Plaza Mayor n° 6, Soria, España

Archivos diarios: 30 agosto, 2015

30 08, 2015

«Rocroi, el último tercio». Obra de D. Augusto Ferrer Dalmau, catalán universal.

Por |2020-11-13T03:41:40+01:00domingo, agosto 30, 2015|

El pintor: Agusto Ferrer-Dalmau

El pintor: Augusto Ferrer-Dalmau

Augusto Ferrer Dalmau, catalán universal.

   Un  hombre decente, español, patriota, y un enorme artista que ha recuperado nuestra Historia militar del olvido.

   Pérez-Reverte se refiere a él como pintor de batallas. El propio Ferrer-Dalmau se define como un «idealista irresponsable que se mueve por pasión». Dice que a todas horas le asiste la soledad infinita del artista. Escucha música melódica mientras pinta. Ha sido galardonado con numerosos premios por sus obras. Como los soldados que dibuja en sus batallas, es buen amigo de los suyos, y el «peor enemigo»… Le encantan los colores tierra y le gustaría ser recordado como «un catalán orgulloso de ser español».

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   La obra de Ferrer-Dalmau se centra en dos temáticas principales: el paisaje y el ejército. La temática militar, centrada esencialmente en el s.XIX y comienzos del XX, va indisolublemente unida al caballo. Quizás ahí radica la fuerza de la pintura de Augusto Ferrer-Dalmau, una pintura que oscila desde el movimiento y la fuerza de una carga de la caballería, hasta el sosiego y la paz de unos exploradores en la cima de una colina.

   El pintor catalán afincado en Valladolid cree que la ignorancia de la historia militar de España es una de las razones de la falta de patriotismo

   «La patria es de todos, no de partidos políticos», ha considerado el pintor catalán Augusto Ferrer-Dalmau, quien ha admitido sentir «rabia» cuando adjudican la bandera española a un partido. El artista especializado desde hace años en temática histórico-militar ha inaugurado en Valladolid la exposición «Ferrer-Dalmau. Soldados de España en la Historia», que reúne 32 lienzos, la mayoría de ellos pertenecientes a colecciones privadas, a través de los cuales el artista traza un recorrido por las páginas de nuestra historia a través de las vivencias de soldados españoles.

   El pintor quiere aportar así su pequeño granito de arena para que el público general conozca la historia de España, y en concreto, la historia del ejército español, respecto a las que, ha considerado que «hay mucha ignorancia».

   Ferrer-Dalmau: «La patria es de todos, no de partidos políticos» – ABC.es (http://www.abc.es/local-castilla-leon/20130620/abci-ferrer-dalmau-patria-todos-201306201434.html)

Rocroi, el último tercio

   Rocroi, el último tercio es un cuadro al óleo sobre lienzo pintado en 2011 por el artista español Augusto Ferrer-Dalmau.

Batalla de Rocroi de D. Augusto Ferrer-Dalmau

Batalla de Rocroi de D. Augusto Ferrer-Dalmau

   La obra retrata los últimos momentos de la batalla de Rocroi, librada dentro del contexto de la Guerra de los Treinta Años el 19 de mayo de 1643 en las cercanías de Rocroi, al norte de Francia, en la que las tropas francesas comandadas por el duque de Enghien derrotaron al ejército imperial español bajo mando del portugués Francisco de Melo. La pintura representa al último tercio español superviviente mientras espera la acometida de la artillería y los caballeros franceses que habían hecho huir o aniquilado al resto del ejército español.

   Con un formato apaisado de 170 × 100 cm, este cuadro de estilo realista del pintor barcelonés Augusto Ferrer-Dalmau se enmarca dentro de la tradición de la pintura de historia española y evidencia clara influencia de una obra maestra de la pintura coetánea a la batalla como La rendición de Breda, de Diego Velázquez, y del cuadro del artista inglés William Barnes Wollen (1857-1936) que recrea la aniquilación de un ejército británico en la batalla de Gandamak.

   Con una técnica meticulosa y numerosos detalles que enriquecen el retrato histórico y militar, Rocroi, el último tercio es un cuadro que se caracteriza por presentar unos soldados de gesto y postura gallarda y valiente, con unos rostros en los que se dibuja tanto la resignación a la derrota como el deseo de conservar intacto un honor que se habían ganado en siglo y medio de victorias sobre sus enemigos. Esta derrota se considera el principio del fin de la hegemonía militar española en el continente europeo y por ello el cuadro está tamizado de un tono crepuscular acorde con el momento histórico. 

