ELECCIÓN DE NUEVAS AUTORIDADES DEL INSTITUTO ARGENTINO DE CIENCIAS GENEALÓGICAS.

Por |2020-11-13T03:46:36+01:00lunes, julio 2, 2012|

Y BREVE RESEÑA SOBRE EL NACIMIENTO EN EL AÑO 1940 DE LA ENTIDAD DECANA DE LA GENEALOGÍA ARGENTINA.
Por D. Jorge A. Vera-Ortiz, Caballero de esta Casa Troncal.

El pasado lunes 14 de mayo de 2012 se eligieron nuevas autoridades del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas, entidad decana de estas disciplinas en la Argentina.  Sus autoridades se renuevan cada tres años, y los candidatos, de acuerdo a sus normas estatutarias, deben ser Miembros Vitalicios y de Número pudiendo reelegirse. Para ser postulado como miembro de la Comisión Directiva se debe contar con un mínimo de 3 años de antigüedad y para la presidencia y vicepresidencia 10 años en la Institución.
 El día mencionado, luego de cumplir con el proceso estatutario del sufragio para el período 2012-2015, y por voto unánime de los presentes, la nueva Comisión Directiva quedó constituida de la siguiente manera:
Presidente.
D. DIEGO J. HERRERA VEGAS
Vicepresidente.
Da. ESTHER RODRIGUEZ de SOAJE PINTO
Secretario.
D. LUIS G. DE TORRE
Prosecretario.
D. LUIS C. MONTENEGRO
Tesorero.
D. ROBERTO R. AZAGRA
Protesorero.
D. MARCELO AUBONE IBARGUREN
Director de Publicaciones.
D. ERNESTO A. SPANGENBERG
Director de Biblioteca y Archivo.
D. JORGE A. VERA-ORTIZ
Comisión Revisora de Cuentas.
D. LUIS MARCOS FURST ZAPIOLA
D. JUAN MANUEL MEDRANO BALCARCE
D. GUILLERMO MACLOUGHLIN BREARD.
Cabe anotar que desde su fundación y hasta nuestros días, fueron sucesivamente presidentes del Instituto:
D. Miguel A. MARTÍNEZ GÁLVEZ (y luego perpetuo hasta su fallecimiento) – D. Raúl A. MOLINA – D. Jorge de DURAÑONA Y VEDIA (perpetuo hasta su fallecimiento) – D. Félix F. MARTÍN Y HERRERA (y luego perpetuo hasta su fallecimiento) – D. Carlos T. PEREIRA LAHITTE – D. Ernesto Agustín SPANGENBERG y D. Diego J. HERRERA VEGAS.
Creemos por su importancia que amerita recordar en esta página, en breve síntesis, el nacimiento de esta histórica Institución argentina. Su fundación se debe a la noble iniciativa del erudito historiador argentino D. ENRIQUE DE GANDÍA.  Así el 10 de Noviembre de 1940, festividad de San León Magno, Papa y doctor de la Iglesia, nace el Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas y marca el puntapié inicial con las llamadas ciencias heroicas y cultura argentina vinculada a este quehacer. Esta fecha representa un jalón inagotable que dio nuevos impulsos a los estudios históricos-genealógicos, tanto en la Argentina como también en la América hispana, sin divorcio con la Madre Patria no sólo político sino también social, y adaptar estos institutos genealógicos a la vida republicana del país que fuera cuna del general San Martín.
Ardua fue la tarea, principalmente en la creación original que debía tener el Instituto.
Con carácter apolítico y puramente cultural de las investigaciones genealógicas y heráldicas, el 10 de Noviembre de 1940 se reunieron en el Museo Municipal de Arte Colonial, entre otros, Jorge y Lautaro Durañona y Vedia; Enrique de Gandía, gran cultor del género histórico; Miguel A. Martínez Gálvez, que fue presidente perpetuo por su labor en el instituto; Ricardo W. Staudt, que fuera el primer vice presidente; y Alfredo Díaz de Molina, el primer secretario y el mentor de la primera Revista genealógica argentina llamada “GENEALOGÍA”, órgano oficial que publica regularmente el Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas, y que en verdad por su volumen se trata de un auténtico libro dedicado a esta ciencia.
Menos de un año después, el 10 de septiembre 1941, se produjo otro jalón importante para nuestra actividad: el Instituto inauguró la primera Exposición de Arte Heráldico y Ciencia Genealógica de Sudamérica, la que fue un trascendente acontecimiento para la cultura de nuestro país y del subcontinente.
 Como todo acto fundacional y de la materia de que se trata, estas novedades que sin solución de continuidad se proyectaron en el tiempo hasta nuestros días, fueron producto de la excepcional competencia de un cuerpo académico, al que pertenecían gran parte de no sólo los principales historiadores y genealogistas de Buenos Aires, sino de las provincias argentinas y de América.
Es de nombrar que las difíciles investigaciones genealógicas llevadas a cabo por esos reconocidos estudiosos, antes de la fundación de nuestro Instituto, deben ser consideradas en la Argentina como los antecedentes que nos habrían de conducir inevitablemente a su fundación.  Y esto es así ya que muchos de los precursores de estas disciplinas, terminaron por pertenecer a la Decana de nuestra ciencia, ya sea como Miembros de Número o Correspondientes.
