Trazos de la Historia de la Hermandad Nacional Monárquica de España
Trazos de la Historia de la Hermandad Nacional Monárquica de España
Francisco Rodríguez Aguado | Martes, 26 de enero de 2016
La Hermandad Nacional Monárquica de España fue fundada por D. Ramón Forcadell i Prats, alcalde de Uldecona (Tarragona), nació con el firme propósito de restaurar la monarquía a la muerte del General Franco, quedando desde el momento de su fundación formada su Junta Constituyente, aunque no se presentara en sociedad hasta un año después, el 21 de octubre de 1962.
En 1965 la Hermandad se dividió en dos corrientes muy claramente definidas: los partidarios del regreso de los Borbones al Trono de España y los que se definían por la rama Carlista. El Presidente, D. Ramón Forcadell i Prats y la mayor parte de la Junta se posicionaron a favor de la causa Borbónica apoyando la figura de D. Juan Carlos de Borbón y Borbón -Dos Sicilias frente a los pocos que se quedaron al lado del Carlismo. y posteriormente en marzo de 1967 la Hermandad celebró una importante reunión en Vinaróz (Castellón) en la que se debatió la situación por la que pasaba España respecto a la Monarquía y a la importante labor que estaba desarrollando la Hermandad a favor de D. Juan Carlos de Borbón y Borbón-Dos Sicilias. En esta reunión todos los asistentes JURARON LEALTAD A LA CAUSA BORBÓNICA ENCARNADA EN LA PERSONA DE DON JUAN CARLOS DE BORBÓN.
El día 10 de agosto de 1969, la Hermandad Nacional Monárquica convocó en Benicarló una Asamblea General. En ella, su Presidente, D. Ramón Forcadell i Prats anunció la continuidad de actos a favor de la Monarquía y pidió a todos los asistentes que trabajaran por reunir en torno a la Hermandad a todos los monárquicos españoles: «Hay que difundir la idea de que la Monarquía sería la Institución que garantizaría la paz entre todos los españoles y procurar preservar los principios monárquicos…». Al final de esta reunión D. Ramón Forcadell propuso solicitar una Audiencia a D. Juan Carlos de Borbón para dejar constancia de la fe monárquica de la entidad. La audiencia se celebró el 1 de diciembre de 1969, y en ella, D. Juan Carlos de Borbón dijo a los representantes de la Hermandad: «Os recibo con una inmensa alegría, ya que son muy conocidos para mí las características más destacadas de esa Gloriosa Hermandad Monárquica…». Y continuó en otro momento de su intervención el entonces Príncipe de España: «…la Institución que vosotros representáis es cada día más importante que sea mantenida en todo lo fundamental. Es posible que sea necesario modificar formas y elementos accesorios, pero lo esencial debe permanecer y ésta ha de ser la gran tarea que debáis realizar; mantener los valores espirituales del alma hispana procurando que sean cada vez más firmes y defenderlos con tesón, arrojo y desinterés».
El 8 de marzo de 1970, la Hermandad Nacional Monárquica del Maestrazgo (Rama Borbónica), celebró su VIII Asamblea Anual en Peñíscola (Castellón), en la que el Presidente Nacional propuso la modificación del Art. 21 de los Estatutos en el sentido de que la Junta Directiva pudiera crear Delegaciones y Juntas en las distintas regiones y provincias españolas. Esta asamblea marcó la proyección del futuro de la Hermandad Nacional Monárquica, creándose de inmediato Juntas Locales, Provinciales y Regionales. Siendo en 1.970 cuando se dio un paso más y el Ministerio de Información y Turismo autorizó a la Hermandad Nacional Monárquica a que tuviera carácter nacional. Inmediatamente se designó una Comisión Permanente y comenzaron los preparativos para la constitución de las Juntas Provinciales de Málaga, Valencia, Barcelona, Pamplona, Oviedo e Islas Canarias.
