Plaza Mayor n° 6, Soria, España

Archivos mensuales: febrero 2016

23 02, 2016

Algo de mis libros y de mis exlibris por el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Vizconde de Ayala

Por |2020-11-13T03:40:10+01:00martes, febrero 23, 2016|

Armas del Vizconde de Ayala

Armas del Vizconde de Ayala

Cuadernos de Ayala cabecera 2

(2016)                                                                                                                                    (405)

Algo de mis libros y de mis exlibris

 Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Vizconde de Ayala

  La manía de coleccionar libros la tuve desde muy pequeño. Probablemente obedece a razones genéticas: tanto por mis cuartos de Contreras y López de Ayala, como de Gila. Porque los Ceballos de la Escalera montañeses somos un linaje de espantables guerreros, quizá con poca afición a la cultura hasta tiempos recientes, si bien es cierto que mi tatarabuelo don Joaquín de Ceballos-Escalera y de la Pezuela, I Marqués de Miranda de Ebro (1828-1904), general de Artillería y caballero de Malta, fuese gran aficionado a la pintura, a la música y a la historia genealógica, e incluso escribiese en los periódicos artículos y versos.

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     Tampoco el linaje de mi abuela paterna doña Angelina de Contreras Girón, o sea el de los Marqueses de Lozoya, destacó mucho en ese campo cultural, sino en su gran afición a las cosas de la caza y del campo. Aunque también es de recordar que ya en el Setecientos tenían una cumplida biblioteca, identificada mediante un bonito sello de tinta, heráldico. Lo mismo que hacía don Julián Tomé de la Infanta, padre de una Marquesa de Lozoya, allá por el 1830.

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     O sea que por el lado paterno solo la boda en 1880 de mi bisabuelo don Luis de Contreras Girón y Tomé, VII Marqués de Lozoya, con doña Ramona López de Ayala y del Hierro, dama noble de María Luisa e hija primogénita de los Condes de Cedillo, vino a cambiar las cosas. Porque esos López de Ayala, Condes de Cedillo, vástagos del celebérrimo don Pero López de Ayala, canciller de Castilla y eximio cronista y literato, fueron linaje cultísimo, tanto en cosas de Letras e Historia, como de Arte. Mi tío bisabuelo don Jerónimo López de Ayala y del Hierro, XVI Conde de Cedillo (1862-1934), fue catedrático y numerario de la Real Academia de la Historia, y usó de exlibris heráldico.

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     Su sobrino y hermano de mi abuela, don Juan de Contreras Girón y López de Ayala, IX Marqués de Lozoya con Grandeza de España (1893-1978), fue catedrático de la Universidad, numerario de las Reales Academias de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando, director de esta última, premio Fastenrath de poesía, gran cruz de Isabel la Católica y de Alfonso X el Sabio, y por fin presidente del Instituto de España y vocal del Consejo del Reino; también usó un exlibris paisajístico que representa el famoso Torreón de Lozoya segoviano.

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    De mis tíos, doña Isabel de Ceballos-Escalera y Contreras (1919-1990) fue vicedirectora del Museo del Prado y directora del Museo Nacional de Artes Decorativas, y miembro de la Hispanic Society, y usó exlibris paisajístico que muestra una vista infrecuente de la catedral de Segovia; don Luis Felipe de Peñalosa y Contreras, Vizconde de Altamira de Vivero (1912-1990), fue director de los museos de Segovia y de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, también usuario de exlibris heráldico; y doña Dominica de Contreras y López de Ayala, X y actual Marquesa de Lozoya, es historiadora del Arte y numeraria de dicha Real Academia.

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     Mis abuelos paternos, don Rafael de Ceballos-Escalera y Sola, III Marqués de Miranda de Ebro y VI Vizconde de Ayala (1894-1980), coronel de Artillería, usó de un exlibris paisajista y heráldico, que muestra la vista del Pinarillo y la Mujer Muerta desde el jardín de su casona segoviana. Por fin, mi padre don Antonio de Ceballos-Escalera y Contreras, VII Vizconde de Ayala y cruz de honor de la Orden de San Raimundo de Peñafort, en vez de seguir la tradición familiar de la Milicia se orientó al Foro; pero además de ser un gran abogado se doctoró y fue profesor titular en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, habiendo dejado algunas obras estimables. En su juventud, mi padre identificaba sus libros mediante un sello de tinta con su nombre. Esto, muy resumido, por mi parte paterna.

