Plaza Mayor n° 6, Soria, España

Archivos mensuales: junio 2016

30 06, 2016

El Ilmo. D. Luís Alberto Valero Aranda, ha sido recibido como Caballero de la Real y Benemérita Institución de los Caballeros Hospitalarios Españoles de San Juan Bautista

Por |2020-11-13T03:39:22+01:00jueves, junio 30, 2016|

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   El blog de la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria, se enorgullece de poder hacerse eco de  la noticia que nuestro estimado amigo el Ilmo. D. Luís Alberto Valero Aranda,  fue recibido como Caballero en el reciente Capítulo de la Real y Benemérita Institución de los Caballeros Hospitalarios Españoles de San Juan Bautista, celebrado el pasado 29 de Junio en  el Oratorio de San Felipe Neri, sede canónica de esa insigne institución hospitalaria.

MUCHAS FELICIDADES D. LUIS ALBERTO

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30 06, 2016

Capítulo de la Real y Benemérita Institución de los Caballeros Hospitalarios Españoles de San Juan Bautista

Por |2020-11-13T03:39:22+01:00jueves, junio 30, 2016|

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Fuente: http://sedvalientes.blogspot.com.es/2016/06/capitulo-por-festividad-de-san-juan.html?spref=fb

Nuestro querido amigo D. Jesús Rodríguez Arias, Ilustrísimo Caballero Hospitalario de San Juan, nos aporta esta noticia que ha publicado en el magnífico blog «SED VALIENTES» del cual es su redactor-director y que con mucho gusto publicamos en el blog de la Casa Troncal

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miércoles, 29 de junio de 2016

CAPÍTULO POR FESTIVIDAD DE SAN JUAN BAUTISTA DE LOS CABALLEROS HOSPITALARIOS.

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El pasado sábado 25 de junio se celebró con la solemnidad prevista el Capítulo de la Real y Benemérita Institución de los Caballeros Hospitalarios Españoles de San Juan Bautista en honor a su Santo Patrón.

Todos estábamos convocados a las doce del mediodía en el  Oratorio de San Felipe Neri, sede canónica de esta insigne institución hospitalaria, donde desde media hora atrás ya se veían llegar paulatinamente a Damas y Caballeros Hospitalarios así como invitados a dicha ceremonia. Los recipiendarios ya se encontraban dentro del templo recibiendo las últimas instrucciones del Iltmo. Sr. D. José María Pérez Moreno, Contador de la Institución, que ejercía de Maestro de Ceremonias.

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Recibiendo a las personalidades el Iltmo. Sr. D. José María Gómez, miembro del Consejo Supremo y experto en labores protocalarias.

Se podía ver y sentir una emoción apenas contenida tanto de los insignes señores que ingresarían en esta Real y Benémerita Institución así como las Damas y Caballeros Hospitalarios presentes e invitados.

A las doce del mediodía, hora del Ángelus, entro en procesión corporativa los miembros de Caballeros Hospitalarios terminando la misma con el Presidente, Excmo. Sr. D. Manuel Navarro González, siendo flanqueado por el Sr. Censor, Excmo. Sr. D. Angustín Rosety Fernández de Castro y por el Sr. Secretario General, Iltmo. Sr. D. José Ossorio Zájara.

Desde aquí felicitar a la persona que estuvo a cargo de que la Corporación hiciera su entrada con tanta solemnidad que es el  Sr. Visitador General, el Iltmo. Sr. D. Gonzalo Díaz-Alersi Rosety.

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Una vez todos los corporativos ocuparon su lugar correspondiente se empezó la Solemne Función religiosa que estuvo presidida por el rector del Oratorio y consultor eclesiástico de nuestra Institución, el Rvdo. Sr. D. Antonio Diufaín Mora.

Inmediatamente se procedió al juramento de los tres nuevos Caballeros Hospitalarios que en este Capítulo ingresaban ante la presencia del Sr. Presidente y Secretario General respectivamente.

Juramentaron los siguientes señores:

El Rvdo. Sr. D. Antonio Diufaín Mora que fue apadrinado por el Sr. Censor.

El Iltimo. Sr. D. Luis Alberto Valero Aranda que fue apadrinado por el Delegado en Madrid de Caballeros Hospitalarios, el Itmo. Sr. D. Victoriano Ruiz Peris.

El Iltimo. Sr. D. Nicolás Barroso Olaya que fue apadrinado por el Sr. Censor.

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Una vez los nuevos Caballeros Hospitalarios ocuparon su lugar correspondiente continuó la solemne celebración religiosa en las que hay que destacar las certeras palabras que en la homilía pronunció el Rvdo. Sr. D. Antonio Diufaín así como el cuidado repertorio de la coral «Canticum Corum».

Una vez terminada la Eucaristía se hicieron las tradicionales fotos de familia junto a muestras de cariño hacia los nuevos miembros de la Real y Benemérita Institución de los Caballeros Hospitalarios Españoles de San Juan Bautista que ingresaron en un caluroso sábado en el Capítulo celebrado en honor de San Juan Bautista, Santo Patrón de esta Institución hospitalaria.