El 27 de febrero de 1971, el Presidente Forcadell mantuvo una reunión en Barcelona en la que manifestó a los asistentes que «…la Hermandad es la primera fuerza monárquica del País, la que permite constituir equipos de trabajo». Sin embargo, lo más importante de la reunión barcelonesa fue que todos los asistentes coincidieron en admitir que España estaba despertando de su indiferencia hacia la Monarquía, aunque eran conscientes y denunciaban que las autoridades del Régimen, concretamente las Jefaturas del Movimiento, no hacían nada para que trascendieran las ideas monárquicas a la opinión pública, siendo Director General de la Radiodifusión y Televisión D. Adolfo Suárez González.
Entre los días 11 y 12 de octubre de 1971 se eligieron los diferentes Presidentes Provinciales en la Asamblea celebrada en Madrid y con ello la Hermandad Nacional Monárquica del Maestrazgo (Rama Borbónica), dio un salto cualitativo y cuantitativo al aumentar en actividades y miembros y su importancia nacional llegó hasta el mismo Palacio de la Zarzuela y al mismísimo D. Juan Carlos de Borbón, quien el 7 de junio de 1973 recibió en Audiencia al Presidente Nacional de la Hermandad Nacional Monárquica D. Ramón Forcadell, el cual hizo un amplio informe al Príncipe de España sobre el pujante crecimiento de la Hermandad.
Posteriormente, el 20 de junio del mismo año, S.A.R. D. Juan Carlos de Borbón recibió en Audiencia oficial a la Junta Directiva Nacional de la Hermandad, así como a los Presidentes Regionales. En su intervención, D. Ramón Forcadell manifestó a S.A.R. D. Juan Carlos de Borbón que «…la Hermandad, le podemos asegurar es hoy la primera fuerza monárquica con base popular y social en el País», y terminó su alocución diciendo: » …el pueblo español que confía en la monarquía, los hombres que luchan por la instauración pacífica de la monarquía no pueden sentirse defraudados, pues confían en Vuestra Alteza Real». Don Juan Carlos de Borbón contestó a su discurso con palabras de afecto y confianza felicitándoles por su trabajo, animándoles a continuar actuando con el mismo espíritu de unión, servicio y lealtad por las ideas monárquicas y por España. Terminó la recepción oficial de la Junta Directiva Nacional de la Hermandad con la entrega por parte del presidente Forcadell de la insignia de Oro de la misma al Príncipe de España.
De nuevo la Hermandad Nacional Monárquica del Maestrazgo (Rama Borbónica), tuvo que involucrarse muy intensamente en 1.973, ya que en dicho año, concretamente el 25 de octubre, el que fuera Ministro de Asuntos Exteriores D. Laureano López Rodó se entrevistó con el recientemente promovido a Presidente del Gobierno, Almirante D. Luis Carrero Blanco presentándole una nota en la que le informaba sobre «…la conveniencia de precisar el modo de operarse la transmisión de la Jefatura del Estado, regulada en el Art. 11 de la Ley de Sucesión». El Almirante, contestó que era mejor esperar y dejar el tema sobre la mesa debido a que se estaba removiendo el asunto de la sucesión por la pretensión de D. Alfonso de Borbón Dampierre de ser el segundo en el orden de sucesión. Fue entonces y debido a estos hechos cuando la Junta Directiva de la Hermandad Nacional Monárquica envió una circular a todos los presidentes Provinciales con el objetivo de acentuar los actos de propaganda donde se destacara la Sucesión realizada en su S. A.R. D. Juan Carlos de Borbón como única persona capaz de asumir la tarea de la instauración de la monarquía.