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            Cuanto a la materna, resulta que mis pasados Gila fueron también gentes destacadas en los campos culturales. Mi tatarabuelo don Antonino Sancho Tejero (1824-1901), cirujano y político segoviano, caballero de Carlos III y de San Fernando, fundó y dirigió el periódico local El Porvenir Segoviano, allá por el 1860. Y su yerno don Segundo de Gila Sanz (1873-1939), destacado médico y cirujano, gran cruz de Beneficencia, fue gran publicista, fundador y director del mejor periódico que se ha editado nunca en Segovia –La Tierra de Segovia, 1919-, fundador también de la Universidad Popular Segoviana (hoy Real Academia de Historia y Arte de San Quirce), fue amigo de los grandes intelectuales y literatos de su tiempo, cual los Machado y los Zambrano, y formó una gran biblioteca, acrecentada por su hijo y mi abuelo materno, el también doctor y cirujano don Alfonso Gila Sancho (1905-1971); y por mi madre, gran bibliófila y propietaria de un bonito exlibris.

            Volviendo a mis libros, el caso es que todavía guardo con cariño en mi librería mi primer ejemplar impreso, el Cuchifritín en casa de su abuela, de Elena Fortún (edición de Aguilar, 1957), que me fue regalado al tiempo de hacer la Primera Comunión, creo recordar. Después, con los años, esa librería ha alcanzado un volumen de unos quince mil ejemplares -para comparar: las bibliotecas públicas municipales de Madrid suelen contar con unos 4.000 títulos-, y se encuentra malamente distribuida entre mis casas de Segovia y de Madrid.

            Notemos que, sea querencia innata o manía adquirida, mi librería se ha formado en buena parte a partir de otras. Señaladamente de tres, que merecen comentario. La primera fue la de mis abuelos Gila, que como digo era extensa, y sobre todo integraba muchas publicaciones de Historia y de Política -en especial del periodo 1870-1936-; otra parte, la tocante a la Medicina, no ha llegado a mis manos. La segunda, la librería de mi aludida tía doña Isabel de Ceballos-Escalera y Contreras (1919-1990), que estaba formada sobre todo por libros atinentes a la Historia del Arte, y contenía bastantes ejemplares procedentes de las de sus sabios y académicos tíos el Marqués de Lozoya y el Conde de Cedillo. Por último, llegó a mis manos en 1996, por voluntad generosa de su hija María Luz -dueña de un soberbio exlibris heráldico-, una gran parte de la espléndida librería genealógica del registrador don Jesús Larios Martín (1897-1978), gran genealogista y nobiliarista que, entre otras cosas, fue alcalde mayor del Solar de Tejada y su verdadero restaurador en la década de 1950. Este fue un legado ciertamente magnífico, porque la suya era una biblioteca grande, muy bien concebida y formada a lo largo de la larga vida de Larios, y contenía las mejores obras de la genealogía y la heráldica hispanas de su tiempo, algunas verdaderas rarezas. El resto de mis libros los he ido adquiriendo yo a lo largo de los años, o me los han querido obsequiar tantos amigos -Dios les bendiga-.

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     Desde hace tres años, será cosa de la edad, me preocupa el futuro destino de este gran patrimonio librario, porque no les será posible a mis hijos reservar un edificio para su conservación. Por eso estoy considerando la posibilidad de crear una fundación cultural que lo salvaguarde y que permita el acceso a tal depósito de los lectores e investigadores. No sé si será en mis casas principales de Segovia, en mi castillo de Arbeteta, o en el convento de San Francisco de Alfaro.

     Pero yo me proponía glosar, no tanto mis libros, sino los exlibris que los identifican como de mi librería. Estos han sido, hasta ahora, cuatro; y creo que pueden encuadrarse en una antigua tradición de mi familia, pues usaron tales marcas mis bisabuelos los Condes de Cedillo, mi abuela paterna doña Angelina, Marquesa de Miranda de Ebro; su hermano el gran Marqués de Lozoya; mi tía doña Isabel de Ceballos-Escalera y Contreras; y mi madre.

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   El primero, que se data hacia 1980, es de mi mano y sigue el modelo de las ruedas heráldicas de los privilegios rodados castellanos de la Bajada Edad Media. Contiene en su centro el escudo de la Pezuela -tronco de los Condes de Cheste y Vizcondes de Ayala-, y lo rodean dos círculos concéntricos que, en caligrafía medieval, contienen el lema heráldico del linaje –Primus mori quam foedari, antes morir que traicionar-; y la atribución de pertenencia a su dueño: Ex:libris:Arch:Biblt:Dom:Alfonso:de:Ceballos-Escalera:Vic:Ayala. Todo en tonos rojos, blancos y negros, mide 9×9 cm, y está diseñado para colocarse en forma de rombo o losanje, para que las armerías queden en su disposición correcta.

