Plaza Mayor n° 6, Soria, España

Archivos mensuales: enero 2016

26 01, 2016

Suscripción digital a la Revista Hidalguía 2016 ya disponible

Por |2020-11-13T03:40:26+01:00martes, enero 26, 2016|

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http://www.edicioneshidalguia.es/product_info.php?products_id=676&osCsid=4lg9ovad5iu9nmaa0ulaq8ocb6

   Según la Biblioteca Nacional se trata de revista más importante y más extensa en el campo de la genealogía y la heráldica, de consulta inexcusable para los investigadores.

 Publicada ininterrumpidamente desde 1953, actualmente está dirigida por el prestigioso Faustino Menéndez Pidal y consta de 3 números anuales con periodicidad cuatrimestral.

25 01, 2016

Tal día como hoy hace 783 años se reconquista Trujillo.

Por |2020-11-13T03:40:26+01:00lunes, enero 25, 2016|

   Artículo remitido por nuestro colaborador y amigo del Blog de la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria, D. Francisco García

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http://www.turismotrujillo.com/Trujillo/la-historia/reconquista

Tal día como hoy hace 783 años se reconquista Trujillo.

Texto extraído de la comunicación: “Aproximación histórica a la reconquista de Trujillo (1233)” presentada a los XLIII Coloquios Históricos de Extremadura (2014) por Manuel Jesús Ruiz Moreno 

Las fotografías son de una colaboración para Canal Extremadura sobre la historia de estas tierras (citándose a sus autores).

 I.- Introducción

 De la reconquista de Trujillo, no tenemos datos suficientes para asegurar que ocurrió realmente. Solo sabemos lo que de ello nos cuentan las fuentes de forma bastante escueta:

“La Crónica latina de los reyes de Castilla” dice que la ciudad se tomó en el invierno de 1232-33. El “Cronicón cordubense” de Fernando Salmerón puntualiza que se tomó en 1233. Y los escritos del geógrafo musulmán al-Himayari, indican que esta conquista tuvo lugar en el 630 H, correspondiente con el invierno de 1232-1233.

Existe otra fuente que hace remontar la reconquista de la población un año antes, los “Anales toledanos”, que expresan «prisieron a Trugiello dia conversion Sancti Pauli, en janero, era MCCLXX” que convertido al calendario actual correspondería con 1232.

La solución a este desacuerdo viene dada de la mano de D. Julio González, en su investigación «Reinado y diplomas de Fernando III» , en la que afirma que: “Trujillo cayó en poder de los cristianos el 25 de enero de 1233”•, y que el dato aportado por los Anales Toledanos: “prisieron a Trugiello dia conversion Sancti pauli en janero era MCLXX” es solo parcialmente correcto, porque le falta una unidad. (MCCLXX_ ) = (1232), sería  (MCCLXXI) = (1233). 

Trujillo se reconquistaría, por tanto el 25 de enero de 1233, en plena descomposición del Imperio almohade, cuya  capital se encontraba en Marrakech.

Los ejércitos cristianos planean el asalto a Trujillo.  Fotografía de Asunción Ruiz Moreno

Los ejércitos cristianos planean el asalto a Trujillo.
Fotografía de Asunción Ruiz Moreno

La espectacular victoria de los cristianos en la batalla de las Navas de Tolosa, aceleró el ya progresivo desmoronamiento del Imperio almohade. Facilitando el levantamiento de los gobernadores andalusíes contra los norteafricanos, y su proclamación como poderes locales, en lo que se conoce como las terceras taifas. Estas pequeñas entidades, en principio independientes, fueron incorporándose bajo las banderas de uno de los tres poderes principales que emergieron en al-Andalus, cuyos intereses particulares les hacían combatir, tanto contra los cristianos, como contra otros musulmanes. Entre ellos el de Ibn Hud, quien desde Murcia, se proclamó emir de los musulmanes en 1228, pero reconociéndose súbdito del califa de Bagdad, y enarbolando por ello su estandarte negro como señal de sumisión al mismo. Tras vencer a los ejércitos que, los gobernadores almohades, enviaron para sofocar la rebelión, las poblaciones de Córdoba, Sevilla, Almería, Granada y Málaga le reconocieron como emir. Solo se mantuvieron rebeldes a  este nuevo poder las zonas de Valencia, Niebla (Huelva), y otras poblaciones de menor importancia. También reconocieron a Ibn Hud en el reino de Badajoz,  de forma concreta Mérida y Trujillo. Como nuevo señor de casi todo el al-Andalus, Ibn Hud, comenzó a oponerse a las conquistas de los cristianos, pero la suerte que había tenido en los enfrentamientos contra los almohades, en este caso no le sonrió contra sus vecinos del norte, y no tuvo éxito al intentar frenar sus avances.  

Las fuerzas moras vigilando los movimientos de los cristianos.  Fotografía de Asunción Ruiz Moreno

Las fuerzas moras vigilando los movimientos de los cristianos.
Fotografía de Asunción Ruiz Moreno

2.- La conquista de Trujillo en 1233 

 Aunque la mayoría de los estudios que tratan sobre la reconquista de Trujillo, no dan información del tiempo que duro el cerco, pensamos que no sería una operación de pocos días, lo normal es que fuera un trabajo que conllevara su tiempo, y que con anterioridad al asedio podían haberse practicado algaradas de saqueo y destrucción por parte de los cristianos para ir debilitando las fuentes de aprovisionamiento y metiendo el miedo en el corazón de los musulmanes que ocupaban la villa. Incluso parece ser que se dio un intento previo de conquista por parte de la Orden de Alcántara que no consiguió la rendición total de la ciudad y que tuvo que retirarse a esperar un nuevo intento. Lo cuenta D. Clodoaldo Naranjo Alonso, en su trabajo «Trujillo, sus hijos y monumentos» basándose en las Crónicas de Torres y Tapia : “En el año de 1227 el maestre de la Orden de Alcántara, don Arias Pérez Gallego quiso acrecentar los méritos de su Orden y puso los ojos en la conquista de Trujillo, consiguiendo apoderarse de la población y que los moros se replegasen al castillo, así transcurrieron dos meses en el asedio, ante la venida de los refuerzos musulmanes de las poblaciones cercanas, la prudencia le aconsejó retirarse”.