Finalizó todo con un almuerzo de hermandad celebrado en el histórico Casino Gaditano.

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Desde aquí felicitar a nuestros nuevos hermanos hospitalarios porque con su ingreso hacen aun más grande a nuestra benemérita intitución, al Sr. Presidente, el Excmo. Sr. D. Manuel Navarro como cabeza visible de Caballeros Hospitalarios así como a todos los que colaboraron para que  nuevamente este Capítulo forme parte de la  historia en nuestra propia historia.

Así como a las personalidades, entre ellos el Sub-Delegado de Defensa, el Excmo. Sr. D. Joaquín Tomás González,  y medios presentes en el acto.

De forma muy particular agradecer a D. José Alberto Ortiz Benítez por este reportaje fotográfico que ha tenido a bien ofrecernos y con el cual se ilustra este artículo con el cual se deja constancia de este solemne Capítulo.

Que Dios, Nuestro Señor, la Inmaculada Concepción de María y San Juan Bautista nos guíen y protejan siempre.

Jesús Rodríguez Arias

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D. Jesús Rodríguez Arias y esposa

D. Jesús Rodríguez Arias y esposa

28 06, 2016

Patrimonio Nacional: Collar de la Orden del Toisón de Oro

Por |2020-11-13T03:39:23+01:00martes, junio 28, 2016|

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Collar de la Orden del Toisón de Oro

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Autor:  Narciso Soria, platero

Descripción: 

Este Toisón de Oro fue concedido por el rey Felipe IV a la Virgen de Atocha. Sin embargo, fue la reina Isabel II, como maestre de la orden, quien finalmente llevó a cabo la imposición a la Virgen el 20 de agosto de 1854.

El artífice encargado de su fabricación fue Narciso Soria, platero y diamantista de la Real Casa y Cámara. El collar, de plata dorada y esmalte, se compone de sesenta y dos eslabones que llevan por el reverso la marca del artífice (N/SORIA) y la marca cronológica de fabricación (escudo con osa y madroño/54). Los eslabones se alternan: treinta y uno de borgoña con otros treinta y uno de pedernal con ráfagas, enlazados por argollas internas. El pedernal se decora con siete pintas blancas a modo de margarita, sobre fondo azul oscuro. El vellocino de oro es de gran tamaño.

Soria comenzó a trabajar para el rey Fernando VII en la doble maestría de plata y oro. Continuó al servicio de la reina Isabel II realizando tanto sus joyas personales como las necesarias para el servicio de la Real Casa. Entre estas alhajas destaca este collar de la orden del Toisón de oro regalado por la Reina a la Virgen de Atocha para que lo luciera junto con las joyas – coronas, halo y resplandor- fabricadas por el mismo platero dos años antes, en 1852.

Fecha:  Siglo XIX. Hacia 1854

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Materia y técnica:  Oro y plata sobredorada. Troquelado, cincelado, fundido, esmaltado

Dimensiones:  133,5 x 2,8 x 0,4

Número de inventario:  10016617

25 06, 2016

Diego Hurtado de Mendoza. I Duque del Infantado y II Marqués de Santillana; por D. José M. Huidobro

Por |2020-11-13T03:39:23+01:00sábado, junio 25, 2016|

Artículo de fecha 22-04-2016 de D. José Manuel Huidobro 

Caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España. Máster en Derecho Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED). Autor de 55 libros y más de 700 artículos.

 Diego Hurtado de Mendoza. I Duque del Infantado y II Marqués de Santillana

 La familia Mendoza tuvo unos inicios realmente humildes pues al comienzo eran unos hidalgos vascos, dispuestos a ascender aprovechando las luchas, los casamientos y el favor real, dueños de una torre en una pequeña aldea de Álava: Mendoza, situada cerca de Vitoria.  Uno de sus miembros destacados fue Don Diego Hurtado de Mendoza, primer Duque del Infantado y segundo Marqués de Santillana.

 El pacto entre los Mendoza, los Haro y los Hurtado, a través de diversos matrimonios, elevaron el estatus de esta familia. Emigrados y asentados en Guadalajara en el Siglo XIV, los Mendoza fueron aumentando sus posesiones siendo señores de Hita, Buitrago (mayorazgos en 1380), Guadalajara , el Real de Manzanares (1383), y luego de Colmenar, Liébana, Tendilla (1395), Señores (por matrimonio) de los Estados de las Asturias en Santillana (Santander, 1445) y otros lugares de Castilla e incluso del Reino de Aragón. Alrededor de Mendoza (Alava) sus dominios constituían las «Tierras del Duque» (por el Duque del Infantado).

