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Archivos diarios: 6 agosto, 2016

6 08, 2016

Eduardo Pondal. Creador de la lengua gallega literaria moderna; por D. José M. Huidobro

Por |2020-11-13T03:39:11+01:00sábado, agosto 6, 2016|

Artículo de fecha 01-04-2016 de D. José Manuel Huidobro 

Caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España. Máster en Derecho Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED). Autor de 55 libros y más de 700 artículos.

Eduardo Pondal. Creador de la lengua gallega literaria moderna

 Destacado poeta regionalista gallego, que escribió tanto en castellano como en gallego. Está considerado como el creador de la lengua gallega literaria moderna. 

Las primeras estrofas de su poema «Os pinos» son la letra del himno gallego.  Se le dedicó el Día de las Letras Gallegas en el año 1965.

 Eduardo María González-Pondal y Abente, hijo de Juan González Pondal y de Ángela Abentes Chans, nació en Ponteceso (La Coruña), en febrero de 1835 y falleció en La Coruña, en marzo de 1917, .quedando huérfano de madre con un año de edad y fueron sus hermanas las que lo criaron y le enseñaron las primeras letras. Fue el último de siete hermanos en una familia de origen hidalgo, enriquecida con la emigración a América. Estudió gramática latina en Nemiña con un pariente clérigo, Cristóbal de Lago. El apellido Pondal procede de Lugo de Llanera (Asturias)

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 En 1848 se instaló en Santiago de Compostela para cursar el bachillerato en Filosofía y, posteriormente, la carrera de Medicina. Siendo estudiante frecuentó las tertulias del «Liceo San Agustín» y conoció al también poeta Aurelio Aguirre. De esta época data su apasionado interés por la cuestión regionalista.   Fue uno de los organizadores del banquete de Conxo, junto con Aguirre, que unió fraternalmente a obreros y estudiantes en la robleda de Conxo el 2 de marzo de 1856. En esta ocasión, Pondal leyó un poema reivindicativo, en castellano, «Brindis», acerca de la igualdad de los hombres. Este hecho le acarreó serios problemas con las autoridades, que estuvieron a punto de deportarle a las Islas Marianas.

 El Banquete de Conxo (1856) fue una histórica reunión de estudiantes y obreros a favor del movimiento galleguista del siglo XIX. Aquel banquete de 1856, organizado por el poeta Aurelio Aguirre, tuvo el mérito de acabar con la ruptura entre galleguismo y movimiento obrero. En esa ocasión, los estudiantes compostelanos sirvieron la comida a los trabajadores, en un gesto de fraternidad que resultaría censurado por las autoridades y acabaría en la toma del robledal de Conxo por el ejército, temeroso de una insurrección.

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En 1862, tras terminar la carrera, ejerció como médico de la Armada en la base de Ferrol. En 1863 hizo oposiciones en Madrid al cuerpo de Sanidad Militar, pero, aunque obtuvo un trabajo en Asturias, dejó la plaza y abandonó de forma definitiva el ejercicio de la medicina. Se retiró a la casa paterna, desde donde hacía frecuentes viajes a La Coruña. Allí participaba en la tertulia «A Cova Céltica», en la librería de Carré,. A través de Murguía, conoció los poemas ossiánicos de James MacPherson. Desde entonces, Pondal asume el papel de bardo de la nación gallega.

 Su primer poema en gallego apareció en 1862, en el Álbum de la Caridad editado por el indiano José Pascual López Cortón, recopilando todos los poemas participantes en los primeros Juegos Florales de Galicia. Además de estas obras, Eduardo Pondal dejó una amplia producción inédita, entre la que se cuenta el poemario «Os Eoas», un canto épico al descubrimiento de América claramente inspirado en «Os Lusiadas» de Luís de Camões.

 En 1890 el músico Pascual Veiga le pedirá una letra para una obra que pretendía presentar a un certamen en La Coruña. Eduardo Pondal compone para la ocasión el poema «Os Pinos», cuyas dos primeras estrofas formarán parte de la letra de la melodía. Aunque la obra no llega a estrenarse el poema aparecerá publicado ese mismo año en un folleto del certamen, así como en varios periódicos gallegos de la emigración cubana. En 1907 la composición de Veiga será estrenada en La Habana y considerada desde entonces Himno de Galicia. En 1981 será legalizada como himno oficial por el Estatuto de Galicia. Desde 1935 (edición de la Real Academia Galega) ese poema se ha integrado, junto con otros inéditos, en las ediciones de «Queixumes dos Pinos».

 Pondal es el máximo exponente de la literatura del regionalismo gallego. Idealiza el pasado céltico de Galicia, que él imagina libre e independiente y como apenas quedan vestigios de esta época, se inspira en las fuentes clásicas de la invasión romana, en los poemas ossiánicos de James McPherson, en algunas citas del Leabhar Gabala y en las investigaciones de Manuel Murguía y Benito Vicetto. El simbolismo del celtismo dentro de la poesía de Pondal es claro: así como los celtas combatieron heroicamente la invasión romana, los gallegos deben tomar su ejemplo y combatir igualmente la opresión castellana. Al mismo tiempo su poesía incorpora una tendencia helenista, que entronca con su afán de crear una lírica culta. Los mitos creados por Pondal se basan en dos arquetipos: el Héroe y el Bardo.