Las Ordenes Militares de Alcántara, Santiago, Temple, Hospital y Calatrava participan en el asedio a Trujillo. Fotografía de Ana González

Las Ordenes Militares de Alcántara, Santiago, Temple, Hospital y Calatrava participan en el asedio a Trujillo. Fotografía de Ana González

La expugnación de la villa y la fortaleza de Trujillo ya no podía realizarse “a furto”, por sorpresa, como la realizada por el aventurero portugués Gerardo Sempavor entre 1165 y 1169 junto con las plazas de Evora, Montánchez, Cáceres, Serpa, Jurumella, Santa cruz y Monfragüe por citar algunas de ellas. Tiempo en el cual, seguramente Trujillo no pasaría de ser una pequeña población con escasas defensa y una guarnición reducida, en opinión del profesor García Fitz . Tras su cesión a la familia de los Castro y su posterior paso a la milicia de los freires de Truxillo, la villa cayó en poder de los almohades, que aprovechando la victoria del año anterior en Alarcos, realizaron en 1196 una ofensiva sobre el frente occidental del reino castellano, arrasándolo y tomando Montánchez, Trujillo y Plasencia. 

Las milicias de Plasencia bajo el mando de su Obispo toman posiciones en el asedio de Trujillo.  Fotografía de Ana González

Las milicias de Plasencia bajo el mando de su Obispo toman posiciones en el asedio de Trujillo.
Fotografía de Ana González

Durante el tiempo que los almohades permanecieron dueños de esta plaza seguramente se realizarían importantes mejoras en su defensa, lo que conllevaría la necesidad de una mayor fuerza de asalto para su conquista. Mejoras a las que habría que sumar el valor de sus defensores que por aquellas fechas, y tras la caída de Cáceres, Montanchez, Mérida, Badajoz, Évora, Andujar, Baeza… convertía a Trujillo en el bastión más septentrional andalusí frente a los reinos de  Castilla y León. Y en el que se habrían agrupado los guerreros más duros de que disponía el andalus por aquellos tiempos, de una forma similar a los calatravos establecidos en Salvatierra que causaban grave quebranto en el territorio musulmán. Soldados musulmanes de Trujillo a los que bien podríamos asignar las mismas cualidades que el geógrafo musulmán el idrisi, escribiera de los habitantes de esta medina unos cincuenta años antes: “sus habitantes, tanto jinetes como infantes, tenían la fama de ser unos excelentes especialistas en la guerra de guerrillas, efectuando frecuentes correrías contra el territorio cristiano”. Lo que implicaría que eran gente acostumbrada a los rigores de la guerra y que no temían enfrentarse a los cristianos. De ahí, que aunque los caballeros de Alcántara y sus fuerzas pudieron entrar de alguna manera en la medina, no se verían con fuerzas suficientes para  doblegar a la guarnición de la ciudad que se habría refugiado en la alcazaba, con la mayor parte de la población resguardada en el albacar de la misma. El suceso relatado por Naranjo Alonso no es una excepción, es frecuente ver que después de poner cerco a una población e incluso habiendo entrado en alguna parte de la misma, los atacantes debían retirarse. Tenemos el caso del intento en 1138 de Alfonso VII de tomar Coria. El profesor García Fitz explica como después de comenzar con una cabalgada destructiva y una emboscada que tendieron a los musulmanes de la villa, el rey instaló su campamento en las inmediaciones de la fortaleza, y construyeron torres de asedio y otros ingenios con los que iniciaron el asalto a la población, pero pese a las fuerzas empleadas tuvieron que retirarse sin conseguir rendir la ciudad. Caso similar fue lo acontecido en Cáceres, Alfonso IX de León, intentó su conquista en varias ocasiones, antes de conseguir su rendición. En noviembre de 1218 el rey leonés Alfonso IX cercó Cáceres durante mes y medio,  y cuentan los anales Toledanos que aunque la ciudad no pudo ser tomada, devastaron a fuego e hierro todo el campo, árboles, viñas, sembrados y cuanto había en los alrededores de la ciudad. En la primavera de 1222 volvió a intentarlo, esta vez los leoneses atacaron con máquinas y derribaron algunos lienzos de muralla y ciertas torres lo que les permitió entrar en la ciudad, pero cuando estaban a punto de adueñarse de la misma, los Anales Toledanos cuentan que se presentaron unos diplomáticos almohades al rey leonés y le ofrecieron grandes promesas de dinero si levantaban el cerco, los cristianos debían haber tenido muchas bajas en el asalto, y aunque estaban dentro de la ciudad, no las debían tener todas consigo, cuando el rey aceptó la oferta y se retiró sin tomar la ciudad. En 1223, 1225 y 1227 los leoneses volvieron sobre Cáceres, sin ningún resultado positivo, no siendo tomada hasta 1229 con la participación de las Órdenes Militares de Santiago, Alcántara y Calatrava, junto con las milicias de los concejos, como los de Zamora.  

Los cristianos piden la protección de la Virgen.  Fotografía de Asunción Ruiz Moreno

Los cristianos piden la protección de la Virgen.
Fotografía de Asunción Ruiz Moreno

Aunque no volvemos a tener ninguna noticia sobre los ataques al territorio de Trujillo, es de suponer que las algaradas de devastación se seguirían produciendo. De hecho, si tenemos información de dos correrías de saqueo que se realizaron: una en 1211 por las fuerzas castellanas del infante don Fernando, hijo del rey Alfonso VIII, según relatan los anales toledanos. Y otra alrededor de 1220 por parte de tropas leonesas, de la mano de don Sancho Fernández, hermano del rey Alfonso IX. Esta última expedición ocupó el castillo yermo de Cañamero, desde donde comenzó a atacar a los musulmanes, pero fue por poco tiempo, porque el citado personaje acabó sus días en un encuentro mortal, con un oso de la zona. 

Un grupo de guerreros liderados por Fernan Ruiz toman en una operación de asalto la puerta del Triunfo.  Fotografía de Asunción Ruiz Moreno

Un grupo de guerreros liderados por Fernan Ruiz toman en una operación de asalto la puerta del Triunfo.
Fotografía de Asunción Ruiz Moreno

Los principales autores que han abordado el tema de la reconquista de Trujillo, afirman que la población fue tomada después de un corto sitio, y un asalto “por fuerza” . Pero a nuestro entender, nos inclinamos mas por pensar que la conquista de Trujillo debió ocurrir de una manera similar al ejemplo citado de Cáceres, y que no fue una operación de asedio que durara apenas unos semanas, si no, que fuera precedida de una campaña de destrucción previa para intentar disminuir la resistencia de los defensores de la población, cuando el asedio se hiciera efectivo. Y que éste conllevaría un tiempo, de esta opinión es D. Gonzalo Martínez Díez, en su estudio, “La cruz y la espada. Vida cotidiana de las Órdenes Militares españolas”.

Las tropas castellanas formadas por las tropas de las Órdenes Militares de Alcántara, Santiago, Temple y Hospital, junto con las de Calatrava y las fuerzas del Obispo de Plasencia, a las que se unieron las huestes de otros caballeros castellanos provenientes de Toledo, como los Añascos, debieron levantar el dispositivo de asedio, probablemente en una fecha cercana al verano de 1232. Cuando suponían que el apoyo que los musulmanes trujillanos podrían recibir del emir de Murcia, sería casi inexistente, dados los graves problemas por los que pasaba Ibn Hud, con las rebeliones de Sevilla, y Arjona. 

