Plaza Mayor n° 6, Soria, España

Archivos mensuales: febrero 2016

3 02, 2016

500 Aniversario. Toro, la batalla en la que Fernando el Católico empezó a forjar España con sangre

Por |2020-11-13T03:40:19+01:00miércoles, febrero 3, 2016|

D. Alfredo López Ares, colaborador habitual del Blog, nos remite este interesante enlace,  para su publicación en el Blog de la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria. 

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Fuente:

http://www.abc.es/historia/abci-toro-batalla-fernando-catolico-empezo-forjar-espana-sangre-201601220124_noticia.html

500 Aniversario.

Toro, la batalla en la que Fernando el Católico empezó a forjar España con sangre

Medio milenio después de la muerte del monarca, recordamos la contienda que cambió el destino de la Península y analizamos el último libro de Fernando M. Laínez sobre este personaje.

w. libro FernandoCatólilco

Manuel P. Villatoro –

Manuel P. Villatoro –

De tres a seis horas. Ese escaso tiempo fue el que duró la contienda que, en 1476, cambió el devenir de la Península Ibérica: la sucedida en Peleagonzalo, un pequeño pueblo cerca de la ciudad de Toro Zamora– el 1 de marzo. Aquel día, las tropas de Fernando el Católico consiguieron acabar con las huestes del monarca de Portugal, Alfonso V. Un hombre que –mediante el matrimonio con la hija del fallecido rey de Castilla (Juana la Beltraneja, de apenas 12 años) y las armas- buscaba unificar ambos reinos bajo su real cetro. Sin embargo, y a pesar de que la lucha fue de lo más igualada, tras esa lluviosa jornada el luso fue derrotado y se vio obligado a retirarse a su cuartel general, renunciar a sus deseos de expandirse hacia el este y admitir a Isabel y Fernando como los nuevos monarcas de Castilla y Aragón.

En su día, la batalla de Toro ayudó a forjar la futura España al allanar el camino a los futuros Reyes Católicos hacia el trono y garantizar, así, la unión de Castilla y Aragón. Es por ello que hoy, un día antes del 500 aniversario de la muerte del monarca español (quien dejó este mundo el 23 de enero de 1516) queremos recordar cómo se sucedió. A su vez, la historia de esta contienda es una de las que –en los próximos días- se podrá leer en «Fernando el Católico. Crónica de un reinado» (editado por «Edaf»), el último libro del periodista y divulgador histórico Fernando Martínez Laínez. «En el libro he intentado dar una visión de la vida de Fernando a través de sus acciones, huyendo de interpretaciones psicológicas discutibles. Por eso me he atenido a relatar los hechos de su reinado en forma de crónica, dejando que el lector reconozca al personaje a través de sus actos, con sus aciertos y sus yerros, que también los tuvo, y algunos (como la expulsión de los judíos) graves. Pero en la balanza final, el resultado de sus obras supera con mucho a los errores», explica el autor en declaraciones a ABC.

 El problema sucesorio

El origen de la batalla de Toro se remonta hasta el 21 de febrero de 1462. Fue ese día en el que el mundo vio nacer a Juana, la hija del entonces rey de Castilla Enrique IV. Aquel alumbramiento, en principio feliz, trajo consigo grandes dolores de cabeza para el monarca castellano. Y es que, al llevar años y años demostrando su impotencia (no había forma de que engendrara un retoño), muchos negaron que fuera el padre de la pequeña. Por el contrario, las malas lenguas (fomentadas por el ingenio español) atribuyeron su paternidad a uno de sus amigos personales, Beltrán de la Cueva. Además de hacer que la niña se ganase un curioso sobrenombre (la Beltraneja, por razones evidentes) el rumor atribuyó unos cuernos al soberano del tamaño de los de un morlaco de levante. Este hecho terminó de motivar a varios nobles que, intereses personales mediante, alegaron que el sucesor del entronado debería ser su hermano pequeño, Alfonso, y no aquella pequeña bastarda.

La situación terminó de complicarse cuando Alfonso murió. En ese momento, y sin un sucesor varón al que apoyar, los nobles que no querían ver a la Beltraneja ascender al trono de Castilla pusieron sus ojos sobre Isabel –la futura Católica- también hermana de Enrique y, hasta ese momento, en un segundo plano por ser mujer. Hay que decir que la adolescente demostró su tenacidad, perseverancia y su carácter decidido, pues logró que Enrique la nombrase su sucesora en 1468 durante el tratado de los Toros de Guisando. Un documento en que se señalaba, además, que la joven solo podría contraer matrimonio con el consentimiento de su hermano. El trato quedó sellado… o eso creía el hombre de la corona, pues la joven Princesa de Asturias, pasándose por el arco del triunfo aquel papelote y la autoridad de su familiar, se casó en secreto con Fernando de Aragón para que, cuando ambos se hiciesen con el poder, sus reinos quedasen unidos.

 Los problemas se resolvieron «felizmente» para Isabel y Fernando en diciembre de 1474 cuando –algunos dicen que envenenado, otros que por causas naturales- Enrique IV dejó este mundo. El trono recayó entonces en manos de su hermana, quien –tras demostrar el pesar por su muerte con el clásico traje blanco de luto real- se sentó al fin en el trono de Castilla. Al menos hasta 1475, ya que fue entonces cuando los partidarios de la Beltraneja (entre los que se destacaban, por ejemplo, el marqués de Villena, Alfonso Carillo o el Gran Maestre de la Orden de Calatrava) volvieron a la carga con el objetivo de lograr el trono para la pequeña. Para conseguir su objetivo organizaron una boda real entre Alfonso V, soberano de Portugal, y la niña presuntamente bastarda. Ambos, por cierto, tío y sobrina.

Con este enlace, pretendían forjar una fuerte alianza mediante la cual el luso –que superaba en una treintena de años a la chica- defendiera con sus tropas los intereses dinásticos de Juana. La coalición se materializó bajo promesa de futuro matrimonio (había que esperar la bendición de la Iglesia para celebrarlo) en 1475 y, ese mismo año, el rey cruzó la frontera con un ejército de 20.000 hombres dispuestos a llegar a Burgos y acosar, desde allí, a Fernando e Isabel. Sin embargo, el valor le duró el poco tiempo que tardó en percatarse de que el soberano de Aragón había iniciado una recluta urgente de soldados y que no eran pocas las ciudades que renegaban de la Beltraneja. Cuando estas noticias llegaron hasta sus oídos, decidió ser cauto, detener su avance y ubicar su cuartel general en Toro, una pequeña ciudad de Zamora que podía ser defendida de forma sencilla.