I Duque del Infantado (Museo del Prado)

I Duque del Infantado (Museo del Prado)

Son miembros destacados de este linaje Pedro González de Mendoza (1340-1485), Diego Hurtado de Mendoza (1365-1404), Íñigo López de Mendoza (1398-1458), Marqués de Santillana y Conde del Real de Manzanares, Pedro González de Mendoza (1428-1494), llamado el cardenal Mendoza, y Diego Hurtado de Mendoza y Suárez de Figueroa (1415-1479), el primer Duque del Infantado.  Don Diego Hurtado de Mendoza, nacido en Guadalajara hacia1415, era el primer hijo y heredero de Don Iñigo López de Mendoza (primer Marqués de Santillana) y de Doña Catalina Suárez de Figueroa, y fue llamado como su abuelo. Fue, pues, el segundo marqués de Santillana y Conde del Real de Manzanares, donde falleció en su castillo en el año 1479.

 El Rey Enrique IV no se llevaba bien con Diego y aunque primero le expulsara de Guadalajara en 1459, le concedió en 1460 el título de Conde de Saldaña para los primogénitos de su Casa (en pago al apoyo de los Mendoza) volviendo Diego a Guadalajara en 1462. Diego también luchó en la frontera de Granada.

 Como todos los Mendoza fue primeramente partidario y guardián de la princesa Juana «la Beltraneja», pero tras el nombramiento de su hermano Pedro como Cardenal éste se decantó en 1473 hacia el bando de Isabel y Fernando, y tras unas entrevistas secretas con Fernando e Isabel, Diego pasaría con toda su familia, en mayo de 1474, a apoyar a los futuros Reyes Católicos. En estos «tejemanejes políticos» Diego siguió la línea marcada por su hermano el Cardenal Pedro de Mendoza.

Palacio del Infantado, antes de su restauración tras la Guerra Civil

Palacio del Infantado, antes de su restauración tras la Guerra Civil

En la guerra civil por la sucesión al trono al morir Enrique IV, su actuación, fue agradecida por la Reina Isabel. Por ello unió en 1475 al título (y las riquezas) de Marqués de Santillana el de Duque del Infantado, que posteriormente formaría parte de la llamada «Grandeza de España de Primera Clase». El título completo es «Duque de las Cinco Villas del Estado del Infantado», destacando entre esas villas las de Alcocer, Salmerón y Valdeolivas. La divisa de los Duques era «Dar es señorío, recibir es servidumbre», indicando que por sus riquezas no necesitaban servir a un señor más alto que ellos para recibir a cambio recompensa alguna. Los Mendoza capitaneados por el duque y el gran Cardenal ayudarían en 1476 a ganar la decisiva batalla de Toro (Zamora).

Castillo de Manzanares el Real (Madrid)

Castillo de Manzanares el Real (Madrid)

  El duque tuvo posesiones tanto en Castilla como en Aragón, pero su relevancia política no es comparable a la de su hermano Pedro (el Gran Cardenal) y su padre. Mejoró el castillo de Manzanares y las posesiones en Guadalajara capital, y fue devoto del Monasterio de Sopetrán. Él y sus descendientes eran, en la práctica, los dueños de la ciudad de Guadalajara, aunque no sus Señores, pues la ciudad era de Realengo. Casó en 1436 con Brianda de Luna, prima del antiguo enemigo de su padre el Condestable D. Alvaro de Luna, con lo que comenzaran a unirse las casas de Mendoza y Luna, pudiéndose contemplar escudos con ambas armas en el patio del Palacio del Infantado en Guadalajara.

Escudos de los Mendoza-Luna

Escudos de los Mendoza-Luna

El escudo de los Mendoza

 Las primitivas armas de este linaje son «una banda de gules perfilada de oro en campo de sinople». A partir de este origen ha habido muchas modificaciones, pero siempre tiene «la banda roja sobre el campo verde»,

 La más famosa modificación fue la que ideara el marqués de Santillana y que se representa en un sello hacia 1440, escudo cuartelado en sotuer: 1º y 4º en campo de sinople una banda de gules perfilada de oro, 2º y 3º en campo de oro la salutación angélica AVE MARIA GRATIA PLENA en letras de sable. El marqués conoció el cuartelado en sotuer durante su estancia de juventud en el reino de Aragón y combinó las armas paternas de los Mendoza con las maternas del «Ave María» de los «de la Vega».

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 La confusión de los apellidos

 El caos que existió en España durante la Edad Media, en el uso de los apellidos hace muy difícil identificar los protagonistas de la historia y establecer las genealogías con resultados satisfactorios. Esta irregularidad llegó a ser casi una anarquía, extendiéndose, no sólo a las familias de rancio abolengo, sino a los estratos sociales más pobres, e incluso a los conversos a la fe cristiana, perdurando también en América hasta bien entrado el siglo XVIII.

 Un típico ejemplo de esta irregularidad de apellidos es evidente en los hijos e hijas de Don Íñigo López de Mendoza (1398-1458), mejor conocido como el marqués de Santillana, y de su esposa doña Catalina Suárez de Figueroa. La sucesión fue la siguiente:

     Diego Hurtado de Mendoza

    Íñigo López de Mendoza

    Lorenzo Suárez de Figueroa

    Pedro González de Mendoza

    Pedro Hurtado de Mendoza

    Juan Hurtado de Mendoza

    Pedro Lasso de la Vega

    Mencía de Mendoza

    María de Mendoza

    Leonor de la Vega

 De todos los hijos mencionados, siete de ellos ostentaban el apellido paterno de Mendoza; dos llevaban el apellido paterno de la abuela, de la Vega; y uno tenía el apellido materno de Figueroa.

