BUGANDA: UN REINO CONSTITUCIONAL DE UGANDA (I).

Por |2020-11-13T03:45:48+01:00domingo, febrero 10, 2013|

Por Francisco M. de las Heras y Borrero, Doctor en Derecho, Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.

PRIMERA PARTE.
Origen – Etapa Colonial – Independencia.
Localización de Buganda dentro de Uganda.
Pasados los primeros momentos de desenfrenados cambios en el proceso independentista de los años 60 del pasado siglo XX, el pueblo africano, como hemos escrito en alguna ocasión, vuelve a mirar con interés a sus instituciones tradicionales en las que ve un puente para, conservando su propia identidad, alcanzar la tan deseada estabilidad política.
Los estados africanos, que mayoritariamente adoptaron la república como forma de gobierno, valoran, no obstante, los aportes de sus reyes y jefes tradicionales, que siguen desempeñando una importantísima función social, amparados en los usos, costumbres y el derecho consuetudinario.
Tradición y modernidad se enlazan de forma íntima y armoniosa dando como resultado la salvaguarda de un inmenso legado cultural acumulado durante siglos, al mismo tiempo que se refuerzan las propias señas de identidad.
Bandera Nacional de Buganda.
Todo un ejemplo para aquellos estados que ahora se afanan en diseñar políticas de cohesión social, que ellos mismos se encargaron previamente de destruir. Habría mucho que discutir sobre quienes son los pueblos “salvajes” y quienes los pueblos “civilizados”.
Incomprensible para algunas mentalidades europeas, ciertos estados africanos, incluso, llegan a reconocer  en sus mismísimas constituciones republicanas la existencia de sus reinos tradicionales, dotados de competencias específicas.
Uno de estos casos lo constituye el Reino de Buganda, reconocido en la vigente Constitución de 1995 de la República de Uganda.
Origen.
Entre los años 1220 y 1500 existió un imperio conocido como Bunyoro-Kitara. Este imperio cubría Buganda, Nkore, Bunyoro, Burundi, Rwanda, Busoga, algunas partes de Acholi y Lango y Bukoba, al oeste de Tanzania. Su sede estaba en Ntuusi, al sudeste de Buganda.
Kabaka Buganda. El Rey Mutebi II vistiendo de guerrero.
Hacía 1500 el imperio de Bunyoro-Kitara se descompone en varios reinos independientes, uno de los cuales fue el Reino de Buganda, forjado por el legendario Rey Kintu, quien sería sucedido por su hijo Chwa Nabakka, siguiéndose toda una serie de “reyes guerreros”, alternándose los periodos de paz y prosperidad con otros de cruentas y encarnizadas disputas con los reinos vecinos.
Etapa Colonial.
Consecuencia de la “revolución industrial” y de la necesidad de expansión de las potencias europeas, se inicia en la segunda mitad del siglo XIX, la “exploración” del continente africano en busca de materias primas con las que alimentar a la incipiente industria europea, a la vez que se abrían nuevas puertas para el mercado del viejo continente. Este hecho cambiaria radicalmente toda la vida y trayectoria de los pueblos africanos.
John Hanning Speke fue uno de los primeros exploradores de Africa del Este.
Y es en este marco de aventuradas expediciones en el que se produce las primeras visitas al Reino de Buganda por parte de exploradores y misioneros, movidos unos por los intercambios económicos y los otros por expandir la Fe de Cristo y contrarrestar la influencia musulmana.
En los territorios que hoy constituyen la República de Uganda, entonces conformados por reinos soberanos e independientes (Bunyoro, Ankole, Buganda, Toro y Bosoga), la primera “visita” europea se produce con la llegada a los contornos del lago Victoria de los exploradores británicos Richard Burton y John Hanning Speke el 3 de agosto de 1858. Tres años y medio más tarde, el 20 de febrero de 1862, fueron recibidos en Kampala por el Rey de Buganda, Muteesa I. Ese mismo año, el explorador Hanning Speke ve realizado su gran sueño cuando los nativos le llevan hasta el mismísimo nacimiento del rio Nilo, en Jinja, que con tanto afán lo habían buscado numerosas expediciones sin resultado positivo.
Nacido a finales de 1830, el hijo más joven de Ssekabaka Suna II de Buganda, Muteesa I solicitó de la Reina Victoria de Inglaterra el envío de misioneros cristianos. Los primeros en llegar, 30 de junio de 1877, fueron misioneros anglicanos, seguidos casi dos años después, 23 de febrero de 1879, por misioneros franceses pertenecientes a la congregación de los Padres Blancos.