 Una retirada errónea

Movimiento de tropas va, batalla viene, Alfonso V logró reunir allá por febrero de 1476 en Toro un potente ejército formado aproximadamente por 3.500 jinetes y unos 20.000 infantes. A este contingente se sumó, el 9 de ese mismo mes, el infante Juan –hijo del monarca- con unos 8.000 peones y entre 1.000 y 2.000 caballeros. Estos, eso sí, algo menos curtidos que los de su padre. Al parecer, contar con este gran contingente de combatientes enardeció al prometido de la Beltraneja, quien decidió salir de las seguras murallas de la ciudad para cercar Zamora, donde Fernando se hallaba pertrechado con –según la mayoría de las fuentes- unos 2.500 militares sobre jamelgos y unos 20.000 infantes. Su objetivo no era otro que conquistar la plaza (que se hallaba entre su cuartel y Portugal) y girar posteriormente hasta Burgos, donde los franceses le habían prometido unirse a él para luchar contra Aragón y Castilla.

En las semanas siguientes, sin embargo, los lusos -ya fuera por una causa o por otra- no se decidieron a asaltar la ciudad. «El 17 de febrero de ese mismo año, el rey portugués se puso en marcha con su ejército para tomar Zamora, en cuyo castillo resistían todavía sus partidarios. Acudieron para cerrarle el paso a esa ciudad las tropas que habían sitiado Burgos, mandadas por el Infante Enrique de Aragón y su primo el duque de Villahermosa. El rey de Portugal, al que se unió el Arzobispo Carrillo con 500 lanzas de su ejército privado, se movió con mucha lentitud y perdió varias semanas sin decidirse a atacar

[…] Por entonces Burgos capituló y la guerra cambió de signo», determina Laínez. Al final, el prometido de la Beltraneja se decidió a poner sitio a Zamora con su contingente a pesar del frío que golpeaba la zona, un factor que terminó desgastando a sus soldados.

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El 1 de marzo después de que sus tropas pasasen todo tipo de penurias, Alfonso determinó que lo mejor era detener el asedio a Zamora, recoger el petate, y cobijarse de nuevo entre los muros de Toro. Así pues, ordenó a sus militares desmontar el campamento y marcharse a toda prisa hasta su cuartel general. Según calculaba el monarca, su contingente podría realizar la marcha en unas cuatro horas, un breve período en el que Fernando no tendría tiempo de armar a sus huestes para salir en su busca. Sin embargo, el aragonés tardó mucho menos de lo esperado en organizar una fuerza para perseguir a su enemigo cuando, tras llegar el alba, se percató de que no quedaba ni un alma en los alrededores de la urbe.

A los pocos minutos, Fernando envió a unos 300 caballeros al mando de Álvaro de Mendoza con órdenes de hostigar la retaguardia de Alfonso. Una vez preparado, él también salió en persona de Zamora con el objetivo de presentar batalla al portugués. «El rey aragonés fue tras el portugués y le dio alcance a una legua de Toro, hostigando a su retaguardia. Las tropas portuguesas cruzaban un desfiladero y Fernando forzó a sus enemigos a entablar batalla en una llanura cercana. Las fuerzas en presencia eran bastante desiguales. Los portugueses contaban con unos 10.000 peones, 3.500 jinetes y alguna artillería. Fernando solo tenía 3.000 peones y 2.000 caballos», determina el experto español.

 Despliegue fernandino

Fernando y Enrique decidieron darse de bofetadas, después de semanas jugando al pilla-pilla, aquel 1 de marzo de 1476 cerca de la zamorana ciudad de Toro, hogar del monarca partidario de la Beltraneja. El lugar concreto fue el pueblo de Peleagonzalo, a 11 kilómetros aproximadamente de la urbe principal. Una región, por cierto, bastante escueta en lo que se refiere a pobladores, aunque de gran riqueza en agricultura. «Son los campos fértiles, la tierra fresca y abundante […] el número de los moradores no es grande, y aunque su asiento es llano [Toro] es famosa por sus muros y castillos», explica el cronista Juan de Mariana. El mediodía se aventuraba cuando sus majestades portuguesa y aragonesa hicieron formar a sus contingentes a voz en grito. La contienda, como se dijo posteriormente, decidiría en buena medida el destino de la Península.

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Don Fernando formó en el campo de batalla con tres cuerpos de ejército. El primero, ubicado en el centro, era dirigido por él mismo. Este grupo contaba con la «guardia mayor» del propio monarca (su guardia real), así como –según corrobora Laínez- las milicias de Salamanca, Zamora, Ciudad Rodrigo, Medina del Campo, Valladolid y Olmedo. Además de todos estos combatientes, destacaba la presencia del Mayordomo mayor (un cargo de suma importancia para la época) Enrique Enríquez y los hombres del Conde de Lemos, procedentes de Galicia. Aquella era la fuerza principal de militares a pie, la que, llegado el momento, debería aguantar el grueso del duro combate que se iba a suceder.

El flanco derecho del ejército de Fernando estaba formado por siete escuadrones (la mayoría de ellos de jinetes ligeros) dirigidos respectivamente por Álvaro de Mendoza, Alfonso de Fonseca (obispo de Ávila), Pedro de Guzmán, Bernal Francés, Pedro de Velasco, Vasco de Vívero y Pedro de Ledesma (oficial al mando de los zamoranos, quienes eran reconocibles gracias a su rojo estandarte). Finalmente, en el ala izquierda destacaban (además de los correspondientes combatientes a pie), los caballeros pesados del contingente. Todos ellos, divididos en tres grupos de combate a las órdenes del cardenal González de Mendoza, el duque de Alba y el almirante de Castilla Alonso Enríquez.

