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El sistema oficial de doble apellido en España; por D. Antonio Alfaro de Prado

Artículo de D. Antonio Alfaro de Prado, que reproducimos del blog: http://www.genealogiahispana.com/apellidos/el-sistema-oficial-de-doble-apellido-en-espana/

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El sistema oficial de doble apellido en España

Pocas cuestiones despiertan tanta unanimidad y orgullo entre los españoles como nuestro sistema de doble apellido, paterno y materno. A diferencia de tantos otros países, en los que la mujer al casar debe renunciar a su apellido para sí e incluso para sus hijos, en España consideramos que lo natural es identificarnos con los dos apellidos, los cuales nos vinculan explícitamente con las respectivas familias por ambas ramas, consideradas iguales y representadas así de forma equivalente. Podrá haber surgido el reciente debate sobre el orden que deben seguir, pero lo esencial continúa siendo que este sistema aporta un reconocimiento de la herencia materna que nos diferencia y distingue.

Es más, reconozcamos que hemos interiorizado plenamente la percepción de que todos nosotros poseemos un nombre o nombres de pila y dos apellidos, ni uno más ni uno menos. Apellidos que automáticamente se imponen al nacer y que deberán acompañarnos el resto de nuestra vida, salvo que solicitemos una alteración ante las instancias del Estado, que es quien consideramos que naturalmente debe velar porque el sistema se aplique de forma rigurosa. Veamos cómo surgió esta fórmula, que comenzó siendo un uso en algunas zonas del país para llegar a extenderse y acabar transformándose en una rígida norma al servicio de la identificación y control de los ciudadanos en el siglo XIX.

Como hemos tratado en otro post, los apellidos originalmente no venían impuestos sino que cada individuo tenía derecho a escogerlos, libertad que normalmente se ejercía dentro de las costumbres locales. Ahora bien, ¿existió la costumbre de adoptar expresamente el apellido paterno y materno en los siglos previos al mencionado XIX?

Esta cuestión se la planteó el veterano genealogista George R. Riskamp, buen conocedor de los fondos genealógicos españoles, realizando un rastreo exhaustivo de diversas fuentes en diferentes zonas de España, evaluando si los adultos que aparecían en ellos usaban los apellidos paterno y materno o bien si se identificaban según otro patrón. Tarea compleja ya que en muchos casos es difícil discernir entre apellidos compuestos, habituales en aquellas épocas, o auténticos dobles apellidos paterno-materno.

Sus conclusiones, que en lo esencial compartimos, fueron que el doble apellido surgió entre las clases altas castellanas y que desde el norte de Castilla, especialmente los señoríos vascos, no se llegó a extender al resto de la población de España hasta el XVIII, aunque su plenitud como uso generalizado sólo puede afirmarse que se alcanzó a partir de 1850.  Igualmente concluye que tanto en la metrópoli española como en los territorios americanos antes de 1800 la mayoría de las personas sólo usaba un apellido, que era generalmente el paterno, si bien había excepciones en las que se optaba por el materno o, muy minoritariamente, por otro de la familia. El uso del apellido materno por las mujeres destacaba especialmente en Galicia y Extremadura, aunque no en exclusiva.

 Desmontado con este estudio el mito de que el sistema de doble apellido hubiera sido una práctica generalizada desde hace siglos, añadiremos también que hay un importante factor que distorsiona la percepción que tenemos sobre el uso de apellidos dobles; con frecuencia los genealogistas manejamos índices de fondos parroquiales o de otra naturaleza que han sido realizados en siglos posteriores a los documentos originales, por lo que se han elaborado con el moderno criterio del doble apellido, que en la mayoría de los casos, como hemos visto, no es acorde con la realidad de su época.

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La imagen tan habitual hoy en día de unos bebés rigurosamente identificados con sus apellidos habría sorprendido, y mucho, a nuestros antepasados, ¿quien se hubiera atrevido a imponerles los apellidos a sus hijos?

¿Y cuando pasó de costumbre a norma? Pues con altibajos, y siempre bajo el criterio de que el doble apellido facilitaba la identificación de los individuos, durante todo el XIX se sucedieron normas dispersas por toda España que aconsejaban anotar los apellidos paterno y materno. Fórmula propuesta prematuramente en 1796 para identificar a las mujeres que solicitasen acogerse al Montepío Militar, se contempló para el fallido Registro Civil legislado en 1822, aconsejado para su uso en las cartas postales por los manuales de 1833, sugerido como opcional pero ventajoso en la elaboración de censos electorales de Barcelona en 1839, igualmente indicado para las letras de cambio en 1840, ignorado por las normas del Registro Civil de 1841, previsto que se recojan al solicitar ingreso en las universidades y para la inscripción de hipotecas en 1846, y sucesivamente incorporado en años posteriores a los Registros de Penados, documentación judicial en general, listados de reemplazos de tropas, cédulas de vecindad, etc.