Muteesa I fue el Rey de Buganda que escribió a la Reina Victoria solicitando el envío de misioneros y profesores.
Muteesa I fue sucedido por su hijo Daniel Basamula Mawanga II, tristemente famoso por haber ordenado los asesinatos de los primeros ugandeses convertidos al cristianismo, conocidos como los Mártires Cristianos de Uganda, así como del Obispo James Hannington, que gozaba de un gran prestigio entre la población.
Mwanga II, tristemente famoso por haber ordenado la matanza de los primeros cristianos de Uganda.
Los años siguientes se caracterizaron por convulsiones y disputas entre las diversas comunidades religiosas (protestantes, católicos y musulmanes), que terminaron en 1891 con la victoria de los anglicanos, apoyados en la fase final por el Capitán Frederick Lugard, agente de la Imperial Compañía Británica del África del Este (IBEA por sus siglas en inglés). El 19 de junio de 1894, el Gobierno Británico, recogiendo los frutos del trabajo del Capitán Lugard, convierte a Uganda en su Protectorado nombrando un Comisario a tal fin. Acto seguido, en 1898, el sanguinario Mawanga II es depuesto y exiliado a las Islas Seychelles. Le sucede su hijo Daudi Chwa II, que contaba un año de edad.
Liberados de la incómoda presencia de Mwanga II, los británicos firman en 1900 un Convenio, el famoso “Buganda Agreement”, con los tres regentes del Reino de Buganda (Zacharia Kisingiri, Stanislas Mugwanya y Sir Apolo Kaggawa), que actuaban en nombre del niño rey. El Imperio Británico legitimaba jurídicamente de esta forma su presencia en Uganda.
Chwa II, fue coronado Rey de Buganda cuando contaba poco más de un año.  En los años 30 del pasado siglo XX recorrió numerosos países de Europa siendo reiteradamente condecorado.
Ese mismo año de 1900, el 26 de junio, el Gobernador Harry Johnstone firma con el Rey (Omukama) de Toro otro “Agreement”, al igual que sucedería en 1901 con el Reino de Ankole.
El instrumento político justificativo de la presencia británica en Uganda había sido la Conferencia de Berlín, propiciada por el Canciller Bismarck (noviembre 1884 – febrero  1885), y en la que se había acordado el reparto de África (Togo, Camerún y el Suroeste del continente son reconocidos como territorios alemanes; la zona del rio Níger y todo el delta de la región se convierten en protectorado de la Gran Bretaña; a Leopoldo II, Rey de los Belgas, se le reconoce la titularidad del Congo).
Los términos del “Buganda  Agreement” de 1990 fueron negociados durante dos meses y medio, y supuso un cambio radical en las instituciones del reino:
-Las fronteras fueron definidas.
-El Kabaka y sus “jefes” renunciaban a favor de la Reina de Inglaterra toda reclamación del impuesto pagado por las provincias.
-Los ingresos de Buganda se integraban en los ingresos generales recolectados por la administración colonial.
-Las leyes promulgadas por el Protectorado tendrían la misma fuerza y aplicación que las leyes del Reino de Buganda.
-El Kabaka recibía el tratamiento de “Su Alteza”. A su muerte su sucesor sería elegido por la mayoría de votos del “Lukiiko”, o “Consejo Nativo”.
-Se limitan los poderes de la Corte del Kabaka, que ya no podría decretar por su propia decisión la pena de muerte.
-El Kabaka, y, en su caso, el Regente recibirían una pensión.
-Namasole, la madre del Rey Cwa II, percibiría una pensión vitalicia, pero no las madres de los futuros Kabakas.
-El Tribunal de Justicia Británico sería el competente para conocer las cuestiones litigiosas, civiles o criminales, que afecten a los ciudadanos de Buganda con los ciudadanos de otros reinos o regiones de Uganda.
-Se divide el Reino en 20 condados para una más fácil administración.
-Se reservaba al Kabaka el nombramiento de Primer Ministro (Katikiiro), Tesorero y “Jefe de la Justicia”, todos ello con la aprobación de la Reina de Inglaterra.
-El Kabaka solo podrá llamar al pueblo a defender el reino con las armas oída la opinión de Su Majestad la Reina de Inglaterra.
-Se adjudican importantes lotes de tierra al Kabaka, la familia real, los príncipes, regentes y “jefes” locales, de acuerdo a su rango.
-Los derechos sobre los minerales pertenecen a la administración del Protectorado. Cuando sean descubiertos en territorio privado, habrá que pagar el 10% a la administración colonial.