Las fuerzas cristianas se preparan para el asalto a la ciudad.  Fotografía de Vega García Berguio

Las fuerzas cristianas se preparan para el asalto a la ciudad.
Fotografía de Vega García Berguio

Pero esta información no era del todo correcta y cuando estaban en pleno asedio, Ibn Hud envió fuerzas de socorro para intentar tomar a los castellanos por sorpresa, pero no lo consiguió, por lo que sin entrar en batalla se retiró en busca de más tropas de apoyo. Los cristianos debieron conocer los movimientos del emir de Murcia y apremiados por la posibilidad de verse cogidos entre dos fuegos: el de los asediados y los refuerzos,  debieron forzar el asalto definitivo.

Los castellanos podrían haber efectuado diversos asaltos a la vez, en distintos puntos del perímetro amurallado de la villa, con el fin de despistar la atención de los defensores y obligarles a repartir sus fuerzas por todo el recinto fortificado. 

Los cristianos toman la puerta del Triunfo.  Fotografía de Vega García Berguio

Los cristianos toman la puerta del Triunfo.
Fotografía de Vega García Berguio

En enero de 1233 se planeó un golpe de mano para obtener al control de una de las puertas de la medina, la operación se llevaría a cabo con un pequeño grupo de guerreros especialistas en estas actividades. El resto de las tropas cristianas se prepararon para el asalto, que podía ser el definitivo, y para ello se pusieron bajo el amparo de Nuestra Señora la Virgen, a quien invocaría como protectora el Obispo de Plasencia.

No está claro si este”comando” de asalto, operaba desde el interior, o se infiltró desde el exterior. La tradición solo cuenta que estaban liderados por Fernán Ruiz, y que consiguieron abrir  una de las puertas, la situada más al occidente, y la más alejada de la alcazaba, que tomaría después el nombre de “Puerta o arco del Triunfo” debido a que por ella entraron las fuerzas castellanas para ganar la ciudad. La misma  tradición sigue narrando que en ese momento en el que se luchaba por controlar dicho acceso, apareció un resplandor sobre la muralla y que los cristianos lo atribuyeron al apoyo que la Virgen les brindaba, lo que dio nuevas fuerzas a los cristianos que consiguieron superar esta puerta y entrar en la ciudad. 

La lucha se generaliza dentro de la ciudad.  Fotografía de Ana González

La lucha se generaliza dentro de la ciudad.
Fotografía de Ana González

Naranjo opina que fue un valeroso mozárabe, llamado Fernán Ruiz, el que junto a otros compañeros de la ciudad logró abrir las puertas a las fuerzas castellanas desde dentro, y permitir el paso a los asaltantes. Por esta acción sería recompensado con el título de Rico-home de Castilla, concediéndosele  la alcaldía del castillo así como las rentas de todos los pecheros de Trujillo, razón por la cual sus descendientes blasonaron su escudo con diez roeles o monedas para recordar este hecho.

Otras fuentes, como el “Manuscrito de Tapia”, recogido en las “Crónicas Trujillanas del siglo XVI”, nos dice que Hernán Ruiz de Valverde no era un mozárabe que habitara en la ciudad, sino un caballero que entró de noche en la ciudad, escalando la muralla, y que consiguió abrir las puertas de la villa, y que por esta acción o alguna otra en la que su valentía permitió la entrada de los cristianos en la ciudad, es recordado hasta nuestros días.  

Los cristianos se hacen dueños de la ciudad.  Fotografía de Ana González

Los cristianos se hacen dueños de la ciudad.
Fotografía de Ana González

Sobre este tipo de operaciones, detalla el profesor García Fitz que dado el enorme peligro que entrañaba la toma al asalto de un punto fuerte para los atacantes, y de una forma más particular para aquellos que iban dirigiendo dicho asalto, se estableció una serie de incentivos especiales, además de las cuotas que les podía corresponder de botín, premios extraordinarios que son recogidos en las fuentes jurídicas, en las que se premiaba a los que primero entraban en las fortalezas, o sus acciones permitían la toma de las mismas.

Los cristianos enarbolan los pendones de victoria sobre las murallas de la alcazaba al hacerse dueños de la ciudad. Fotografía de Vega García Berguio

Los cristianos enarbolan los pendones de victoria sobre las murallas de la alcazaba al hacerse dueños de la ciudad. Fotografía de Vega García Berguio

Meditando sobre todo lo narrado, observamos como en la conquista de Trujillo se dio  un acción mixta, de un asedio en toda regla y un golpe de mano para hacerse con el control de un acceso. De forma parecida a lo ocurrido en 1198 en la que una expedición bajo el mando de los calatravos con 400 caballeros y 700 peones tomaron la fortaleza de Salvatierra. Conquista que fue facilitada por la información obtenida de un musulmán que reveló un punto débil de la fortaleza, con el fin de recobrar su libertad. O el ejemplo ocurrido en 1236, cuando tropas especializadas en ataques sorpresa, con ayuda de algunos musulmanes descontentos, consiguieron facilitar el asalto a la Ajarquia cordobesa. 

  Dominado el punto de acceso a la ciudad, se procedió al asalto generalizado, venciendo toda resistencia dentro de la villa, pero no pudiendo tomar la alcazaba, momento en el que se iniciarían negociaciones, y suponiendo los defensores, que no podían recibir ayuda, pues desconocían los nuevos intentos del emir de Murcia, de enviar fuerzas en su socorro, se rindieron el día de la conversión de San Pablo, el 25 de enero de 1233. 

 Texto extraído de la comunicación: “Aproximación histórica a la reconquista de Trujillo (1233)” presentada a los XLIII Coloquios Históricos de Extremadura (2014) por Manuel Jesús Ruiz Moreno 

24 01, 2016

¡laus Deo!. El Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid celebró la fiesta de san Ildefonso

Por |2020-11-13T03:40:26+01:00domingo, enero 24, 2016|

El Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid celebró la fiesta de san Ildefonso

Escudo Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid

Escudo Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid

  El pasado 23 de Enero,  fue la festividad de San Idelfonso , arzobispo de Toledo, patrono del Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid. La Casa Troncal de Los Doce Linajes de Soria felicita a tal corporación nobiliaria

  ¡laus Deo!

   El pasado sábado 23 de enero, el Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid honró a su patrono en la fiesta litúrgica de san Ildefonso, en la iglesia del Real Monasterio de la Encarnación de Monjas Agustinas Recoletas (Plaza de la Encarnación, 1), sede de este cuerpo desde 1958. Los actos dieron comienzo con el ingreso de nuevos caballeros y damas, para continuar con la celebración de la Eucaristía en honor a san Ildefonso quién, junto con Santa María la Real de la Almudena, son los patronos del cuerpo.

