D.LUIS PINILLOS, TEJADA Y VALDEOSERA.
POR D. ANTONIO DE CASTRO Y GARCÍA DE TEJADA.
El método, junto a la correcta interpretación de los textos y realidades históricas, son fundamentales a la hora de poder acercarnos al conocimiento de la misma. El ofuscamiento, producto de la animadversión, es un camino estéril pues nubla con prejuicios la claridad necesaria para acercarnos a la verdad; también lo contrario.
Tengo para mí, puede que me equivoque, que la antipatía que demuestra el Sr. Pinillos hacia el señorío de Tejada se manifiesta -en todo su despropósito- tras la negativa del Consejo de Estado a confirmar ciertos privilegios del solar de Valdeosera (que considero también en su argumentación un despropósito). En lo que estoy seguro de no equivocarme, dicho esto con todos los respetos, es en que el Sr. Pinillos no conoce en profundidad una institución esencial en Castilla desde la Alta Edad Media: los señoríos de behetría. Forma complejísima de propiedad feudal que trasciende las explicaciones que de los mismos se impartió a las generaciones que estudiaron el bachillerato elemental.
Tejada y Valdeosera son dos vetustas señoras que presumen de viejas. Behetrías como estas las hubo en Castilla y no pocas. Casi todas se terminaron convirtiendo en señoríos solariegos singulares. Lo peculiar de éstas fue que por haberse convertido en behetrías particularizadas dificultó tal evolución y por intereses, que transcendieron los propios de los señores antiguos de las mismas, y al perder por fragmentación valor productivo -especialmente en Tejada-, se inclinaron a “explotar” los aspectos honoríficos que como a solares infanzonados les correspondía desde sus orígenes. Los hechos legendarios que adornaron su génesis las catapultó políticamente hablando en dos épocas bien diferenciadas pero unidas por un mismo ideal de cruzada: el reinado de los Reyes Católicos y la larga regencia del General Franco.
Tengo para mí, puede que me equivoque, que la antipatía que demuestra el Sr. Pinillos hacia el señorío de Tejada se manifiesta -en todo su despropósito- tras la negativa del Consejo de Estado a confirmar ciertos privilegios del solar de Valdeosera (que considero también en su argumentación un despropósito). En lo que estoy seguro de no equivocarme, dicho esto con todos los respetos, es en que el Sr. Pinillos no conoce en profundidad una institución esencial en Castilla desde la Alta Edad Media: los señoríos de behetría. Forma complejísima de propiedad feudal que trasciende las explicaciones que de los mismos se impartió a las generaciones que estudiaron el bachillerato elemental.
Tejada y Valdeosera son dos vetustas señoras que presumen de viejas. Behetrías como estas las hubo en Castilla y no pocas. Casi todas se terminaron convirtiendo en señoríos solariegos singulares. Lo peculiar de éstas fue que por haberse convertido en behetrías particularizadas dificultó tal evolución y por intereses, que transcendieron los propios de los señores antiguos de las mismas, y al perder por fragmentación valor productivo -especialmente en Tejada-, se inclinaron a “explotar” los aspectos honoríficos que como a solares infanzonados les correspondía desde sus orígenes. Los hechos legendarios que adornaron su génesis las catapultó políticamente hablando en dos épocas bien diferenciadas pero unidas por un mismo ideal de cruzada: el reinado de los Reyes Católicos y la larga regencia del General Franco.