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    El segundo exlibris, que he usado desde 1990, contiene una imagen del Torreón de Lozoya y de la aneja casa de los Administradores, en la plaza de las Sirenas de Segovia. En esas casas residí con mi familia desde 1980 a 1996. La imagen es una copia realizada por mí -hubo una época en que tenía tiempo para dibujar-, de una conocida acuarela, realizada hacia 1920 por el gran pintor segoviano Torreagero. En mi opinión, la copia es algo mejor que el original, pues los colores son más vivos. La inscripción que rodea la composición es meramente identificativa, aunque la caligrafía es de inspiración medieval: Ex-libris bibliot. Ceballos-Escalera, Segovia. Mayor que mi primer exlibris, este segundo mide 13’5×11 cm.

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     Mi tercer exlibris data del año 1999, y es una excelente obra de la buena mano de mi viejo amigo Eduardo Pardo de Guevara y Valdés, eximio heraldista lucense y gran tratadista de los asuntos de la Ciencia Heroyca. Contiene mis armerías ceballescas -las célebres fajas orladas de jaqueles-, timbradas de la marquesal corona, y acoladas de la cruz de la Orden de San Juan de Malta, y de la cruz de caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III. Bajo las armerías, la simpática imagen de un cronista y rey de armas bajomedieval, en la que el autor quiso representarme a mí y a mi oficio de cronista de armas de Castilla y León, alto cargo que ostento ha casi ya un cuarto de siglo. El rótulo es de una bella simplicidad: De Alfonso de Ceballos, Marqués de la Floresta. Este exlibris mide 9×6 cm.

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      Mi cuarto y por ahora último exlibris, es igualmente armero, y he comenzado a utilizarlo desde este mismo verano. El escudo está dibujado a plumilla con gran maestría, ya que es obra del grande Carlos Navarro. Trae mis puras armas ceballescas, acoladas de las insignias de las Órdenes de Carlos III (de la que soy caballero), Isabel la Católica y Mérito Civil (de las que soy comendador de número), y Santiago de la Espada (de la que soy comendador), todo puesto bajo el manto de la dicha de Carlos III, y timbrado de la corona marquesal (cubierta para hacer evidentes los honores de la Grandeza de España que son anejos al Marquesado de la Floresta). El rótulo identificativo dice así: De la librería del Dr. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Vizconde de Ayala y Marqués de la Floresta – Segovia. La composición es esta vez monocroma -se han impreso ejemplares tanto en sepia como en lila-, y mide 9×6’5 cm.

       Me propongo, en la Pascua de Navidad de este mismo año, diseñar sendos exlibris para el uso de mis hijos menores don Ramiro y doña Isabel, ambos grandes lectores. Mi hija mayor doña Angelina, lo tiene y lo usa desde su adolescencia, y es un diseño mío con su cifra, representada con adornos florales -muy femenino-.

     Y hasta aquí la breve glosa de mi patrimonio librario y de mis exlibris, apresuradamente redactada a petición de tantos buenos amigos que siempre se interesan por mis cosas. Aunque, ya se ve, ni yo ni ellas merezcamos tanta atención.

Alfonso de Ceballos

23 02, 2016

LA TRADICIÓN CABALLERESCA: CRUCES Y VENERAS por el marqués de Casa Real, el Dr. D. Luis Valero de Bernabé

Por |2020-11-13T03:40:11+01:00martes, febrero 23, 2016|

blog aristocracias de Cartaya

http://aristo.hypotheses.org/2299

LA TRADICIÓN CABALLERESCA: CRUCES Y VENERAS

08/02/2016 JUAN CARTAYA

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Una representación contemporánea de la batalla de Hattin: en primer plano, templarios y hospitalarios con sus cruces distintivas: paté y de san Juan

   De la mano del marqués de Casa Real, el Dr. D. Luis Valero de Bernabé -colaborador de este blog en ocasiones anteriores– subimos este excelente y extenso trabajo, que les encomiamos consulten y guarden, y que pueden consultar aquí.

 https://www.academia.edu/21684830/La_Tradici%C3%B3n_Caballeresca_Cruces_y_Veneras

El marqués de Casa Real, el Dr. D. Luis Valero de Bernabé

El marqués de Casa Real, el Dr. D. Luis Valero de Bernabé

22 02, 2016

Conferencia en la Real Asociación de Hidalgos de España

Por |2020-11-13T03:40:11+01:00lunes, febrero 22, 2016|

Real-Hidalgos1

 

CONFERENCIA. Miércoles 24/02/2016, 19 horas

Doña Yolanda Gómez Sánchez, Catedrática de Derecho Constitucional (UNED), impartirá la conferencia “LA MONARQUÍA PARLAMENTARIA EN LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA”.

C/ Jenner 6, bajo dcha.
Entrada libre hasta completar aforo

21 02, 2016

Cristóbal Lechuga. Artillero e ingeniero de fortificación. El Milagro de Empel; por D. J. Manuel Huidobro

Por |2020-11-13T03:40:11+01:00domingo, febrero 21, 2016|

Artículo de fecha 29-01-2016 de D. José Manuel Huidobro 

Caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España. Máster en Derecho Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED). Autor de 55 libros y más de 700 artículos.

