Plaza Mayor n° 6, Soria, España

Archivos mensuales: abril 2016

30 04, 2016

Escudo de la ciudad de Santa Isabel , de Fernando Poo; artículo que nos remite D. Fernando D.Rossi y Delgado

Por |2020-11-13T03:39:42+01:00sábado, abril 30, 2016|

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   Interesante artículo que nos remite para su publicación en el Blog de la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria, D. Fernando D.Rossi y Delgado, presidente de la Sociedad de Estudios Genealógicos y Heráldicos de Canarias y que versa sobre las armas de la ciudad de Santa Isabel, de Fernando Poo, fruto de la comparación entre su publicación oficial en 1954 y el informe emitido por las académicos Herrera y Fernández de Béthencourt en 1913

ESCUDO DE LA CIUDAD DE SANTA ISABEL, DE FERNANDO POO

 

Francisco Fernández de Béthencourt es universalmente conocido por su obra Historia genealógica y heráldica de la monarquía española, Casa Real y Grandes de España, publicada entre 1897 y 1920, Nobiliario y blasón de Canarias: diccionario histórico biográfico, genealógico y heráldico de la provincia, que vio la luz entre 1878 y 1886o los Anuario o Anales de la Nobleza de España. Sin embargo, desde que ingresó en la Real Academia de Historia en 1900, demostró una actividad que sólo la enfermedad frenó y que le llevó a redactar numerosos y variados informes. La Historia en general, la genealogía, la heráldica o la nobiliaria en particular, centran su labor académica. Uno de estos informes, signado el 17 de octubre de 1913 y publicado en el Boletín de la Real Academia de Historia

[i], cobró actualidad cuarenta y un años más tarde.

Una Orden[ii] de 7 de diciembre de 1954, firmada por Carrero[iii] hizo oficial el escudo de la ciudad de Santa Isabel, de Fernando Poo, en la entonces colonia española de Guinea Ecuatorial.

Sin hacer referencia a la que era preceptiva consulta con la Real Academia de Historia, dice que a fin de dotar a la ciudad de un escudo heráldico la Presidencia de Gobierno de España “se ha servido” aprobar un escudo, que blasona sin seguir el lenguaje heráldico de la siguiente forma:

Cortado primero: en campo celeste un monte agudo al natura de sinople; segundo partido: a la diestra, en campo de azur una I ele oro sumada de una. Corona y a la siniestra, en oro, un ancla de gules sumergida en ondas de azul y plata y en el Jefe la inscripción BIAFRA en letras negras; bordura general campanada con las armas reales de Castllla y León. Castilla, sobre gules un Castillo Real de oro con tres torrecillas aclarado de azur. León, en plata león de púrpura, coronado, armado y lampasado de oro. Al timbre corona de la época de los Reyes Católicos. Al pie una cartela con fondo sinople y la divisa <<Fides>> en oro.

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Hasta aquí todo normal, un acuerdo gubernamental dotando a un territorios de armas propias en una época en la que comienza a despertarse el interés por extender la heráldica cívica más allá de los territorios que ya la venían usando. Interés particularmente patente en los antiguos territorios africanos que comienzan a llenar el Boletín Oficial del Estado con nuevas concesiones: en 1954 la ciudad de Sidi Ifni;en 1955 el Aaiun, Puerto Iradier, la ciudad de Bata, la Villa Cisneros, la población de Micomeseng, la ciudad de San Carlos y el Patronato Indígena de la Guinea española; en 1956 Villa Bens; en 1957 la población de Annobon ; en 1961 la provincia de Ifni[iv] y  la Provincia de Río Muni; en 1962 el Ayuntamiento de San Fernando y la Diputación Provincial de Fernando Poo. Es evidente el interés oficial por dotar a cada territorio de una imagen propia y distintiva que afiance los vínculos culturales con la metrópolis.

Sin embargo, al menos en lo que respecta a las armas de Santa Isabel, la historia no es tan sencilla y se remonta cuarenta y un años, concretamente al 17 de abril de 1913, fecha en la que Francisco Fernández de Béthencourt[v] y Adolfo Herrera[vi] firman un informe, a solicitud del Ministerio de Estado, en relación al futuro escudo de la ciudad.