 El despliegue portugués

Alfonso, de forma similar a Fernando, dividió a sus hombres en tres fuerzas principales. La primera, la del centro, era comandada por él y contaba, además, con una serie de ilustres caballeros castellanos que apoyaban los intereses de la Beltraneja. En palabras de Hernando del Pulgar –cronista de los Reyes Católicos- el luso hizo formar a los combatientes ubicados en esta zona (la mayoría infantes) en cuatro grupos. «En la batalla suya iba el Conde de Lenle, é Pereyra, su guarda mayor con sus genes, e muchos caballeros y escuderos», explica el contemporáneo de los monarcas. A su vez, entre las filas formaba Duarte de Almeida, alférez portugués encargado de portar el estandarte real hasta la muerte.

A su izquierda (frente al ala derecha fernandina) se encontraba el infante Juan. Este comandaba a sus huestes propias entre las que destacaban unos 800 jinetes pesados. La élite del contingente, según explica del Pulgar en sus textos. Con él, siempre en palabras del cronista, se hallaba el Obispo de Évora con «gran número de espingardas e otro tipo de artillería». Finalmente, el flanco ubicado a la diestra del monarca luso se hallaba formado, principalmente, por tropas castellanas contrarias a Isabel y dirigidas por –entre otros- el Arzobispo de Toledo (Alfonso Carrillo), quien solía decir sobre Isabel lo siguiente: «La quité de la rueca y le di un cetro. Ahora le quitaré el cetro y la volveré a la rueca». Su presencia, aunque pueda parecer baladí, era de soberana importancia, pues no en vano el populacho solía decir que, quien le tuviera de su lado, ganaría la guerra.

 La primera carga

Dicen las crónicas que la batalla comenzó cuando la noche comenzaba a cernirse sobre los contendientes y la lluvia caía de forma constante sobre la tierra. La primera carga corrió a cargo de los fernandinos. La realizaron una parte de los jinetes ligeros del flanco derecho al mando de Álvaro de Mendoza. Así pues, unos 300 caballeros se lanzaron con bravura contra ocho centenares de peones portugueses (todos ellos dirigidos por el príncipe Juan) entre los que se destacaban varias decenas de arcabuceros. Después de que varios atacantes cayeran muertos al ser recibidos con una lluvia de pólvora, comenzó la contienda a lanza y espada. El baile de aceros, que se podría decir. Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que los hombres a caballo se percataron de que su número era demasiado escaso para hacer huir a sus contrarios.

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«Como enjambre de abejas se estrella contra una pared de piedra, así cayeron los 300 caballeros ligeros de Álvaro de Mendoza sobre los 800 peones que regía el príncipe don Juan. Así, al adelantarse aquella incontrastable masa de hierro, de donde salían, al propio tiempo, mortíferos tiros de pólvora, en ella se estrellaron los caballeros ligeros de Castilla», explica el historiador del S.XIX Fernando Fulgosio en su obra «Crónica de la provincia de Zamora». Así pues, aquellos caballeros que habían hostigado la retaguardia del ejército portugués durante varias horas no tuvieron más remedio que retirarse con el objetivo de volver a reagruparse en la retaguardia. La primera acometida embraveció a los lusos. Pero, no desmotivó al centro comandado por Fernando, que se lanzó a la carga para enfrentarse a los hombres dirigidos por Alfonso V.

Mientras el contingente central corría para repartir espadazos entre los lusos, los oficiales del flanco izquierdo se movilizaron para cubrir la retirada de Mendoza y tratar de hacer huir al hijo de Alfonso. El príncipe no se quedó mirando el bello paisaje, sino que le puso arrestos y envió más combatientes para tratar de superar por ese lado a sus contrarios y envolver, así, a Fernando. «Los españoles eran con los que más fuerza reñían pues, habiendo acudido el duque de Alba y el cardenal en ayuda de Álvaro de Mendoza, violes con rabia el Arzobispo de Toledo y contra ellos envió, yendo por último él también, a cuantos tenía en derredor», completa el historiador español en su obra. En este lado del campo de batalla la lid, por lo tanto, se generalizó.

 El sangriento combate central

Minutos después comenzó el combate entre las fuerzas centrales, cada una dirigida por su rey. Apenas existen datos sobre esta lucha más allá de que lo sangrienta que fue. Al menos, así lo explica del Pulgar en sus crónicas: «Quebradas las lanzas, vinieron al combate de las espadas. E todos revueltos unos con otros, sonaban los golpes de las armas y el estruendo del artillería e las voces; unos nombrando su apellido, otros gimiendo sus llagas e caldas, otros demandando ayuda, otros reprehendiendo los que veían negligentes en pelear, y esforzándolos que le peleasen. E porque entre los castellanos e portugueses había la vieja qüestion sobre la fuerza y el esfuerzo de las personas, cada uno por su parte se disponía a la muerte por alcanzar la vitoria». El caos se extendió por el campo de batalla cuando, además, el ala derecha entró también en la lid.

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A pesar de la escasa información que existe sobre esta parte de la contienda, sí se conoce que, en el centro de la batalla, se vivió un combate singular entre un soldado fernandino, Vaca de Sotomayor, y Duarte de Alemeida. El primero luchó contra el luso con el objetivo de arrebatarle el estandarte real –un severo agravio para el bando que perdía la insignia-. En este combate singular el alférez perdió el brazo derecho debido a un terrible tajo del español. Sin embargo, asió aquel trapo con la mano izquierda para evitar que cayera en poder de su enemigo. En ese momento se sucedió uno de los actos de valor del día cuando –según cuenta la leyenda- el militar del ejército de Fernando le cortó también su extremidad siniestra. Al no poder agarrar el palo, lo cogió con sus dientes. Con todo, no pudo evitar que se lo arrebatasen.

No obstante, el estandarte real portugués no duró mucho tiempo en manos de los hombres de Fernando, pues fue recuperado por las tropas del infante Juan. «Viendo los portugueses su estandarte en manos ajenas, al punto acudieron en pro de Almeida, y todos combatieron tan fiera y señudamente, que la enseña quedó hecha pedazos», añade Fulgosio. A día de hoy, se desconoce qué fue del portaestandarte portugués. Algunos historiadores afirman que fue hecho prisionero, mientras que otros determinan que cayó muerto ante la espada de los hispanos. Fulgosio, por su parte, aboga por la segunda teoría, mientras que del Pulgar afirma en sus escritos que logró sobrevivir y fue trasladado hasta Zamora. Para su desgracia, de nada le sirvió a Duarte combatir de forma tan determinante pues, en las seis horas que duró la lecha bajo la potente lluvia, sus compañeros fueron perdiendo cada vez más y más terreno ante los isabelinos.

