Revista 2018 LA CRUZ DE JERUSALÉN de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén
Revista 2018 LA CRUZ DE JERUSALÉN de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén
UNA REVISTA EN PROCESO DE TRANSFORMACIÓN
Queridos amigos lectores:
En este número de «La Cruz de Jerusalén», publicado en cinco lenguas, recordamos los mayores acontecimientos del año 2017 vividos en la Iglesia universal, en Tierra Santa y en la Orden.
El documento completo se encuentra en el sitio internet del Gran Magistero OESSH (http://www.oessh.va/…/le-…/la-croce-di-gerusalemme-2017.html).
En un futuro próximo «La Cruz de Jerusalén» será también un instrumento para la preparación de la peregrinación a Tierra Santa, proyectándose aún más hacia el año posterior, sin miradas atrás. Esta nueva fórmula de la revista anual de la Orden dejará a la publicación trimestral la tarea de escribir la historia en curso (de hecho pueden suscribirse en nuestro sitio internet).
Tienen entre la manos el último número de una larga serie, ¡un ejemplar de colección! Las entrevistas, testimonios y reportajes publicados aquí, permiten descubrir mucho mejor la misión de los 30.000 Caballeros y Damas repartidos por los cinco continentes, al servicio de la Iglesia en Tierra Santa, así como su compromiso en las Iglesias locales.
No duden en ofrecer «La Cruz de Jerusalén» a su alrededor, como desea el mismo Gran Maestre, es un buen medio para dar a conocer la vocación de los miembros de la Orden, llamados a ser testigos de Cristo Resucitado.
Alfredo Bastianelli
Canciller de la Orden
El documento completo se encuentra en el sitio internet del Gran Magistero OESSH (http://www.oessh.va/…/le-…/la-croce-di-gerusalemme-2017.html).
DOS CABALLEROS LAZARISTAS; por D. José María de Montells y Galán
DOS CABALLEROS LAZARISTAS
Por José María de Montells
Tengo la mala costumbre de navegar por Internet como un poseso en busca de viejas fotografías. Me gustan en blanco y negro, cuando los profesionales no tenían otra alternativa que acertar a la primera. La instantánea. Una captura del tiempo que queda para siempre como una imagen fija, ya para la historia.
La historia es lo que es y con permiso del juez Garzón, de la señora alcaldesa de Madrid y tantos otros, no se puede cambiar. Consecuencia de ello, me encuentro ésta que acompaña estas líneas y que muestra a un jerarca italiano en animada charla con el General Saliquet. Está tomada en el Alcázar de Toledo. En 1943.
A Saliquet se le ve nítidamente una medalla militar individual y la cruz verde de ocho puntas propia, de su condición de caballero de la Orden de San Lázaro. Justo detrás, un general de brigada luce también una cruz lazarista. Aunque me sonaba conocido, no lograba identificarle. Me decían que era Varela, pero el bilaureado general siempre llevaba al pecho sus dos cruces de San Fernando. Acudí a mi amigo Alfonso Ceballos-Escalera que supo enseguida de quien se trataba. Era don Pablo Martín Alonso, de quien Floresta me regaló un retrato aúlico y una completa biografía, que reproduzco:
El Excmo. Sr. Don Pablo Martín Alonso, Marqués de Villatorcas iure uxoris (El Ferrol, La Coruña 10-jul-1886 y †Madrid 11-febr-1964). Hijo de don Juan Martín Dopico, maquinista mayor de la Armada, y de doña Dolores Alonso Bajo. Casado en Madrid el 26-oct-1939 con doña Livia Falcó y Álvarez de Toledo, VIII Marquesa de Villatorcas (*Dave, Bélgica 22-oct-1902 y †Madrid 7-feb-2003), hija de don Manuel Falcó y Osorio, IV Duque de Fernán Núñez y Grande de España, y de doña Silvia Álvarez de Toledo y Gutiérrez de la Concha, Duquesa de Bivona, Grande de España; con prole. Ingresó en la Academia de Infantería en 1911, ascendió a segundo teniente por promoción en 1914 y al acabar sus estudios fue promovido a primer teniente en junio de 1916 y destinado a Ceuta, al Regimiento de Infantería de Ceuta nº 60, del que pasó al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Ceuta. Continuó peleando en Marruecos, y en 1919 fue herido varias veces. Pasó de guarnición al Ferrol en 1920 y luego a Madrid, y al ascender a capitán de Infantería por antigüedad en mayo de 1920 fue destinado de nuevo a las Fuerzas Regulares de Ceuta, y entró de inmediato en operaciones, siendo recompensado con la cruz del Mérito Militar con distintivo rojo por los servicios prestados y méritos contraídos en las operaciones realizadas en la guerra de Marruecos, y se ordenó la apertura de juicio contradictorio, por si se le considerara acreedor de ascenso. Ayudante del general Sanjurjo, al que en adelante quedaría muy vinculado, ascendió a comandante en enero de 1922 por méritos de guerra y a teniente coronel en octubre de 1925 por igual motivo. Regresó a la