Comienzan congratulándose por la iniciativa de los residentes en la ciudad de Santa Isabel, pero no desaprovechan la oportunidad para lamentarse del abandono y el desconocimiento que se tiene de esta materia en España. En este punto nos parece ver la mano de Francisco Fernández de Béthencourt siempre tan pendiente de los incumplimientos y tan puntilloso con el adecuado uso de las normas que son de aplicación, y no desperdicia el momento al criticar el “moderno blasón episcopal español”, tan diferente del de Francia, que, pese a ser una democracia más o menos profunda, conoce a la perfección estos asuntos.

No una, sino dos, fueron las propuestas que se sometieron al juicio, primero del Consejo de Vecinos y de la Junta de Autoridades de Santa Isabel y después al dictamen de Fernández de Béthencourt y Herrera en nombre de la Academia. La primera, presentada por el Sr. López Cantó[vii], fue rechazado por los vecinos; el segundo, del P. Albanel, aunque aceptado por éstos, tampoco obtiene el beneplácito de los Académicos que optaron por rechazar ambas por alejarse de una de las mayores características que debe de primar en la heráldica: la sencillez.

Justo, reconocen, es que se quiera resaltar la unidad de la Patria fundamentada en largos siglos de lucha, grandes esfuerzos y sacrificios y la sangre derramada en ese tiempo, pero para ello nada mejor que hacer uso del simbolismo que de forma sencilla representa la granada que figura en el la punta de las armas de España.

Los académicos se posicionan claramente contra lo que denominan “Heráldico republicana-americana” que, contradiciendo todas las reglas de la ciencia, se presenta recargada sin la necesaria sobriedad y nos recuerdan que lo que quiera decirse al blasonar debe de hacerse de la forma más concisa, lo que siempre es más elegante y elocuente.        

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Dicen los autores recoger las ideas que plantean las dos propuestas que llegan a sus manos: los valores cristianos, la unión con la Patria, la historia compartida con Portugal y la propia España del territorio, así como la representación significativamente paisajística del territorio que aspira a tener armas propias. Aunque en realidad, en nuestra opinión, a la vista de lo que veremos, el dominio de la ciencia heráldica y la claridad y naturalidad con la que tratan estas cuestiones, acabarán por proponer un blasón nuevo, por diferente a los planteados, lleno de simbología histórica.

Comienzan por reflejar el territorio al poner de plata el pico de Santa Isabel, que es la que le da nombre a la ciudad. No se olvidan de Isabel II y de la reina Santa Isabel de Hungría, patrona de la ciudad, al cargar las armas, en un segundo cuartel, con una Y, griega, de oro recortada de la corona real. Otro elemento fundamental de Santa Isabel, su puerto, lo hacen figurar representado en el tercer cuartel empleando para ello un áncora de sable sobre ondas de plata y azur y de sable en el jefe la palabra BIAFRA que recuerda el golfo en el que se encuentra.

Y la vinculación con España, de la que ya comentamos se pretendía reflejar en los bosquejos heráldicos en el primer caso haciendo figurar los colores de la bandera española o el propio escudo de la nación, en el segundo, la resuelven de la mejor manera posible, añadiendo una pieza honorable como la bordura que, componada de Castilla y León, es la más clásica forma de simbolizar a España.

Esta bordura, en la propuesta que realizan Herrera y Fernández de Béthencourt, lleva en jefe el escusón de Borbón-Anjou en recuerdo de Carlos III, durante cuyo reinado este territorio se incorpora a la Corona, constituyendo la primera de las dos diferencias entre la propuesta de los académicos de la de la Historia en 1913 y la aprobada por el gobierno de España en 1954, ya que en esta última versión las armas de Borbón-Anjou no figuran.

Rematan la propuesta académica recuperando el lema FIDES que el Sr. López Cantó sitúa en el corazón de su diseño heráldica, colocándolo en letras de oro sobre una cinta de sinople bajo el escudo.