 El pollo salva el honor del gallo

Tras las horas y horas de lucha. Tras un combate en el que cada bando se afanó en acabar con su enemigo para ganar un trono para su monarca, la batalla terminó cuando Alfonso V, viendo que el centro de su ejército había empezado a huir hacia el cuartel que habían instalado en Toro, dio media vuelta y tocó a retirada. La huida se generalizó entonces en el flanco izquierdo y el centro luso, donde había sido imposible resistir el envite de los fernandinos. Aquella fuga por las bravas fue desastrosa, pues muchos soldados se vieron obligados a pasar a través de las aguas del Duero y, debido al barro, tropezaron y se fueron al otro mundo ahogándose. Y es que, para entonces la noche era cerrada y poco se veía más allá de la luz ofrecida por una antorcha. Las aspiraciones del luso tocaron así a su fin. Los textos de la época afirman, incluso, que muchos de ellos salieron en una gigantesca estampada al creer que su líder había perecido en batalla.

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Mientras el rey portugués se retiraba, su hijo aún tuvo tiempo de desbaratar el flanco izquierdo fernandino con sus caballeros causando una considerable molestia al ejército atacante. Sin embargo, y al igual que le pasó a Almeida, su esfuerzo no sirvió de mucho ya que, cuando se percató de que su padrehabía salido por piernas, poco pudo hacer. Aunque eso sí, se mantuvo estoico en la posición que había conquistado durante algún tiempo. «Visto que la gente del rey su padre era vencida y desbaratada, pensando en separar algunos de los que iban huyendo, subióse sobre un cabezo en donde tañendo las trompetas e faciendo fuegos e recogiendo a su gente estuvo quedo con su batalla en el campo y no consintió de ella salir a ninguno», añade del Pulgar. Su heroicidad no fue pasada por alto por Fernando, quien –en una carta a Isabel- señaló que, si no hubiese sido por él, Alfonso habría caído presa de sus soldados: «Si no viniera el pollo, preso fuera el gallo».

A pesar de que Fernando logró hacer huir a Alfonso, el que Juan mantuviera el territorio y ambos bandos sufrieran un similar número de bajas (aproximadamente 400 castellanas y 900 lusas) hizo que el resultado fuera muy parejo sobre el campo de batalla. Sin embargo, el futuro rey católico tuvo la habilidad de enviar decenas de emisarios con misivas proclamando su victoria. El movimiento propagandístico surtió efecto y, a las pocas jornadas, toda Castilla y Aragón sabían que el monarca luso había huido del campo de batalla para salvar su vida. Con todo, e independientemente de los muertos y los mensajes, la verdad es que esta contienda marcó el principio del fin de las aspiraciones de Alfonso de arrebatar el trono a Isabel. Y es que, con el paso de los meses, todos los nobles díscolos que habían acudido a su región buscando la ayuda del portugués acabaron abandonando a la Beltraneja. El huido, por su parte, vio su fuerza mermada y, finalmente, renunció a subir sus reales al trono hispano en 1479 mediante el tratado de Alcáçovas.

NOTAS DE D. ALFREDO LÓPEZ ARES AL ARTÍCULO ANTERIOR:

w.medalla del V Centenario (1476-1976)

El tratado de Alcáçovas-Toledo se centraba en dos aspectos: 1) cláusulas relativas a acuerdos matrimoniales y de sucesión y 2) un acuerdo de paz perpétua entre Portugal y España.

En cuanto a lo segundo, el convenio incluía algunas regulaciones en torno a la navegación por el Atlántico, de manera que no hubiese discrepancias futuras en el dominio de las rutas atlánticas. Concretamente, se adjudicó a los reyes de Portugal todas las tierras descubiertas y cuantas se hallasen en adelante «de las islas de Canaria para abajo contra Guinea», con la única excepción de las propias islas Canarias que quedaban para Castilla.

De esa manera, los monarcas españoles reconocieron la supremacía portuguesa en África y se comprometieron a no enviar expediciones hacia aquellas zonas sin el consentimiento de los reyes de Portugal.

Se sentó un precedente para futuras negociaciones entre España y Portugal, cuyo punto más alto fue el acuerdo logrado en Tordesillas en 1494.

Tratado de Alcáçovas

Tratado de Alcáçovas

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Tratado de Tordesillas

Tratado de Tordesillas

Planisferio incorporado al Tratado

Planisferio incorporado al Tratado

 

2 02, 2016

HABLAN LOS JÓVENES: NUESTRA HISTORIA MANIPULADA POR FILÓLOGOS; por D. Cosme Bernat

Por |2020-11-13T03:40:19+01:00martes, febrero 2, 2016|

  Interesante artículo, sobre la situación histórico-lingüística en Baleares, publicado en el diario Balear y que nos cede su autor D. Cosme Bernat para su publicación en el blog de la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria.

Fuente: http://www.diariobalear.es/?p=28731

HABLAN LOS JÓVENES: NUESTRA HISTORIA MANIPULADA POR FILÓLOGOS

Lunes 1 de febrero 2016, autor: D. Cosme Bernat

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El otro día leyendo un artículo del presidente del Circulo Balear, Jorge Campos, coincidió justamente con una clase que tuve de catalán sobre el mismo tema que el artículo

  La historia sobre nuestros orígenes ha sido manipulada año tras año, y hasta llegar al punto de que mucha gente ya no dice ser ‘mallorquín’ sino ‘catalán de Mallorca’ y esta obsesión de ser lo que uno no es, es lo que impera día a día en las clases de nuestros colegios de Baleares.