 Publicado en el blog «Hidalgos en la Historia» cuyo blogmaster es D. J. Manuel Huidobro

 http://hidalgosenlahistoria.blogspot.com.es/

25 06, 2016

La Monarquía en la Historia de España

Por |2020-11-13T03:39:23+01:00sábado, junio 25, 2016|

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Fuente: http://www.casareal.es/ES/MonarquiaHistoria/Paginas/historia-monarquia.aspx

La Monarquía en la Historia de España

 La Monarquía, en sus diferentes concepciones y modalidades, ha venido siendo de modo predominante la forma de Gobierno, o de máxima organización del poder político, que se ha conocido en España y en sus territorios adyacentes e insulares a lo largo de la Historia. En este sentido, la historia político-institucional de España, como la de otros países europeos, es en parte la historia de su Monarquía y sus Reyes.

"Regnorum Hispaniae nova descriptio". 1631. Willem Blaeu.

«Regnorum Hispaniae nova descriptio». 1631. Willem Blaeu.

Ya reinos míticos de la antigüedad, como Tartesos en el sur peninsular, o los pueblos tradicionalmente asentados en toda Iberia desde la Edad de los Metales —íberos, celtas y otros— adoptaron de manera mayoritaria formas de gobierno y de poder de definición y estructura monárquicas. 

La civilización romana en la Península a partir de finales del siglo III a. de C. consolidó esa tendencia al incorporar la Península —desde entonces conocida como Hispania— al marco del Imperio Romano. Éste se afirmó como una construcción política netamente monárquica desde la plena incorporación de Hispania en tiempos del primer Emperador, Augusto. Hispania dio a Roma algunos de sus principales emperadores, como Trajano —que extendió sus fronteras desde las islas Británicas a Mesopotamia, incluyendo la actual Rumanía; Adriano y Marco Aurelio —conocidos por la impronta cultural, filosófica y artística que legaron; o Teodosio el Grande, que dividió definitivamente el Imperio en dos partes, posibilitando de este modo la existencia y continuidad de un gran Estado de cuño grecolatino en el orbe oriental —el Imperio Romano de Oriente, comúnmente llamado Imperio bizantino— hasta los albores de la Edad Moderna a mediados del siglo XV.

El colapso y la desintegración del Imperio Romano Occidental, en gran parte propiciados por la incursión de pueblos de origen germánico organizados también al modo monárquico, trajeron consigo la articulación de reinos independientes en las antiguas provincias romanas. En Hispania, se instaló a partir del siglo V d. de C. el pueblo visigodo que, oriundo del norte de Europa, venía transitando por territorio romano desde hacía varios siglos. Ya el Rey Ataúlfo, primer monarca visigodo que reina en Hispania todavía bajo soberanía formal romana, adoptó disposiciones regias en lo que se considera una muestra de ejercicio de poder real autónomo en España hace mil seiscientos años. Posteriormente, con el Rey Leovigildo y sus sucesores, se alcanzó en los siglos VI y VII una forma de unidad política, territorial, jurídica y religiosa del territorio hispánico tras ser reducidos algunos poderes rivales como el Reino suevo instalado en el noroccidente peninsular y tras unificar códigos legales para su aplicación indistinta a los pobladores de origen romano y godo y al lograrse la unidad religiosa en torno al catolicismo tras el definitivo apartamiento del arrianismo.

La Monarquía hispanogoda, que se reconoció política y legalmente heredera y sucesora de Roma en la Península, constituye la primera realización efectiva de un Reino o Estado independiente de ámbito y territorialidad plenamente hispánicos. Su Corona o jefatura máxima tuvo carácter electivo al ser seleccionados sus monarcas dentro de una determinada estirpe.

El derrumbamiento del Reino hispanogodo como consecuencia de sus conflictos intestinos y de la conquista musulmana dio comienzo al largo proceso convencional e históricamente denominado Reconquista. En varios núcleos cristianos del norte peninsular —particularmente en Asturias— se constituyeron reinos y espacios articulados monárquicamente que, de manera paulatina e ininterrumpida, procedieron a recuperar el territorio peninsular teniendo como referente el extinguido Reino hispanogodo y como objetivo su plena restauración.

Asturias, Galicia, León y Castilla, así como Navarra, Aragón y los condados catalanes consolidaron sus solares originarios y ampliaron sus territorios favoreciendo también la creación de nuevos reinos en los espacios adyacentes. Así se articularon en la Península e Islas otros reinos como Portugal, Valencia y Mallorca. Por aquellos siglos, el sector peninsular correspondiente a al-Andalus, se organizó, como el cristiano, al modo monárquico constituyéndose, según los distintos periodos, el Emirato y el Califato de Córdoba y, después, los reinos de Taifas.