 Cristóbal Lechuga. Artillero e ingeniero de fortificación. El Milagro de Empel

Se le considera el ingeniero militar español de mayor capacidad técnica y de más fértil inventiva de los últimos años del siglo XVI y primeros del XVII. 

Gozó del aprecio de Juan de Austria y de Alejandro Farnesio. Por su destacado protagonismo en los sitios de Mäastricht, Tournay y, sobre todo, Amberes (1585), obtuvo el mando de la Artillería Imperial. Rindió las plazas de Huy y Calelet y venció al ejército francés den Doullens, demostrando un gran valor y sentido táctico.

 Cristóbal Lechuga y García fue un hidalgo baezano (Baeza/Jaén) nacido a mediados del siglo XVI, hacia 1557. hijo de Rodrigo Gutiérrez Lechuga y de Francisca García. De sus primeros años de vida hay muy poca información; se sabe que se alistó en el ejército, en infantería, y allí pasó de soldado a alférez hasta el grado de capitán. En 1585 fue reclutado como Sargento Mayor para el Tercio de Bobadilladestacando como militar y estratega en Flandes, donde jugó un papel decisivo.

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 Seguidamente y en un parón de su carrera militar, consecuencia de una acusación de motín y asesinato que no se pudo demostrar, fructificó su carrera como tratadista. Destacando obras como Discurso que trata del cargo de Maestre de Campo General y de todo lo que de derecho le toca en el Exercito (del capitán Cristóbal Lechuga), en 1593 (se publicó años más tarde), Discurso…que trata de la artillería y de todo lo necesario a ella, con un tratado de fortificación y otros advertimientos; en este tratado recoge como se debe hacer las funciones del Maestre de Campo general; es decir, el jefe la Infantería de un ejército y responsable del despliegue en campaña de las tres armas, incluyendo por lo tanto, a la Caballería y Artillería. En 1594 vuelve al servicio activo al ser rehabilitado por Felipe II.

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En 1600 pide y se le concede su traslado a la plaza de Milán, donde publicará sus obras. La más relevante, como se ha comentado, es el Discurso del capitán Cristóbal de Lechuga, (Milán, Imp. de Marco Tulio Malatesta, 1611). Incorpora un grabado con un retrato suyo y la aureola “El capitán Cristóbal Lechuga, natural de la ciudad de Baeza, aetatis suae 54″. En Lechuga existía la pretensión de crear una escuela de Artillería en Milán, finalmente lo consiguió y fue nombrado director en 1604. 

 Entre 1605 y 1608 fue nombrado Teniente general de la Artillería del Estado (Milán). Como Teniente general de Artillería de Milán fue acusado de prevaricación y posteriormente encarcelado, aunque recuperó su libertad poco tiempo después al explicarse el posible fraude y cuantificarse mejor. En todo caso, su situación en Milán mejoró con el nombramiento como gobernador del Estado, de Juan de Mendoza, marqués de San Germán y después de la Hinojosa, que había servido a sus órdenes en Flandes en el Tercio de Bobadilla. Con él llegó a un acuerdo por el que abandona Milán, hacia 1613, siendo transferido a la Armada Real de la Mar Oceáno, con base en Cádiz. En este Tercio desempeñó el papel de Lugarteniente del Maestre de Campo General, Jerónimo Agustín. 

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A Lechuga se debe las obras y reformas de los fuertes del camino español que comunicaba la Lombardia con Flandes para el suministro de tropas y transporte de mercancías.

 Sepulcro de Lechuga en la catedral de Baeza Sepulcro de Lechuga en la catedral de Baeza

A su llegada a Cádiz se encontró con la preparación de la expedición para conquistar La Mámora (enclave de piratas y contrabandistas, en su mayoría ingleses y holandeses), fondeadero en la desembocadura del rio Sebú (cerca de Rabat, costa occidental del actual Marruecos). Tras la campaña fue designado gobernador de la plaza de La Mámora, como consecuencia de su brillante actuación durante la campaña. Es en este momento, siendo gobernador de La Mámora, cuando fundó patronato en la iglesia de Santa Cruz, en 1618. Unos años después (1622) muere en su gobernación, siendo trasladados sus restos mortales hasta Baeza para descansar en Santa Cruz y posteriormente en la Catedral de Baeza.