En 1.974, accede a la Presidencia Nacional de la Hermandad Nacional Monárquica del Maestrazgo (Rama Borbónica), que a la sazón contaba con más de 30.000 correligionarios, el hijo del Fundador, D. Ramón Carlos Forcadell i Guarch, siendo Vicepresidente de Comunicación y Protocolo D. Fernando Polo de Alfaro y Góngora de Argote, y Secretario General D. Antonio de Ramón i Camps, destacándose como las Delegaciones más activas en aquellos momentos las de Extremadura y Andalucía, cuyos Presidentes-Delegados eran D. Raimundo Holgado Cantalejo y D. Francisco Rodriguez Aguado respectivamente.
Durante la época de la presidencia del Sr. D. Ramón Carlos Forcadell i Guarch, la Hermandad sufre un periodo de languidecimiento que fue acentuándose hasta la muerte del mismo en 2010. D. Ramón Carlos, sin duda pensó equivocadamente que con la entronización de Don Juan Carlos I, la monarquía en España se había consolidado plenamente y que la Hermandad había cumplido con su importante labor, pero que ya no era necesaria, más aún cuando en 1.977, D. Juan de Borbón, Conde de Barcelona, renunció a sus derechos dinásticos y a la Jefatura de la Casa Real en la persona de su hijo, D. Juan Carlos I. Con esta renuncia se reanudó la dinastía histórica convirtiéndose D. Felipe de Borbón y Grecia en el heredero de la Corona recuperándose así el Título de Príncipe de Asturias, prestando juramento el 1 de noviembre de 1.977 en Covadonga (Asturias). Mientras tanto, quizás porque en la llamada «etapa de la transición» aconsejaba a la Hermandad Nacional Monárquica mucha prudencia en sus manifestaciones, esta decayó y dejaron de publicarse las dos revistas que hasta entonces se editaban editando y se debilitaron igualmente las delegaciones, que sin savia nueva, pronto se fueron agotando y sus miembros disminuyendo. Aun así, la Hermandad llevó a cabo cosas muy importantes durante este tiempo, como el análisis de la «transición política» que vivía España, que la Asamblea Nacional de la Hermandad hizo el 18 de junio de 1979. En ella se presentaron ponencias en defensa de la mujer y la ayuda a la juventud, y las más de 500 personas que asistieron proclamaron su lealtad a la Institución Monárquica al considerar que era la única forma de gobierno que en España podría lograr la concordia entre los españoles. Además inició una marcada colaboración con la Fundación Institucional Española, que presidida por Jesus Silva Puerto estaba dedicada a realizar actividades culturales y estudios sobre instituciones especialmente sobre la Monarquía. En este periodo, la Hermandad Nacional Monárquica trabaja por informar sobre la monarquía española y su beneficio para España. Por aquel entonces, algunos de sus miembros ya forman parte de candidaturas de Alianza Popular (AP) y de Unión de Centro Democrático (UCD) que concurrieron a las primeras elecciones democráticas.
En 1981 la Hermandad cumplió veinte años de edad, y con tal motivo, su Presidente Nacional, Ramón Carlos Forcadell i Guarch, celebró tal acontecimiento con la edición de un «Matasellos Conmemorativo», hecho que nos pone sobre la pista de la importancia que tenía en la época nuestra Hermandad al estar durante todo el año en funcionamiento este matasellos, hoy reliquia para los coleccionistas filatélicos.
Durante la década siguiente, la Hermandad, aunque fiel a su espíritu monárquico fue reduciendo sus actividades, quizás, como se ha dicho porque muchos de los integrantes de la misma creyeron equivocadamente que los objetivos fundacionales de la Hermandad se habían cumplido con la entronización de S.M. D. Juan Carlos I, y poco a poco, la desidia fue apoderándose más fuertemente de la Institución que tanto había luchado por la instauración de la monarquía en España, y por si esto era poco, la casualidad quiso que tanto el Presidente Nacional, Ramón Carlos Forcadell i Guach, como el Secretario General, Antonio Ramón i Camps enfermaran a la vez y falleciesen con seis meses de diferencia. Ante estos acontecimientos que ponían en serio peligro la continuidad de la Hermandad el Vicepresidente de Comunicación y Protocolo, Fernando Polo de Alfaro y Góngora de Argote convocó una Asamblea General Urgente para el día 26 de enero de 2012 en Granada. En esta Asamblea General Urgente se acordó la creación de una Junta Nacional Rectora que gobernaría la Hermandad Nacional Monárquica mientras durase la situación crítica que en esos momentos se vivía, obligándose a convocar una Asamblea General Extraordinaria antes del 31 de diciembre del mismo año que convocara una Junta Directiva Nacional y la aprobación de unos nuevos Estatutos más acordes con el momento social de España.