 También es interesante como poeta lírico. Junto con la naturaleza, y los paisajes de su tierra natal (la comarca de Bergantiños), el amor es otra de las claves de su poesía.

 Colaboró asiduamente en varias revistas de ámbito nacional e internacional como Revista de las Provincias, Boletín de la Biblioteca-Museo Balaguer, la España Regional y en otras muchas que se publicaban en América. Fuesocio de número de la Academia Gallega. En el año 1900 fue nombrado socio de mérito por la Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago en reconocimiento de los valores artísticos de su obra.  En 1910 recibe también el título de académico honorario por la Academia de la Poesía Española.

Utilizó una lengua aristocratizante, huyendo de la lengua coloquial e incorporando a su léxico y a su sintaxis numerosos cultismos. Para esto se sirvió de sus profundos conocimientos de las lenguas clásicas, remitiéndose también en ocasiones a la lengua portuguesa. Es famosa su frase en el lecho de muerte «déstesme unha lingua de ferro, devólvovos unha lingua de ouro» («me habíais dado una lengua de hierro, os devuelvo una lengua de oro»).

 Tras su muerte, acaecida en La Coruña, en el hotel «La Luguesa», en marzo de 1917, diversos músicos y grupos gallegos han usado poemas suyos como letra. Entre ellos el grupo de música folk Na Lúa y el cantante Juan Pardo, que ha puesto música a varios poemas suyos en el disco Galicia miña nai dos dous mares.

Para saber más: Fundación Eduardo Pondal

 Publicado en el blog «Hidalgos en la Historia» cuyo blogmaster es D. J. Manuel Huidobro

 http://hidalgosenlahistoria.blogspot.com.es/

6 08, 2016

Juan Diego Sánchez de Morales. Fundador de La Serena – Encomendero en Chile; por D. José M. Huidobro

Por |2020-11-13T03:39:11+01:00sábado, agosto 6, 2016|

Artículo de fecha 18-05-2016 de D. José Manuel Huidobro 

Caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España. Máster en Derecho Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED). Autor de 55 libros y más de 700 artículos.

 

Juan Diego Sánchez de Morales. Fundador de La Serena – Encomendero en Chile

 Caballero hijodalgo, pasó al Perú en 1534, y participó en las campanas emprendidas contra el Inca Manco, en la defensa de Lima y socorro al Cuzco, 1536 y 1537. Se Incorporó a la expedición conquistadora de Chile en 1540. Mencionado por Ercilla en «La Araucana»

 Diego Sánchez de Morales, hijo de Juan Morales Negrete y de Inés Rodriguez,  nació en Soria hacia 1514 y murió en Andalucía entre1575-1578; casó con  Inés de León y Carvajal.

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Pasó a Indias en 1534; participó en la defensa de Lima, el socorro del Cuzco y las compañas contra el Inca Manco; conquistador de Chile; asistente a la fundación de Santiago en 1541; asistente a la fundación de La Serena con Juan Bohón y Francisco de Aguirre en 1544; acompañó a Villagra a sofocar el alzamiento indígena del norte que había terminado con la destrucción de La Serena; regidor y alcalde de la misma en el periodo 1549-1561; acompañó a Francisco de Aguirre en la refundación de La Serena en 1549; encomendero del Huasco (Chile).

 Publicado en el blog «Hidalgos en la Historia» cuyo blogmaster es D. J. Manuel Huidobro

 http://hidalgosenlahistoria.blogspot.com.es/

 

6 08, 2016

Cuántas veces ha entrado en combate la Guardia Suiza del Vaticano

Por |2020-11-13T03:39:12+01:00sábado, agosto 6, 2016|

Fuente: «LA BRUJULA VERDE»

http://www.labrujulaverde.com/2016/07/cuantas-veces-ha-entrado-en-combate-la-guardia-suiza-del-vaticano

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Cuántas veces ha entrado en combate la Guardia Suiza del Vaticano

25 julio, 2016 por Jorge Alvarez

Si alguien piensa que la Guardia Suiza del Vaticano tiene una mera función representativa y que sus miembros únicamente están para adornar las esquinas o hacerse fotos con los turistas se equivoca de medio a medio. Se trata de un cuerpo militar que realmente desempeña la misión de velar por la seguridad del Papa y vigilar ese pequeño estado. Y aunque hoy en día sólo cuenta con un centenar de efectivos, en otros tiempos formó parte de un auténtico ejército y, como tal, participó en varias acciones bélicas en defensa de los intereses de la Santa Sede.
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Para ser exactos, no sólo los suizos componían el ejército pontificio: también estaban la Guardia Noble del Cuerpo de su Santidad, la Guardia Palatina de Honor y la Gendarmería Pontificia (que era una especie de policía) y, más atrás en el tiempo, los Zuavos Pontificios, los Lanzas Quebradas, la Guardia de Caballería Ligera, el arma de Artillería, etc. Los tres primeros cuerpos fueron disueltos en 1970 por Pablo VI, en un proceso de desmilitarización del Vaticano. Un paseo por el Museo Histórico del Vaticano muestra los diferentes uniformes y equipamiento que utilizaron.
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El uniforme de 1870