La batalla de Clavijo, castillo que en el siglo XI había sido donado por el monarca navarro Sancho Garcés III al monasterio de Albelda, formó parte de una bien elaborada campaña de propaganda promovida por el arzobispo Jiménez de Rada para animar a la nobleza y la población cristiana peninsular, que empezaba a desfallecer cansada del esfuerzo reconquistador, en un momento crucial en el que los reinos cristianos peninsulares debían oponerse a la presión ejercida por el ejército almohade. Tengo para mí, aunque es una mera conjetura, que mucho en la formación de la leyenda de los solares fue promovido por el monasterio de Albelda, que ejerció el señorío -entre otras villas y lugares- sobre Laguna de Cameros, hasta que vendió la villa al duque de Nájera y otros nobles y que se encontraba ya en franca decadencia en el siglo XV. Por lo que el intentar desviar un ramal del camino de Santiago hacia Clavijo, para que los peregrinos visitaran el Campo de la Matanza, lugar donde se había aparecido el apóstol hubiera revitalizado las maltrechas arcas albeldenses. Debemos tener en cuenta además que el cenobio albeldense fue punto de encuentro de cronistas y copistas reputados que durante varios siglos fueron referencia historiográfica para el conocimiento de la historia visigótica y de los primeros reyes asturianos. El intento de los RR. CC. de doblegar a la alta nobleza, unido a lo anteriormente expuesto pudo ser motivo de la cartularización de los privilegios que hoy conocemos. También pudo promover tal cartularización la necesidad por parte de unos descendientes, que a todas luces parecen serlo de una rama proveniente de la casa real navarra, de ocultar su origen -por muy elevado que este fuera- pues no debemos olvidar que la dinastía navarra fue considerada herética pocos años después de la confirmación de los privilegios de los solares por parte de los Reyes Católicos. Motivo que justificó la conquista del reino y el desprestigio de su dinastía.
El Sr. Pinillos escribió un libro que ya desde la página quinta demuestra sus errores de interpretación. Titula el capítulo II: “LIBROS QUE MENCIONAN AL SOLAR DE VALDEOSERA”. Y a tal propósito reproduce un documento fechado en 1.111 que acredita la donación de un palacio y ciertas divisas en Tricio por parte de la reina Dª. Urraca a su vasallo Pero Fortún de Verkara. En tal documento se puede leer “ …successoribus tuis illam haereditatem, quam habeo in Valle Doseram” De esta regia donación se pueden desprender datos interesantes, al menos uno: tal donación no es prueba de la existencia del solar de Valdeosera, como pretende Pinillos. Lo que prueba es que en la fecha ya existía tal demarcación. Pero no acredita que existiera tal solar. Todo lo contrario; es prueba de que la reina Dª. Urraca era propietaria de un número indeterminado de heredades en Valdeosera. No de todo el término sino de una parte. Lo que demuestra que Valdeosera, en el siglo XII, no estaba constituida en unidad solariega propiedad de los que siglos después se titularían descendientes del valeroso general Sancho de Tejada. Este documento es muy interesante pues apunta un posible origen navarro de la behetría de los valdoseros, pero acredita todo lo contario de lo que pretende demostrar el Sr. Pinillos.
Otra de las afirmaciones del señor Pinillos que producen sonrojo intelectual es cuando en el capítulo III de su libro manifiesta “nadie puede decir, que el solar de Valdeosera haya pertenecido al Señorío de los Cameros de los Ramírez de Arellano, por el sólo hecho de aparecer en el listado de concesiones de Enrique II salvo por desconocimiento de este documento de Reyes Católicos (el de 1491 que obliga al señor de los Cameros a abandonar la villa), o que le asistiera torticera intención. En cualquiera de los dos supuestos, quedaría desautorizado para tratar estos y similares temas.” Líneas antes el Sr. Pinillos se había atrevido a afirmar que cuando Enrique II había concedido el señorío sobre Valdosera al de Arellano, el rey había donado lo que no le pertenecía. Este señor, que pretende desautorizar a quien no opina como él parece no conocer una de las principales características de los señoríos de behetría, cual era los diferentes niveles en el ejercicio del poder señorial que las caracterizaba. También parece desconocer que a los reyes siempre les correspondió el señorío superior sobre las behetrías y otros señoríos y que estos fueron libres de enajenarlo a su conveniencia. Tras estas aclaraciones creo que quien queda desautorizado es el propio Pinillos quien no entiende que los RR. CC. lo que impiden es que el señor de los Cameros se extralimitara en sus funciones señoriales que en los niveles útil y jurisdiccional correspondían a los diviseros de Valdeosera. Pero el superior del rey (última instancia judicial, yantares, minas, monedas etc..) había sido concedido en 1366 a Juan Ramírez de Arellano y posteriormente confirmado, incluyendo siempre a Valdeosera, en los años 1379 y 1408. No debemos olvidar que Valdeosera perteneció a los señores de los Cameros de la casa de Haro y que Urraca Álvarez de Haro en 1376, había terminado permutando varias villas y lugares al nuevo señor de los Cameros -entre ellas Valdeosera- a cambio de recibir por parte de Juan Ramírez de Arellano la villa de Quel.