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  Además de la felicitación extensiva a todos los miembros de la Real Corporación, tenemos el honor de individualizar la felicitación  a nuestro querido Dr. D. Alfonso de Ceballos Escalera y Gila, Marqués de la Floresta y Vizconde de Ayala;  ya que en los actos se formalizó solemnemente el ingresó de su hijo don Antonio, el cual juró fidelidad al Rey y a España; siendo ya tres de sus hijos los que pertenecen a tan distinguida institución.

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   A continuación, damos cuenta de los nuevos Caballeros y Damas que fueron recibidos en el Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid (por el mismo orden de la jura):

   Ilmos. Señores D. Antonio de Ceballos-Escalera y Moyano; D. Alberto de Satrústegui y Pérez-Caballero; D. Jorge de Barriobero y de la Peña, Barón de Río Tovía; D. Carlos Méndez de Vigo y Löwenstein-Wertheim-Rosenberg; D. Landolfo Ambrogio Caracciolo di Melissano y d’Aquino di Caramanico, Príncipe de Scanno y de Melissano, Duque de Barrea, Patricio de Nápoles; D. Manuel Gullón de Oñate, Conde de Tepa, gentilhombre de Su Santidad; D. Fernando Coello de Portugal y Mola; D. José Francisco y D. Alfonso Fanjul y Gómez-Mena.

  Damas, Ilmas. Sras. Dª María Dolores de la Campa y Alonso; Dª María Inés Fernández de Luanco y Muñoz; y Dª Fabiola Pinedo de Zúñiga y Noriega.

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 El Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid, fue fundado en 1782, siendo  el jefe supremo del Real Cuerpo es S.M. Felipe VI. Es copatrono San Ildefonso y se hace coincidir su festividad, el 23 de enero, con la imposición de manto de los nuevos caballeros, ceremonia que se efectúa todos los años en el Real Monasterio de La Encarnación. 

Para ingresar el pretendiente debe de presentar expediente donde pruebe la nobleza de sus dos primeros apellidos, paterno y materno, si bien a quienes ostentan títulos del reino solo se les exige la prueba del primer apellido y los grandes de España ingresan directamente. El Real Cuerpo es una de las corporaciones españolas donde la apreciación de los tres actos positivos de nobleza se realiza con mayor rigor y pulcritud.

Su insignia es una cruz púrpura formada por cuatro puntas de lanza y su venera un escudo cortado con las armas de Castilla y León, timbrado con un yelmo y rodeado de una cinta con el lema Ex virtute nobilitas, de evidentes resonancias ilustradas.

Placa del Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid

Placa del Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid

SAN ILDEFONSO

San Idelfonso por El Greco

   San Ildefonso nació en Toledo en el 607, durante el reinado de Witerico, de estirpe germánica, era miembro de una de las distintas familias regias visigodas. Según una tradición que recoge Nicolás Antonio (Bibliotheca Hispana Vetus, PL 96,11), fue sobrino del obispo de Toledo San Eugenio III, quien comenzó su educación.

   Por el estilo de sus escritos y por los juicios emitidos en su De viris illustribus sobre los personajes que menciona, se deduce que recibió una brillante formación literaria. Según su propio testimonio fue ordenado de diácono (ca. 632-633) por Eladio, obispo de Toledo (De vir. ill. 7: PL 96,202). En un pasaje interpolado del Elogium, se dice que siendo aún muy niño, ingresó en el Monasterio de Agali o agaliense, en los arrabales de Toledo, contra la voluntad de sus padres. Más adelanté se afirma que «se deleitaba con la vida de los monjes», frase que debe interpretarse siguiendo a Flórez (V,276) en el sentido de que desde niño se inclinó al estado religioso.

   Ildefonso estuvo muy vinculado a este monasterio, como él mismo recuerda al hablar de Eladio, y como se deduce del De vir. ill. con el que pretende exaltar la sede toledana y quizá mostrar el papel privilegiado que correspondía al monasterio Agaliense. Estando ya en el monasterio, funda un convento de religiosas dotándolo con los bienes que hereda, y en fecha desconocida (650?), es elegido abad. Firma entre los abades en los Concilios VIII y IX de Toledo, no encontrándose su firma, en cambio, en el X (656). Muerto el obispo Eugenio III es elegido obispo de Toledo el a. 657, y según el Elogium obligado a ocupar su sede por el rey Rescenvinto.

   En la correspondencia mantenida con Quirico, obispo de Barcelona, se lamenta de las dificultades de su época. A ellas atribuye el Elogium que dejase incompletos algunos escritos. Muere el 667, siendo sepultado en la iglesia de Santa Leocadia de Toledo, y posteriormente trasladado a Zamora.

24 01, 2016

Millán Astray usó el código samurai para crear la Legión española

Por |2020-11-13T03:40:27+01:00domingo, enero 24, 2016|

D. Alfredo López Ares, colaborador habitual del Blog, nos remite este artículo para su publicación en el Blog de la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria. 

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Madrid – 20/10/2015

Millán Astray usó el código samurai para crear la Legión española

El cojo, manco y tuerto Millán Astray usó las directrices de estos guerreros japoneses -presentes en el Bushido- para idear una de las unidades más famosas de la historia

José Millán Astray y Terreros, ideólogo de la Legión española - Archivo

José Millán Astray y Terreros, ideólogo de la Legión española 

Aguerrido, valiente, duro como una roca ante las adversidades, y dispuesto a dar la vida por cada uno de sus compañeros. Cuando -hace casi un siglo- la Legión llegó a este mundo alumbrada por el cojo, manco y tuerto Millán Astray, todo aquel que se unía a sus filas debía saber que entraba en una de las unidades de élite de la época y que adquiría una serie de compromisos -como los anteriormente explicados- con el ejército de Alfonso XIII. Su vida, a partir de ese momento, pasaba a ser casi como la de un samurái. O al menos así lo entendía su creador quien, según dejó sobre blanco en varios textos, ideó dicha unidad teniendo en la mente el Bushido, un libro que explicaba pormenorizadamente los principios de dichos guerreros japoneses. La obra, según se dice, le marcó tanto que no dudaba en repasarla noche tras noche para intentar exprimir hasta la última gota de su sabiduría.

A pesar de que la fundación de esta unidad se sucedió en 1920, su historia está este 2015 de actualidad. Y es que, en primer lugar, el pasado septiembre se celebró el 95 aniversario de su creación (la cual se realizó con el objetivo de idear un grupo de soldados de élite capaces de enfrentarse a los nativos en la Guerra del Rif). Por otro lado, el calendario no ha avanzado ni una semana desde que varios grupos de legionarios desfilaran –chapiri sobre la cabeza y fusil G-36 al hombro- frente a Don Felipe y Doña Letizia por las calles de la capital durante la Fiesta Nacional del 12 de octubre. Y todo ello, portando a sus espaldas casi un siglo de historia en la que se incluyen desde heroicos combates en el norte de África hasta la defensa de Melilla a sangre y fuego.