Así fue como el 26 de enero de 2012 fui elegido en Granada Presidente de la Junta Nacional Rectora, e igualmente elegido por unanimidad en la Asamblea General Extraordinaria del 1 de diciembre en Madrid como nuevo Presidente de la Junta Nacional. La Asamblea se celebró en un conocido restaurante de la calle de Alcalá reservado ex proceso para el acto y tras una comida de confraternización entre los asistentes, tras los postres dio comienzo a la hora señalada la Asamblea con el juramento solemne con todos los asambleístas puestos en pie de guardar lealtad a la Corona y al rey que la representara en cada momento. Tras este acto, se fueron desglosando los veintiún punto del Orden del Día que se fueron aprobando por unanimidad. El primero de ellos, el cambio de nombre de la Hermandad, que paso a denominarse HERMANDAD NACIONAL MONÁRQUICA DE ESPAÑA, con un aumento de sus categorías para que cualquier monárquico pudiese ingresar en la misma, ya que hasta entonces solo existía la Gran Cruz, y por consiguiente, el ingreso estaba restringido a muy pocos. Así pues, aprobada la propuesta por unanimidad se crean las nuevas categorías de Oficial, Caballero-Dama, y Comendador-Comendadora, además de la Gran Cruz ya existente, reservada solo para las personalidades.
Acto seguido propuse la creación de la ORDEN DEL MERITO POR LEALTAD MONÁRQUICA de la Hermandad Nacional Monárquica de España en la categoría de GRAN CRUZ, que se regirá bajo la dirección y gestión de la Junta Directiva Nacional de la Hermandad Nacional Monárquica de España.
Igualmente, propuse la modificación de los Diplomas aunque respetando en lo posible sus medidas, línea, elementos y formato de los que hasta entonces se habían estado concediendo desde la fundación de la Hermandad, cambiando para ello el emblema de la Hermandad, propuesta igualmente aceptada por unanimidad, pasando a ser el emblema un escudo cuadrilongo en campo de azur con tres flores de lis de oro bien ordenadas, dos y una Bordura de gules (Borbón-Anjou), propio de la dinastía reinante, todo ello a colado a la Cruz de Borgoña, símbolo de sus antepasados Borgoñones y Austrias, y rematado por la Corona Real cerrada en oro, forrada de gules, compuesta por un circulo de oro engastado de piedras preciosas, sumada de ocho florones de hojas de acanto de oro (cinco vistos) interpoladas de perlas, de donde surgen ocho diademas de oro sumadas de perlas que convergen en un orbe de oro, con el ecuador y semi-meridiano de lo mismo, sumado de otra Cruz del mismo metal.
Además entre otras nuevas medidas propuse la creación de la Web de la Hermandad; la creación de un Grupo abierto de Facebook (entonces el único monárquico abierto) con objeto de darle una mayor proyección social a la Institución Monárquica; la posibilidad de creación de Delegaciones Internacionales en otros países con la única finalidad de representación y protocolo, y por fin, propuse para nombramiento de Miembros de Honor a título póstumo al Excmo. Señor D. Antonio de Ramón i Camps, Secretario General que fuera hasta su fallecimiento ese mismo año de la Hermandad Nacional Monárquica del Maestrazgo, y sin cuyas valiosas y precisas aportaciones y delegaciones hacia mi persona como actual Presidente Nacional, no hubiese sido posible retomar la conducción de nuestra venerable Hermandad; y al Excmo. Sr. D. Fernando Polo de Alfaro y Góngora de Argote, Consejero Nacional de la Hermandad Nacional Monárquica del Maestrazgo. Ese mismo año se cumplían los cincuenta años de la fundación, por lo que propuse la creación de la “Medalla del L Aniversario” para conmemorar el acto.