Así llegamos hasta el Registro Civil de 1871, que ya se implantó para toda España y que, contrariamente a lo que habitualmente se piensa, no reguló nada sobre el doble apellido, aunque contribuyó a consolidarlo ya que fue el paso definitivo para que los apellidos traspasaran el ámbito personal hacia el público, al quedar anotados formalmente por el Estado. Y no será hasta el Código Civil de 1889 cuando se contemple el derecho al uso de apellido paterno y materno de los hijos legítimos y se detallen los procesos a seguir para los hijos naturales y los reconocimientos posteriores de paternidad.

Aún así, la prueba de que el proceso fue asistemático lo encontramos en una Real Orden nada menos que de 1903 donde se exhorta a los funcionarios del Registro Civil a anotar con dos apellidos a los expósitos para que no se diferencien de los demás, ya que en España, se aclara, el apellido usual es el compuesto del paterno y materno, lo que se llama ordinariamente primero y segundo apellido. Es decir, que aún en 1903 ninguna ley obligaba a que todos los españoles llevaran dos apellidos, tan solo era la costumbre, lo “usual”, el argumento que utilizaba toda una Real Orden.

Este conjunto de datos nos lleva a la conclusión de que el sistema fue extendiéndose entre los españoles espontáneamente y que quizás, y esto es ya una hipótesis, su éxito fue debido a que sintonizó con la inmemorial tradición española de reivindicar la ascendencia materna. Asimilada como costumbre general, su utilidad para distinguir más fácilmente a las personas y evitar los errores entre homónimos motivó que se incorporase a todos los ámbitos, administrativo, militar, judicial, educativo… y que finalmente se plasmase en el Código Civil, manteniéndose plenamente vigente hasta la actualidad.

 

Antonio Alfaro de Prado

N.B. El estudio mencionado de George R. Ryskamp se publicó en las actas de la XI Reunión Americana de Genealogía bajo el título “La transmisión de apellidos en España y las colonias americanas, 1500-1900”, publicado en  2005.  pp. 341-364. Respecto a la oficialización del sistema se hizo un estudio pormenorizado en “El nacimiento del sistema oficial de doble apellido en España”, Antonio Alfaro de Prado, editorial Hidalguía, 2012, pp. 207-235.

Por |2020-11-13T03:39:04+01:00domingo, agosto 21, 2016|

Juan José Navarro. Marqués de la Victoria. Primer Capitán General de la Real Armada Española; por D. José M. Huidobro

Artículo de fecha 21-06-2016 de D. José Manuel Huidobro 

Caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España. Máster en Derecho Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED). Autor de 55 libros y más de 700 artículos.

Juan José Navarro. Marqués de la Victoria. Primer Capitán General de la Real Armada Española

 Tomó parte en la guerra de Sucesión española con Felipe V, en la conquista de Cerdeña (1717) y en la expedición contra Orán (1732).

Aparte de los hechos de armas, el marqués de la Victoria fue un notable escritor y dibujante. Entre su obra científica destacó el libro Diccionario demostrativo, con la configuración y anatomía de toda al arquitectura naval moderna, que escribió entre 1719 y 1750, publicacándose en 1756. Además de en la construcción naval, también contribuyó a que se perfeccionasen las señales de las escuadras en la mar, tanto en formación como en combate.

Juan José de Navarro Viana y Búfalo nació en Messina (Sicilia), el 30 de noviembre de 1687. Su padre fue Ignacio de Navarro, capitán del ejército que falleció cautivo en Argel, y tuvo a Juan José de su legítima esposa Livia Búfalo, también de la nobleza siciliana, pero de familia oriunda de España.

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El futuro marqués de la Victoria (título caducado en la actualidad) empezó muy pronto la carrera de las armas, en 1685, primeramente en el ejército, sentando plaza en el *Tercio Fijo de Nápoles (auténtica tropa de infantería de Marina) a la edad de 8 años. Cursó humanidades, filosofía y matemáticas, con eminentes profesores napolitanos, sobresaliendo en dichos estudios. Posteriormente pasó al Tercio Viejo de la Mar de Nápoles, en el que servía su padre.

*El Tercio Fijo era el heredero de cuatro compañías sueltas que ordenó embarcar don Juan de Austria en 1571 para la Jornada de Lepanto, y en 1572 quedar por permanentes en la Armada, naciendo de su cabo mayor maestre de campo y formando nuevo tercio. Esta unidad de infantería napolitana perdería su condición naval en 1703, siendo empleada desde entonces como regimiento del Ejército.