Cabe destacar que tanto en la Hispania cristiana heredera de la tradición hispanorromana e hispanogoda como en al-Andalus se organizaron institucionalmente las más altas percepciones de las cosmovisiones monárquicas que imperaban en el mundo de entonces. Así, si en la Europa occidental el máximo rango político-formal correspondía al Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, en la España cristiana fueron varios los Reyes —particularmente Alfonso VI y Alfonso VII de León y de Castilla— que asumieron la dignidad de Emperador de España o de las Españas. En tierras hispanomusulmanas, monarcas de Córdoba adoptaron los títulos de Emir y Califa al igual que sus contrapartes del universo islámico afroasiático con centros en Damasco o Bagdad.

La culminación de la Reconquista a fines del siglo XV tuvo como resultado la extinción del espacio hispanomusulmán y la convergencia política y territorial de las principales Coronas españolas, las de Castilla y Aragón, con unos mismos monarcas, los Reyes Católicos Isabel y Fernando. A esa unión monárquica se incorporaron poco después el Reino de Navarra y, a finales del siguiente siglo, con Felipe II, el Reino de Portugal, lográndose así la completa unión peninsular hispánica, o ibérica, en el marco de una Monarquía común. Coetáneamente, y también con posterioridad, durante los siglos XVII y XVIII, la Monarquía de España adquirió una dimensión planetaria con la consiguiente incorporación de territorios y reinos en diferentes continentes. Los pueblos y territorios de América se organizaron como los de las tierras andaluzas después de las conquistas de tiempos de Fernando III el Santo. Lo mismo que en Andalucía se formaron reinos —los de Jaén, Córdoba, Sevilla, y posteriormente Granada— en Indias también se constituyeron reinos con virreyes como delegados del monarca, en Nueva España, El Perú y posteriormente, en Nueva Granada y en el Plata, por lo que el Rey se consideraba sucesor de los emperadores autóctonos, como se quiso expresar mediante las esculturas de Moctezuma, último emperador azteca, y de Atahualpa, último emperador incaico, situadas en una de las fachadas del Palacio Real de Madrid.

El título o tratamiento tradicional de Católicos concedido a los Reyes de España por el papa Alejandro VI en 1496, a Fernando, Isabel y sus sucesores, hizo referencia en su momento a la concreta adscripción religiosa del monarca y a su defensa de la fe católica, aunque también denotaba, según ciertas interpretaciones, una proyección de carácter ecuménico y universalista en un momento en el que, por primera vez en la historia del mundo, un poder político —en este caso la Monarquía Hispánica— alcanzaba una dimensión global con soberanía y presencia efectiva en todos los continentes —América, Europa, Asia, África y Oceanía— y en los principales mares y océanos —Atlántico, Pacífico, Índico y Mediterráneo.

Consecuencia del proceso histórico acumulativo e incorporador de la Monarquía española fueron las específicas titulaciones utilizadas por los Reyes de España. Junto al título corto —Rey de España, o de las Españas— que hace referencia sintética al solar originario de la Monarquía, se utilizó oficialmente en cada reinado y hasta el siglo XIX el título grande largo con explícita mención de los territorios y títulos con los que reinaba el monarca español, con los que habían reinado sus antepasados o sobre los que se consideraba tenía legítimo derecho. Sirva como muestra la extensa titulación de Carlos IV, todavía en 1805, plasmada en la Real Cédula que precedía al texto legal de la Novísima Recopilación de las Leyes de España con ocasión de su promulgación: “Don Carlos por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las Dos Sicilias, de Jerusalem, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Menorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarbes, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas de Canaria, de las Indias Orientales y Occidentales, islas y Tierra firme del mar Océano; Archiduque de Austria; Duque de Borgoña, de Brabante y de Milán; Conde de Apsburg, de Flandes, Tirol y Barcelona; Señor de Vizcaya y de Molina”. Cabe subrayar que la vigente Constitución Española, en su artículo 56.2, señala que el título del Jefe del Estado“es el de Rey de España y podrá utilizar los demás que correspondan a la Corona”.

Como vértice superior del Estado monárquico, a la Corona le correspondió en tiempos medievales y en el Antiguo Régimen las máximas y más amplias funciones gubernativas y, por ello también, una especial responsabilidad tanto en los aciertos como en los errores.

Sancho III el Mayor, Rey de Navarra, ya en el siglo XI reunió bajo su trono una parte sustancial de la España cristiana. Sin embargo, al igual que otros Reyes medievales hispanos y por causa de una tradicional visión patrimonialista de la Monarquía, dispuso que se dividieran sus dominios tras su fallecimiento. El Rey de León Alfonso IX se adelantó a su tiempo convocando en 1188 las primeras Cortes de la historia europea con participación ciudadana, noble y eclesiástica. Fernando III el Santo unificó definitivamente los Reinos de Castilla y de León dando un impulso irreversible a la Reconquista. Alfonso X el Sabio favoreció la cultura y las artes, además de establecer los fundamentos legislativos y hacendísticos de una nueva forma de Estado monárquico. Jaime I de Aragón y sus sucesores afirmaron la unión política de los territorios de la Corona aragonesa y su expansión ultramarina mediterránea.