La creación de la Legión

Para hablar del nacimiento de la Legión es necesario referirse a José Millán Astray y Terreros, un gallego que, con apenas 15 años de edad, ingresó en la Escuela Superior de Guerra en 1894. Destinado primero en Filipinas y posteriormente en Marruecos (donde España andaba a bofetones con los rifeños por el control del territorio), este militar se percató de que la contienda sucedida en el norte de África no traía más que calentamientos de cabeza para la Península. Y es que, al hacer falta combatientes que se enfrentaran a los nativos, se había decidido enviar desde la metrópoli a decenas de soldados extremadamente jóvenes sin ninguna preparación militar para, mediante gónadas, dar de fusilazos a los lugareños. La idea no pudo ser peor pues, aunque los moros estaban mal armados, contaban con un mejor conocimiento del terreno y hostigaban y asesinaban constantemente a los militares bisoños (novatos, que diríamos en la actualidad).

«La Guerra de Marruecos era extraordinariamente impopular. Los reclutas eran enviados con poca preparación, poca comida, poco equipo… Además, desde España la población tenía la impresión de que perder soldados allí no ayudaba en nada en la Península. Es decir, un español de a pie creía que luchar en Marruecos solo traía penurias», explica, en declaraciones a ABC, Luis E. Togores, historiador experto en Historia militar y autor de «Millán Astray. Legionario». De la misma opinión es Guillermo Rocafort, ex legionario y estudioso de la unidad: «El problema era el sistema de levas. Los soldados acudían forzosos al Norte de África».

En esas andaban los militares (en una situación desesperada, pues sufrían constantemente las críticas de la prensa y de la población) cuando se planteó la necesidad de profesionalizar a los soldados que se desplazaban hasta la región. Así fue como nacieron los Tabores de Regulares, grupos formados por indígenas que, a las órdenes de oficiales españoles, servían de fuerza de choque contra los rifeños.

Sin embargo, su carácter de nativos no inspiraba demasiada confianza en los oficiales españoles, que sospechaban que les dejarían «colgados» cuando la situación se pusiese negra. Así pues, cuando apenas contaba con 26 primaveras a sus espaldas, Astray decidió proponer la creación de una unidad todavía más efectiva que, entrenada específicamente para resistir las penosas condiciones de África, se enfrentase a los rifeños hasta la muerte y estuviese siempre la vanguardia de las tropas españolas. «Hacía falta una unidad formada por europeos para detener aquella sangría. Un grupo de soldados que se moviera por unos valores y que no tuviera nada que ver con aquellos que hacían la “mili” en el Rif», completa Togores. Así fue como nació la Legión española.

Astray, durante su juventud

Astray, durante su juventud

La unidad nació en principio con el nombre de Tercio de Extranjeros, pues permitía la incorporación no solo de españoles, sino de cualquiera que pudiese enfrentarse al enemigo. «Un extranjero vale por dos soldados, uno español que ahorra y otro extranjero que se incorpora», solía decir Millán Astray. A su vez, y como sucedía en la Legión francesa, se estableció que cualquiera que quisiera podría inscribirse. Independientemente de sus antecedentes penales o de las maldades que hubiese hecho anteriormente.

«Astray era hijo de un director de prisiones que le inculcó la idea de que se podía reinsertar a los criminales en la sociedad. Por ello, en la Legión no importaba tu vida anterior. Todos podían acceder, desde los que huían de la política, hasta los que huían de una mujer (que los hubo) pasando por los que tenían una vida vacía. Esto se facilitaba no pidiendo un nombre real a los reclutas», destaca Togores.

De hecho, no fueron pocos los criminales políticos que prefirieron arriesgarse a dejarse la vida en el Norte de África que apostar por quedarse en España y ser atravesados por algún que otro cuchillo enemigo. «Curiosamente, unos de los primeros legionarios fueron anarquistas catalanes», destaca Rocafort. ¿Qué era lo que anhelaba Astray con esta medida? Lo primero era, como es lógico, llenar la Legión hasta los topes de combatientes. No obstante, y según los expertos, también pretendía buscar el perdón para todos aquellos que no estuvieran en paz con la justicia.

«Buscaba la redención, que los criminales llegaran al reino de los cielos mediante la Legión. Tenía esa visión católica de que todo el mundo puede ser salvado y solía afirmar que podía cambiar a todos ellos y convertirles en verdaderos patriotas, en la flor y nata de la infantería española. Además, les ofrecía dignidad, una nueva vida que empezaba a partir de entonces…», destaca el ex legionario.

Los Tercios y la Legión francesa

Sobre blanco, la teoría quedaba impoluta. Había que formar una unidad que fuese siempre en vanguardia y se enfrentase antes que ninguna otra a los rifeños. Sin embargo, conseguir esto en la práctica era, cuanto menos, dificultoso. Y es que, no todo el mundo estaba dispuesto a dejarse las gónadas en un desierto perdido de la mano de Dios para salvar la vida de unos reclutas bisoños que apenas sabían atarse las botas sin ayuda. No obstante, Astray –que no andaba falto de ideas a pesar de no llegar a la treintena- señaló que había que rodear a esta unidad de una mística increíble para que, todo aquel que entrase a formar parte de ella, se sintiese comprometido a dejarse la vida por España. Por ello, se basó en los antiguos Tercios para imbuir en la mente de los combatientes la idea de que, como antaño se hiciera en Flandes, allá por el siglo XVI, había que dejarse hasta la última gota de sangre por el monarca hispano.

Astray, junto a Francisco Franco

Astray, junto a Francisco Franco

El primer paso de Millán Astray fue dar un nombre a la Legión que recordase a aquellas unidades: «Tercio de extranjeros». Resultó perfecto, pues –con dicho término- se aunaba el nombre tan conocido gracias a los libros de las unidades al servicio de los Austrias y se daba a entender que –como pasaba ya por entonces- estarían formados en buena medida de foráneos. Posteriormente, y tal y como explica Togores a ABC, se usaron como modelo las cornetas y los tambores de los Tercios presentes en el Museo del Ejército para crear los de este nuevo grupo de combatientes. Estos detalles eran básicos para que naciera la mística. Todo ello se basaba además en el modelo organizativo de otros grandes ejércitos europeos de probada eficacia. «Su intención era crear un cuerpo militar al estilo de la Legión Extranjera francesa, con el espíritu combativo de los tagalos filipinos, por eso Millán Astray copió el modelo francés, del que eran partidarios otros grande militares españoles», afirma a ABC José M. Fernández Caamaño, coautor de «José Millán Astray, el coruñés que fundó la Legión».