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Escudo cortado y partido, primero, de plata el pico de Santa Isabel; el segundo de azur la Y de oro recortada de la corona real; el tercero de oro, el ancla de sable entre ondas de plata y azur y en jefe las letras BIAFRA de sable. Bordura companada de Castilla y León, en jefe el escusón de Borbón-Anjou.

Ni las ideas pseudo heráldicas ni el blasonado académico timbran las armas. Es el escudo heráldico oficial el que aparece timbrado con la corona o coronel de la época de los Reyes Católicos. Realidad ésta que se repite en prácticamente todos los escudos de los territorios africanos de España aunque en su blasonado no figure.

De 1913 a 1954, casi medio siglo y un nuevo dibujante que, como no podía ser de otra manera, no restaron corrección al blasonado realizado por los académicos Herrara y Fernández de Béthencourt.

 Islas Canarias, 29 de abril de 2016

 

[i] Boletín de la Real Academia de Historia (número 63, 1913), pp 566-570.

[ii] Boletín Oficial de Estado, nº 346, pg. 8191, del 12 de diciembre de 1954.

[iii] Este Carrero que figura como firma del Director General de Marruecos y Colonias, no es otro que el que años más tarde sería nombrado presidente del Gobierno de España, Luís Carrero Blanco.

[iv] En 1962 fue modificado.

[v] FERNÁNDEZ DE BÉTHENCOURT, Francisco, nació en Arrecife (Lanzarote – Islas Canarias) el 3 de agosto de 1850 y falleció en Madrid el 2 de abril de 1916. Tomó posesión como Académico Numerario de la Real Academia de Historia el 29 de junio de 1900. Renovador de la ciencia genealógica fue también Académico de la Real Academia Española, en la que tomó posesión el 10 de mayo de 1914.

[vi] HERRERA y CHIESANOVA, Adolfo de, nació en Cartagena en 1847 y falleció en Madrid en 1925. Historiador y numismático. Tomó posesión como Académico Numerario de la Real Academia de Historia el 29 de diciembre de 1901.

[vii] En la edición del 3 de octubre de 1912 del diario ABC el Sr. López Cantó figuraba como el Delegado del Comité de defensa agrícola de Fernando Poo, y el 19 de diciembre de 1918 el mismo periódico lo identificaba como director del periódico La Voz de Fernando Poo.

30 04, 2016

Cuadernos AYALA: “EL ARCHIDUQUE ALBERTO. PIEDAD Y POLÍTICA DINÁSTICA DURANTE LAS GUERRAS DE RELIGIÓN”

Por |2020-11-13T03:39:42+01:00sábado, abril 30, 2016|

Artículo que reproducimos de la prestigiosa revista «CUADERNOS DE AYALA», en esta ocasión  “EL ARCHIDUQUE ALBERTO. PIEDAD Y POLÍTICA DINÁSTICA DURANTE LAS GUERRAS DE RELIGIÓN, recesión hecha y firmada por D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila; Marqués de la Floresta y Vizconde de Ayala.

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29 04, 2016

Cuadernos AYALA: “SÍMBOLOS DE ESPAÑA”

Por |2020-11-13T03:39:42+01:00viernes, abril 29, 2016|

Artículo que reproducimos de la prestigiosa revista «CUADERNOS DE AYALA», en esta ocasión “SÍMBOLOS DE ESPAÑA»recesión hecha y firmada por D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila; Marqués de la Floresta y Vizconde de Ayala.

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29 04, 2016

La Real Asociación de Hidalgos de España celebró ayer el 50 aniversario del Colegio Mayor Universitario Marqués de la Ensenada

Por |2020-11-13T03:39:42+01:00viernes, abril 29, 2016|

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Real Asociación de Hidalgos de España  50 ANIVERSARIO DEL COLEGIO MAYOR MARQUÉS DE LA ENSENADA.

La Real Asociación de Hidalgos de España celebró ayer el 50 aniversario del Colegio Mayor Universitario Marqués de la Ensenada, cuya primera promoción fue en el año 1966. 