El duque de Veragua, virrey de Sicilia, firmó en Palermo el 17 de marzo de 1698 la licencia para que el soldado Juan Navarro pasara al estado de Milán a continuar sus servicios en aquel ejército. El 9 de septiembre de 1698 sentó plaza en la compañía de Alfonso de Vivar en calidad de soldado aventajado, como persona noble que era, lo que entonces se llamaba desde 1682 en Francia “cadet”, por ser generalmente los segundones de las casas nobles, o simplemeente hidalgos, los que lo hacían, denominación que más tarde pasó a España, convenientemente castellanizada, como “cadete”. La innovación de Patino en 1717 con la creación de la Real Compañía, no consistiría sino en agruparlos para poderles dedicar una preparación más completa, individualizada y especializada, apartándolos de los vicios de la soldadesca.

El entrar al sueldo del rey en la modalidad de cadete exigía requisitos de nobleza y prueba de servicios familiares prestados a la Corona de los que el aspirante sólo pudo presentar los referentes a su abuelo y a su padre, ya que los papeles familiares de los Navarro -originariamente Viana, parientes de los condestables de Navarra- así conocidos en Játiva desde la conquista, se habían perdido en vida de su abuelo con motivo de la revuelta de Mesina de 1674. Los cincuenta y un años de servicio de su abuelo, llamado como él Juan José, veterano de las campañas de Cataluña -donde había perdido un brazo- y de Sicilia, y los diecisiete cumplidos hasta entonces por su padre, don Ignacio Navarro, juntamente con su condición de hidalgo notorio y la nobleza siciliana de los Búfalo por su línea materna, le bastaron para cubrir el requisito de ingreso.

Después del Milanesado, en 1708 se encuentra con su padre y su hermano Ramón en la expedición de socorro a Orán, dispuesta por el marqués de Valdecañas en Cartagena. Un año más tarde fue también uno de los capitanes que se distinguieron en la toma del castillo de Miravete, cercano a Tortosa. Don Juan José Navarro, que ya se distinguía por sus conocimientos, tuvo empleo como ingeniero de fortificación y demoliciones y fue después encargado, en el sitio de Alicante (1709), de la mina que voló el castillo y ocasionó la rendición de la plaza.

Una vez firmada la paz de Utrecht, el teniente Navarro ascendió a capitán efectivo, pasando a mandar en propiedad la compañía de su padre que había muerto en el cautiverio en Argel. Con esta compañía operó en la represión de la sublevación de Cataluña, pasando durante ella a mandar la de granaderos. Tomó parte en doce combates y se distinguió en el de Coll de Argentera, como justifica su jefe Juan de Carvajal, así como en el castillo de Arbiol y en las acciones de Montblanc, Montroig y de la Selva. En premio a su comportamiento recibió el mando en propiedad de la compañía de granaderos, de la que era a la sazón jefe accidental. En 1717 ingresa en la recién creada Real Armada.

La primera campaña en que sirvió la nueva compañía de guardiamarinas fue en la conquista de Cerdeña, actuando como tal unidad militar. La escuadra la mandaba el marqués de Mari y el ejército, el marqués de Lede. A pesar de ser el grado de capitán el dispuesto para desempeñar el puesto de alférez de la compañía, Navarro siguió ejerciéndolo con el grado de teniente coronel, que se le confirió «en contemplación de su mérito personal y no por establecimiento del empleo de alférez».

En 1739 España declaró la guerra a Gran Bretaña. Este conflicto, llamado por los ingleses Guerra de la Oreja de Jenkins, se inició el 23 de octubre del mencionado año. A este conflicto se añadió la Guerra de Sucesión de Austria, que se inició en 1741. Juan José Navarro recibió el mando de la escuadra que tenía su sede en Cádiz y con la que efectuó operaciones tanto en el Atlántico como en el Mediterráneo.

Una de las pasiones de Navarro fue la investigación del campo de la náutica. En 1724 escribió sobre la teoría y práctica de la maniobra, que dedica a Luis I, hijo del rey Felipe V. Redactó también un código de señales para dirigir las maniobras de las escuadras. En 1725 se publica en Cádiz su obra El capitán de navío de guerra instruido en las ciencias y obligaciones de su empleo, y en 1737, la segunda parte de su obra Práctica de la maniobra. Cuando ya es capitán general del Departamento de Cádiz (1750) finaliza su “Diccionario demostrativo de la configuración y anatomía de toda la arquitectura naval moderna”.