Podría parecer que nadie se tragaría esta «milonga», pero lo cierto es que a Millán Astray no le pudo ir mejor. «Era un gran publicista, un personaje bastante teatral. Hay que tener en cuenta que, por entonces, no se había ideado la comunicación a través de la televisión, por lo que personajes como este militar, con capacidad para hablar en público, eran muy apreciados. Fue además muy bueno vendiéndola y rápidamente se puso de moda. A los pocos días de fundarla acudieron personas de todo el mundo a alistarse. Además, en aquella época el discurso de dar la vida por unos ideales estaba de moda. Su discurso caló en la gente, como caló en su momento el de Mussolini», añade Togores a ABC.

El Bushido

La valentía y multiculturalidad de los Tercios españoles, la organización de la Legión francesa y el espíritu de los tagales (una etnia filipina). Todos estos elementos fueron claves para Millán Astray a la hora de elaborar la Legión. Sin embargo, hubo uno aún más determinante si cabe. Este fue el Bushido, un texto que recogía la esencia de la vida del samurais japonés y que fue escrito (o recopilado) en 1895 por Inazo Nitobé, un catedrático de la Universidad Imperial de Tokio. Desde que el miliar español leyó su traducción al francés, quedó prendado de sus enseñanzas.

De hecho, cuando se pasó al castellano, él fue el encargado de hacer el prólogo. Lo definió del siguiente modo: «El Bushido es el código de moral ascética de los samurais —antiguos guerreros medievales—; su origen es antiquísimo, quizá de hace varios miles de años. Se ajusta a las virtudes del alma japonesa: caballerosa, guerrera, sencilla, de culto profundo a los antepasados y veneración religiosa a su Emperador, que representa para ellos a Dios y a la Patria

[…] El Bushido se inspira en reglas de la más pura moral e iguala en su práctica, como el Cristianismo, a todos los hombres, sin separaciones ni privilegios de casta ni edades».

Tal fue su fascinación por esta obra que Millán Astray quiso impregnar con sus ideas a los soldados de la Legión. Lo cierto es que no era algo extraño, pues las enseñanzas de este libro oriental eran similares en esencia a las que podía impartir la religión católica.

«El Bushido era lo equivalente a los viejos manuales de caballería. Era un código de filosofía de vida. Una forma de afrontar la muerte. Tenía unos valores castrenses muy marcados, pero era en esencia una especie de tratado existencial.. Fue más o menos como los códigos de caballería del rey., Los mismos principios, pero basados por el tamiz oriental», completa Togores. De entre ellos, el que más le atrajo era el que afirmaba que el samurai no sentía miedo ante la muerte y que estaba dispuesto a entregarla por su señor. Ese principio lo dejaría el gallego grabado a fuego en la nueva unidad, a cuyos miembros se les conocería como los «novios de la muerte».

Varios militares atienden a Millán Astray mientras este pronuncia un discurso

Varios militares atienden a Millán Astray mientras este pronuncia un discurso

A día de hoy se desconoce exactamente cuándo comenzó la relación de Astray con el Bushido, pero la mayoría de las teorías sentencian que fue durante su estancia en Filipinas, cuando no era más que un soldado ansioso de defender los intereses de su país al otro lado del mundo. Así lo cree Rocafort, quien es partidario de que se empapó de la cultura oriental en esta región. Caamaño coincide: «Comenzó a interesarse durante la campaña de la I Gran Guerra, su principal preocupación radicaba en crear un cuerpo de combate de la nada, sus armas, propiciar las tesis del Bushido basado en la mentalidad Occidental, lográndolo gracias a su persuasión de gran orador», determina en declaraciones a ABC. Togores es de la misma opinión: «El Bushido fue un ejercicio intelectual para Millán Astray, lo descubrió en Filipinas en la época en la que se creía que esta tierra iba a ser invadida por Japón».

Sea o no desde su estancia en Filipinas, lo cierto es que Millán Astray se sintió tan fascinado por el Bushido que, además de ser un libro que leía de forma recurrente y tenía siempre a mano en su mesita de noche, a partir de 1911 empezó a impartir sus enseñanzas (así como muchas otras) en la Academia de Infantería de Toledo, donde era profesor. El militar –según la mayoría de los historiadores- tenía tan interiorizadas las enseñanzas de los samuráis que, cuando creó la Legión , solo todo que revestir sus principios con esa pátina oriental que conocía desde hacía 15 años.

«La relación con el Bushido estaba preconcebida en su mente y la llevó a cabo cuando tuvo la luz verde para ejecutar el alistamiento y creación del Cuerpo de Voluntario de la Legión Extranjera. Supo extraer la parte más interesante para imbuir el espíritu legionario e inculcarlo a sus fuerzas de choque, demostrando al mundo la inteligencia y genio militar de uno de los Cuerpos de Ejército que más asombró a las naciones de Europa y América, desde su creación hasta la actualidad, pues sigue perviviendo en el fondo el mismo espíritu que inculcó», destaca, en este caso, Caamaño. De hecho, el propio Astray dejó constancia de ella en el prólogo que dedicó a este libro: «En el Bushido inspiré gran parte de mis enseñanzas a los cadetes de Infantería en el Alcázar de Toledo, cuando tuve el honor de ser maestro de ellos en los años 1911-1912».

Las enseñanzas del Bushido

Según señaló Millán Astray en su traducción, los principios básicos del Bushido pueden resumirse en cuatro:

1-«No dejarse sobrepasar por nadie en sus ideales».

2-«Servir al jefe supremo».

3-«Ser fiel a los padres».

4-«Ser piadoso y sacrificarse en bien de los demás».

A su vez, este texto contaría, siempre según el fundador de la Legión, con cuatro votos.

1-«La muerte».

2-«La fidelidad».

3-«La dignidad».

4-«La prudencia».

Las «pestes» impuestas por el Bushido (es decir, aquello que hay que evitar) son cuatro:

1-«El sueño».

2-«La disipación».

3-«La sensualidad».

4-«La avaricia».

Finalmente, este libro establece que hay que seguir un camino regido por los siguientes principios:

1-«Culto al honor».

2-«Culto al valor».

3-«Culto a la cortesía».

4-«Culto a la Patria».

Todos ellos, sin embargo, podían resumirse en la idea de que había que seguir el camino del samurai, un personaje mitificado por los libros que en el siglo XX causaba verdadera sensación entre los militares. «Un samurái luchaba por la defensa de su honor y el juramento al emperador, los legionarios luchaban por el honor dado en el juramento a la bandera y el Credo Legionario, es la muestra más palpable de su similitud, salvando las diferencias culturales entre ambas sociedades», explica Caamaño.