El artista realizando los últimos retoques

El artista realizando los últimos retoques

 Exposiciones 

   El cuadro fue presentado por primera vez en el Palacio de Capitanía de Madrid el 6 de octubre del 2011 y desde entonces se ha expuesto en el Museo de la Diputación de Pontevedra, en el Palacio de la Capitanía General de Canarias en Santa Cruz de Tenerife,  en el Palacio Militar de Las Palmas de Gran Canaria y en el palacio Real de Valladolid, donde hay una sala dedicada al cuadro con una reproducción en tamaño original y los bocetos del mismo, llamada Sala de los Tercios Españoles.

 

   En palabras del escritor y miembro de la Real Academia Española, Arturo Pérez-Reverte:

Arturo Pérez Reverte

Arturo Pérez Reverte

   «El cuadro es soberbio, como digo. O me lo parece. Retrata a la pobre y dura España de toda la vida

[…]; el desordenado palilleo de picas que eriza la formación, tan diferente a las victoriosas lanzas que pintó Velázquez […]. Y sobre todo, la expresión de los soldados que miran al enemigo-espectador con rencor homicida».

    «Mete un perro en el cuadro, sugerí más tarde, cuando el artista me mostró los primeros bocetos: uno que, como sus amos, se mantenga erguido esperando el final. Un chucho español flaco, pulgoso, bastardo, que siguió a los soldados por los campos de batalla y que ahora, acogido también al último cuadro, abandonado por su patria y sin otro amparo que sus colmillos, sus redaños y los viejos camaradas, espera resignado el final. Y píntalo tan desafiante y cansado como ellos. 

Detalle

Detalle

    A Ferrer-Dalmau le gustó la idea. Y ahora he visto el cuadro acabado, y el perro está ahí, en el centro, entre un veterano de barba gris y un joven tambor de trece o catorce años que el artista ha pintado rubio porque, naturalmente, es hijo de madre holandesa y de medio tercio. En el lienzo no figura el nombre del perro; pero Ferrer-Dalmau y yo sabemos que se llama Canelo y es un cruce de podenco y galgo español de hocico largo y melancólico, firme sobre sus cuatro patas, arrimado a sus amos mientras mira las formaciones enemigas que se acercan entre el humo de la pólvora, dispuestas al ataque final. Vuelto a los franceses como diciéndose a sí mismo: hasta aquí hemos llegado, colega. Es hora de vender caro, a ladridos y dentelladas, el zurcido pellejo. El cuadro es soberbio, como digo. O me lo parece.

   Retrata a la pobre y dura España de toda la vida: el soldado ciego con una espada en la mano, al que un compañero mantiene de pie y vuelto hacia el enemigo; los que rematan sañudos a los franceses moribundos; el tranquilo arcabucero que sopla la mecha para el último disparo; el desordenado palilleo de picas que eriza la formación, tan diferente a las victoriosas lanzas que pintó Velázquez. Y sobre todo, la expresión de los soldados que miran al enemigo-espectador con rencor asesino. Acércate, parecen decir. Si tienes huevos. Ven a que te raje, cabrón, mientras nos vamos juntos al infierno. Realmente da miedo acercarse a esos hombres; y uno entiende que les ofrecieran rendirse con honor antes que pagar el precio por exterminarlos uno a uno. Son tan auténticos como el buen Canelo: españoles desesperados, tirados como perros, olvidados de Dios y de su rey. Y pese a todo, arrogantes hasta el final, fieles a su reputación, temibles hasta en la derrota. Peligrosos y homicidas como la madre que nos parió.”

(Extraído de «El perro de Rocroi» por Arturo Pérez-Reverte). La descripción que hace Arturo es formidable. 

30 08, 2015

IX Coloquio Internacional de Genealogía. Madrid 21-24 Octubre 2015

Por |2020-11-13T03:41:43+01:00domingo, agosto 30, 2015|

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IX Coloquio Internacional de Genealogía

   Entre el 21 y el 24 de octubre de 2015 tendrá lugar en Madrid, en las instalaciones del Colegio Mayor Universitario San Pablo CEU, el IX Coloquio Internacional de Genealogía. Organizado por la Academie Internationale de Genealogie, en colaboración con la Real Asociación de Hidalgos de España, el Instituto Español de Estudios Nobiliarios y el Istituto Araldico Genealogico Italiano (IAGI), en esta edición el coloquio llevará por título “La pequeña y gran Historia Familiar a través de la Genealogía”.

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   En dicho coloquio participaran las mayores autoridades en la materia, tanto nacionales como internacionales.