La Gran Bretaña también reviste con forma jurídica su control sobre el Reino de Toro mediante la firma, como hemos dicho, de un Convenio el 26 de junio de 1890. En este texto se reconoce al Omukama (Rey)  como máxima autoridad, se reconoce la independencia de Toro respecto del Reino de Bunyoro (cuestionada hasta entonces), se declara todo el territorio de Toro como “territorio de la corona”, se otorgan tierras al Omukama y sus “jefes locales”, y se establece un sistema de recaudación de impuestos por parte de los “jefes locales” que serán entregados al gobierno del Protectorado.
De características similares a los anteriores fue el Convenio firmado con el Reino de Ankole el 25 de octubre de 1901, una vez que los “jefes locales” reconocieron al Omugabe (Rey) Edward Sulimani Kahaya II como su “jefe supremo”.
Distinta suerte corrió el Reino de Bunyoro, que se manifestó abiertamente hostil y contrario al poder británico, y tuvo que ser sometido al poder colonial por la fuerza de las armas. Los británicos consideraron Bunyoro como un territorio conquistado que no necesitaba la firma de ningún acuerdo. Finalmente, bastantes años después, un “Agreement” sería firmado en 1933.
El modelo elegido por los británicos para administrar sus protectorados fue el denominado “gobierno indirecto”, mediante el cual los africanos se gobernaban por sus instituciones tradicionales a través de sus reyes y “jefes locales”, conservando la potencia colonial el control último de estas instituciones.
Esta forma de gobernar, además de económica, sobre todo por el ahorro de personal colonial que suponía, era más fácilmente aceptada por los africanos, que no se veían desarraigados de su entorno sociocultural, a la vez que poco a poco iban asimilando otras formas de gobierno.
Las competencias de los reyes se iban haciendo semejantes al papel desempeñado en una monarquía constitucional, en la que el gobierno es ejercido por otras instituciones, quedando la función real como representativa y símbolo de la unidad del pueblo.
Esta forma de gobierno, bajo la vigencia de los “Agreements”  firmados con los diferentes reinos, duró hasta el año 1962, año en que Uganda obtuvo su independencia, tras la cual, en un primer momento, los antiguos reinos tradicionales seguirían siendo reconocidos como tales en el interior de una república federal.
Independencia.
El proceso independentista no estuvo exento de tensiones políticas. El Reino de Buganda deseaba ser un estado soberano e independiente de Uganda, opinión no compartida por los británicos, que querían una situación homogénea para todos los reinos sin distinciones particulares. El Rey Muteesa II, enfrentado por esta causa con el Gobernador británico Andrew Cohen, fue forzado a exiliarse en Inglaterra durante dos años (1953 – 1955).
Fruto de la Conferencia de Lancaster, celebrada en Londres en septiembre de 1961, y las subsiguientes negociaciones que siguieron a la misma, Uganda accede a su independencia y soberanía el 9 de octubre de 1962 y el 15 de ese mismo mes y año el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas la admite por unanimidad como miembro de pleno derecho.
Para celebrar tan decisivo evento se llevaron a cabo numerosos actos festivos, políticos y sociales, poniéndose de manifiesto la armonía de las autoridades británicas con las nuevas autoridades nacionales. Los Duques de Kent, en nombre de la Reina Isabel II, presidieron todos los actos.
Sir Walter Michael Coutss y esposa fotografiados momentos antes de la sesión solemne  del parlamento de Uganda en la que se proclamó la independencia del país.
El  Rey de Buganda, bajo el tratamiento de Sir Edward Muteesa, es elegido el 4 de octubre de 1963 primer Presidente Constitucional de Uganda. El hombre fuerte y Primer Ministro es Milton Obote, quien ya ejercía estas funciones desde el 1 de mayo de 1962.
Tras una serie de enfrentamientos con el Presidente Muteesa, el 24 de febrero de 1966 Obote deroga la Constitución de la Independencia de 1962 y asume todos los poderes del estado. Ese mismo año, el 15 de abril, una nueva Constitución, interina, consagrando todos los poderes de Milton Obote, es aprobada en el Parlamento.
Muteesa II fue el primer Presidente Constitucional de Uganda en 1962, al mismo tiempo que continuaba siendo Rey de Buganda.
En una próxima entrega continuaremos exponiendo este tema, presentando la abolición de los reinos tradicionales por Milton Obote en 1966, su reinstalación en 1993 por Museveni, y la composición de la actual Familia Real de Buganda.