Construcción de una fragata en un astillero español del siglo XVIII  (Álbum del marqués de la Victoria, Museo Naval de Madrid)

Construcción de una fragata en un astillero español del siglo XVIII
(Álbum del marqués de la Victoria, Museo Naval de Madrid)

En 1729 es ascendido a capitán de navío y recibe el mando del San Fernando, de 74 cañones. Tres años más tarde participa en la expedición contra Orán con el navío Castilla, en donde se reunían tres nombres ilustres: Navarro, el general del ejército marqués de Santa Cruz y Jorge Juan.

Con motivo de la guerra contra Gran Bretaña en 1739, Navarro recibe el mando de la escuadra de Cádiz. En la batalla de Tolón es herido en la pierna derecha y en la cabeza. El rey Felipe V le concede el título de marqués de la Victoria. Años más tarde, Carlos III viaja desde Nápoles a España a bordo del navío Fénix, que arbolaba la insignia de Navarro, escoltado por veinte navíos y seis jabeques. Con esta ocasión se utiliza por primera vez el código de señales de Navarro

Batalla de Tolón (Museo Naval de Madrid)

Batalla de Tolón (Museo Naval de Madrid)

Álbum de Construcción Naval del Marqués de la Victoria

Su última campaña, ya casi octogenario, fue la que hizo en 1765 con una escuadra de nueve navíos para llevar a la infanta María Luisa a celebrar su matrimonio con el archiduque Leopoldo, que luego ocupó el trono imperial, trayendo al regreso a la princesa María Luisa de Parma, que ocuparía el trono de España.

Muere en 1772, después de crear el Cuerpo de Inválidos el 30 de abril de 1767.

Marquesado de la Victoria, un título vacante (caducado al no haber sido reclamadao). Según don Enrique Soria Mesa, Doctor en Historia por la Universidad de Granada y Catedrático de Historia Moderna de Universidad de Córdoba: 

“El marquesado de la Victoria, está vacante en la actualidad, entre otras cosas porque no queda descendencia de sus dos únicos poseedores. Concedido al almirante don Juan José Navarro y Búfalo (o Navarro de Viana y Búfalo), de naturaleza siciliana y supuesto origen navarro, por una gran victoria contra el inglés, el título lo heredó su única hija, doña Rosalí Navarro, esposa del también conocido marino don Gutierre Guido de Hevia Bustamante y Alonso de Caso, primer marqués del Real Transporte. De ellos nació solamente doña María Lutgarda de Hevia y Navarro, que sucedió en las dignidades a su madre y a su padre, a éste concretamente en 1775. Desposada con el brigadier de la Armada e ilustrado tardío don Juan de Lángara y Huarte, no tuvo descendencia, extinguiéndose ambas líneas.

A su muerte, en 1837, el marquesado de la Victoria quedó sin poseedores, y el del Real Transporte pasó a doña Luisa de Mones Caso y González del Villar, III marquesa, dueña del mayorazgo de esta rama de Hevia y esposa de don Rafael de Valdés Sorribas y Sosa, señor del Coto de Lodeña”

 

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Anuario de Estudios Atlánticos. Madrid-Las Palmas  8(2008). nº 54_II, p.p. 13-41

EL MARQUÉS DE LA VICTORIA, UNA OPINIÓN DISCORDANTE CON LA POLÍTICA NAVAL DE ENSENADA

Por: HUGO O’DONNELL Y DUQUE DE ESTRADA, DUQUE DE TETUÁN

RESUMEN

La famosa «construcción a la inglesa», propiciada por el marqués de la Ensenada en 1748 y adaptada a la concepción de la Junta presidida por Jorge Juan y de la que no formaron parte los representantes de la construcción tradicional española, no obtuvo en un primer momento los resultados apetecidos y sufrió numerosas críticas de los comandantes encargados de experimentar los nuevos navíos. Los constructores ingleses eludieron su responsabilidad alegando que sus proyectos fueron alterados, y los jefes más veteranos, capitaneados por el marqués de la Victoria, manifestaron su predilección por el antiguo sistema. Aunque se subsanaron algunos defectos, la polémica originada acabaría determinando la adopción de un nuevo método de inspiración francesa.