   Entre los expertos nacionales cabe destacar a Faustino Menéndez Pidal (Director Honorario de la Real Academia de la Historia), Jaime de Salazar y Acha (antiguo Director de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía), Luis Valero de Bernabé y Martin de Eugenio, Ernesto Fernández-Xesta y Vázquez, Eduardo Pardo de Guevara y Valdés y Carlos Acuña y Rubio.

   Entre los internacionales señalar a Pier Felice degli Uberti (Presidente de la Confédération Internationale de Généalogie et d’Héraldique), Michel Teillard d’Eyry (Presidente de la Académie internationale de généalogie) y a Salvatore Olivari de la Moneda.

   Formulario de inscripción (plazo de inscripción hasta el 18 de septiembre de 2015, asistencia gratuita a las jornadas):
https://dl.dropboxusercontent.com/u/8409531/aig_2015.pdf

Programa de las conferencias:
http://www.cigh.info/programme-1.html

  Así mismo, en las mismas fechas y localización, tendrá lugar el I Coloquio Internacional sobre la Nobleza, en memoria de Don Vicente de Cadenas y Vicent (2005-2015), con la participación de destacados conferenciantes. Para más información sobre el mismo:

http://www.cigh.info/informations-2.html

30 08, 2015

EL DÍA D. La increíble vida de Manuel Otero, el único español que murió en el desembarco de Normandía

Por |2020-11-13T03:41:44+01:00domingo, agosto 30, 2015|

D. Alfredo López Ares, colaborador de este blog de la Casa Troncal de Los Doce Linajes, nos remite este interesante artículo para su publicación.

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EL DÍA D. La increíble vida de Manuel Otero, el único español que murió en el desembarco de Normandía

EUROPA PRESSABC_ES / MADRID

Día 06/06/2014 –

Tras sobrevivir a la Guerra Civil, emigró a EE.UU. y se alistó voluntario en el Ejercitó americano. Tres días después Japón bombardeó Pearl Harbour.

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ABC

Fotografía histórica del desembarco de Normandía

   Manuel Otero Martínez, nacido en Serra de Outes (La Coruña) el 29 de abril de 1916, es el único español fallecido hace 70 años en el desembarco de Normandía, una de las operaciones militares más significativas de la Segunda Guerra Mundial. Su historia permaneció oculta durante todo este tiempo hasta que hace ocho meses, una sobrina suya se puso en contacto con el Museo Militar de La Coruña solicitando información sobre su tío. Así empezó una investigación que ha relatado a Europa Press uno de sus impulsores, Manuel Arenas, presidente de la Asociación de Amigos del Museo Militar de La Coruña y la Asociación Histórico Cultural «The Royal Green Jackets».

   «Cuando recibimos la llamada, lo primero que pensamos es que sería alguien de la División Azul o de ‘La Nueve‘ (División francesa que integró a 150 republicanos españoles, también conocida como la División Leclerc). Pero cuando nos dijo que su tío era del ejército americano y que había fallecido en la playa de Omaha, me quedé a cuadros», recuerda Arenas.

   La vida del único español fallecido en Normandía es una vida marcada por la guerra y el infortunio. Cuando Manuel Otero apenas tenía 20 años, estalló la Guerra Civil española y a él le sorprendió el alzamiento en el Puerto de Santander, donde trabajaba como mecánico de la marina mercante. Como a tantos otros españoles, simplemente le tocó un bando, en su caso el republicano. Su familia, en Galicia, permaneció en zona nacional. Sobrevivió a los años de guerra y participó en batallas clave como la de Brunete (Madrid). Finalmente cayó prisionero y fue encarcelado en Barcelona.

   Su familia movió sus influencias en el bando vencedor y lograron sacarle de prisión. Pero al volver, la guerra había cambiado al pueblo y él nunca dejó de estar señalado por algunos vecinos. Por ello decidió empezar una vida nueva y cruzar el Océano Atlántico para hacer las américas, al igual que tantos emigrantes gallegos. En su caso fue a Estados Unidos y fijó su residencia en Nueva York.

Cartas a su madre

   Así lo atestiguan los diarios que iba escribiendo su madre a partir de las cartas que recibía de su hijo emigrante en Estados Unidos. Había logrado establecer un negocio en Nueva York y empezaba a hacer dinero. Había abandonado la convulsa Europa huyendo de las guerras y comenzaba a vivir el sueño americano.

   Pero Manuel Otero tomó una decisión que a la postre significaría su final: para conseguir la nacionalidad estadounidense, se alistó de forma voluntaria en el Ejército. Con apenas seis meses de estancia, lograba ser ciudadano americano. La mala suerte se volvió a cruzar en la vida de este gallego cuando tan sólo tres días después Japón perpetró el bombardeo sobre Pearl Harbour, que provocó que Estados Unidos entrase en la Segunda Guerra Mundial junto al bando aliado. Era el año 1941.