   En el año 1229 el rey Jaime I desembarcó en Santa Ponça camino a lo que hoy conocemos como Palma de Mallorca, a Mallorca llegaron casi 30.000 personas de las cuales solo un 25% procedían de los condados catalanes, es decir, vinieron tantos catalanes como occitanos, como muy bien dijo Jorge Campos en su artículo, esta información es perfectamente refutable por muchos libros, empezando por el libro del repartimiento de Mallorca, el ‘llibre dels fets” del rey Jaime I o libros de historiadores, y no filólogos, de hoy en día como ‘la verdadera historia de las Islas Baleares’ publicado por la FN Circulo Balear.

   Estos hechos son los que cientos de historiadores dicen y además lo verifican pero por cuestiones puramente económicas se dice otra cosa en las aulas y en los medios de comunicación, por ejemplo,

   El otro día cuando estaba en clase de catalán, eran las 8 de la mañana y teníamos que ver el tema de las 4 gran crónicas empezando por la del rey Jaime I. Os vos a enumerar los puntos de manipulación catalanista, esta prueba es totalmente empírica:

   Primer punto de manipulación: “el rey Jaime I es catalán”. El rey Jaime I nació en Montpellier y aquello no formaba parte de los condados catalanes.

 Segundo punto de manipulación: “la corona catalano-aragonesa”. La corona catalano-aragonesa no existía, en todo caso la Corona de Aragón.

 Tercer punto de manipulación: “vinieron catalanes a conquistarnos y a repoblar”.

  Tal y como Jorge Campos dijo en su artículo, el 25% eran catalanes pues eran una minoría, por lo tanto no se puede decir que vinieron catalanes porque no sólo vinieron catalanes, también vinieron portugueses, navarros, pisanos…

  Cuarto punto de manipulación: “nos trajeron la lengua catalana”. Totalmente falso, en 1229 la palabra catalán como lengua hablada en Cataluña no existía, por dos motivos, el primero porque Cataluña ni existía y el segundo porque la palabra catalán tampoco existía.

  Finalizando este artículo saquen ustedes, estimados lectores, sus conclusiones, la mía está clara, vivimos en un mundo donde el interés económico está desgraciadamente por encima del ético y del moral.

fundacion-nacional-circulo-balear

1 02, 2016

Concesión de la Cruz de Ordem do Mérito al Presidente de la Nobilis Academia Sancti Ambrosii Martyris.

Por |2020-11-13T03:40:19+01:00lunes, febrero 1, 2016|

Nobilis Academia Sancti Ambrosii Martyris

Nobilis Academia Sancti Ambrosii Martyris

Concesión de la Cruz de Ordem do Mérito al Presidente de la Nobilis Academia Sancti Ambrosii Martyris.

Braga (Portugal ), 29 de enero de 2016.

   Con motivo de la séptima Gala Jantar de Reis – Cena Real en el hermoso entorno del Santuario de Bom Jesus en Braga , S.A.R. Dom Duarte Pio de Bragança, Jefe de la Casa Real de Portugal ha adjudicado a la Cruz de Mérito Orden del Mérito de la Real Casa Portuguesa Presidente de Nobilis Academia Sancti Ambrosii Martyris barón Angelo Musa.

Entrega de la distinción a D. Angelo Musa, bajo la atenta mirada de S.A.R. el Principe Davit

Entrega de la distinción a D. Angelo Musa, bajo la atenta mirada de S.A.R. el Principe Davit

Contribución actual, así S.E. Dr. Carlos Evaristo , secretario de la Casa Real de Portugal, también S.A.R. Príncipe Davit Bagrationi, Jefe de la Casa Real de Georgia, un grupo de oficiales del Ejército de los Estados Unidos de América y el ejército británico , así como personalidades de la política.

D. Angelo Musa, junto a otros distinguidos caballeros

D. Angelo Musa, junto a otros distinguidos caballeros

1 02, 2016

INTERCAMBIO DE HONORES entre la Casa Real de Georgia y la Real Casa de Portugal

Por |2020-11-13T03:40:20+01:00lunes, febrero 1, 2016|

   Nuestro estimado y honorable Caballero Hijodalgo Canciller de la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria, D. Alfredo Escudero y Díaz-Madroñero (y Canciller del Capítulo de La Casa Troncal en Valencia), amablemente nos hace llegar esta noticia para su publicación

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Fuentes: http://www.royalhouseofgeorgia.ge/es/news y nota de D. José Mª Boluda

INTERCAMBIO DE HONORES entre la  Casa Real de Georgia y la Real Casa de Portugal

Braga, Portugal.

31 de enero 2016.

   Su Alteza Real el Príncipe Davit, el príncipe heredero y Jefe de la Casa Real de Georgia y Heredero de los Tronos históricos de Georgia (Diputado de Honor de la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria), fue recibido en el magnífico «Jantar dos Reis» por Su Alteza Real Don Duarte Pio, el duque de Braganza, Jefe de la Casa Real de Portugal y heredero del trono portugués, durante su visita real a Portugal.

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   Durante los días 30 y 31 de enero S.A.R.  el Príncipe Davit, ha tenido una intensa actividad en tierras de Portugal donde mantuvo una reunión con las Asociaciones Monárquicas Portuguesas en el Castillo de Ourem. En nombre de S.A.R. el Duque de Bragança, el Príncipe, fue recibido a la entrada del Castillo por el Marqués de Riomayor y por Carlos Evaristo pudiendo departir con muchos de los allí congregados y compartiendo y presidiendo  una agradable cena que le fue ofrecida.

   A la mañana siguiente, S.A.R. tuvo ocasión de visitar el Santuario de Fatima y de rezar por la Paz del mundo ante la Virgen de Fatima conociendo su historia que le fue explicada por el Sr. Carlos Evaristo al finalizar la misma el Príncipe ofreció un cirio en nombre de todas las familias georgianas.

  Posteriormente se traslado a la ciudad de Braga en donde fue recibido en el Ayuntamiento de la Ciudad por el Alcalde y Corporación Municipal, girando visita al  histórico edificio del mismo y firmando en el Libro de Oro. Ya por la tarde tuvo lugar una encuentro privado con S.A.R. el Duque de Bragança, Jefe de la Casa Real Portuguesa, y mas tarde se volvieron a encontrar para presidir una ceremonia de entrega de condecoraciones .