Porque los vistosos trajes de la Guardia Suiza, que corresponden exclusivamente a ésta, no fueron diseñados por Miguel Ángel, como dice la leyenda, sino que son mucho más recientes, de principios del siglo XX, concebidos por un comandante llamado Jules Répond que se basó en pinturas renacentistas pero de Rafael (los vivos colores representan al apellido Della Rovere aunque también usaron el rojo de los Médici). De hecho, los guardias utilizan material moderno, con armas cortas (pistolas) y largas (subfusiles), aunque de cara al público únicamente luzcan las famosas alabardas y, en ocasiones solemnes, coraza y morrión.
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El papa Julio II

Hay que remontarse a principios del siglo XVI para encontrar el origen de esta institución. Como en aquella época los mercenarios suizos constituían la élite guerrera europea, el papa Sixto IV firmó una alianza defensiva con la Confederación Helvética que luego fueron renovando sus sucesores, empleando aquellas tropas en los conflictos territoriales de una Italia a la que aún le faltaban cientos de años para estar unida. Por eso se mantiene la tradición de reclutar a los guardias entre católicos suizos (que además deben tener entre 19 y 30 años, ser solteros, superar el 1,74 de altura y tener experiencia en las Fuerzas Armadas Suizas). En enero de 1506 Julio II decidió contar con un cuerpo permanente ante la amenaza de invasión francesa, así que contrató a 150 suizos para formar la llamada Guardia Pontificia, con el veterano capitán Gaspar von Silenen al frente.
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Piqueros suizos

Su bautismo de fuego propiamente dicho, ya como cuerpo permanente, llegó el 6 de mayo de 1527, cuando el ejército imperial de Carlos V protagonizó el famoso Saco de Roma. Eran 20.000 hombres entre los que había españoles e italianos pero, sobre todo, lansquenetes alemanes, incluidos varios contingentes luteranos por curioso que suene. Las tropas imperiales desobedecieron a sus mandos, irritadas por el retraso en las pagas y la actitud siempre hostil de Clemente VII, siempre favorecedor de los intereses de Francia. Los soldados asaltaron la ciudad, matando, robando y violando sin freno.
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El papa Clemente VII

Llegados ante la Basílica de San Pedro, intentaron entrar por la fuerza y los suizos se vieron obligados a formar un círculo alrededor del pontífice, protegiendo su huida hacia el interior del templo, donde estaba la entrada al Pasetto di Borgo, un pasadizo medieval de casi un kilómetro de longitud que llevaba hasta el Castillo de Sant’ Angelo. Clemente logró refugiarse mientras sus guardias cubrían la retirada con sus vidas.

La última resistencia la ofrecieron en la parte izquierda de la basílica, cerca del Camposanto Teutónico: allí cayeron 147 de los 189 que lucharon, hasta el punto de que, al acabar aquel caos, la protección del Papa tuvo que correr a cargo de cuatro compañías de españoles y alemanes católicos. Una docena de suizos supervivientes se les sumó y el resto optó por volver a su país. La ceremonia de juramento de fidelidad que la Guardia Suiza hace actualmente cada 6 de mayo rememora estos hechos.
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Lansquenetes alemanes durante el Saco de roma

En 1548, Pablo III reorganizó la Guardia Suiza aumentándola a 225 efectivos. Parte de ellos formaron parte de un contingente que Pío V envió de refuerzo a la Santa Liga Cristiana, que dirigía Don Juan de Austria contra los turcos. Se embarcaron en una de las galeras y, así, el 7 de octubre de 1571 volvieron a entrar en combate. Pero esta vez salieron victoriosos: fue, obviamente, en la batalla de Lepanto, durante la cual consiguieron arrebatar al enemigo dos banderas.
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La batalla de Lepanto en un fresco del Vaticano

A partir de entonces se impuso un prolongado período de calma que duró dos siglos, hasta que en 1798 Napoleón se adueñó de Italia y forzó a Pío VI a disolver la Guardia Suiza. Esa situación duró tres años porque en 1801 Pío VII volvió a formarla, aunque con apenas 64 miembros que León XIII aumentó a 200 en 1824. La tensión se disparó de nuevo cuando el país se vio envuelto en el proceso de unificación, durante el que el Vaticano perdió gran parte de sus territorios y quedó rodeado por tropas hostiles. La pequeña hueste pontificia se aprestó para la defensa junto a sus aliados franceses pero, paralelamente, Napoleón III cayó derrotado en Sedán y el Papa se quedó solo. Roma pasó a manos de Garibaldi y las tropas vaticanas fueron disueltas, quedando únicamente los cuerpos citados al principio.

Nunca más trabarían combate. 

 

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