   «Estuvo un año haciendo los entrenamientos de desembarco»

   Manuel Otero fue enviado de los campamentos de instrucción de Estados Unidos a Europa. «Prácticamente estuvo un año haciendo todos los entrenamientos del desembarco, que era una operación secreta», relata Arenas. Desembarcó en la Big Red One, una División de infantería, concretamente fue encuadrado en el 16 Regimiento de Infantería destinado a desembarcar en la Playa de Omaha, en el sector G. Había varios sectores uno de ellos era el ‘Doc Green’, celebre por la película ‘Salvar al soldado Ryan‘. El único español en esos momentos se encontraba en el otro extremo de la playa.

   Fue de los primeros que embarcaron, en torno a las 6 de la mañana y como en la oscarizada película de Steven Spielberg, Manuel Otero también llegó a bordo de una barcaza. La marea estaba muy baja en ese momento y era mucha la distancia a recorrer hasta el primer refugio. A diferencia de otras playas, el mariscal alemán Erwin Rommel había provisto buenas defensas en Omaha. Había minas, obstáculos, gran cantidad de bunkers… La unidad de Otero fue diezmada prácticamente entre el 60 y el 70 por ciento sólo en la arena de esa playa, entre ellos el propio Otero.

Medalla con la Cruz Púrpura

   Su familia ha custodiado en silencio durante 70 años todos los recuerdos de Manuel Otero, como los documentos que acreditan la concesión de la Medalla con la Cruz Púrpura, que tiene su única hermana viva residente en Como (Italia).

   Los historiadores han encontrado su hoja de reclutamiento en los archivos de EE.UU.

   También en su pueblo natal, en la Sierra de Outes, sus familiares guardan el arcón en el que mandaron el féretro con sus restos mortales. Fue el hallazgo de este arcón en perfectas condiciones lo que convenció a Arenas y a otros dos socios de la Asociación Histórico Cultural «The Royal Green Jackets», que fueron a verlo personalmente. También les mostraron la tumba en la que figura la fecha de su muerte: 6 de junio de 1944. Conocido por la Historia como ‘El día D’.

   «Encontramos un arcón de madera recubierto forrado de cinc con las típicas letras americanas de molde. Ponía en inglés el nombre Manuel Otero y el número de serie que es como la matrícula del soldado, dónde dice la Unidad, el Regimiento, el Batallón… es lo que llevan en las placas en el cuello. Ponía también la dirección de Serra de Outes y el nombre de su padre como destinatario», cuenta Arenas. A partir del número de serie, los historiadores de la asociación miraron archivos americanos y encontraron la hoja de reclutamiento de Otero y desarrollaron toda la investigación.

   En torno al entierro definitivo en Galicia se produjo otro hecho insólito. Tras su muerte fue enterrado en el cementerio de San Lorenzo en Normandía, junto a otros 6.000 soldados. Pero el padre de Manuel Otero comenzó a hacer gestiones con la embajada y el consulado americano en Galicia para recuperar los restos de su hijo. Pasaron varios años hasta que se produjo el traslado y pudo ser enterrado en el cementerio de la parroquia de Outes.

Bajo la bandera estadounidense

   Lo paradójico es que el párroco, en el certificado de defunción, cita un posdata donde dice que «ha sido enterrado por soldados del Ejército norteamericano con todos los honores. Fecha: 18 de septiembre de 1948». «¿En esa época Franco permitiría venir a soldados de uniforme para hacer el entierro?», se pregunta Arenas, quien advierte de que no hay rastro del suceso en la prensa de la época.

   Sin embargo, el propio Arenas narra que una mujer del pueblo que cuando sucedió aquello apenas tenía 9 años dice recordar aquel entierro y especialmente como a la persona fallecida se le dio sepultura con una bandera roja y blanca que ella no conocía además de unos militares que hablaban de una forma extraña y que acompañaban el féretro. «Es decir, que compañeros suyos debieron venir al entierro de La Coruña», apostilla Arenas.

   «Es un personaje olvidado durante 70 años y su historia merece que sea conocida en toda España. Tuvo mala suerte en todos los sentidos, era un joven que tenía el sueño de prosperar, el sueño del emigrante gallego. Es el único gallego y el único español. Miramos todos los listados de fallecidos del Ejército americano y había puertoriqueños o mexicanos, pero el único que figura como español era Manuel Otero y murió un día como hoy hace 70 años», zanja Arenas.

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