 Publicado en el blog «Hidalgos en la Historia» cuyo blogmaster es D. J. Manuel Huidobro

 http://hidalgosenlahistoria.blogspot.com.es/

Por |2020-11-13T03:39:05+01:00sábado, agosto 20, 2016|

Acto, enmarcado en la celebración del «Año Genealógico Francisco Fernández de Béthencourt», de homenaje a D. Manuel López Mederos

Logo-SEGEHECA-BN-con-texto-240x300 Sábado, 24 de septiembre a las 18:30

Calle de San Agustin, 38350 Tacoronte, Santa Cruz de Tenerife

Acto, enmarcado en la celebración del «Año Genealógico Francisco Fernández de Béthencourt», de homenaje a D. Manuel López Mederos, ex-concejal del Ayto. de Tacoronte, impulsor de la aprobación del Escudo Heráldico.

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Intervenciones:

“Situación de la Heráldica concejil canaria”, a cargo de Fernando D.Rossi Delgado, Presidente de la Sociedad de Estudios Genealógicos y Heráldicos de Canarias;

“El proceso de adopción del Escudo Heráldico de Tacoronte y el procedimiento actual”, a cargo de Harold Rivero Pérez, Especialista en Protocolo y Ceremonial.

Por |2020-11-13T03:39:05+01:00sábado, agosto 20, 2016|

Fallece Marco de Hohenlohe y Medina, duque de Medinaceli

19 de Agosto de 2016

Fallece Marco de Hohenlohe y Medina, duque de Medinaceli

 Marco de Hohenlohe y Medina, actual duque de Medinaceli, ha fallecido en Sevilla. La encargada de comunicar esta triste noticia ha sido la hermana del duque, Flavia Hohenlohe, a través de un comunicado en su cuenta de Facebook.

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Marco de Hohenlohe y Medina, duque de Medinaceli, con grandeza de España, ha fallecido. Así lo ha comunicado su propia hermana, Flavia Hohenlohe, desde su página oficial de facebook con unas emotivas palabras y evitando entrar en detalles sobre las causas de su muerte, que aún se desconocen.

El duque de Medinaceli ostenta el título desde que en 2014 el Boletín Oficial del Estado (BOE), comunicara formalmente que la sucesión en el título había sido aprobada por el ya ex ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, en nombre del Rey Felipe VI y en conformidad con lo establecido en el real decreto de 27 de mayo de 1912. Así, tras la muerte de Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa en agosto de 2013, su nieto ha llevado uno de los títulos más importantes de España.

Recordemos que Marco de Hohenlohe y Medina, nieto y heredero de la aristócrata, solicitó el título diez meses después del fallecimiento de su abuela. Como suele ocurrir en estos casos, Marco, hijo de Ana Medina y Fernández de Córdoba y Maximiliano de Hohenlohe, esperó este tiempo en señal de luto por la muerte de Victoria Eugenia, a quien estaba muy unido y de la que cuidaba desde hacía dos años. El nuevo duque de Medinaceli aseguraba así la continuidad del título con su hija Victoria, una joven alemana de 18 años.

Los Medinaceli descienden directamente del Rey Alfonso X el Sabio.

La familia posee más de cincuenta títulos nobiliarios -algunos más antiguos que los de la Casa de Alba-, once de ellos con grandeza de España, y un patrimonio compuesto por palacios, tierras y obras de arte.

Una triste noticia para toda la familia que llega de la manera más inesperada. Descanse en paz.

RIP Escudo pequeño

Por |2020-11-13T03:39:05+01:00viernes, agosto 19, 2016|

El general Antonio Valero de Bernabé; por el Dr. D. Luís Valero de Bernabé y Martín de Eugenio. Marqués de Casa Real.

Artículo para su publicación en el Blog de la Casa Troncal, remitido por el Dr. D. Luís Valero de Bernabé y Martín de Eugenio. Marqués de Casa Real y Honorable Caballero de la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria.

Escudo de armas del Marqués de Casa Real, con la Venera de la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria.

Escudo de armas del Marqués de Casa Real, con la Venera de la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria.

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Por |2020-11-13T03:39:06+01:00viernes, agosto 19, 2016|

Premio «S.A.I.R. ARCHIDUQUESA MÓNIKA DE AUSTRIA, DUQUESA DE SANTANGELO 2016» concedido a la REAL ASOCIACIÓN DE HIDALGOS DE ESPAÑA

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Premio «S.A.I.R. ARCHIDUQUESA MÓNIKA DE AUSTRIA, DUQUESA DE SANTANGELO 2016» concedido a la REAL ASOCIACIÓN DE HIDALGOS DE ESPAÑA

La Confederation Internationale de Genealogie et d´Heraldique (CIGH) ha concedido el Premio «S.A.I.R. ARCHIDUQUESA MÓNIKA DE AUSTRIA, DUQUESA DE SANTANGELO 2016» a la REAL ASOCIACIÓN DE HIDALGOS DE ESPAÑA por sus publicaciones:

– Elenco de Grandezas y Títulos Nobiliarios Españoles

– La nobleza no titulada en España – Dictamen jurídico

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El premio se entregó durante la celebración en Glasgow (Escocia), los días 9 a 13 de agosto, del Congreso de la CIGH. – La nobleza no titulada en España – Dictámen jurídico

Por |2020-11-13T03:39:06+01:00jueves, agosto 18, 2016|

La hidalguía. El garrote vil ¿prueba de nobleza?; por D. José M. Huidobro

Artículo de fecha 07-06-2016 de D. José Manuel Huidobro 

Caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España. Máster en Derecho Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED). Autor de 55 libros y más de 700 artículos.

