Juan de Rada. Uno de los asesinos de Francisco Pizarro; por D. José M. Huidobro
Artículo de fecha 23-07-2016 de D. José Manuel Huidobro
Caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España. Máster en Derecho Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED). Autor de 55 libros y más de 700 artículos.
Juan de Rada. Uno de los asesinos de Francisco Pizarro
Intervino en la conquista de Honduras, México, Perú y Chile. Participó en la primera guerra civil entre los conquistadores del Perú como jefe destacado del bando almagrista; fue uno de los que asesinaron a Francisco Pizarro en Lima y, según la versión más aceptada, quien le infirió la mortal estocada en el cuello. Tras la derrota y muerte de Almagro «el Viejo», ofició de tutor de Almagro «el Mozo», convirtiéndose en el virtual jefe del bando almagrista.
Juan de Rada o Juan de Herrada, como también aparece citado, nació, probablemente, en Obaños (Navarra) en 1487, y falleció en Jauja (Perú) en 1541. Hijo de Don Miguel Pérez de Rada y de Doña Catalina Díaz, Juan de Rada pasó de muy joven a las Indias e intervino en la conquista de Cuba, a las órdenes de Diego Velázquez, y conoció a Hernán Cortés, que lo distinguió con su amistad.
RADA. antigua familia de Navarra, entre la que destaca la figura del Arzobispo Ximenez de Rada
Primer y segundo folios del Libro de los Escudos de Armas de este Reino de Navarra: «Armas del ínclito Rey de Navarra y sus doce Ricos Hombres» (Rey, Almorabid. Guevara, Aibar, Baztán, Urroz, Lehet, Subiza, Rada, Vidaurre, Cascante, Monteagudo, Mauleón) – «Las armas de los señores de muchos palacios y casa nobles deste reyno de Navarra» (Condestable de Navarra, Mariscal de Navarra, Marqués de Falces, Barón de Lussa). Archivo General de Navarra. |
Acompañó a Hernán Cortés en la expedición que, en 1525, dirigió a Honduras para castigar al rebelde Cristóbal de Olid, sufriendo en ella enormes penalidades. Más tarde, como capitán y hombre de su confianza, intervino en la conquista de México.
Juan de Rada era Conde Palatino. título que le había concedido el Papa Clemente VII en Roma después de ayudar a Hernán Cortes en la ardua Conquista de Mexico.
Fue lugarteniente y capitán de Almagro, con quien estuvo en el Perú y luego en Chile. Garcilaso el Inca afirmó que estuvo presente en el juicio a Atahualpa, en el que se le propuso que actuara como defensor del Inca. Fernández de Oviedo aseguró que Almagro tenía a este capitán Rada “por padre, después que perdió al que lo era”. Desde luego, Rada fue uno de los tres capitanes con los que Almagro dispuso su entrada descubridora de Chile: Ruy Díaz, que iría con una expedición marítima por la costa; Rodrigo de Benavides, que iría con otra terrestre por la ruta de la costa; y Rada que iría más tarde con hombres y bastimentos por la misma ruta terrestre que iba a emplear el propio Almagro a través de la cordillera andina.
Almagro partió en julio de 1535 y Rada le siguió fielmente por el mismo camino, tal como se le había ordenado. Fue un viaje terrible por caminos de montaña llenos de nieve. Durante el mismo halló intactos los caballos congelados que se le habían muerto al adelantado, que le sirvieron para alimento a sus hombres. Llegó finalmente a Pocayapó y comunicó a Almagro las novedades ocurridas tras su partida y, principalmente, el gran alzamiento indígena. Luego le acompañó en la aventura chilena hasta el final, y en el regreso al Perú. Siguió a su lado durante el enfrentamiento de los dos conquistadores, Pizarro y Almagro. El emperador Carlos V enviaba desde España a un ejército, a cuyo frente estaba Cristóbal Vaca de Castro, para obligarle a deponer las armas a favor de Pizarro, pero no llegó a tiempo de evitar la tragedia.
Acompañó a Almagro en la entrada de Cuzco, cuando se pusieron presos los hermanos de Francisco Pizarro. Ante los preparativos de guerra del gobernador, Almagro pidió a Rada que hablase con Francisco Pizarro, para suavizar la tirantez existente entre ambos, cosa que hizo sin éxito alguno, como también hizo un religioso de la merced. Pizarro se puso al frente de sus ochocientos hombres y atacó las fuerzas de Almagro en Salinas (abril de 1538), donde logró derrotarle. Hernando Pizarro llevó prisionero a Almagro, que fue juzgado arbitrariamente y ajusticiado en Cuzco, el 8 de julio de 1538. Rada no pudo evitar la ejecución de su jefe.
Poco antes de morir, Diego de Almagro reconoció la fidelidad de su lugarteniente al confiarle el futuro de su único hijo, Almagro el Mozo*. Éste proseguiría tenazmente la lucha de su padre contra los pizarristas, hallando el apoyo decidido de Juan de Rada para encabezar la conspiración que acabaría con la muerte de Francisco Pizarro en Lima, el domingo 26 de junio de 1541.
Francisco Pizarro se trasladó a Cuzco posteriormente y emprendió nuevas conquistas y fundaciones. En 1540 regresó a Lima, donde los almagristas habían cerrado filas en torno a la figura de Almagro el Mozo, amenazando a Pizarro de muerte, a lo que respondían los pizarristas con exterminarlos a ellos. Un grupo de amigos y compañeros adictos al antiguo adelantado Almagro, dirigidos por Juan de Rada, promovió una algarada callejera el 26 de junio de 1541 gritando “¡Viva el Rey y la libertad!”. Llegaron a la casa del gobernador Pizarro y le asesinaron. Ese mismo día el Cabildo de la ciudad eligió a Almagro el Mozo Gobernador del Perú, hasta que el Rey dispusiera lo pertinente, y éste nombró a Juan de Rada, en compensación por el servicio prestado, como su capitán general. Era tal el agradecimiento que el Mozo le tenía, que mandó dar garrote a Francisco de Chaves y castigó a muchos otros, porque protestaron que Juan de Rada lo mandaba todo.
*Diego de Almagro el Mozo, nació en Panamá en el año 1522 y falleció en el Cuzco el 27 de noviembre de 1542. Fue un aventurero hispano-panameño, de origen mestizo, que llegó a ser gobernador del Perú entre 1541 y 1542. Murió a los veinte años de edad, con la gloria de haber sido el único Gobernador mestizo, aunque rebelde, del Perú. Ningún mestizo mandó a tantos hombres como lo hizo él.Según Gómara, sacó de Lima cien arcabuceros, cientos cincuenta piqueros, trescientos jinetes y varios miles de indios de servicio; en el Cuzco tuvo doscientos arcabuceros, doscientos cincuenta jinetes y otros tantos peones de espada y rodela.
Para saber más: Los caballeros de la capa
Fernández de Oviedo sentenció en este suceso que “ni Hernando Pizarro fue juez para matar injustamente
Publicado en el blog «Hidalgos en la Historia» cuyo blogmaster es D. J. Manuel Huidobro