Para saber más

El milagro de Empel

 En plena guerra de religiones entre católicos y protestantes la Monarquía Hispánica tuvo que enfrentarse a los rebeldes Holandeses en la conocida como Guerra de los 80 años.  Las provincias rebeldes además de por motivos económicos y políticos pronto comenzaron a solicitar del Rey una verdadera libertada religiosa que con el tiempo se convirtió en una auténtica lucha entre protestantes y católicos…

 En 1585 Alejandro Farnesio decidió enviar un contingente a las Islas de Gelanda y Holanda para proteger a los pueblos católicos que estaban siendo oprimidos por los rebeldes protestantes. El objetivo principal era la Isla de Bommel situada en el rio Mosa y el Waal  que controlaba el acceso a la zona mayoritariamente católica.

 Francisco de Bobadilla Francisco de Bobadilla

 El encargado de esta misión fue el Maestre de Campo Francisco de Bobadilla, IV Conde de Puñonrostro (1541-1610), que con el Tercio Viejo de Zamora y un contingente de aliados, un total de 5.000 hombres se introdujo en territorio enemigo. Al llegar a la isla el tercio fue aislado en ella por una flota rebelde de 10 navíos bajo las órdenes del almirante Holak. La situación se volvió desesperada para los españoles ya que además de a la escasez de suministros se le sumó un largo periodo de lluvias y frio. El almirante holandés decidió abrir los diques para inundar el campamento español y los soldados del Tercio tuvieron que refugiarse en la pequeña Colina de  Empel único terreno no inundado.

Bobadilla mando fortificar la colina para impedir un posible ataque y para protegerse del fuego artillero de los navíos.  En estas obras de atrincheramiento según la tradición un soldado descubrió una imagen de la Inmaculada Concepción, oleo de clara influencia flamenca que pudo ser guardado en la persecución iconoclasta.

 Nada más conocer el descubrimiento el Maestre de Campo mandó colocar la imagen en un improvisado altar decorado con la bandera de San Andrés. Bobadilla deseaba aprovechar esta espontánea subida de moral de su tropa para atacar mediante barcazas a los navíos enemigos tras haber eliminado las piezas artilleras para que no fuesen utilizadas por los protestantes en el caso probable de ser derrotados. Pero de repente en la noche del 7 al 8 de diciembre se comenzó a helar el cauce del rio

El Milagro de Empel, óleo del pintor Ferrer Dalmau (2015) El Milagro de Empel, óleo del pintor Ferrer Dalmau (2015)

 Pronto Bobadilla ordenó a Cristóbal Lechuga crear un  grupo de ataque de 200 hombres con tres piezas de artillería. Los infantes atacaron llenos de furia a través del hielo a los sorprendidos marineros que incapaces de reaccionar tuvieron que abandonar sus barcos. Los 10 barcos fueron destruidos y la mayor parte de la tripulación apresada pero el Tercio de Boabadilla no se detuvo. Decidió el día siguiente de  tomar el fuerte holandés que protegía el Mosa lo que permitió a los españoles llegar a Bolduque donde fueron bien recibidos por la población católica.

Pronto el suceso fue conocido como El Milagro de Empel, Het Wonder van Empel, por la población católica holandesa. Además, desde eses momento los Tercios de Flandes e Italia se pusieron bajo la protección de la Inmaculada Concepción.

 

 Publicado en el blog «Hidalgos en la Historia» cuyo blogmaster es D. J. Manuel Huidobro

 http://hidalgosenlahistoria.blogspot.com.es/

20 02, 2016

Del Tratamiento de Alteza Real en la España de hoy; por el Vizconde de Ayala

Por |2020-11-13T03:40:11+01:00sábado, febrero 20, 2016|

Armas del Vizconde de Ayala

Armas del Vizconde de Ayala

Artículo del Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Vizconde de Ayala y Marqués de la Floresta

DEL TRATAMIENTO DE ALTEZA REAL EN LA ESPAÑA DE HOY:

ELENCO DE LAS PERSONAS QUE TIENEN DERECHO A OSTENTARLO

    El tratamiento de Alteza o Alteza Real es muy antiguo en España, y su uso se remonta hasta el siglo XV, cuando hace su aparición como título de cortesía -probablemente importado del ámbito musulmán, donde esta clase de tratamientos ditirámbicos estaba más acostumbrado-: el caso es que lo tomaron y recibieron los Reyes de Castilla y de Aragón -y de Portugal-, y en ellos se mantuvo hasta la subida el trono imperial en 1520 del Rey Don Carlos I, que adoptó desde entonces el título de Majestad o Majestad Cesárea. A partir de aquellos tiempos, y por cierta pragmática de Don Felipe II, el tratamiento de Alteza Real quedó asignado a los Príncipes de Asturias y a los demás Infantes de España. Nos ilustran largamente acerca del uso de este tratamiento honorífico el cortesano Barón de Pujol de Planés, en su curioso Monitorio Áulico (Madrid, 1908), José Manuel Nieto Soria en Fundamentos ideológicos del poder real en Castilla (Madrid, 1988), y el general Fernando García-Mercadal en Los Títulos y la Heráldica de los Reyes de España (Barcelona, 1995).