 La hidalguía. El garrote vil ¿prueba de nobleza?

«El garrote vil en su día fue **prueba definitiva de hidalguía**, porque hasta Fernando VII no se generalizó su uso y, con anterioridad, a la plebe condenada a muerte le esperaba un final mucho más lento y agónico: en la horca».

Hace unos días, y mientras preparaba una conferencia que voy a impartir próximamente sobre la hidalguía, sus orígenes y privilegios, topé con la curiosa frase que encabeza este blog y que llamó mi atención, publicada recientemente en el artículo “Las huellas del garrote vil en Sevilla”, por ABC de Sevilla.

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Me puse a investigar y aunque no puedo asegurar que tal afirmación sea realmente cierta, ya que no he encontrado ningún texto que así lo indique, si que tiene al menos algo de sentido y no va del todo descaminada. De hecho, en una de las entradas que había publicado hace tiempo, sobre “Mariana Pineda. Mártir de la causa Liberal”, menciono Mariana Pineda fue ejecutada a garrote vil el 26 de mayo de 1831 en el Campo del Triunfo de Granada y su bandera quemada ante su vista. Por ser noble (hidalga) la trasladaron al cadalso en mula.

En cambio, los principales líderes comuneros de Castilla: Padilla, Bravo y Maldonado, fueron ajusticiados decapitándoles.

Los comuneros Padilla, Bravo y Maldonado en el Patíbulo (1860) por Antonio Gisbert

Los comuneros Padilla, Bravo y Maldonado en el Patíbulo (1860) por Antonio Gisbert

Los hidalgos, por ser tales, hasta la denominada «Confusión de Estados», contaban con una serie de privilegios y exenciones, sociales y materiales, entre los que el más conocido, y también el más deseado, era el de no pechar, es decir no pagar ciertos impuestos. Por el contrario tenían la obligación de disponer de armas y caballo prestos para acudir a la guerra en caso de que los llamara el rey y ocupar los cargos concejiles reservados a los hidalgos.

 

En cuanto a los privilegios de carácter jurídico y/o social, de estos últimos una de cuyas principales característica era salvaguardar el honor, destaca el hecho de gozar de cárcel aparte de la de los pecheros y que no podían ser encarcelados por deudas, salvo que éstas tuviesen su origen en un delito, y tampoco podían ser sometidos a castigos que se considerasen humillantes. Los hidalgos no podías ser sometidos a tormento y, en el caso de ser condenados a la pena de muerte, no podían ser colgados ni quemados(muertes infames); más tarde. tampoco ajusticiados con garrote vil como sucedía al principio, sino que debían ser pasados por las armas.

Así, si algún hidalgo cometía algún delito que llevase implicada la pena capital, debían ser ejecutados por medio de arma, por el hacha y no por garrote vil, privilegio derivado del carácter militar del hidalgo, que habría de ser pasado por las armas, aunque el delito fuese el mismo que el cometido por un plebeyo.

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Pero en ciertas épocas, lo habitual era aplicar el garrote en personas de estamentos superiores, como hidalgos y nobles, ya que, aparte de ser rápido y no tan cruento como otros métodos (horca u hoguera), el reo moría sentado, lo que se consideraba como más digno (menos infamante) para el mismo. El 24 de abril de 1832, Fernando VII dictó un decreto mediante el cual se implantaba oficialmente el garrote para todos, sin diferencia de estado.

La última ejecución con este método, en España, tuvo lugar en marzo de 1974, aunque se siguió aplicando hasta el año 1978, en que la Constitución suprimió la pena capital.


Para saber más

La diferencia entre garrote noble y garrote vil es que mientras en el primer caso se trasladaba al patíbulo al reo (para los nobles) a caballo ensillado o en mula, en el segundo (para la plebe) se hacía en burro o a rastras.