«Un samurai luchaba por la defensa de su honor y el juramento al emperador»

De estas reglas Millán Astray extrajo además la norma fundamental de todo legionario: la idea de que no había que sentir miedo ante la posibilidad de morir en batalla. Este principio se exacerbó hasta el máximo al señalar que los miembros de esta unidad eran auténticos «novios de la muerte». Todo ello, en base a las enseñanzas confucianas del Bushido. Una serie de principios que establecen que hay que morir por un bien superior sabiendo que, de esa forma, se consigue la vida eterna. Unas bases, por otro lado, patentes también en la religión católica.

«Al igual que el samurai se hacía el seppuku (mal llamado harakiri), los legionarios tenían que ser capaces de dar su vida por un bien superior. Pero eso no significa que sean amantes de la muerte. El grito de “viva la muerte” es en realidad un “viva la vida” de soldados a los que no les importa dar la vida por la Patria si es necesario», añade Togores. Rocafort, como ex legionario, es de la misma opinión: «La Legión es la muerte vestida con el uniforme de la infantería española. Lo que se pide a un legionario es que pueda, llegado el momento, morir por su patria. Millán Astray supo sintetizar muy bien esos tres puntos tras extraerlos del Bushido».

Así pues, para Milán Astray el legionario era, en esencia, un samurái, como bien dejó claro el propio militar en sus textos: «Y también en el Bushido apoyé el credo de la Legión, con su espíritu legionario de combate y muerte, de disciplina y compañerismo, de amistad, de sufrimiento y durezade acudir al fuego. El legionario español es también samurai y practica las esencias del Bushido: Honor, Valor, Lealtad, Generosidad y Espíritu de Sacrificio. El legionario español ama el peligro y desprecia las riquezas».

24 01, 2016

«A ÉL DEVEMOS TODO»; artículo del Dr. D. JUAN CARTAYA BAÑOS

Por |2020-11-13T03:40:27+01:00domingo, enero 24, 2016|

Interesante artículo de D. JUAN CARTAYA BAÑOS, Doctor en Historia Moderna y Licenciado en Historia del Arte, publicado en el blog  «Aristocracias»  

Fuente original: http://aristo.hypotheses.org/2287

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23/01/2016 JUAN CARTAYA

«A ÉL DEVEMOS TODO»

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Michel Sittow: Fernando el Católico. Gemäldegalerie, Viena

   Así, con v en lugar de b, como Carlos V pronunciaría -bueno, escribiría- esta frase que según quiere la tradición dijo a su hijo, el futuro Felipe II, ante un retrato del Rey Católico (quién sabe si este de Michael Sittow, según parece el más realista y certero de todos los que en su día se realizaron de Fernando V de Castilla y Aragón).

   Su agudeza política, su inteligencia y su resolución -celebradas por Maquiavelo o por Gracián-, que hoy celebramos en el aniversario de los 500 años de su muerte en Madrigalejo -hace un par de días celebrábamos el feliz natalicio de Carlos III- permitió crear y dar forma a la entidad que hoy llamamos España, aunque esa unidad pudo verse más que comprometida debido a su afanosa búsqueda de un heredero para su reino de Aragón, una vez viudo de Isabel de Castilla. 

  En cualquier caso aquí van, como siempre, varios enlaces sobre el tema: los dos tomos (uno y dos) de la Historia del Rey Fernando el Católico, del cronista Jerónimo de Zurita; su testamento, cambiado poco antes de su muerte para asegurar la sucesión en su nieto Carlos; y un ensayo sobre su vis política de la mano de diversos académicos de la RAH, con ocasión de la recepción en la misma de don Juan Pérez de Guzmán (1906).

   Y el consejo de que no dejen de leer las últimas biografías publicadas sobre el rey: la excelente de Luis Suárez Fernández, maestro de historiadores y de medievalistas, y la divulgativa y amena del hispanista Henry Kamen. Así es que como siempre: a aprender y a disfrutar.

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Sevilla, 1965. Doctor en Historia Moderna y Licenciado en Historia del Arte. De las Academias Andaluza de la Historia y Belgo-Espagnole d\’Histoire. Pertenece al Centro de Estudios Históricos de la Real Maestranza de Caballería de Ronda. Dentro del grupo de investigación del PAI de la Universidad de Sevilla y de la Junta de Andalucía HUM202, especializado en historia social y de las instituciones, su línea de trabajo es el estudio de las élites sevillanas en los siglos XVI y XVII.

23 01, 2016

21 de enero: [VIDEO] Hoy la Guardia Suiza cumple 510 años

Por |2020-11-13T03:40:27+01:00sábado, enero 23, 2016|

Artículo remitido para su publicación por D. Francisco García

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21 de enero:
[VIDEO] Hoy la Guardia Suiza cumple 510 años

VIDEO (Click en la imagen):

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ROMA, 21 Ene. 16 / 02:05 pm (ACI).- La Guardia Suiza, que tiene como tarea custodiar al Papa, cumple hoy 510 años de su fundación el 21 de enero de 1506 bajo el pontificado de Julio II.

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No fue sino hasta 1527 que la Guardia Suiza demostró su gran amor por el Santo Padre y su decidido compromiso en custodiarlo.

Durante el conflicto político entre Carlos V de Alemania y Francisco I de Francia, por quién el Papa Clemente VII (1523-1534) tenía preferencias, se produjo un gran enfrentamiento bélico que concluyó con el llamado Saqueo de Roma.

El día 6 de mayo de 1527, el ejército Imperial de Carlos V, del que formaban parte unos 18 mil lansquenetes, muchos de ellos luteranos, tomaron Roma por asalto y durante varias semanas saquearon la Ciudad Eterna.

El terrible episodio, que se inscribe en la segunda guerra entre el emperador Carlos V y el rey francés Francisco I, marcó el fin del papado renacentista en Italia.

El Pontífice Clemente VII se salvó de morir al refugiarse en el castillo Sant´Angelo, pero 147 de sus guardias suizos murieron en su defensa, mostrando al mundo el valor y la fidelidad de los suizos para con el Papa.

En febrero de 2015, el nuevo comandante de la Guardia Suiza, Christoph Graf (54), dijo al diario italiano Il Giornale que ante la amenaza de los terroristas del Estado Islámico “estamos listos para intervenir”.

Graf, casado y con dos hijos, dijo que ante las amenazas de los extremistas musulmanes en Medio Oriente –que han señalado que ahora quieren “ir por Roma”–, “hemos pedido a los guardias estar más atentos, observar bien el movimiento de las personas”.

“Estamos listos para intervenir. Nuestra tarea es la seguridad y estamos bien organizados como los gendarmes. Estamos listos si sucede cualquier cosa”, dijo.