Así podemos citar, sin animo de olvidar a algunos, a nuestros Miembros Correspondientes por aquellos tiempos, como fueron D. Atilio Cornejo por Salta, D. Fermín Arena Luque por Entre Ríos, D. Carlos Luque Colombres por Córdoba, D. Fernando Morales Guiñazú por Mendoza; D. Cornelio Sánchez Oviedo por Catamarca, D. José de Rújula y Ochotorena, entre otros, por España, D. Juan Luis Espejo por Chile, y otros eximios cultores de nuestra actividad y que por razones de espacio no podemos abundar aquí.
Hablábamos recién de antecedentes, y por citar algunos de los que nos vienen a la memoria, lucen el manuscrito genealógico sobre la célebre familia cordobesa de los Tejada, de autor anónimo, atribuido a uno de sus descendientes. La «Genealogía de las familias Sánchez de Bustamante, Quintana, Alvarado”, etc., estudiada por Juan Sánchez de Bustamante. Referencia a antecedentes familiares los encontramos también en «Recuerdos de provincia» de Sarmiento. Los «Linajes santiagueños» de Andrés Figueroa, uno de los estudios más completos y serios, siendo que su obra es de obligada consulta por parte de casi todos nosotros. Manuel Soria a principios del siglo XX con sus “Familias Vallistas” en Catamarca. José Ignacio Garmendia en Tucumán, Manuel Ricardo Trelles y José Arturo Scotto en Buenos Aires. Córdoba produce la figura ilustre de Luis G. Martínez Villada del que basta citar su obra sobre «Los Cabrera» para rendirle cumplido homenaje como investigador. Fecunda fue la labor de quienes le han seguido, como Arturo G. de Lazcano Colodrero, con sus «Linajes de la Gobernación del Tucumán», el erudito cordobés, Carlos A. Luque Colombres con su «Gaspar de Medina, Conquistador y Genearca» o “El Deán Doctor Don Gregorio Funes. Arraigo de su familia en América” y otras investigaciones históricas. Santa Fe tuvo a nuestro presidente perpetuo Miguel Ángel Martínez Gálvez y su tan recordado: «Orígenes y linajes argentinos», publicados por la prestigiosa revista «El Hogar», que abarca a más de 200 familias argentinas.
También a la altura de esta fecunda época de la genealogía argentina, iniciada con la fundación de nuestro Instituto, están Fernando Morales Guiñazú en Mendoza, autor entre otras obras de las «Genealogías de Cuyo” y Atilio Cornejo en Salta, fecundo historiador, uno de los primeros colaboradores de nuestra Revista, autor de «Genealogías de Salta» y de valiosos estudios sobre la época de la conquista.  Buenos Aires produce tres genealogistas de enjundia como Carlos Calvo, uno de los fundadores de nuestra decana entidad, con sus seis voluminosos tomos del «Nobiliario del Antiguo Virreinato del Río de la Plata» que son su muestra más acabada, más allá de sus errores, cosa natural en obra tan extensa. Tal vez Ricardo de Lafuente Machain y Raúl A. Molina sean los dos más profundos y completos historiadores del Buenos Aires colonial con obras de minuciosa investigación y estricta seriedad. Lafuente Machain lo ha hecho con «Los Machain», «Los Sáenz Valiente» y en sus estudios sobre los conquistadores del Río de la Plata. Molina tiene su obra imperecedera en »Hernandarias. El hijo de la tierra».  Grave pecado sería no dejar de citar, también con letras mayores, a nuestro Miembro Vitalicio Hugo Fernández de Burzaco y su “Padrón de habitantes del Río de la Plata” en 6 tomos, del que la mayor biblioteca genealógica argentina lleva su nombre en su memoria en una sala especial del Jockey Club de Buenos Aires, creada por la generosa donación de libros que luego de su muerte realizó su mujer, Da. Mirtha Chena de Fernández Burzaco.  
También escritores de los que no hace falta decir nada al citar sus nombres, como Carlos Ibarguren, Manuel Mujica Lainez, Jorge A. Serrano Redonnet, Enrique Udaondo, Gustavo Martínez Zuviría, también conocido por su nom-de-plume Hugo Wast, Carlos Saavedra Lamas, han acrecentado la fama internacional del Instituto.
Todos ellos ameritan considerarse como precursores de esta disciplina que ocupa un espacio principal dentro del campo de las ciencias sociales, ya que, como bien dice Luque Colombres: “la genealogía no es una ciencia auxiliar de la historia, sino una de sus ramas”. El año 1940 tomaría, pues, contornos hasta entonces desconocidos en nuestra Patria; en ese año, con la fundación del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas, se inicia una época que podrá ser llamada, como alguna vez lo dijera Díaz de Molina “la edad de oro de la genealogía argentina”.
