La Academia de Letras e Artes de Portugal, presenta el libro «Em caso de Guerra»
ACADEMIA DE LETRAS E ARTES DE PORTUGAL
INVITACIÓN
El 26 de febrero, a las 18:30 horas, el Presidente de A.L.A., el profesor António de Sousa Lara, presentará en la Librería Ferin en Lisboa, el libro «Em caso de guerra» una obra colectiva coordinación y seguimiento en la trilogía de libros «Urban Chaos» (2012 ), «La crisis y el futuro» (2013 ) y » Crisis, Estado y Seguridad » (2014 ) .
Para reflexionar sobre la pregunta: «¿La historia se repite «, El coordinador está acompañado por un equipo de académicos, nivel y profesiones multifacéticas para pensar juntos el tema de la guerra. El conjunto refleja una vez más la dirección de la Escuela une a todos.
Los otros autores son: Artur Santos Mesquita, Andreia Soares y Castro, Carlos Carreira, Dmytro Sydorenko, José Antunes Fernandes, Pedro Ferreira da Silva, Rachel Patrick, Ricardo de Moraes y Soares, Sandra Maria Rodrigues Globo, Teresa de Almeida e Silva, Victor Marques.
Refranes de hidalgos
Artículo de fecha 30-01-2015 de D. José Manuel Huidobro
Caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España. Máster en Derecho Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED). Autor de 55 libros y más de 700 artículos.
Desde la Baja Edad Media hasta finales del siglo XVIII, los hidalgos tuvieron una relevante presencia social por haber sido muy numerosos (ver entrada: Censo de Hidalgos en 1787), sobre todo el en Norte de España. Con la abolición definitiva del régimen señorial (Ley de 26 de agosto de 1837) y la desaparición de los últimos privilegios de la nobleza, los hidalgos pasaron a convertirse en simples ciudadanos con los mismos deberes y derechos que el resto. Los hidalgos perdieron gran parte de su relevancia social y la hidalguía pasó a constituir un motivo de orgullo personal y comportamiento de vida.
Existen muchos tópicos acerca de los hidalgos, no todos ellos ciertos, como ya se irá viendo en las entradas de este blog, puesto que muchos de ellos fueron destacados militares, políticos, descubridores, conquistadores, marinos, arquitectos, científicos, inventores, ingenieros, escritores, cosmógrafos, etc. desterrando así el mito de que no trabajaban y vivían ociosamente. Algunos, si disponían de rentas suficientes, no lo hacían, fuesen o no hidalgos, pero la mayor parte tenía que trabajar para ganarse el sustento diario.
Todo esto ha dado lugar a una serie de entradas en el refranero español que, en general, responden (según la obra “Escuderos e hidalgos en los refranes españoles”, de Juan José Álvarez Díaz) a las siguientes características:
a) Se refieren, siempre, a aquellos que no tienen más título, ni mayor consideración que la de simples hidalgos.
b) Aún subrayando, en algunos casos, su nobleza, los muestran como parte del común.
c) Utilizan la caricatura y, en conjunto, aportan casi todos los elementos que conforman el estereotipo de hidalgo: pobre y de aldea, orgulloso de su linaje, piadoso y apegado a sus valores, celoso de que se le guarde la consideración a la que tiene derecho.
d) La mayoría de estos refranes son anteriores al siglo XVII
e) Muchos aluden a su pobreza y algunos a su nobleza y valores
f) Un parte significativa de ellos rezuman ironía y afán de ridiculizar
Se expone a continuación una serie de refranes referidos a hidalgos:
- A hidalgo rico, bien le está el capillo roto
- A lo que deba el hidalgo, échale un galgo
- A un pobre hidalgo, tres cofradías y un galgo
- Árboles buenos, y buenos hidalgos, muy escasos
- Bien de escudos y blasones pero mal de pantalones
- Bien va el hidalgo adinerado, tuerto o remendado
- Cada uno en lo que se cría y la buena crianza en la hidalguía
- Comida de hidalgos, poca y manteles albos
- Cuando Adán cavaba y Eva hilaba, la hidalguía ¿dónde estaba?