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     En la España actual, quiero decir la que se rige por la Constitución Española de 1978 y leyes subsiguientes y concordantes, es de recordar que la reforma del Código Penal aprobada por la ley orgánica 10/1995, suprimió el antiguo artículo 322, que castigaba con arresto mayor y multa el uso indebido de Títulos de nobleza. Quizá por esas razones, algunos pretendientes y dinastas, y algunos pseudopríncipes, tanto españoles como extranjeros residentes en España, lo han venido usando sin cortapisas penales, quiero decir en ambientes sociales y no oficiales. Sin duda alguna, un abuso que no debería haberse tolerado.

     Actualmente, esta materia protocolaria se rige por los preceptos del real decreto 1368/1987, de 6 de noviembre (Boletín Oficial del Estado de 12 de noviembre), que regula el régimen de títulos, tratamientos y honores de la Familia Real y de los Regentes, en cuyos artículos 2º y 3º se otorga tal tratamiento de Alteza Real, exclusivamente a los Príncipes de Asturias, a los hijos del Rey, y en su caso al Príncipe consorte de la Reina. El artículo 3º-3, es de una claridad meridiana: Fuera de lo previsto en el presente artículo y en el anterior, y a excepción de lo previsto en el artículo 5 para los miembros de la Regencia, ninguna persona podrá …recibir los tratamientos y honores que corresponden a las dignidades de las precedentes letras a y b -o sea, a los mencionados Príncipe o Princesa de Asturias, Infantes de España y Príncipe consorte de la Reina-.

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    De acuerdo con estos preceptos legales, en la España actual las Personas que gozan del derecho a recibir el tratamiento de Alteza Real, son sola y exclusivamente las siete siguientes, ordenadas según su relativo llamamiento -o el de sus cónyuges- a la sucesión de la Corona española:

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– S.A.R. Doña Leonor de Borbón y Ortiz, Princesa de Asturias (artículo 2º del r.d. 1368/1987).

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– S.A.R. Doña Sofía de Borbón y Ortiz, Infanta de España (artículo 3º-1 del r.d. 1368/1987).

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– S.A.R. Doña Elena de Borbón y Grecia, Infanta de España y Duquesa de Lugo (artículo 3º-1 del r.d. 1368/1987).

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– S.A.R. Doña Cristina de Borbón y Grecia, Infanta de España (artículo 3º-1 del r.d. 1368/1987).

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– S.A.R. Doña Pilar de Borbón y Borbón, Infanta de España y Duquesa de Badajoz (artículo 3º-1 y disposición transitoria segunda del r.d. 1368/1987).

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– S.A.R. Doña Margarita de Borbón y Borbón, Infanta de España y Duquesa de Soria (artículo 3º-1 y disposición transitoria segunda del r.d. 1368/1987).

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– S.A.R. Don Luis Alfonso de Borbón y Franco, en Francia titulado Duque de Anjou y Jefe de la Real Casa de Francia (disposición transitoria tercera del r.d. 1368/1987). El derecho legal a este tratamiento, que le fue concedido desde su nacimiento según el decreto de 22 de noviembre de 1972, se mantuvo en 1987 -aunque haya sido puesto en duda por algunos especialistas-, toda vez que según el tenor literal de la mencionada disposición transitoria tercera del r.d. 1368/1987, Don Luis Alfonso estaba entonces en posesión legal de un Título de la Casa Real -el de Duque de Cádiz que ostentaba simultáneamente su padre, quien también indudablemente conservó el tratamiento de Alteza Real-, siempre a tenor del decreto de 1972, tan defectuosamente redactado.

  De cualquier modo que se quiera considerar este asunto, hoy en día no hay más Personas Reales que puedan alegar derecho legal al uso en España de este tratamiento de Alteza Real.

   Desde la promulgación del real decreto 1368/1987, y en su virtud, también han ostentado y gozado vitaliciamente de este derecho reconocido al tratamiento de Alteza Real, los hoy difuntos Don Juan de Borbón y Battenberg, Conde de Barcelona, Jefe de la Casa Real de España (†1993); su esposa Doña María de las Mercedes de Borbón y Orleáns, Condesa de Barcelona (†2000); y Don Alfonso de Borbón y Dampierre, Duque de Cádiz (†1989). También, por supuesto, los anteriores Príncipes de Asturias -hoy Sus Majestades Don Felipe VI y Doña Letizia-, mientras lo fueron. Nadie más, salvo error u omisión involuntaria.