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Palabras del Papa Francisco a la Guardia Suiza: 

“Sé que su servicio es muy intenso. Cuando hay tareas adicionales podemos siempre contar con la Guardia Suiza. Lo sé. Se los agradezco con afecto y expreso mi gran aprecio por todo lo que hacen por la Iglesia y por mí como Sucesor de Pedro. Sobre todo les doy las gracias por sus oraciones. ¡No se olviden! También rezo por ustedes y por sus parientes, y les confío a la intercesión de sus patronos, San Martín, San Sebastián y San Nicolás de Flüe”.

23 01, 2016

Requisitos para pertenecer a la Real Asociación de Hidalgos de España

Por |2020-11-13T03:40:27+01:00sábado, enero 23, 2016|

Artículo de fecha 09-01-2016 de D. José Manuel Huidobro 

Caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España. Máster en Derecho Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED). Autor de 55 libros y más de 700 artículos.

 Requisitos para pertenecer a la Real Asociación de Hidalgos de España

La pertenencia a la Real Asociación deHidalgos de España (RAHE) puede ser como Noble Inscrito o como Noble Asociado. La diferencia entre una y otra modalidad radica en los derechos inherentes a la condición, ya que los nobles asociados, al abonar una cuota, tienen una serie de derechos de los que carecen los solo inscritos, que no la abonan. Desde el propio nacimiento se puede figurar como noble.

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En el Padrón de Nobles de España, que realiza la RAHE, podrá figurar cualquier persona, de nacionalidad española, que lo solicite, presentando las pruebas de nobleza y siguiendo el trámite de aprobación establecido para los nobles asociados en sus Estatutos. En estos casos, podrán establecerse acuerdos de convalidación de la prueba nobiliaria con otras corporaciones que garanticen el rigor en la revisión de dicha prueba y en la aplicación de la legislación y jurisprudencia nobiliaria, y en particular con aquellas a las que les es aplicable la Real Pragmática de Felipe IV, de 10 de febrero de 1623. También podrán ser inscritas como nobles aquellas personas que no siendo de nacionalidad española ostenten, con todos los requerimientos legales, un Título de Reino de España.

https://youtu.be/UwraneKvx3w

  Para pertenecer a la Real Asociación de Hidalgos de España, el solicitante deberá probar su condición de noble, según lo establecido en los Estatutos y que se ajustará en todo a lo establecido en la legislación, doctrina y jurisprudencia nobiliaria española.

 La Real Asociación de Hidalgos de España distingue los dos tipos de nobleza:

 La nobleza de sangre o hidalguía: es aquella que se tiene por el hecho de haber nacido de padre hidalgo con capacidad para trasmitir esta condición a sus hijos. Las esposas de los hidalgos poseen la condición de hidalgas.

 La nobleza de privilegio: es la que emana de la voluntad del Soberano. Esta nobleza puede ser otorgada a una persona en particular o de forma genérica a los miembros de una Orden o Institución, civil o militar. Este privilegio puede otorgar nobleza personal, hereditaria, o con las condiciones y limitaciones que el Soberano determine. En cualquier caso, la nobleza de privilegio estará otorgada de forma explícita y, si es genérica, recogida en la legislación y aplicada en la jurisprudencia nobiliaria.

Los Títulos del Reino llevan anejo el privilegio de nobleza transmisible, por línea de varón, para aquellos poseedores del Título que no fuesen nobles por nacimiento.

 La posesión de la nobleza de privilegio durante tres generaciones consecutivas, por línea de varón, da origen a la nobleza de sangre.norma básica del derecho nobiliario español únicamente se aceptarán las excepciones que hayan sido reconocidas y aceptadas en sentencia firme por los Tribunales competentes en materia de posesión y propiedad de la nobleza.

Diploma de ingreso en la RAHE de Lucía Huidobro (2014)

Diploma de ingreso en la RAHE de Lucía Huidobro (2014)

La nobleza de sangre habrá de probarse mediante tres actos positivos de nobleza en antepasados o colaterales de estos, por el linaje de varonía, del solicitante a ingreso en la Asociación. Ante esta

 En el caso de presentar una Carta Ejecutoria o Real Provisión de Hidalguía dictada por las Chancillerías castellanas o Documentos de valor similar de los Organismos judiciales de los otros Reinos, Condados y Señoríos de España, basta con esta prueba que será calificada como plena.

 Solicitud de ingreso como noble asociado

 Solicitud de ingreso como noble inscrito

 

Publicado en el blog «Hidalgos en la Historia» cuyo blogmaster es D. J. Manuel Huidobro

 http://hidalgosenlahistoria.blogspot.com.es/

22 01, 2016

D. FERNANDO DE ARTACHO, PRESIDENTE DE LA ACADEMIA ANDALUZA DE LA HISTORIA, CONDECORADO CON LA ORDEN DE ISABEL LA CATÓLICA.

Por |2020-11-13T03:40:27+01:00viernes, enero 22, 2016|

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D. FERNANDO DE ARTACHO, PRESIDENTE DE LA ACADEMIA ANDALUZA DE LA HISTORIA, CONDECORADO CON LA ORDEN DE ISABEL LA CATÓLICA. 

En la mañana del martes 19 de enero de 2016, al presidente de la Academia Andaluza de la Historia, Excmo. Sr. D. Fernando de Artacho Pérez-Blázquez, le fue impuesta la Cruz de Oficial de la Real y Americana Orden de Isabel la Católica, en un acto celebrado en el palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, en Madrid, que estuvo presidido por el Sr. Subsecretario del Ministerio, quien hizo entrega de la condecoración, en nombre de S. M. el Rey D. Felipe VI.

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D. Fernando de Artacho, doctor en Historia Moderna y licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla, lleva toda su vida dedicado a la investigación histórica y a la divulgación de sus importantes hallazgos mediante la publicación de numerosos trabajos científicos, en forma de libros, artículos, etc., siendo también un reconocido autor de novelas históricas y promotor de iniciativas culturales. Su dedicación al conocimiento y difusión de la Historia de España y sus meritorios trabajos para instituciones del Estado le han hecho acreedor de esta distinguidísima y ya bicentenaria Orden, cuyo lema es «A la lealtad acrisolada». Ya S. M. D. Juan Carlos I le había concedido, hace un par de años, la Orden del Mérito Civil.

Video:

https://www.facebook.com/455999327754626/videos/1033421393345747/

 

21 01, 2016

Quién es quién en el Consejo de Gobierno del Gran Priorato de España de la Orden Militar de San Lázaro de Jesusalén

Por |2020-11-13T03:40:28+01:00jueves, enero 21, 2016|

Armas del Gran Priorato de España de la Orden de San Lázaro

Publicado en la Revista ATAVIS ET ARMIS del Gran Priorato de España de la Orden Militar de San Lázaro de Jesusalén, en sus páginas 3 a la 9 del número de nº 35  de Enero de 2015

11p

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