- Cuando el hidalgo nace, al villano no le place, y mientras vive le persigue, y si se muere no le duele
- El beber es hidalgo, y el comer es villano
- El gavilán noble, y de la nobleza la hidalguía
- El hidalgo, antes roto que remendado
- El hidalgo de Fuenlabrada, que vendió el caballo, para comprarle cebada
- El hidalgo de Guadalajara, lo que dice a la noche, no cumple a la mañana
- El hidalgo y el galgo y el talegón de la sal, cabe al fuego los buscad
- En la casa del hidalgo ruin, ningún oro y mucho orín
- En la mesa del hidalgo, pan corto y manteles largos
- Ese es hidalgo que tiene algo; porque el que no tiene nada, tiene la hidalguía cagada
- Gran hidalguía y la despensa vacía
- Guárdeos Dios de pobre hidalgo y de rico villano
- Hidalgo como el rey, dinero no tanto
- Hidalgo de aldea, la pobreza allá le lleva
- Hidalgo de aldea, ni paga ni niega
- Hidalgo de gotera, el hambre por dentro y los codos por fuera
- Hidalgo de pez, bautizado en canasta
- Hidalgo empadronado, o quedará pechero o quedará arruinado
- Hidalgo en aldea, cuando almuerza, no come; y cuando come, no cena
- Hidalgo en aldea, gallo en corraleja
- Hidalgo en aldea, por fuerza ayuna y por costumbre reza
- Hidalgo pelado, castillo desalmenado
- Hidalgo pobre, fantasía de oro y realidad de cobre
- Hidalgo pobre, taza de plata y olla de cobre
- Hidalgo que tiene un galgo, ya tiene algo
- Hidalgo sin galgo, no parece hidalgo
- Hidalgos y galgos, secos y cuellilargos
- Hidalgos y nabos, ralos
- Hidalguía, hambre y fantasía
- Hidalguía pelada, no vale nada
- Humos de hidalguía, cabeza vana y bolsa vacía
- La comida del hidalgo, poca vianda y mantel largo
- La mesa del hidalgo, pan y rábanos, pero en muchos mantel blanco
- Mátenme hidalgos, y no me den vida villanos
- Mucho aparentar y mucha hidalguía y la despensa vacía
- Mucho comer no es barraganía, ni pasar hambre hidalguía
- Negra es la pimienta y cómenla los hidalgos, y blanca es la nieve y písanla los caballos
- Pobre y casi sin pan, pero hidalgo como el gavilán
- Presumir de hidalguía con la bolsa vacía es pura tontería
- Reniego de oficial vestido y de hidalgo desnudo
- Rocín de hidalgo, seco como un galgo
- Es más enamorado que el perro de los hidalgos
- Tres cosas no le faltan al hidalgo pelón: la ejecutoria, el hambre y el don
El Condado de Alcolea del Torote por D. Rafael Portell
Artículo original (Enero 2015) para el Blog de la Casa Troncal de Los Doce Linajes de Soria remitido por D. Rafael Portell Pasamonte, Vicerrector de la Academia de Genealogía, Nobleza y Armas de Alfonso XIII
El Condado de Alcolea del Torote
Es frecuente, y con la actual ley más todavía, que títulos nobiliarios se declaren en situación de vacantes, se cancelen y acaben, finalmente, por suprimirse. También puede ocurrir, el caso contrario, aunque en muy contadas veces, salvo los vizcondados previos que constituyen un caso aparte, que títulos otorgados con la denominación gentilicia de alguna villa, lugar, ciudad o territorio subsistan en la actualidad en pleno vigor y no así el lugar con la denominación con el que fueron concedidos.
Este es el caso del Condado de Alcolea del Torote.
A la altura del punto kilométrico 306 de la carretera N-320, que comienza en La Gineta (Albacete) para acabar en la N-I a la altura de Venturada (Madrid), pasados unos 4 Kms. del pueblo Torrejón del Rey, en la margen izquierda del ostentosamente llamado rio Torote, que en realidad no es más que un arroyo grande, con tanto caudal, que, en la estación estival, se seca totalmente. Su nacimiento está situado entre Matarrubia y Fuentelahiguera de Albatages (Guadalajara) y termina desembocando en el Henares entre Alcalá de Henares y Torrejón de Ardoz (Madrid).
Al llegar al punto citado, abandonando la carretera y a pié nos adentramos por el campo en dirección al río, por un camino, huérfano de hierbas, hecho a base de patearlo los pastores, y el ganado lanar, nos encontraremos, a poco de caminar, unas cuantas piedras dispersas, no muchas. Son los restos que quedan de la otrora importante villa de Alcolea del Torote, también llamada de las Amargas, por unas hierbas que por esos lares crecían que tenían esta particularidad gustativa.
Parece ser que ya en tiempos de la dominación romana, estuvo el lugar habitado, pues, en el año 1974, fueron desenterradas, por un labrador mientras araba en unos campos próximos y en buen estado de conservación, dos estelas funerarias, aunque bien pudiera ser que hubiesen sido trasladadas desde algún otro lugar.
Ya documentado, originariamente fue una fortaleza árabe, ya su nombre “alcolea” lo significa, construida del siglo X, para proteger, en primer lugar, los territorios adyacentes, además de servir de contención y protección de la cercana Guadalajara, distante apenas a 20 Km., de las cada vez más numerosas incursiones cristianas.