El ofrecimiento de los RR. CC. de 1491 a los diviseros de Valdeosera para que ante los conflictos que se produjeron entre el de Arellano y los valdoseros, éstos pudieran ponerse bajo la jurisdicción real de la ciudad de Calahorra no demuestra más que la existencia de tal señorío superior –el del rey- sobre las behetrías.
Gusta también el señor Pinillos de utilizar como certezas lo que no son más que falsedades históricas que por mucho que se repitan no dejaran de serlo. En su última intervención en este blog repite lo que parece dejó escrito Diego de Valera referente a que el rey podía hacer caballero más no fidalgo. Que investigue el Sr. Pinillos las 1000 cartas de hidalguía –a 4.000 ducados la merced- que con autorización de las cortes había puesto a la venta el rey Felipe IV en 1.628 y que demuestra -como casi siempre- que el señor Pinillos debía ampliar sus conocimientos antes de escribir sobre los temas que le interesan.
En cambio, como no le conviene para sus desvaríos históricos, desacredita la diplomática tejadina asegurando una y otra vez que la confirmación de los Reyes Católicos del privilegio enriqueño es falso y un palimpsesto. El ridículo es mayúsculo cuando dos profesores de la categoría de D. Juan Carlos Galende Díaz y D. José María de Francisco Olmos, del Departamento de Ciencias Historiográficas de la Universidad Complutense de Madrid, que han estudiado el privilegio en cuestión concluyen que: ”Por tanto, podemos decir que la Carta de Privilegio y Confirmación, con el añadido de la última hoja con las listas de confirmantes salió de la Cancillería de los Reyes Católicos en julio de 1491 y es un documento AUTÉNTICO EN SU FORMALIDAD Y REALIZACIÓN”. Sin comentarios amigo Pinillos…
En este mismo artículo, publicado el 4 de mayo del presente año, el Sr. Pinillos se esfuerza en demostrar que es Valdeosera piedra manantía de pureza sin par. Pretendiendo desacreditar al señorío de Tejada y sus ancestrales confirmaciones, utilizando sentencias decimonónicas que una vez más demuestran que el Sr. Pinillos no conoce en profundidad la historia de estos dos solares, que gozaron de la misma naturaleza pero que se particularizaron terminando, por motivos que hoy se desconocen, separándose por lo que parece a lo largo del siglo XV. Tal aseveración se desprende de una interesantísima y desconocida documentación encontrada por D. Romualdo Sáenz Matienzo en el archivo de la Chancillería de Valladolid y que ha tenido la amabilidad de compartir con algunos señores de Tejada, entre los que me encuentro. No me parece elegante descubrir muchos de los importantísimos datos que se derivan del estudio de tal documentación pues tal responsabilidad y satisfacción le corresponde al que los ha encontrado. Más aún cuando el descubridor de esta extraordinaria y compleja documentación se encuentra inmerso en pleno proceso de estudio de la misma. Aún así estoy seguro de que D. Romualdo no se molestará si adelanto someramente algunos de los hechos que parece se confirman por la declaraciones testificales realizadas por vecinos comarcanos en un largo pleito en el que se ven implicados los señores de Tejada, como así se les denomina, y que nos remonta a principios del 1400: Que Tejada era tenido por solar de hidalgos. Que los señores de Tejada lo eran también de Valdeosera (seguramente diviseros en Tejada y naturales en ambos). Que en Tejada las hembras disfrutaban y transmitían derechos señoriales sobre las siete divisas que componían el señorío.
Aquí paz y después gloria.
Antonio de Castro García de Tejada.
Señor de la Villa de Tejada.