   La reunión fue muy interesante y de gran contenido monárquico y en ella participaron representaciones Italianas, inglesas, españolas y alemanas. Finalmente y ya por la noche ambos Príncipes , fueron invitados a presidir la cena “ Jantar dos Reis” que cada año organiza la Ciudad de Braga y que aúna la gastronomía bragacense y sus magníficos Vinhos Verdes con el reconocimiento que las distintas Familias Reales Europeas hacen a la bellísima Ciudad de Braga y que contó con una multitudinaria asistencia. 

   El banquete al que asistieron más de 500 invitados se celebró en la espléndida columnata del Santuario del Buen Jesús en Braga.

   Los dos Jefes de Casas Reales estuvieron acompañados por sus respectivos cancilleres que encabezaban las delegaciones portuguesa y georgianas.

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Durante una visita memorable a Portugal, El Príncipe Davit quedó impresionado con la hospitalidad de sus anfitriones portugueses y la belleza de los lugares que visitó con la delegación real.

Con el fin de conmemorar esta visita histórica e importante, y como muestra de su gratitud y afecto, el príncipe heredero Pescante entregó su anfitrión Dom Duarte Pío, con el más alto honor de la Casa Real de Georgia: el Gran Collar de la Orden del Águila de Georgia y la Túnica sin fisuras de Nuestro Señor Jesucristo, correspondiendo el duque de Braganza con la concesión al Príncipe Davit del Gran Collar de la Orden del Mérito.

Asimismo y en un gesto que significa su reconocimiento personal, el príncipe heredero de Georgia regaló al duque de Braganza un icono del siglo XIX de su propia colección personal.

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El intercambio de honores entre las dos casas reales consolida una relación histórica de cordialidad y mutua amistad, que se remonta a muchos años.

Ambos Príncipes fueron largamente aplaudidos durante la cena en sus intervenciones, cerrando así unas jornadas de gran interés para todos los que allí asistieron

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1 02, 2016

Francisco Pizarro. Conquistador del Perú y fundador de su capital: Lima; por J.M. Huidobro

Por |2020-11-13T03:40:20+01:00lunes, febrero 1, 2016|

   Desde este blog de la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria y con la publicación de este artículo de su autoría, aprovechamos para felicitar a D. José Manuel Huidobro por el primer aniversario de su magnífico Blog «Hidalgos en la Historia», así como por sus 100 entrada publicadas y más de 16.000 visitas. Enhorabuena estimado José Manuel.

Felicidades 12 L

Artículo de fecha 15-01-2016 de D. José Manuel Huidobro 

Caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España. Máster en Derecho Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED). Autor de 55 libros y más de 700 artículos.

 Francisco Pizarro. Conquistador del Perú y fundador de su capital: Lima

El aventurero realizó varias partidas de exploración al territorio desconocido de Perú, donde tuvo que enfrentarse a todo tipo de peligros. Con otros doce aventureros, Francisco Pizarro logró encontrar el Imperio de los Incas a los que conquistó.

En su juventud acompañó a su padre en las guerras de Italia. Mantuvo enfrentamientos con otros conquistadores (guerra civil), lo que finalmente condujo a su asesinato por los partidarios del difunto Diego de Almagro. Su muerte fue el segundo magnicidio de un gobernador del Perú, después de la ejecución del Inca Atahualpa en Cajamarca, por orden del mismo Pizarro.

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Nacido en marzo de 1478 en Trujillo, Cáceres. Hijo natural del capitán de los tercios españoles Gonzalo Pizarro Rodriguez -casado con su prima Isabel de Vargas-, llamado el “El Largo” o “El Romano”, un hidalgo emparentado con Francisco de Orellana, el descubridor del Amazonas, y con Hernán Cortés (primo segundo), conquistador de México, que luchó en Granada, en Italia con el Gran Capitán y murió en el sitio de Amaya (Navarra), y de Francisca González Alonso, de origen judío, criada en el convento de su tía monja Beatriz Pizarro. Su padre, al principio no le reconoció, pero en 1492 lo hizo, dándole su apellido; entonces Francisco tenía catorce años y aunque el hidalgo le dio su apellido, nunca quiso saber nada del muchacho. Su abuelo paterno fue Hernando Alonso Pizarro, regidor del Cabildo de Trujillo por el linaje de los Altamirano. Tuvo dos esposas: Inés Huaylas Yupanqui (?–1536), y (Angelina) Cuxirimay Ocllo (1539–1541) viuda de Atahualpa, y cuatro hijos: Francisca Pizarro Yupanqui, Juan Pizarro, Francisco Pizarro y Gonzalo Pizarro.

Pizarro, Caballero de Santiago	Pizarro, Caballero de Santiago

 Si bien tuvo el título de Marques, fue Marqués sin marquesado, sus descendientes tuvieron el título de Marqueses de la Conquista. Sin embargo, es muy posible que le fuera concedido el título de Marqués de los Atavillos, siendo este el título utilizado por el cronista don Francisco López de Gómara en su Historia General de las Indias, capítulo CXXXII.

Caballero de la Orden de Santiago Exp. 6524 Año 1529.

Escudo de la familia de los Pizarro, en Trujillo Escudo de la familia de los Pizarro, en Trujillo

 Se crió junto a su madre y abuela en la casa del hidalgo Juan Casco. El cronista López de Gómara, con objeto de realzar la culta figura de Hernán Cortés en menoscabo de Pizarro, difundió que siendo muchacho cuidaba cerdos; pero el dato no parece cierto, aunque es muy probable que en algunas ocasiones se ocupara de los animales que tenía la familia. Como era normal entre las gentes humildes de aquella época, Francisco no aprendió a leer ni a escribir y ejerció los oficios de la rama materna, o sea, a labrar la tierra y a comerciar con ropa.

Estatua ecuestre de Pizarro en Trujillo

Estatua ecuestre de Pizarro en Trujillo

 Cuando cuenta 20 años de edad se alista en los tercios españoles que luchaban en Italia y en 1502, tras su vuelta a España, embarca junto a Nicolás de Ovando, que partía como gobernador a la isla de La Española (Santo Domingo). En 1509 se añade al grupo de Alonso de Ojeda que se disponía a poblar en Tierra Firme y participó en la fundación de la villa de San Sebastián y Santa María de la Antigua (Colombia) y luego en la expedición de Vasco Núñez de Balboa, el primer europeo en divisar el Mar del Sur u océano Pacífico (1513), al que llevó a juicio por orden de Pedro Arias de Ávila, Gobernador de Castilla de Oro (Panamá), y que fue decapitado en enero de 1519. Francisco Pizarro, tras participar en la captura de Nuñez de Balboa, conseguiría el apoyo de Pedrarias para la organización de la expedición que lo llevaría a la conquista del Perú.