Por su situación geográfica, Alcolea, debió de ser amenazada y atacada en numerosas ocasiones, algunas conquistada y abandonada a continuación, pero según las crónicas fue ganada definitivamente para la causa cristiana por Alvar Fañez de Minaya, sobrino que fue de Rodrigo Díaz de Vivar “El Cid Campeador”, poco antes de su conquista de Guadalajara y como paso previo a la misma.
Dicha ocupación debió ocurrir por la misma fecha de la toma de Guadalajara en el año 1086. El estado de la fortaleza debió de quedar bastante dañado.
Aunque no se menciona explícitamente por los historiadores, posteriormente, debió de ser arrasada, juntamente con Madrid, Alcalá de Henares, Talamanca, Guadalajara y otras poblaciones y fortalezas en la gran invasión que efectuaron los almohades durante el reinado de Alfonso VIII, después de la derrota sufrida por este Rey en la batalla de Alarcos en el año 1195.
A finales del siglo XII adquirió independencia geográfica por si misma, al mismo tiempo que empezó a ejercer jurisdicción eclesiástica y jurídica sobre las aldeas de Torrejón de Alcolea, Valdeavero, Ribatejada y Galápagos, estas tres ultimas poblaciones aún existen hoy en dia, y por su aproximación geografica a Alcalá de Henares, Guadalajara y Madrid, han desarrollado muchas y grandes urbanizaciones, con lo que han conseguido un pequeño, pero próspero comercio.
Desde el siglo XIII perteneció, sucesivamente, al monasterio de la Vid, al monasterio de Santa Clara de Guadalajara, y finalmente a los arzobispos de Toledo.
A finales del siglo XVII, Alcolea, ya había quedado despoblada y abandonada y sus casas derribadas.
El diccionario de Madoz dice:
“Alcolea, a orillas del arroyo Torote, lindaba por el norte con Galápagos, por el oeste con Rivatejada y por el este y sur con Torrejón del Rey, en cuyo término municipal se integró tras la desaparición del pueblo y derribo de sus casas en 1836 a excepción de la iglesia, derribada, con autorización del Vicario en 1841. El último vecino fue José Álvarez que se trasladó a Torrejón del Rey donde murió a la edad de 72 años”
Pero ¿por qué desapareció Alcolea del Torote? Las razones no están claras y se han formulado muchas hipótesis y distintas hipótesis, pero la más comúnmente aceptada obedece a razones sanitarias.
La villa estaba literalmente situada en la misma orilla del Torote y cuando este rio fue perdiendo caudal, debido a diversas causas, la escasa cantidad de agua que fluía propiciaba la formación de múltiples charcas y con ellas, al ser aguas estancadas, la aparición de enormes cantidades de mosquitos, que junto a las moscas y los tábanos que convivían con el ganado, hacían muy molesto y desagradable el residir en el lugar, amén de aparecer múltiples enfermedades transmitidas por las picaduras, y, como consecuencia, un número mayor de mortandad. También se apunta con bastanes probabilidades de realidad a una pertinaz epidemia de cólera que causó una gran mortandad.
Poco a poco se fue originando una emigración a terrenos no lejanos y más sanos. En poco tiempo la población entera cambió su residencia a la no distante y mencionada aldea de Torrejón del Rey. En Alcolea, como refiere el diccionario de Madoz, el último edificio en pie fue la iglesia que fue derruida por ser cobijo de forajidos y bandoleros.
Las más nobles piedras fueron usadas en siglo XVIII para construir el Ayuntamiento de Torrejón del Rey.
El condado de Alcolea del Torote fue concedido por el Rey Carlos II por Real cédula de 30 de Agosto de 1697 y Real despacho del 20 de Octubre siguiente, con el Vizcondado previo de Jaraquemada a Jerónimo de Tordesillas Francisco de Tordesillas y Cepeda, I Marqués de San Felices, Regidor de Segovia, Tesorero del Real Alcázar de Segovia, Caballerizo de S. M. el Rey, De los Nobles Linajes de Segovia (1675).
Era hijo de don Rodrigo Antonio de Tordesillas Cepeda y Calderón, Tesorero del Real Alcázar de Segovia y Regidor de la ciudad y de Juana de Brizuela y Gamboa.
Testó en Segovia el 24 de Marzo de 1691 ante el escribano Mateo López de Montalvo. Falleció, sin sucesión, en Segovia en el mes de Marzo de 1691
Actualmente es poseedor de esta merced nobiliaria desde el año 2013, doña Belén Juliá Diez de Rivera, nacida el 23 de Diciembre de 1942 e hija de don Camilo Juliá y de Bacardi, III Marqués Pontificio de Juliá y de doña María de los Dolores Diez de Rivera y Guillamás, Grande de España, Condesa de Almodovar. Doña Belén está casada desde Figueroa y Melgar
Real Asociación de Hidalgos de España. COMISIÓN DE JÓVENES Viaje a Sierra Nevada
COMISIÓN DE JÓVENES
Viaje a Sierra Nevada del 18 al 22 de febrero.