No podemos dejar de mencionar aquí que tres Miembros actuales de este Decano Instituto integran las filas de nuestra antigua Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria, y ellos son D. Bernardo Lozier Almazán, escritor e historiador de extraordinaria pluma, D. Luis Mc Garrell Gallo, reconocido heraldista que trasciende nuestras fronteras, y por último el autor de este artículo. 
Por supuesto que la lista de los estudiosos de nuestros núcleos sociales es inmensa, pero los BOLETINES trimestrales y la Revista GENEALOGÍA en sus 34 tomos publicados por el Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas hasta la actualidad, nos dan un panorama de esta gran obra de cultura que rinde homenaje y une a las familias del presente con sus antepasados, cada una con su propia y personalísima bandera: “el APELLIDO”. 
En el Nº I de la Revista GENEALOGÍA del Instituto, que vio la luz en noviembre de 1942, se lee en su prefacio:
“A los dos años de fundado el INSTITUTO ARGENTINO DE CIENCIAS GENEALÓGICAS y, al festejarse el acontecimiento magno del 450° aniversario del Descubrimiento de América, sale por primera vez en la Argentina una revista de este carácter nacional.”…. “Incumbe al INSTITUTO ARGENTINO DE CIENCIAS GENEALÓGICAS acometer estos estudios, de por sí lentos y difíciles. Por medio del órgano oficial de su Revista, tratará de servir al país investigando en sus raigambres las fuentes de la cultura americana.”
¡Y vaya que lo ha hecho!… hoy podemos ver sus imperecederos frutos.
Sólo resta para recordar aquel día en que nace nuestra entidad, transcribir su ACTA DE FUNDACIÓN (10 de Noviembre de 1940)
“En la ciudad de la Trinidad(*)y Puerto de Buenos Aires, a diez días del mes de Noviembre de mil novecientos cuarenta años, reunidos en el Museo Municipal de Arte Colonial, los señores Adolfo Blin de Bourdon, Alfredo Díaz de Molina, Jorge Durañona y Vedia, Lautaro Durañona y Vedia, Enrique de Gandía, Miguel A. Martínez de Béthencourt y Gálvez, Vicente Y. Martínez Perichón, Iván Carlos Moreno, José Pérez-Valiente de Moctezuma y Ricardo W. Staudt; los señores Gandía y Pérez-Valiente manifestaron que, con fecha doce de Octubre del corriente año, es decir el Día Glorioso de la Raza, habían invitado por escrito a los señores presentes, para fundar el INSTITUTO ARGENTINO DE CIENCIAS GENEALÓGICAS. Hubo un cambio de ideas, en el que se recordó la necesidad que se sentía en la Argentina, desde hacía más de diez años, de crear un Instituto que profundizara la continuidad de nuestra raza y de nuestras sociedades, a través de los siglos. Los señores presentes estuvieron todos de acuerdo, en que había llegado el momento de dar vida al INSTITUTO ARGENTINO DE CIENCIAS GENEALÓGICAS, no sólo para unir a las personas especializadas en estos estudios, sino para ahondar las investigaciones genealógicas y heráldicas y divulgar sus resultados por medio de publicaciones y conferencias. En consecuencia se resolvió declarar fundado, en el día de la fecha, a las diez y nueve horas, el INSTITUTO ARGENTNO DE CIENCIAS GENEALÓGICAS y considerar Miembros Fundadores a los señores presentes. Por unanimidad se acordó reconocer también como Miembros Fundadores del Instituto, a los señores Adolfo Alsina, Carlos Calvo, Jorge Escalada Iriondo, Miguel Escalada Iriondo, Tomás de Estrada y Manuel Mujica Láinez.
A continuación se resolvió nombrar secretario del Instituto, hasta que se eligiese la Comisión Directiva, al Sr. Miguel A. Martínez de Béthencourt y Gálvez; y los señores Gandía y Pérez-Valiente presentaron un proyecto de Estatuto previo, que fue aprobado en general, hasta tanto se constituyese el Instituto con todos sus Miembros, en forma definitiva. Se dio por terminada la reunión.”
(*) Obsérvese que como nombre de la ciudad conocida en todo el orbe como “Buenos Aires”, en este Acta se la cita como de “la Trinidad”, ya que ese año de 1940 todavía, y aun hasta el año 1996, en realidad su nombre jamás había sido cambiado por el de Buenos Aires, ni oficialmente ni por documento público; aunque en la práctica así fue llamada o comúnmente conocida.
Bajo el lema «Honrar, honra» que constituye la divisa de nuestro Instituto, habremos de citar aquí, intentando rendir un justo y sencillo homenaje a nuestros primeros precursores. Ellos fueron:
Don Adolfo ALSINA †
Don Carlos CALVO †
Don Alfredo DIAZ de MOLINA †
Don Jorge de DURAÑONA y VEDIA †
Don Jorge de ESCALADA IRIONDO †
Don Miguel de ESCALADA IRIONDO †
Don Tomás J. de ESTRADA †
Don Enrique de GANDIA  †
Don Vicente Ignacio MARTINEZ †
Don Miguel A. MARTINEZ GALVEZ †
Don Manuel MUJICA LAINEZ †
Don Ricardo W. STAUDT †