Origen y evolución del castellano. La Real Academia Española; por J.M. Huidobro
Artículo de fecha 22-12-2015 de D. José Manuel Huidobro
Caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España. Máster en Derecho Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED). Autor de 55 libros y más de 700 artículos.
Origen y evolución del castellano. La Real Academia Española
La base del idioma español es el latín vulgar, que se impuso a las lenguas ibéricas.
El momento decisivo de la unificación y fijación del castellano llega en el reinado de Alfonso X el Sabio. Las obras literarias y científicas concebidas en su corte eran de carácter culto, pero en lugar de ser difundidas en latín, se difundieron en castellano.
El español, como el resto de lenguas romances, es la continuación moderna del latín hablado (latín vulgar), desde el siglo III a. C. y que, tras la desmembración del Imperio Romano, fue divergiendo entre las distintas provincias del antiguo Imperio, dando lugar mediante una lenta evolución a las distintas lenguas neolatinas. Merced a su propagación por América, el español es, con diferencia, la lengua neolatina que ha logrado la mayor difusión.
La primera noticia que se tiene de la existencia de un dialecto castellano corresponde al siglo X. Era al principio sólo el dialecto que se hablaba en unos valles al nordeste de Burgos, lindantes con la región cantábrica y vasca. Los textos más antiguos que se conocen en español son las Glosas Silenses y las Emilianenses, que se conservan en el Monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla (La Rioja), localidad considerada centro medieval de cultura.
El primer paso para convertir el castellano en la lengua oficial del reino de Castilla y León lo dio en el siglo XIII Alfonso X, que mandó componer en romance, y no en latín, las grandes obras históricas, astronómicas y legales. El castellano medieval desarrolló una serie de fonemas que hoy han desaparecido.
Desde el punto de vista gramatical ya habían desaparecido las declinaciones del latín y eran las preposiciones las que señalaban la función de las palabras en la oración. Los adjetivos posesivos iban precedidos de artículo.
Del mapa lingüístico medieval ibérico surgieron variedades lingüísticas que algunas se convirtieron en lenguas y otras, con el paso del tiempo, se transformaron en dialectos de alguna de ellas
El hecho de utilizar el castellano como lengua culta (el castellano del siglo XII ya era la lengua de los documentos notariales y de la Biblia que mandó traducir Alfonso X.), en lugar del latín, llevaba consigo un enriquecimiento en el vocabulario y en los medios para expresarse. A partir de aquí el castellano ya era un instrumento útil de expresividad como lo demuestran los dos siglos posteriores y una obra cumbre: La Celestina (1499). Por ésta misma época (toma de Granada por los Reyes Católicos y descubrimiento de América), Antonio de Nebrija había escrito ya la primera gramática del castellano (1492) que establece una normativa a seguir.
En los siglos posteriores, en Francia, Italia e Inglaterra se editaban gramáticas y diccionarios para aprender español, que fue la lengua diplomática hasta la primera mitad del siglo XVIII. En esta etapa de la lengua se llegó al esplendor literario que representan los autores del siglo de oro. El léxico incorpora palabras originarias de tantas lenguas como contactos políticos tenía el imperio. Del italiano entran en el español desde el siglo XV al XVII los nombres de la métrica y preceptiva literaria.
Por estos años también se toma español como sinónimo de castellano. Y, en efecto, fueron muchos los escritores no españoles que utilizaron el español en sus obras. En el siglo XVI y siguiente se produce una de las cumbres literarias del español. Son los años de los grandes clásicos: Garcilaso de la Vega, San Juan de la Cruz, Cervantes, Lope de Vega, Góngora y Quevedo. Aparecen obras con El Lazarillo de Tormes, La Celestina, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, etc.
El Lazarillo de Tormes, novela picaresca, aparecida en 1554, en una España sumergida en literatura
El español contemporáneo
En el año 1713 se fundó la Real Academia Española por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena. Felipe V aprobó su constitución el 3 de octubre de 1714 y la colocó bajo su «amparo y Real Protección».. Su primera tarea fue la de fijar el idioma y sancionar los cambios que de su idioma habían hecho los hablantes a lo largo de los siglos. En esta época se había terminado el cambio fonético y morfológico y el sistema verbal de tiempos simples y compuestos era el mismo que ha estado vigente hasta la primera mitad del siglo XX.
El propósito de la RAE fue el de «fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza». Se representó tal finalidad con un emblema formado por un crisol al fuego con la leyenda Limpia, fija y da esplendor, obediente al propósito enunciado de combatir cuanto alterara la elegancia y pureza del idioma, y de fijarlo en el estado de plenitud alcanzado en el siglo XVI. La institución ha ido adaptando sus funciones a los tiempos que le ha tocado vivir. Actualmente, y según lo establecido por el artículo primero de sus Estatutos, la Academia «tiene como misión principal velar porque los cambios que experimente la Lengua Española en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico».
Hoy, en el mundo hay unos siete mil lenguas, subdivididas en muchísimos dialectos o formas locales de los idiomas, aunque solo unos 20 son los que dominan en cientos de paises, siendo la lengua española hablada en más de 30 países, por unos 450 o 500 millones de personas, con sus particularidades en cada uno, y, junto con el Inglés, es la lengua más utilizada para la comunicación entre las personas de distintos países.
El español es, por número de hablantes, como primera o segunda lengua, la segunda del mundo, por detrás del chino y por delante del inglés. Pese a ser una lengua hablada en zonas tan distantes, existe una cierta uniformidad en el nivel culto del idioma que permite a las gentes de uno u otro lado del Atlántico entenderse con relativa facilidad. Las mayores diferencias son de carácter suprasegmental, es decir, la variada entonación, fruto al parecer de los diversos substratos lingüísticos que existen en los países de habla hispánica.
Nota. A diferencia de otras academias, la de la Lengua (RAE) no lleva apelativo alguno, por ser la primera constituida, algo que no sucede con las demás.
Publicado en el blog «Hidalgos en la Historia» cuyo blogmaster es D. J. Manuel Huidobro