Entre el 18 y el 22 febrero de 2015 se va a realizar un viaje a Sierra Nevada, organizado desde el C.M.U. Marqués de la Ensenada y abierto a todos los jóvenes de la Real Asociación de Hidalgos de España.
El paquete incluye: traslados en autobús privado, pensión completo con comida en pistas, alojamiento 4 noches en apartamentos o hotel a pie de pistas, forfait, alquiler de equipos, opción de clases, seguro de viaje y actividades culturales como visita nocturna a la Alhambra y ruta guiada por la ciudad de Granada, entre otras.
Los precios son:
4 noches + 4 días de esquí con clases: 405,00€ *
4 noches + 4 días de esquí sin clases: 375,00€ *
4 noches + 3 días de esquí con clases: 370,00€ *
4 noches + 3 días de esquí sin clases: 340,00€ *
*Los jóvenes asociados tienen un descuento del 40 % no incluido en el precio indicado.
Información y reservas: pueden ponerse en contacto con Ana Galán o Enrique Romero en el teléfono del Colegio Mayor 915 497 100.
¿Por qué dejó de usarse la Cruz de San Andrés para representar al Reino de España?
Artículo de César Cervera, publicado en ABC
La mayoría de personas identifica esta enseña como el emblema carlista por excelencia, a pesar de que su origen y su significado en muy anterior al surgimiento de este movimiento
La Cruz de San Andrés
Tras el matrimonio de Juana I de Castilla, hija de los Reyes Católicos, y Felipe «el Hermoso», el archiduque de Austria, se adoptó un elemento común para las banderas españolas de la época: la Cruz de Borgoña.
Esta enseña, usada tradicionalmente por la Casa de Borgoña, emplea como elemento central la llamada Cruz de San Andrés, una cruz en forma de aspa (con dos ángulos agudos y dos ángulos obtusos) que representa el martirio de este apóstol. Según una tradición muy antigua, San Andrés fue crucificado en Patrás, capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Lo amarraron a una cruz en forma de X y allí estuvo padeciendo durante tres días, los cuales aprovechó para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban.
Es la más característica de las utilizadas por los tercios españoles
No obstante, desde la llegada de la dinastía de los Austria, que a su vez estaba emparentada con la Casa de Borgoña, la Cruz de San Andrés fue adoptada para identificar a los ejércitos españoles. En tierra, esta bandera ondeó quizá por primera vez como insignia española en la batalla de Pavía en 1525 (aunque las aspas rojas eran lisas, sin nudos, y el ejército de Carlos I era más bien hispano-germano), y es la más característica de las utilizadas por los tercios españoles y regimientos de infantería del Imperio español durante los siglos XVI, XVII, XVIII y comienzos del XIX.
Paulatinamente, salvo ligeras variaciones en sus colores –por ejemplo, Felipe II dispuso que el paño blanco donde se situaba la Cruz de Borgoña se cambiara al color amarillo–, la bandera fue establecida como el símbolo vexilológico por excelencia de España hasta el advenimiento de la Casa de Borbón con Felipe V.
En la Guerra de Sucesión, el bando perdedor, el austracista, había portado esta enseña, y los Borbones veían imperativo sustituir el anterior diseño por otro: las armas reales sobre paño blanco. Sin embargo, el blanco (propio de la Casa de Borbón), también era el paño utilizado en el siglo XVIII por las distintas ramas de los Borbones que reinaban en Francia, Nápoles, Toscana, Parma o Sicilia, además de España, por lo que Carlos III decidió cambiar el pabellón nacional de España, en su génesis solo para la Armada, para diferenciarse mejor de estas otras naciones.
Identificada como bandera carlista
En la actualidad, la Cruz de San Andrés está vinculada casi exclusivamente al movimiento carlista –surgido en el siglo XIX a favor del pretendiente al trono Carlos María Isidro–. Sin embargo, cabe recordar que durante la primera guerra carlista de 1833-1840, la borgoñona aún seguía siendo la bandera del Ejército, o sea, de las fuerzas regulares de Isabel II (el Ejército no adoptó la rojigualda hasta 1843). Por tanto, aunque muchas unidades carlistas emplearon la bandera borgoñesa durante el conflicto, su vinculación como enseña oficial del bando carlista es muy posterior.
El 24 de abril de 1935, coincidiendo con la reorganización del Requeté, se estableció su vigencia, y durante la Guerra Civil Española, distintos regimientos tradicionalistas y requetés carlistas la usaron dentro del bando nacional. Además, a día de hoy, muchas unidades militares mantienen esta enseña en su escudo.