicente de la Sonsierra, con la condición de edificar una iglesia en recuerdo de su entrada en Jerusalén, que debería estar consagrada al culto de Santa María de la Piscina.
Dicha Iglesia, joya del románico navarro-riojano, se edificó en 1136 cerca de un paraje conocido como “Peciña”, a un kilómetro de Ábalos y a tres de San Vicente de la Sonsierra, hoy perteneciente a la Comunidad de la Rioja.

El templo, la Casa Solar que tiene adosada y las tierras próximas quedarían vinculadas proindiviso en la descendencia de D. Ramiro.
El patronato sigue ininterrumpido, hasta Juan Ramírez de la Piscina, que fue desposeído de sus señoríos por Pedro I “el Cruel” a mediados del siglo XIV.
En 1534 Diego Ramírez de Ábalos recuperó el patronato por sentencia de la Chancillería de Valladolid, redactando nuevos estatutos en 1537.

Después se sucederán en el cargo distintos miembros del linaje de Arellano, los Condes de Aguilar y de Ynestrilla, los Condes de Murillo y finalmente, de nuevo, los Ramírez de la Piscina de la Casa de Ábalos, cuya representación ostenta hoy el Marqués de Legarda.
En el año 1974 se procedió a la restauración de la Basílica-Casa Solar constituyéndose a fines del mismo año una «Junta de Restauración» que, integrada por diversos descendientes de los antiguos diviseros, logró del señor Obispo de Calahorra la erección canónica de la Divisa Solar y Real casa de la Piscina como Muy Ilustre y Antiquísima Cofradía de Nuestra Señora de la Probática Piscina de Jerusalén.
Los estatutos fueron aprobados por el Sr. Obispo con fecha 11 de febrero de 1975 y la primera Asamblea General tuvo lugar el día 8 de junio del mismo año, erigiéndose una Diputación de la Divisa encabezada como Patrono por el Marqués de Legarda y como Alcalde Mayor al Duque de Veragua , al que sucedió tras su fallecimiento en 1986 el Marqués de Vargas.

El Distintivo de la Cofradía Divisa consiste en una medalla que pende de un cordón trenzado con tres de los esmaltes de las Antiguas Armas de la Piscina, oro, plata y púrpura, en honor de la Santísima Trinidad.
En una cara de la medalla figurará la imagen de Nuestra Señora de la Probática Piscina de Jerusalén y en la otra las Antiguas Armas de la Divisa que se describen así:
Escudo terciado en palo.
Primero: de oro, tres bandas de gules. Segundo: de azur, cinco flores de lis de oro, en palo. Tercero: de oro, un pino de sinople, con la copa disminuida y un león de púrpura, empinado al tronco.
El aumento de las cadenas de Navarra, de sable, va como tenante del escudo, en campo de oro ínter incluidos en los espacios de las cadenas, en plata; en jefe y en punta, una venera, dos cruces de San Juan y una venera; en la diestra y en la siniestra: una flor de lis, dos cruces de San Andrés y una flor de lis.
Como timbre, corona real de oro, a la antigua, surmontada por una jarra o terraza de plata y cinco azucenas en su color. Y la leyenda “Ave Maria Piscinae”,
Para ser admitido como Divisero-Cofrade hay que ser católico, apostólico, romano y mayor de dieciséis años. Acreditar buena conducta moral, probar descendencia del Infante Don Ramiro Sánchez de Navarra, yerno del Cid, o de cualquier Divisero inscrito. Como asimismo probar Hidalguía de Sangre del linaje paterno.
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