Ya en la Edad Moderna, los Reyes Católicos, además de completar la Reconquista y posibilitar el descubrimiento del Nuevo Mundo, impulsaron el Derecho de Gentes —embrión y base del futuro Derecho Internacional— así como una legislación indiana, nueva en su tiempo por la protección de derechos que propugnaba y la alternativa expulsión-conversión al cristianismo de la población judía en España. Carlos I, que con los recursos políticos, económicos y militares de España sumó a sus dominios el Sacro Imperio Romano Germánico y, sobre todo, los grandes Imperios y territorios americanos de México y Perú, se convirtió por ello en uno de los monarcas más famosos de la Historia Universal, más conocido como Carlos V el Emperador. No obstante, dio término a los movimientos que en España luchaban por las libertades de las ciudades en torno a 1520. Felipe II, unificador de la Península al incorporar Portugal a la Corona —y que previamente había sido Rey de Inglaterra e Irlanda por vía matrimonial— representó el apogeo de la Monarquía Hispánica en el mundo, la cual mantuvo una posición preeminente de hegemonía con Felipe III y Felipe IV —el Rey Planeta—, hasta mediados del siglo XVII. Tras el periodo ilustrado del siglo XVIII, impulsado por soberanos como Felipe V, Fernando VI, Carlos III y Carlos IV siguieron tiempos de inestabilidad política, económica y social con motivo de las consecuencias de la guerra contra los ejércitos de Napoleón Bonaparte entre 1808 y 1814.

El tránsito del Antiguo Régimen al Estado Liberal es también el tránsito de la soberanía como competencia del Rey a la soberanía como atributo exclusivo de la Nación y así se estableció en Cádiz con la Constitución de 1812. En ese proceso de traslación de la titularidad de la soberanía hacia el pueblo, el monarca se afirmó como la máxima representación institucional y personal de la Nación soberana. Esta traslación es fundamental para comprender la identidad final del Rey en la actualidad como Jefe del Estado y representante máximo de la Nación en la cual reside la soberanía.

A la muerte de Fernando VII y en tiempos de su viuda, la Reina Gobernadora María Cristina de Borbón, se favoreció el cambio político para culminar en la Constitución de 1837, con lo que España pasó de estar regida por una monarquía absoluta a que la soberanía residiera en la Nación. El siglo XIX español —que viviría un breve periodo republicano— fue testigo de guerras internas entre isabelinos y carlistas. Al mismo tiempo, durante el reinado de Isabel II, España experimentó cambios de gran trascendencia económica, política y social, al establecer sistemas monetario, hacendístico e institucional propicios a fomentar un proceso de industrialización fundado en los grandes cambios en los transportes (especialmente con el ferrocarril) y en las comunicaciones, y con una legislación que favoreció la creatividad y las iniciativas empresariales.

El periodo de la Restauración iniciado en 1875 con Alfonso XII acabó en 1931 con la proclamación de la II República y el final del reinado de Alfonso XIII. Fueron años de gran crecimiento económico fundado en la industrialización de España, favorecido por la neutralidad durante la primera guerra mundial. En 1947, ocho años después del final de la Guerra Civil Española y en pleno régimen dictatorial, se estableció por Ley que España era un Estado constituido en Reino.

S. M.  Juan Carlos i (composición en photoshop del redactor del Blog)

S. M. Juan Carlos i (composición en photoshop del redactor del Blog)

El acceso de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I a la Jefatura del Estado en 1975 favoreció e impulsó la Transición a un régimen democrático de libertades plenas y a un Estado social y de Derecho consagrado en la Constitución de 1978. Los decenios transcurridos desde entonces se consideran los de mayor progreso económico y social de toda la Historia contemporánea de España.

                                                                    ***

Al linaje real español, que tiene sus raíces en las familias reales de los antiguos reinos cristianos hispánicos de la Alta Edad Media, se adscribieron en cada periodo histórico diferentes casas dinásticas, cada una de ellas con un apellido específico con el que se designó a la familia real. Así, aunque se admite convencionalmente y desde criterios clasificatorios e historiográficos que sobre la totalidad de España desde su unificación han reinado las Casas de Trastámara, Austria y Borbón, en realidad existe una continuidad dinástica y de linaje que liga genealógicamente al actual titular de la Corona de España, S. M. el Rey Don Felipe VI, con la generalidad de los Reyes españoles de las Edades Moderna y Contemporánea y con los más remotos monarcas de los reinos medievales peninsulares.

S. M. Felipe VI(composición en photoshop del redactor del Blog)

S. M. Felipe VI(composición en photoshop del redactor del Blog)

23 06, 2016

Los hidalgos y los trabajos manuales; por D. José M. Huidobro

Por |2020-11-13T03:39:24+01:00jueves, junio 23, 2016|

Artículo de fecha 19-04-2016 de D. José Manuel Huidobro 

Caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España. Máster en Derecho Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED). Autor de 55 libros y más de 700 artículos.

 Los hidalgos y los trabajos manuales

 El 18 de marzo de 1783, el rey Carlos III publica una Real Cédula en la que declara que es honrado y honesto ejercer oficios artesanos, hasta entonces considerados viles, por lo que, a partir de entonces, aquella persona que los venía desempeñando podía ejercer empleos municipales. 