Península en 1930, y en 1931 fue nombrado ayudante de órdenes de Su Majestad el Rey, al que acompañó hasta su salida de España el 14 de abril de 1931. Luego prestó juramento de lealtad a la República y fue destinado a la Caja de Reclutas de Teruel; pero en agosto de 1932, por participar en la sanjurjada monárquica, quedó separado del servicio como comprendido en la ley de 11 de agosto, y fue deportado a Villa Cisneros (Sáhara), donde permaneció hasta 1935, en que fue absuelto; entonces pasó destinado a la Primera Brigada Mixta de Montaña, y ascendió a coronel por antigüedad en diciembre de 1935. En julio de 1936 era jefe del Regimiento de Zamora número 8, de guarnición en La Coruña, y fue el jefe de operaciones sobre Asturias y Columna de la Costa, y como tal reorganizó las fuerzas y dirigió las operaciones que dieron como resultado la ocupación de la orilla izquierda del Nalón, y más tarde de Grado, quedando en Oviedo el 7 de octubre, al mando de sus fuerzas. En 1937 fue habilitado para general de brigada y nombrado jefe de las fuerzas militares de Asturias, y gobernador militar. Luego fue general jefe de la división 83, y de la 150, y en 1938 volvió al frente para participar en las operaciones para ocupar la ribera del río Alfambra y la sierra Palomera, hallándose en la batalla de Teruel y avanzando luego hacia Castellón, que ocupó junto con otras plazas próximas, por lo que en mayo de aquel mismo año ascendió a general de brigada. Fue nombrado entonces gobernador militar de Asturias y general jefe de la 72 División (1938-1940). Finalizada la guerra civil fue director general de Enseñanza Militar (1940-1946), y fue promovido a general de división mientras ocupaba este último cargo, en julio de 1941; después lo fue a teniente general en mayo de 1946. Como tal, fue jefe de la Casa Militar del Generalísimo (1945-1951), capitán general de la I Región Militar y jefe del Cuerpo de Ejército del Guadarrama (1951-1956), director general de la Guardia Civil (1955-1957), capitán general de la IV Región Militar (1957-1962), y por fin ministro del Ejército (1962-1964). Tuvo la gran cruz de Justicia de la orden de San Lázaro de Jerusalén, gran cruz de la Orden de Carlos III, la Medalla Militar individual, la gran cruz de las Órdenes de Isabel la Católica, Mérito Militar (dos), Mérito Naval, Mérito Aeronáutico, Cisneros, Yugo y las Flechas, y Avis (Portugal), la cruz de la de María Cristina, gran oficial de la Orden de África, cuatro cruces del Mérito Militar, y dos medallas de Sufrimientos por la Patria, etcétera. El Excmo. Sr. Don Andrés Saliquet Zumeta, Marqués de Saliquet (Barcelona, 21 mar 1877- †Madrid, 23 jun 1959) Diplomado en la Escuela Superior de Guerra y procedente del Arma de Infantería, en la que había ingresado en 1896, participó en las campañas bélicas previas a la independencia de Cuba y Puerto Rico y, más tarde, después de tomar parte en la represión de las huelgas de Barcelona de 1917, en Marruecos, donde ascendió, por méritos de guerra, sucesivamente hasta alcanzar el grado de general de brigada (1923). Ese mismo año fue destinado al gobierno militar de Santander (Cantabria), y durante el directorio militar de Primo de Rivera (1923-1925), también dirigió el gobierno civil de la capital cántabra. En 1929, ya como general de división, fue designado gobernador militar de Cádiz. Con el advenimiento de la II República (1931-1939) fue destituido y pasó, tras acogerse a la Ley Azaña, a la reserva. Se implicó activamente en la preparación del alzamiento militar del 18 de julio, en la que se encargó, tras sublevar la plaza de Valladolid, de la jefatura de la VII Región Militar. De inmediato, fue nombrado miembro de la Junta de Defensa Nacional constituida en Burgos, desde la que apoyó el nombramiento del general Franco como jefe del Gobierno y Generalísimo de todos los ejércitos. En diciembre de 1936 tomó el mando del Ejército del Centro, que dirigió hasta el final de la Guerra Civil (1936-1939), encargándose del asedio y ocupación de Madrid (III-1939). Con el final de la guerra, fue nombrado capitán general de la I Región Militar con sede en Madrid (hasta 1945), presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar y consejero de Estado. Presidió, así mismo, desde 1940 y hasta su muerte, el tribunal de represión de la masonería y del comunismo. En 1943 había suscrito, junto a otros generales, una carta en la que se pedía la restauración de la monarquía. En 1950, el Caudillo le concedió el título de marqués de Saliquet. Estaba en posesión de la medalla militar individual, la de sufrimientos por la Patria y la gran cruz de San Hermenegildo, entre otras.
Era gran Cruz de Justicia de la religión lazarista.