Con las intervenciones del Presidente de la Real Asociación de Hidalgos de España, Conde de Tepa, del Rector de la Universidad Complutense D. Carlos Andradas Heranz, excolegiales y actuaciones de teatro, baile y música, se convirtió en una velada sobria y emotiva donde se fundieron recuerdos de muchas generaciones de colegiales.

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29 04, 2016

Presentación en el Archivo Real y General de Navarra del libro: “PROCESOS DE HIDALGUÍA DEL CONSEJO REAL DE NAVARRA QUE SE CONSERVAN EN EL ARCHIVO REAL Y GENERAL DE NAVARRA. SIGLO XVI”

Por |2020-11-13T03:39:43+01:00viernes, abril 29, 2016|

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Real Asociación de Hidalgos de España

Con la presencia de miembros de la Junta Directiva de la Real Asociación de Hidalgos de España, el pasado miércoles 27 de abril se presentó en el Archivo Real y General de Navarra el libro “PROCESOS DE HIDALGUÍA DEL CONSEJO REAL DE NAVARRA QUE SE CONSERVAN EN EL ARCHIVO REAL Y GENERAL DE NAVARRA. SIGLO XVI”, dirigido por D. Manuel Pardo de Vera y Díaz, primera de las publicaciones derivadas del convenio suscrito con el Gobierno de la Comunidad Foral de Navarra.

Un convenio que se añade a los suscritos con el Ministerio de Cultura, Junta de Andalucía, Gobierno de Aragón y Diputación de Zaragoza para la extracción y difusión de información de carácter genealógico y nobiliario.

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27 04, 2016

UNA ESTAMPA ANTIGUA; por D. José María Montells y Galán

Por |2020-11-13T03:39:43+01:00miércoles, abril 27, 2016|

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UNA ESTAMPA ANTIGUA

Sonreía don Ramón del Valle-Inclán, sonreía don Miguel Strogoff, sonreía el vizconde de Portadei, sonreía el viejo conde de Melgar, sonreían todos los presentes mientras don Jaime condecoraba con la Legitimidad Proscrita al eximio dramaturgo. Don Ramón, alborotada la leonina cabeza, lúgubre la manga vacía de la negra levita, solo acertaba a decir: Graciaz, graciaz. Graciaz a todoz.

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Melgar improvisó unas palabras sobre lo que la Causa debía al genio de las letras. Valle-Inclán se emocionó un tanto y los ojos le brillaron de pronto. El rey le abrazó parsimoniosamente, componiendo sin querer una estampa antigua, que duró un momento. Don Jaime gritó un viva que no se entendió y todos contestaron a voces. Cuando se retiraron, se hizo un corrillo en torno al rey. Allí estaba Strogoff, tiesa la monda cabeza de prócer, escuchando atento. El vizconde de Portadei, en el regio conciliábulo, afianzó los quevedos y algo masculló entre dientes, que nadie entendiera.

El rey acababa de decir que si Dios Nuestro Señor le devolvía la corona de sus antepasados, se edificaría un nuevo monasterio de El Escorial, más grandioso aún que el que mandó construir su antepasado don Felipe. Valle bizqueó de la sorpresa y protestó solemne: -Hay cozaz máz urgentez que hazer, Majeztad.
-Ya lo creo, Valle, ya lo creo. Pero no está de más dar gracias a Dios. Contestó don Jaime mientras atusaba el enorme bigote. Portadei hizo como que asentía, con un rictus ambiguo.

La baronesa de Rotschild ha coqueteado brevemente con el rey. Han sido unas pocas palabras inocentes, pero a don Jaime le han brillado los ojos. Ella se sabe hermosa y deseada. Su generoso escote deja entrever el pecho de una diosa. Entre tanto carcamal, brilla como un diamante. Ha venido a la recepción del melenudo, por lucirse junto al pretendiente. Portadei, cojo de resultas de la última guerra, de cuando rescató a don Carlos, de una multitud de republicanos, lo intuye desde la lejanía. El vizconde es un viejo cojo que ejerce de airado. La bella adivina que le tiene soterrada inquina. No aprueba sus amoríos, pero calla. No se le ocurriría hablar mal de ella, porque sabe que la batalla está perdida de antemano. No es enemigo, pero tendría que hacerle más caso. Portadei puede ser un aliado para cuando el rey esté a punto. El Borbón, rijoso, ha mencionado, entre dientes, el número de la habitación del hotel donde se aloja. Le visitará después de la tediosa cena en casa de Proust. Sabe que el español de los ojos tristes se limitará a proponerle una romántica fuga a Austria. Ella pondrá la excusa de su marido, el pobre y le dirá que no, entre mohines y sollozos. Don Jaime le jurará amor eterno.