La disposición real era el resultado de escritos e informes que sugerían la conveniencia de poner fin al estado de desprestigio que pesaba sobre quienes ejercían trabajos manuales, lo que iba en perjuicio de la economía de la nación. 

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Monumento en las murallas de Ávila

Monumento en las murallas de Ávila

Según D. Manuel Pardo de Vera, Vicepresidente de la RAHE, “Algo muy difundido, pero que no es cierto, es que ser hidalgo era incompatible con ejercer oficios mecánicos, de artesanos, de comercio, etc. Basta con ver los padrones con distinción de estados para comprobar que los hidalgos ejercían toda clase de oficios. Con lo que era incompatible ejercer determinados oficios era con ser caballero ya que esto exigía dedicación exclusiva a las armas”. El autor de este blog comparte plenamente esta opinión.

En este enlace se ve la transcripción de un padrón de Ortigosa de Cameros y comprobarlo.

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El texto completo de la Real Cédula de 1783, decía así: «Por la cual se declara que no sólo el oficio de curtidor, sino también los demás artes y oficios del herrero, sastre, zapatero, carpintero y otros a este modo, son honestos y honrados; y que el uso de ellos no envilece la familia ni la persona del que lo ejerce; ni la inhabilita para obtener los empleos municipales de la república en que están avecindados los artesanos y menestrales que los ejercitan; y que tampoco han de perjudicar las artes y oficios para el goce y prerrogativas de la hidalguía, a los que la tuvieren legítimamente… siendo exceptuados de esta regla los artistas o menestrales o sus hijos que abandonasen su oficio y el de sus padres y no se dedicaren a otro o a cualesquiera arte o profesión con aplicación y aprovechamiento aunque el abandono sea por causa de riqueza y abundancia; en inteligencia de que mi Consejo, cuando hallare que en tres generaciones de padre, hijo y nieto ha ejercitado y sigue ejercitando una familia el comercio o las fábricas con adelantamientos notables y de utilidad al Estado, me propondrá, según le he prevenido, la distinción que podrá concederse al que se supiese y justificase ser director o cabeza de tal familia que promueve y conserva su aplicación».

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Retrato de Carlos III, rey de España

Retrato de Carlos III, rey de España

Desde principios del siglo XVIII se tuvo clara conciencia del problema y empezaron a aparecer escritos y leyes que intentaron, fundamentalmente, cambiar las mentalidades y convencer al noble y al plebeyo de que todo trabajo era digno y sólo la ociosidad era deshonrosa, idea que se convertiría en uno de los pilares básicos de toda la política económica del despotismo ilustrado, pero no fue hasta el reinado de Carlos III que se tomaron verdaderas medidas para resolver la situación económica y social derivada del descrédito del trabajo manual.

 Sobre Carlos III

 Carlos III, Rey de España de 1759 a1788, hijo de Felipe V y de Isabel de Farnesio, fue duque de Parma y de Plasencia (1731-35), y rey de Nápoles y Sicilia (1734 y 1759), y a la muerte de su hermano Fernando heredó la corona española. Su reinado marca la plenitud del despotismo ilustrado en España.

Ayudado por un equipo de ministros excepcionales, entre los cuales destacan los nombres de Esquilache, Floridablanca, Campomanes, Roda, Aranda y Múzquiz,impulsó importantes reformas económicas, sociales y políticas siendo considerado como el más ilustrado de los reyes españoles; así, por ejemplo, llevó a cabo medidas que molestaron a amplios sectores de la aristocracia tradicional o del clero como el proyecto de contribución única y universal, la reorganización del Consejo de Castilla, la prohibición de aumentar los bienes de manos muertas y la limitación de la inmunidad eclesiástica inquietaron a la aristocracia y al alto clero, quienes organizaron en 1766 el llamado motín de Esquilache (una revuelta de los madrileños en marzo de 1766 protestando por el decreto del marqués de Esquilache, primer ministro de Carlos III, que prohibía el uso de la capa y del chambergo (sombrero de ala ancha) con el pretexto de que dichas prendas cubrían las caras de los sospechosos.

Las razones reales del motín fueron la escasez de pan (malas cosechas de 1763-1765) y el encarecimiento de los artículos de consumo. Los amotinados pedían a Carlos III, entre otras cosas la destitución de Esquilache, la anulación de las disposiciones sobre el traje y una rebaja de los precios de los alimentos. El rey no tuvo más remedio que ceder a sus peticiones, pero no cejó hasta encontrar unos supuestos instigadores de la insurrección. Ensenada y los jesuitas (expulsados de España el 1 de abril de 1767) fueron las cabezas de turco del motín.

En lo concerniente al sector agrario, Carlos III disminuyó los bienes vinculados y de manos muertas, y limitó los privilegios de la Mesta, vigentes desde tiempos de los Reyes Católicos, en beneficio de la agricultura, En materia industrial y comercial, proclamó la libertad de la industria y de la circulación de toda clase de mercancías, suprimió las aduanas y demás trabas interiores, promulgó la libertad de comercio con América y modernizó la política fiscal.