    Algunas Personas, al menos seis, que al tiempo de promulgarse este real decreto 1368/1987, gozaban oficialmente del derecho a ostentar y a recibir el tratamiento de Alteza Real, lo perdieron completamente entonces, ipso iure: fueron, salvo error u omisión, Doña Beatriz de Borbón y Battenberg, Infanta de España por nacimiento y princesa de Civitella-Cesi por matrimonio (†2002); Doña María Cristina de Borbón y Battenberg, Infanta de España por nacimiento y condesa Marone por matrimonio (†1996); Doña Alicia de Borbón-Parma, viuda del Infanta Don Alfonso y Duquesa viuda de Calabria en Italia (que felizmente vive); Doña Dolores de Borbón y Orleáns, con honores de Infanta de España desde su nacimiento y princesa Czartoryska por matrimonio (†1996); Doña Esperanza de Borbón y Orleáns, con honores de Infanta de España desde su nacimiento y Princesa del Brasil (†2005); y Don Álvaro de Orleáns y Sajonia-Coburgo-Gotha, con honores de Infante de España desde su nacimiento y Duque de Galliera en Italia (†1997). Porque todos ellos quedaron inclusos en el artículo 3º-3, epígrafes b) y c), del repetido real decreto 1368/1987; y ninguno de ellos pudo cumplir con los dos requisitos simultáneos que para la conservación del tratamiento exigía la disposición transitoria tercera del repetido real decreto: tener reconocido el uso de un título de la Casa Real y el tratamiento de Alteza Real. Este hecho de que un Infante o una Infanta de España, sean de nacimiento, de gracia u honorarios, carezcan del tratamiento de Alteza Real -y de cualquier otro-, no deja de ser muy insólito, y desde luego muy contrario a la tradición dinástica de la Casa Real de España.

     Hagamos constar, para evitar confusión por parte de personas interesadas, que a tenor de la disposición transitoria tercera del r.d. 1368/1987, no tiene hoy en día en España derecho al tratamiento de Alteza Real, la señora doña Ana de Orleáns, viuda de S.A.R. Don Carlos de Borbón-Dos Sicilias y Borbón-Parma, Infante de España, ni ninguno de sus cinco hijos -a los que el propio real decreto atribuye expresamente el de Excelencia-. También resulta público el hecho de que tanto esta respetable señora como las no menos respetables doña Teresa y doña Inés de Borbón-Dos Sicilias y de Borbón-Parma, hermanas del difunto Infante Don Carlos, vienen utilizando y aceptando este tratamiento de manera no oficial en España; como también los cinco hijos del Infante -así el único varón don Pedro de Borbón-Dos Sicilias y de Orleáns, que recientemente ha adoptado el título italiano de Duque de Calabria-. Pero en aplicación de la legalidad vigente, tan repetida, todos ocho carecen del derecho a utilizar y a recibir en España el tratamiento de Alteza Real -aunque pudieran atribuírselo, pero siempre en el extranjero, como pretendidos dinastas duosicilianos-.

     El caso de don Leandro Alfonso de Borbón y Ruiz, hijo bastardo de S.M. el Rey Don Alfonso XIII, que ha venido usando y recibiendo de manera no oficial el título de Infante de España y el tratamiento de Alteza Real, es muy peculiar. Aunque el artículo 3º-1 del real decreto 1368/1987 parece, en una interpretación literal, atribuirle tanto título como tratamiento, como hijo del Rey, ambas cosas han de ser puestas en duda, al interpretar con mayor precisión y justicia que la expresión “los hijos del Rey” de ese artículo 3º-1 se refiere solamente al Rey Don Juan Carlos I y a sus sucesores. Y es que el real decreto 1368/1987 está redactado en tiempo futuro, es decir para regir a partir de su promulgación, y cuando no había otro monarca que el entonces reinante, para él y para sus sucesores. En este mismo sentido, las menciones expresas al Conde de Barcelona y a sus dos hijas Doña Pilar y Doña Margarita, en las disposiciones transitorias primera y segunda, que hubieran sido innecesarias en el otro caso.

    Tampoco tienen derecho al tratamiento de Alteza Real, en España, otros príncipes, como los agnados de la Casa de Borbón, que sí pueden ostentarlo por tradición en Francia o en Italia -Dos Sicilias y Parma-, en virtud de las particulares leyes dinásticas de aquellas antiguas monarquías; en algunos casos, incluso oficialmente. Ni aún tienen este derecho los vástagos de otras Casas Reales europeas, que residen en España. Ni mucho menos la miriada de falsarios que se autoatribuyen títulos y posiciones dinásticas de fantasía.

    Así es que, en este atribulado Reino de España, fantasías y cortesanías aparte, resulta que existen leyes que limitan el tratamiento de Alteza Real a las Personas de ocho agraciados, como máximo; y son leyes que prohíben taxativamente que cualquier otra persona se lo atribuya o reciba. Y a esas leyes hay que ceñirse, porque, como es lógico, el no hacerlo nos conduce solamente al desorden público, y a la proliferación y difusión de las fantasías dinásticas.