Strogoff había conocido al monarca carlista, de cuando don Jaime había sentado plaza de teniente en los húsares del zar. El famoso correo de la novela de Verne había simpatizado con el pretendiente carlista nada más encontrarse en los campos de Crimea. Luego la vida les había separado, hasta esta reunión en París. El rey carlista le había acogido con cariño y Portadei le había ayudado a instalarse en la capital francesa.

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Miguel Strogoff silenció a los carlistas su caída en desgracia. El zar que siempre le había distinguido con su cariño y su cercanía, le había dado la espalda, cuando el húsar se había pronunciado contra el mujik. Rasputín era una lacra para el Imperio, tenía embrujada a la zarina y su influencia en la corte era nefasta. El coronel Strogoff abandonó Moscú resuelto a no volver. La verdad era otra, pero no la decía. Desde que había enviudado siempre había deseado visitar París, para conocer a Julio Verne, que le había hecho tan famoso en Europa.

La casualidad hizo el resto: paseaba por los Campos Elíseos, sin rumbo fijo, haciendo tiempo para acudir a Maxim´s, cuando se encontró de cara con don Jaime. Tardaron en reconocerse, pues los dos habían cambiado. Fue Strogoff el primero que avanzó para abrazar al pretendiente, mientras mandón y castrense, gritaba ¡Cuádrese, teniente Borbón! entre grandes risotadas y aspavientos de alegría. El rey se llevó una agradable sorpresa y presentó al siberiano a sus acompañantes, Portadei y el general Bermúdez, su ayudante, como un héroe de la campaña de Crimea. Strogoff les invitó a comer.

La verdad es que al vizconde no le gustaron las maneras del cosaco. Trataba al rey con una familiaridad algo inconveniente, pero transigió por las muestras de cariño que don Jaime prodigó a aquel ruso gigantesco. Strogoff estaría ya por los sesenta, pero se mantenía en forma. Debía haber sido todo un atleta, porque todavía conservaba una inmejorable facha.

Valle-Inclán descorrió los visillos lentamente, por saborear la vista de París. Al creador de Águila de blasón le gustaba París. Desde la balconada del hotel, miró los bulevares. Recreó la ojeada en la curvas de una señora de mediana edad que discutía con una jovencita. Una fermosura. Con una madama así debía casar el rey, por asegurar la dinastía. Dejarse de devaneos con el putón de la baronesa. Luego pensó en la conversación con el general Bermúdez. Movió la cabeza y se sorprendió diciendo en voz en alta: Zon unoz conzpiradorez de mierda.

Se sobresaltó don Zacarías Fernández de Aguirre, que le miraba embelesado: ¿Qué dice usía?
-Nada, mi querido don Zaca, que loz que rodean al rey, zon una reata de mierdentos. 
-¿No lo dirá en serio?
Valle se encogió de hombros y dejo escapar un suspiro. Estaba cansado y algo melancólico. Guardó su opinión para sí. Cierto es que Bermúdez ya era un señor muy mayor cuando había seguido al exilio a don Carlos, pero que semejante estantigua fuese todavía consejero áulico de don Jaime es como para abandonar la causa y tirarse al monte. La corte, sea la de Madrid o la de Estella, siempre es una rémora y al príncipe le falta el trato con el pueblo. Y los tiralevitas, como el memo del general, no le traerán nada más que disgustos. El único que se salva es Portadei, que es un cínico y sabe por dónde le pueden venir los tiros. Don Zaca, con cara de mochuelo, esperaba una respuesta.
-Algo hiede a podre en Dinamarca, don Zacarías. Dictaminó irónico.