 Publicado en el blog «Hidalgos en la Historia» cuyo blogmaster es D. J. Manuel Huidobro

 http://hidalgosenlahistoria.blogspot.com.es/

Por |2020-11-13T03:39:06+01:00jueves, agosto 18, 2016|

Cuando Dios heló las aguas para salvar a un Tercio español, desde la perspectiva de Ferrer-Dalmau

 D. Alfredo López Ares, colaborador de este blog de la Casa Troncal de Los Doce Linajes, nos remite este interesantísimo artículo, que con mucho gusto publicamos.

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http://www.abc.es/cultura/abci-cuando-dios-helo-aguas-para-salvar-tercio-espanol-desde-perspectiva-ferrer-dalmau-201608161236_noticia.html

Manuel P. Villatoro ABC_Historia 16/08/2016

Cuando Dios heló las aguas para salvar a un Tercio español, desde la perspectiva de Ferrer-Dalmau

El pintor de batallas ha desvelado en exclusiva a ABC su segundo cuadro sobre el «Milagro de Empel», un hecho histórico que permitió a los hombres de Bobadilla sobrevivir a una masacre segura.

«La Virgen de Empel» - Ferrer-Dalmau

«La Virgen de Empel» – Ferrer-Dalmau

Una tablilla de madera con el dibujo de una Virgen (la de la Inmaculada, para ser más concretos) cuyos colores no se habían marchitado a pesar de la humedad y de la ingente cantidad de tierra que tenía sobre sí. Eso fue lo que encontraron, el 7 de diciembre de 1585, los soldados del Tercio del Maestre de Campo Francisco Arias de Bobadilla mientras excavaban una línea de trincheras alrededor de la Iglesia de Empel, en Bommel (los Países Bajos), para defenderse del ataque del gigantesco ejército protestante que les cercaba.

Los militares -pocos, vestidos con ropas raídas y hambrientos- se creían hasta ese momento perdidos. Sin embargo, aquella imagen revitalizó sus ganas de combatir y les dio ánimos para seguir la lucha en nombre de Dios. Y este, por su parte, debió de sentirse enternecido por aquella admiración, pues -al día siguiente- unas aguas que no se habían helado en siglos se congelaron obligando al grueso del contingente enemigo a retirarse y permitiendo a los españoles cargar y hacer huir a los restos de las fuerzas contrarias.

Se acababa de suceder el «Milagro de Empel», un suceso documentado que -para algunos debido a la casualidad y, para otros, gracias a la Virgen- evitó la masacre de un Tercio español. Fuera por la causa que fuese, el hecho hizo que la Inmaculada terminase siendo la patrona de la infantería española y demostró a los protestantes que (como ellos mismos dijeron) Dios debía ser español. Aquella intervención divina causó mucho revuelo en el siglo XVI y, a día de hoy, es considerado uno de los hechos más curiosos de la Historia militar de nuestro país.

Es por todo ello por lo que Augusto Ferrer-Dalmau, el pintor de batallas, dio forma el pasado 2015 a un cuadro titulado «La batalla de Empel», en el que plasmaba el momento en el que los Tercios españoles cargaban victoriosos la tablilla tras haber acabado con los protestantes. Pues bien. Ahora, más de un año después, el artista ha desvelado en exclusiva a ABC un nuevo lienzo (la segunda parte del que actualmente se exhibe en la Academia de Infantería de Toledo) en el que recrea el momento exacto en el que los soldados españoles -desesperados y muertos de hambre y frío- hallaron la imagen.

«La Virgen de Empel»

Ferrer-Dalmau, que ha contado con el historiador David Nievas Muñoz como asesor histórico, ha titulado este cuadro como «La virgen de Empel» y -según afirma- en él busca transmitir al espectador el frío que (en pleno diciembre) sintieron aquellos combatientes mientras excavaban las trincheras. Un helor que queda patente en la forma en la que se cubren con las capas. Tampoco ha pasado por alto la miseria que vivían en aquellos días los hombres de los tercios, que sobrevivían sin casi comida y con unas ropas viejas y raídas.

Con todo, y además de los combatientes españoles, la verdadera protagonista de la obra no es otra que la tablilla de la Virgen. Una imagen de la que emana cierto calor divino y que cuenta con mucha historia. Y es que, después de la victoria, fue paseada por la infantería española por diferentes iglesias para dar a conocer a todo el mundo la victoria.

«La tabla permaneció en Empel hasta la segunda guerra mundial, cuando los alemanes bombardearon el pueblo hasta reducirlo a escombros. La obra, salvada de la destrucción, acabó en la parroquia de San Landelino de Bolduque, mientras que se erigió en Empel un memorial en recuerdo a la destrucción del pueblo, y junto a él una capilla donde se expone una escultura de la Inmaculada», determina Nievas.