El Dr. Vizconde de Ayala

Alfonso de Ceballos

20 02, 2016

Cuadernos AYALA: “EL GOBIERNO SEÑORIAL EN CASTILLA. LA PRESIÓN Y CONCESIÓN NOBILIARIA EN SUS DOCUMENTOS (SIGLOS XVI-XVIII)”

Por |2020-11-13T03:40:12+01:00sábado, febrero 20, 2016|

Artículo que reproducimos de la prestigiosa revista «CUADERNOS DE AYALA», en esta ocasión “EL GOBIERNO SEÑORIAL EN CASTILLA. LA PRESIÓN Y CONCESIÓN NOBILIARIA EN SUS DOCUMENTOS (SIGLOS XVI-XVIII)”, recesión hecha y firmada por D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila; Marqués de la Floresta y Vizconde de Ayala

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20 02, 2016

Dña. Macarena López-Roberts, VI Marquesa de la Torrehermosa, debuta como escritora

Por |2020-11-13T03:40:12+01:00sábado, febrero 20, 2016|

Fuente: http://tuotrodiario.hola.com/noticias/2016020961682/macarena-lopez-roberts-debut-escritora/

Dña. Macarena López-Roberts, VI Marquesa de la Torrehermosa, debuta como escritora

Su primera novela es un viaje por los laberintos más profundos de nuestra geometría emocional

La nueva novela de Dña. Macarena López-Roberts, VI Marquesa de la Torrehermosa, que debuta como escritora con La cara oculta del poliedro, es una obra que promete ser un viaje por los laberintos más profundos de nuestra geometría emocional.

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La Cara Oculta del Poliedro (Editorial Pentian) es una novela que invita a vivir. Su protagonista Alejandra Terry, publicista de éxito cuya vida personal ve que se va por el sumidero, recibe una carta en la que su progenitora le cuenta quién fue el verdadero amor de su vida y su padre biológico. A partir de ahí, la protagonista inicia un viaje que estimula los sentidos y traslada al lector a los rincones desconocidos de su propio mundo. Una brillante novela que transportará al lector en un viaje desde la actual Europa descreída hasta la lujosa emergencia de Sudamérica.

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La novela se presentó en noviembre en el Club Allard, en un acto que contó con la presencia del periodista y escritor Manuel Bravo y de la actriz Alicia Borrachero, quien define el libro como «maravilloso». «Luminosa, honda, inteligente… el viaje de una mujer hermosa», asegura en sus redes sociales.

Dña. Macarena López-Roberts Derqui nació en Madrid en 1969 y desciende de una saga de diplomáticos y escritores. Tal y como aseguran desde la editorial, aunque La Cara Oculta del Poliedroes su primera obra en ver la luz, Macarena guarda muchas más sorpresas en el tintero.

19 02, 2016

El Dr. Don Antonio DE SOUSA LARA, recompensado por la República Portuguesa

Por |2020-11-13T03:40:12+01:00viernes, febrero 19, 2016|

SOUSA LARA RECOMPENSADO POR LA REPÚBLICA PORTUGUESA

Escudo de armas del Dr. SOUSA LARA

Escudo de armas del Dr. SOUSA LARA

   Es con gran alegría como anunciamos que el pasado día 18 de Febrero, el Gran Prior Emérito de Portugal de la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén, el Profesor Dr. Don Antonio de Sousa Lara, Rector de la Casa Real de Georgia en Portugal y Conde de Guedes, recibió de manos del Presidente de la República, profesor Aníbal Cavaco Silva, las insignias y el título que le acreditan como Gran Oficial de la Orden del Infante don Enrique.

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  Con esta distinción se recompensa toda una vida dedicada a la docencia como catedrático universitario, al servicio de Portugal y su cultura, no exenta de polémica, pues como se recordará Sousa Lara, ya hace tiempo, como Secretario de Estado de Cultura (entre 1991 e 1992) y católico practicante, se negó a secundar la candidatura de un autor como Saramago, ateo confeso, al premio Nobel. Gran amigo de nuestro país, pertenece a numerosas entidades nobiliarias españolas.

   Catedrático en el Instituto Superior de Ciencias Sociales e Políticas (ISCSP), de la Universidad Técnica de Lisboa, Presidente de la Academia de Letras y Artes, Sousa Lara es caballero de honor y devoción de la Orden de Malta, Gran Oficial de la Orden del Santo Sepulcro, Comendador de Número de la Orden de Isabel la Católica, Comendador de Número del Mérito Civil, Gran Cruz de la Orden de San Mauricio y San Lázaro, Gran Cruz de la Orden de San Lázaro de Jerusalén, entre otras muchas distinciones.

   Ni qué decir tiene que le mandamos nuestra más calurosa felicitación.

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