El señor vizconde de Portadei desconfía del ruso. Ahora, el asunto de la baronesa es lo de menos. El rey se cansará de ella. Al correo del zar, le tiene en observación desde que se encontraron en los Campos Elíseos. Don Jaime siente gran admiración y estima por el siberiano y su influencia puede ser de utilidad, si Strogoff se aviene a un entendimiento. No está el carlismo para rasputines de poca monta.

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El rudo cosaco les ha ocultado que el zar no le puede ni ver. Es mal comienzo. Aparenta que se lleva a las mil maravillas con su señor, pero no es verdad. Por un cable, se lo ha dicho Benicarló, que está de agregado en Moscú y sabe los dimes y diretes de palacio. También el anciano infante don Alfonso, desde Roma, le ha prevenido contra el advenedizo. En Strogoff no todo lo que reluce, es oro. Se ha unido a don Jaime inexplicablemente. Portadei no cree en las casualidades. -Este está aquí por algo que no se me alcanza, se dice en voz baja.

Otro cantar es Valle-Inclán. Tampoco se fía del gallego. Demasiado incómodo. Demasiado leal. Demasiado carlista. Es capaz de iniciar otra guerra con tal de escribirla. No le dicho a nadie que Valle le parece un peligro. Sería una temeridad, tal y como andan las cosas, ya que todo el mundo en la corte de don Jaime le admira desde la publicación de su carlistada. A Portadei no le gustan sus estridencias ni su vehemencia. Es un mal educado con una lengua viperina. Está con el rey, por estética. A don Jaime le halaga que un literato como Valle le haga la propaganda y por ahora, es intocable. Pero ya meterá la pata. Tiempo al tiempo.

Don Jaime se toma muy en serio lo de Jefe de la Casa Real de Francia y los legitimistas galos le hacen descaradamente la pelota. Beaufromont le ha escrito un manifiesto a sus leales franceses que a Valle le parece un error. Molestará a republicanos, a los orleanistas, a los indiferentes y lo que es peor, preocupará a los españoles, a los navarros, sobre todo. Valle-Inclán no quiere pensar que tanta estupidez se debe a las pocas luces del Borbón, encoñado ahora con la francesa de marras. Don Jaime ha recibido al decrépito marqués de Cerralbo, el que fuera delegado de su padre en la Patria, de paso por París, que le ha aconsejado prudencia, las cosas en España no marchan bien para la Causa. Solo falta que sus fieles se enteren de sus flaquezas con relación al trono de San Luis. Y lo dice quien fue creado caballero del collar del Santo Espíritu por Carlos VII, aquel gigante. A Valle comienza a no gustarle la cercanía de Su Majestad.

A don Zacarías Fernández de Aguirre, que tiene la lágrima floja, se le humedecieron las pupilas cuando escuchó el ¡Viva España! que gritó el ruso. Un viva atronador, profundo, gutural casi. No cabe duda que el ruso sirve para la corte. Es un tío elegante y rotundo. A don Zaca, el ruso le parece un hombre cabal, no como el escritor de las guedejas, siempre criticando. Además, para esto ha venido desde Málaga hasta la capital francesa, para una cura de patriotismo dinástico; para ver al rey legítimo; para despotricar del liberalote de Alfonso, mal llamado trece; para oír de labios de un armario ruso de tres cuerpos un ¡Viva el Rey! muy bien vocalizado.

Don Zacarías ha dado un donativo para el fondo de los excombatientes y el rey se lo ha agradecido departiendo con él, por breves instantes, aunque a don Zaca le han parecido una eternidad. Don Jaime le ha preguntado por Adelita y los niños. El malagueño se ha pasado un poco contándole lo alto que está el mayor, Carlitos. Hasta Portadei se ha impacientado. Strogoff ha estado al quite, llevándose a Su Majestad a un aparte, no sin antes dejar que el rey le desease buena suerte. -Cuando esto se sepa en Málaga, los pelotas me nombrarán presidente del Círculo Jaimista, como si lo viese. Se dice el andaluz, que está como entre nubes. A Strogoff no se le escapa que Portadei ha recibido un cable de Madrid. Se ha retirado, como una sombra, al gabinete para leerlo a solas. Luego, ha vuelto al fiestorro, con el gesto demudado y la mirada perdida.