Todos los cambios aprobados en la Asamblea General Extraordinaria del 1 de diciembre de 2012 fueron enviados al Ministerio del Interior para su debido registro. El propio Departamento de Asociaciones del Ministerio manifestó en su resolución del día 2 de enero de 2013 textualmente: «…Con el firme propósito de ejercitar continuidad a la encomiable labor y noble causa que en su día concluyeran en las actuaciones y principios que definía a la Hermandad Nacional Monárquica del Maestrazgo, se renombra dicha Asociación como HERMANDAD NACIONAL MONARQUICA DE ESPAÑA, entidad sin ánimo de lucro que al amparo de la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo y normas complementarias posee capacidad jurídica y plena capacidad de obrar en todo el territorio español y allá donde le permitan.
En 2013 la Junta Directiva se reunió en un céntrico hotel de Madrid el 23 de febrero, de cuya sesión de trabajo surgieron importantes decisiones, como la creación de un Gabinete Jurídico así como la creación de la Orden del Mérito a la Lealtad Monárquica. Y al año siguiente, se celebró en Albolote (Granada) el I Congreso de Presidencias de Delegaciones, tanto Regionales, Provinciales como Locales, durante los días 22 y 23 de febrero en el que se tomaron importantes decisiones para el devenir de la Hermandad. Una de ellas, también a propuesta mía fue la creación Gabinete de Prensa y Comunicación, y la creación de una Medalla al Mérito de la HNME para premiar los méritos de aquellos miembros que destaquen por su trabajo y dedicación durante el año. Se clausuró el congreso con una misa en la Capilla Real y una ofrenda floral en la cripta de los Reyes Católicos.
Ese mismo año 2014 es cuando se produjo la abdicación de S.M. D. Juan Carlos I y la Hermandad Nacional Monárquica de España hizo público un manifiesto de gratitud en Sevilla en el que reconocía ante las cámaras de televisión el gran papel de SS.MM. Don Juan Carlos I y Doña Sofía de Grecia como Reyes de España, al tiempo que hice un llamamiento a todos los monárquicos a realizar concentraciones pacificas en todas las ciudades españolas en pro de la monarquía y en apoyo a la Familia Real. Y el día 19 de junio de ese año, se produjo la proclamación de S.A.R. D. Felipe de Borbón y Grecia como Rey de España, y la Hermandad Nacional Monárquica de España en un gran esfuerzo logró congregar a la mayoría de sus miembros llegados de los puntos más dispares de la geografía nacional para manifestar su adhesión a la institución monárquica y al Rey que la representa en cada momento.
A partir de ahí la Hermandad ha ido creciendo cualitativa y cuantitativamente y su organigrama ha aumentado considerablemente para atender las necesidades de la institución. Se han creado las Secretarias de Comunicación y Prensa; Relaciones con las Ordenes Nobiliarias; de Relaciones con Organismos y Corporaciones; de Relaciones Internacionales; Área de Cultura, de la que depende el I Certamen de Narrativa Corta y Poesía «Felipe VI», que próximamente se fallará; Comité de Conflictos… y, por último, este magnífico logro en el que tengo puestas todas mis esperanzas, que es el semanario «El Monárquico» en el que colaboran primerísimas plumas de España. Creo que la Hermandad se encuentra en un momento brillante, y yo, como su Presidente Nacional, satisfecho del deber cumplido, aunque no por ello esté dispuesto a bajar la guardia. Aspiro a que la Hermandad supere el listón de su mejor bonanza en 1974, y así tendrá que ser: por España y por El Rey.