Entre 1519 y 1523 se instaló en la ciudad de Panamá, de la cual fue regidor, encomendero y alcalde, lo que le permitió enriquecerse. Conocedor de los rumores que hablaban de la existencia de grandes riquezas en el Imperio Inca, decidió unir la fortuna que había amasado con la de Diego de Almagro para financiar dos expediciones de conquista (1524-1525 y 1526-1528), que se saldaron con sendos fracasos.

A causa de las penalidades sufridas en el segundo intento, Pizarro se retiró a la isla del Gallo con doce hombres, mientras Almagro iba a Panamá en busca de refuerzos.

 “Por este lado se va a Panamá, a ser pobres, por este otro al Perú, a ser ricos; escoja el que fuere buen castellano lo que más bien le estuviere”, afirmó el conquistador extremeño cuando se encontraba a las puertas del Imperio Inca. Solo 13 de los 112 hombres decidieron ser ricos y pasar a la Historia

 Los “trece de la fama” aprovecharon para explorar parte de la costa oeste de América del Sur, región que denominaron Perú, tal vez por la proximidad del rio Virú, y tuvieron constancia de la existencia de una gran civilización. No obstante, ante la negativa del gobernador de Panamá a conceder más hombres a Almagro, en 1529 Pizarro viajó a España a fin de exponer sus planes al rey Carlos I, quien, en las capitulaciones de Toledo (26 de julio de 1529), lo nombró gobernador, capitán general y adelantado de las nuevas tierras, designación real esta que provocó el recelo y la frustración de Almagro.

 De regreso en Panamá (1530), Pizarro preparó una nueva expedición de conquista, y en enero de 1531 embarcó con un contingente de 180 hombres y 37 caballos hacia Perú. Informado de la guerra que enfrentaba al emperador inca Atahualpa con su hermanastro Huáscar, el 16 de noviembre de 1532 el conquistador español se entrevistó en la ciudad de Cajamarca con Atahualpa y, tras exhortarle sin éxito a que abrazase el cristianismo y se sometiera a la autoridad de Carlos I, lo capturó en un sangriento ataque por sorpresa.

 Entrada de los españoles en la ciudad del inca Atahualpa Entrada de los españoles en la ciudad del inca Atahualpa

 El inca acordó con los extranjeros llenar de oro, plata y piedras preciosas una habitación a cambio de su libertad, pero de nada le sirvió cumplir su parte del pacto, pues Pizarro, reforzado por la llegada de Almagro al frente de un centenar de arcabuceros, acusó a Atahualpa de haber ordenado el asesinato de Huáscar desde la prisión y de preparar una revuelta contra los españoles y ordenó su ejecución, que se cumplió el 29 de agosto de 1533. A continuación se alió con la nobleza inca, lo cual le permitió completar sin apenas resistencia la conquista de Perú, empezando por Cuzco, la capital del Imperio (noviembre de 1533), y nombrar emperador a Manco Cápac II, hermano de Huáscar.

Retrato del inca Atahualpa

Retrato del inca Atahualpa

Poco después, Pizarro y Almagro se enemistaron por la posesión de Cuzco, y si bien primero unieron sus fuerzas para sofocar la rebelión indígena dirigida por Manco Cápac contra el dominio español (1536), acabaron por enfrentarse abiertamente en la batalla de las Salinas, en abril de 1538. Derrotado y prisionero, Almagro fue procesado, condenado a muerte y ejecutado por Hernando Pizarro, hermano del conquistador (8 de julio de 1538).

Asesinato de Francisco Pizarro

Asesinato de Francisco Pizarro

La venganza de los partidarios de Almagro, liderados por su hijo, se produjo el 26 de junio de 1541, fecha en que Pizarro murió asesinado (…”le dieron tantas lanzadas, puñaladas y estocadas que lo acabaron de matar con una de ellas en la garganta”, relata un cronista sobre el amargo final del conquistador extremeño.) en su palacio de Lima (Ciudad de los Reyes*, en Nueva Castilla /Virreinato del Perú), ciudad que él mismo había fundado a orillas del río Rímac seis años antes.

Por «Real Cédula», firmada en Valladolid en 1537 por el Emperador Carlos V y por su madre Doña Juana I, se otorga a la ciudad la capacidad de ostentar un Escudo de Armas.

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El Escudo de la Ciudad de los Reyes (Lima) es sin duda alguna en honor del Emperador Carlos V de Austria y Primero de España y de las Indias y de su madre, la Reina Juana, según las iniciales «I» y «K» que significan IOANA y KAROLUS.

El águila es un símbolo de los Reyes Católicos y a su vez el símbolo Imperial de Carlos V con un águila bicéfala, en representación del Sacro Imperio Romano Germánico del que fue su titular. La Divisa es: «HOC SIGNUM VERE REGUM EST», que significa «ESTE ES EL VERDADERO SIGNO DE LOS REYES». También, ostenta: «Tres Coronas Reales», dos por sus Reyes y una por sí misma, porque así le fue otorgada.

*El lunes 18 de enero de 1535, Francisco Pizarro fundó la Ciudad de los Reyes, muy pronto conocida como Lima. Sin embargo, esta no fue la primera opción que eligió el conquistador para fundar la capital del Perú. En 1533 escogió el valle de Jauja, pero por la lejanía al mar y al clima frío, la idea fue descartada. En 1534, Pizarro envió una expedición para buscar un lugar estratégico y fue así como encontraron lo que hoy es Lima. Estaba cerca al mar, pero lo suficientemente retirado como para ser un sitio seguro en caso de ataques. Además, contaba con buen clima, frutales y buenos caminos. Francisco Pizarro bautizó la ciudad con el nombre de Ciudad de los Reyes y las primeras casas se construyeron alrededor de la Plaza Mayor, en las cercanías del río Rímac, y en poco tiempo Lima se convirtió en el centro comercial de las colonias de España.