26 04, 2016

A la venta el libro: «Los Doce Linajes de la Ciudad de Soria»

Por |2020-11-13T03:39:43+01:00martes, abril 26, 2016|

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El periódico soriano «HERALDO DE SORIA», nos solicita la inclusión en el Blog de la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria, del presente artículo:

A la venta ejemplares de esta magnífica obra, siendo el precio final para los asociados a la Casa Troncal  de 50 euros y de 60 euros para las personas ajenas a la misma.

Para su adquisición ponerse en contacto con HERALDO DE SORIA, al teléfono 975233607

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   ‘La Institución de caballeros Hijosdalgo de los Doce linajes de la Ciudad de Soria’ es un libro que enriquece la historiografía local en el que su autor, José Antonio Martín de Marco, estudia en profundidad esta Institución arrancando desde sus reseñas y referencias en el Fuero de Soria, otorgado por el Rey Alfonso y con base en la bibliografía clásica Soriana.

   Entre sus hojas, el lector podrá descubrir el estudio minucioso de investigación que desempolva un legado desconocido: orígenes de la Institución, privilegios de Los Linajes, despojo de bienes y propiedades de la Casa Troncal de Linajes, disfrute de la Dehesa y Monte de Valonsadero y fin de la Institución de la Casa Troncal y Cuentas del Estado de los Caballeros Hijosdalgo de los Doce Linajes.

Es, en resumen, una obra maestra que merece ser leída por su trabajo de investigación de temática local que enriquece el conocimiento cultural e histórico de la ciudad y provincia.

 

 

25 04, 2016

El Cuerpo de la Nobleza del Principado de Asturias en los actos de conmemoración del 275 aniversario de la batalla de Cartagena de Indias

Por |2020-11-13T03:39:44+01:00lunes, abril 25, 2016|

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El Cuerpo de la Nobleza del Principado de Asturias en los actos de conmemoración del 275 aniversario de la batalla de Cartagena de Indias

El pasado fin de semana la Fundación Mencos, presidida por el Marqués de la Real Defensa, ha celebrado en Navarra, en la población de Enériz, unas jornadas en conmemoración del 275 Aniversario de la Batalla de la Cartagena de Indias.

Las jornadas se iniciaron el viernes 22 con una cena en el Hotel Palacio Guendulain de Pamplona, donde el Marqués de la Real Defensa pronunció unas palabras de agradecimiento dirigidas a todos los asistentes.

El sábado 23 se celebraron los actos principales de las jornadas de conmemoración. Empezando por una recepción en el Ayuntamiento de Enériz a las autoridades invitadas.

Tras la recepción en la Plaza de Sebastián de Eslava, el Coronel Jefe del Regimiento de Infantería Mecanizada Asturias Nº 31, Ilmo. Sr. D. Luis Martín-Rabadán, descubrió una placa en honor del primer Coronel del Regimiento Asturias, D. Sebastián de Eslava.

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Posteriormente se impartieron dos conferencias sobre la figura de Eslava, y sobre la batalla de Cartagena de Indias, tras las cuales se sirvió un vino español.

A la tarde se realizó una visita al Palacio de los Mencos en Tafalla, y para finalizar la jornada se celebró una cena de hermandad en el Hotel Maisonave de Pamplona.

Entre las autoridades invitadas acudieron los Mandos del Regimiento de Infantería Mecanizada Asturias Nº 31, destacando la presencia del General Jefe de la Brigada Acorazada Guadarrama 12, Excmo. Sr. D. José Conde de Arjona, representación de la Asociación Retógenes, por parte del Cuerpo de la Nobleza del Principado del Principado de Asturias acudieron su Canciller, Ilmo. Sr. D. Manuel Ruiz de Bucesta, D. Claudio Chaqués, y el Conde de Carrión de Calatrava.

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