«La Virgen de Empel»- Ferrer-Dalmau

«La Virgen de Empel»- Ferrer-Dalmau

El pintor de batallas tampoco ha dejado a un lado en este cuadro su minuciosidad en lo que ha vestimenta y armamento se refiere. Así pues, es posible ver en el lienzo a un militar con la tradicional banda roja que el Ejército llevaba para diferenciarse del enemigo. Una insignia que los piqueros (o, los sargentos -armados con alabarda-) solían llevar en el asta de sus armas y que se mantuvo hasta el siglo XVII, cuando se empezaron a usar (por reglamento) algunas casacas de ese mismo tono.

«Ferrer-Dalmau representa en ésta escena a varios soldados vestidos con la moda militar de la época de Alejandro Farnesio y la “Felícisima Armada”. Un oficial con gola blanca y la banda roja cruzada al pecho, acompañado por un sargento con su alabarda, supervisa el hallazgo de los tres soldados, que retiran la tabla del barro con sorpresa y cuidado. No vemos aquí chambergos, botas francesas ni pantalones venecianos, como en la época de Felipe IV, si no sombreros de castor o de copa redonda, borceguíes y gregüescos altos», añade el historiador.

El hallazgo

El hallazgo de la tablilla con la imagen de la Inmaculada está perfectamente documentado (entre otros) por el historiador del siglo XVI Famiano Estrada en su obra «Segunda Decada de las Guerras de Flandes: Desde el principio del Govierno de Alexandro Farnese, Tercero Duque de Parma y Placencia». Este señala, en principio, que aquel Tercio se vio cercado en Bommel después de ser enviado junto a otros tantos para sofocar las revueltas protestantes generadas en los Países Bajos contra Felipe II (al que veían en la zona como un rey extranjero al que había que plantar cara).

Tras avanzar por el territorio, Bobadilla acabó asediado en la isla de Bommel por un ejército formado, según Estrada, por casi 100 barcos. A pesar de verse superados en número, el Terció tomó la determinación de resistir, decisión que no cambiaron ni cuando el enemigo abrió una serie de diques cercanos a la zona e inundó buena parte de la región. De hecho, fue entonces cuando -con el agua cerca de la nariz- los militares españoles posicionaron sus defensas cerca de la Iglesia de Empel (uno de los puntos más altos) y comenzaron la construcción de trincheras para resistir el ataque.

«La batalla de Empel»- Ferrer-Dalmau

«La batalla de Empel»- Ferrer-Dalmau

En ese momento (cuando el calendario marcaba el 7 de diciembre) encontraron la imagen de la «de la Madre de Dios de la Concepción», en palabras del historiador italiano. La tablilla, siempre según su versión contaba con unos tonos tan vivos que daba la impresión de que nunca hubiera estado bajo tierra. Tras hallarla, los soldados fueron corriendo a avisar al Maestre, quien interpretó aquello como una señal divina de que debían combatir hasta el final y no retroceder ni un paso.

«Como fi hubiera defcubierto un theforo, acudieron de las tiendas cercanas

[los soldados a adorarla]. Maravillandofe de la novedad de la obra, y del colorido tan frefco, como fi entonces acavara de correr por la tabla el pincel. […]. Llevanla pues como en proceffion al templo, y colocanla entre las banderas de las legiones, la adoran pecho por tierra todos; y ruegan a la Madre de los Exercitos, que pues es la que folo podía hacerlo, quiera librar a fus foldados de aquellas affechanzas de elementos y enemigos», destaca el italiano.

Tercio de Imperial Service, junto a Ferrer-Dalmau- ABC

Tercio de Imperial Service, junto a Ferrer-Dalmau- ABC

La tablilla fue también usada por el sacerdote del Tercio para levantar el ánimo de la tropa. «El Padre Fray García de Santisteban hizo luego que todos los soldados le dijesen un Salve, y lo continuaban muy de ordinario. […) Este tesoro tan rico que descubrieron debajo de la tierra fue un divino nuncio del bien (que por intercesión de la Virgen María) esperaban en su bendito día […]. Quedaron tan consolados lo sitiados españoles después de haber dicho la Salve […] que no sentían tanto el hambre» completa el soldado y cronista de los Tercios Alonso Vázquez (contemporáneo del milagro) en su libro «Los sucesos de Flandes y Francia del tiempo de Alejandro Farnese». Aquella devoción obró el milagro.

Si quieres conocer la historia completa del Milagro de Empel puedes seguir este enlace

Empel, el misterioso milagro que evitó la masacre de un tercio español en Holanda

Por |2020-11-13T03:39:06+01:00jueves, agosto 18, 2016|
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