 Publicado en el blog «Hidalgos en la Historia» cuyo blogmaster es D. J. Manuel Huidobro

 http://hidalgosenlahistoria.blogspot.com.es/

23 06, 2016

Programa de actos del II Congreso de Genealogía, Heráldica, Nobiliaria y Ciencias Instrumentales de la Historia “Joaquín Mercado” en Ateneo de Ilugo

Por |2020-11-13T03:39:24+01:00jueves, junio 23, 2016|

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Programa de actos del II Congreso de Genealogía, Heráldica, Nobiliaria y Ciencias Instrumentales de la Historia “Joaquín Mercado” en Ateneo de Ilugo

D. Francisco Armijo Higueras, presidente del Ateneo de Ilugo, nos remite el cartel e invitación para el  Congreso, que se celebrará los próximos días 24 y 25 de Junio en Santiesteban del Puerto (Jaén)

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Cabe destacar, que nuestro querido amigo y colaborador de este Blog de la Casa Troncal, D.  José Manuel Huidobro Moya, será el encargado de realizar la conferencia bajo el título: Hidalguía y Sociedad “Entre la Guerra y la Ciencia”

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  • Lugar: Museo Jacinto Higueras. Salón de Personajes Ilustres. Plaza Mayor, 8. Santiesteban del Puerto (Jaén)
  • Fecha: Del 24-06-2016 al 25-06-2016
  • Hora: Inauguración el 24 de junio a las 20:30 horas
  • Organiza: Ateneo de Ilugo
  • Colabora: Fundación Unicaja Jaén
  • Precio: Entrada gratuita

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22 06, 2016

LA HERMANDAD NACIONAL MONÁRQUICA DE ESPAÑA ENTREGÓ SUS GRANDES CRUCES EN ALBACETE

Por |2020-11-13T03:39:24+01:00miércoles, junio 22, 2016|

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LA HERMANDAD NACIONAL MONÁRQUICA DE ESPAÑA ENTREGÓ SUS GRANDES CRUCES EN ALBACETE

El pasado sábado día 18 de junio, tuvo lugar en Albacete, la imposición de las Grandes Cruces a la Lealtad, de la Hermandad Nacional Monárquica de España.

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Tal y como disponen sus estatutos, dicha celebración deberá coincidir con la efeméride de la proclamación de Felipe VI como Rey de España.

El acto se celebró con una cena en el Gran Hotel de Albacete y contó con la asistencia de un centenar de miembros de las Hermandad venidos de todos los puntos el territorio nacional, así como con autoridades y representantes de diversos colectivos sociales de la ciudad como los Reales Tercios de España o de la Junta de Cofradías de Albacete.

El acto institucional, dio comienzo a las 21, 30 h. con las palabras de bienvenida de D. Antonio Martínez Alcalde, Presidente provincial de la Hermandad en Albacete y continuó con la entrega de las Medallas al Mérito de la Hermandad que tiene como fin premiar la labor de todos aquellos miembros, que se hayan distinguido por su trabajo excepcional en pro de los fines de la Hermandad.

Las cruces al Mérito recayeron en las personas de:

  • Sr. D. Pedro Miguel Piñeiro Lago
  • Sr. D. José Luis Pérez –Chacón y Ortega-Curado
  • Sr. D Alfredo López Ares
  • Sr. D. Víctor Otero Proll
  • Sr. D. Manel González López
  • Sr. D. Antonio Martínez Alcalde
  • Sra. Dña. Flor María Muñoz Bañales

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Además también hubo un emotivo reconocimiento a la memoria de José Antonio Ortega García, tristemente fallecido, al que le fue concedido el Titulo de “Secretario General Honorifico” a Título póstumo.

A continuación tuvo lugar la imposición de las Grandes Cruces que fueron entregadas a D. Francisco Grau Vergar, General de División en la Reserva, a D. Antonio Galván Porras, Ex-senador y Alcalde de Calzadilla de los Barros (Badajoz) y a D. Antonio Marcial Marín Hellín, Secretario de Estado de Educación.

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El acto estuvo arropado por autoridades civiles, religiosas, asociativas y empresariales de la ciudad como: el Vicario General de la diócesis de Albacete; D. Luis Enrique Martínez Galera, la concejal del Excmo. Ayto. de Albacete Dña. María Ángeles Martínez Paños, la senadora del reino de España, Dña. Rosario Rodríguez, el diputado provincial de la Excma. Diputación provincial de Ciudad Real; D. Diego Ortega Abengozar, el concejal del Excmo. Ayto. de Alcázar de San Juan; D. Eduardo Jesús García Villajos, el concejal del Excmo. Ayto de Villamalea, D. Ventura Martínez Herrero, el Presidente de la Asociación de Empresarios de Campollano, D. Santos Prieto, Delegado de la Real Liga Naval Española D. Pedro M Piñeiro Lago, el vicepresidente de la Asociación de Empresarios de Campollano, D Juan Díaz, el Presidente de la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Albacete, D. José Manuel Hernández.

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