Según algunos, ese nombre fue elegido por la festividad que conmemora la llegada de los Reyes Magos a Belén, de lo que no hay ninguna prueba docuemntal, ni en el acta de fundación de la ciudad ni en la RC de otorgamineto de escudo de armas; muchos historiadores indican que el nombre se otorgó en honor a Carlos V de Alemania y I de España y de las Indias, y de su madre, la reina Juana.

Nuevo escudo de Armas de Pizarro

Archivo General de Indias (Real Cédula – Madrid, 13 de noviembre de 1529, otorgada a “Francisco Pizarro, adelantado, gobernador y capitán general de la provincia de Tumbes en el Perú, hijo del capitán Gonzalo Pizarro, por la que se le concede un escudo de armas que podrá usar en su casa, sin perjuicio de las concedidas a sus antecesores, en atención a sus grandes y dilatados servicios hechos a la Corona en las Indias».

9 El blasón concedido por Carlos V está  compuesto por: Un águila negra con una corona, la cual abraza dos columnas y la ciudad de Tumbes que Pizarro halló, con un león y un tigre como centinelas de la puerta principal. En el mar se aprecian balsas tumbesinas y unas decoraciones con ganado de ovejas y llamas; con la inscripción: “Karoli Cesaris auspitio el tabore ingenioac impesa ducis Picarro inventa et pacata”. (Descubierta y fundada por el capitán Pizarro, bajo el auspicio y trabajo, ingenio y asistencia del Emperador Carlos, éste descubre y pacifica).

El Escudo de Armas de Francisco Pizarro Reflejo de la Conquista del Peru

Escudo de Francisco Pizarro en la Catedral de Lima (Perú)

Escudo de Francisco Pizarro en la Catedral de Lima (Perú)

 PALACIO DE LOS PIZARRO (Marqués de La Conquista) en TRUJILLO (CÁCERES)

Levantado a partir de 1560 por el maestro de cantería Sancho de Cabrera sobre las antiguas Carnicerías Municipales y las casas de don Gonzalo Pizarro, padre de los conquistadores, el palacio de La Conquista fue residencia de don Hernando Pizarro y Vargas y doña Francisca Pizarro Yupanqui, hermano e hija respectivamente del conquistador del Perú, don Francisco Pizarro. Su gran balcón en rincón y esquina, a modo de poste, domina sendas fachadas. El escudo superior recupera la tipología del relieve historiado, narrando en unas pocas escenas uno de los episodios más relevantes de la historia de la humanidad: los barcos de Túmbez, las murallas de El Cuzco, Atahualpa y los caciques incas, rememoran el papel de los Pizarro en la conquista del Imperio del Tawantinsuyo.

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Su interior, como sus fachadas exteriores, fue ideado y trazado dentro del más rancio y heterodoxo renacimiento extremeño, incorporando así soluciones decorativas italianas e indígenas con otras propiamente castellanas, especialmente en lo relativos a los cortes de cantería de sus huecos, capialzados y escaleras.

 Publicado en el blog «Hidalgos en la Historia» cuyo blogmaster es D. J. Manuel Huidobro

 http://hidalgosenlahistoria.blogspot.com.es/

1 02, 2016

Academia Portuguesa de Ex-Líbris. Notícias – Revista EX-LÍBRIS e Quota Anual de 2016

Por |2020-11-13T03:40:20+01:00lunes, febrero 1, 2016|

El Honorable Sr.D. Vitor Escudero de Campos, Caballero Honorario y Canciller del Capítulo de La Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria en Portugal, nos remite esta noticia que publicamosimage001

Academia Portuguesa de Ex-Líbris

 Notícias – Revista EX-LÍBRIS e Quota Anual de 2016

 Excelentíssimos Confrades e Amigos,

Bom Dia e Bom Trabalho!

A Academia Portuguesa de Ex-Líbris, a iniciar o ano civil do seu 64º Aniversário de Fundação, orgulha-se de, felizmente, ter conseguido recuperar a sua natural e desejável actividade, contínua e dinâmica, com múltiplas exposições, várias palestras, conferências, homenagens e tertúlias de permutas de ex-líbris

 Está já, felizmente, em fase de produção gráfica o segundo exemplar do órgão oficial da Academia Portuguesa de Ex-Líbris, uma revista profusamente ilustrada, com mais de cem páginas a cores e com excelentes e diversificados artigos, cuja concepção gráfica é da responsabilidade e sensibilidade de Mestre José Colaço…o seu título: EX-LÍBRIS.

 O preço de venda de cada exemplar é de € 40 (quarenta euros), mas Todos os Académicos com as suas Quotas Anuais, em dia, terão direito a um exemplar gratuito.

 Estamos a ultimar uma Visita Cultural às instalações do Atelier da QUADRATIM, durante o mês de Fevereiro, para conhecer as técnicas de impressão artesanal de Ex-Líbris.

 Está já em organização e montagem uma grande Exposição de Ex-Líbris Quixotescos, Comemorativa do IV Centenário da publicação da segunda parte do célebre livro de Miguel de Cervantes, de cuja cerimónia de inauguração daremos informações muito em breve.

 Foi já agendada para o dia 11 de Maio de 2016, pelas 17.30 horas, a Assembleia-Geral da nossa Academia.

 Para que a nossa Academia continue a persistir nos seus objectivos e missão e, assim, cumprir, dando-se aos seus Membros Académicos, é necessário que Todos cumpram com o atempado pagamento das suas Quotas Anuais, no valor de € 30 (trinta euros). Qualquer donativo será, também, muito agradecido.

 Agradecemos, assim, que logo que possa nos envie o seu cheque no valor de € 30, para liquidação da Quota de 2015 (se, ainda, o não fez) e já de 2016, para a sede da Academia, na

 Rua do Jasmim, nº 14 – 1º Andar

1200-229 LISBOA

 Ou que proceda a transferência bancária com as seguintes indicações:

 Montepio (Rua do Ouro), Nº de Conta: 000. 10. 327817-2 / NIB: 0036  0000  99103278172  52

 Sempre Dedicados, com Melhores Cumprimentos,

A Direcção

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