Cuando hablamos de los Doce Linajes de Soria, hablamos de linaje en sentido amplio como organización suprafamiliar, constituyendo los lazos de sangre el principal elemento aglutinador, con una doble dimensión social y política.
María Ángeles Sobaler Seco explica que en Soria la nobleza se agrupó bajo “la forma asociativa de ‘linajes’ para afirmar su posición social y de poder”. Es así como la Casa Troncal “sirvió de marco a un importante sector de la ‘oligarquía’ soriana para definir sus relaciones sociales y para articular una vía fundamental para la designación y ocupación de plazas del Ayuntamiento” (La oligarquía soriana en el marco institucional de los ‘Doce Linajes’ (Siglos XVI y XVII), Tesis de Doctorado, Universidad de Valladolid, Biblioteca virtual Miguel de Cervantes, 1998, pág. 4).
Para ser recibido en los Doce Linajes se exigía –y aún se exige– nobleza de sangre y probar en forma fehaciente la descendencia de alguno de los linajes troncales. Aclara Sobaler Seco que “el derecho de pertenecer al linaje asistía a todos los descendientes directos de los caballeros de él, y a los que demostraran ascendencia en el linaje por vía femenina, porque en ambos casos se reconocía la consanguinidad y la transmisión de cualidades y derechos inherentes a la familia y al grupo a través de «la sangre»” (“La articulación…”, ob. cit., pág. 154). En igual sentido Nicolás Rabal expresaba que “todo el que emparentaba por casamiento con alguna dama hija legítima de caballero linaje, pasaba en el mero hecho a pertenecer a la clase…” (Soria, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia, Barcelona, 1889, pág. 187).
Sobre la antigüedad de los Linajes de Soria, ya en 1578 Alonso Ramírez decía que»…estos doce linages como está dicho no son más antiguos unos que otros ni menos principales porque todos se tiene por cosa cierta fueron escogidos e nombrados un mismo día y en una misma hora y para un mismo efecto de donde vino hacer el rey de Inglaterra de quien dice tabla redonda en que se sentasen para mostrar que en los tales caballeros no ha de aber prioridad ni posterioridad ni diferencia ninguna ni personal ni asientos ni en otra cualquier manera» (cit. por José Antonio Martín de Marco, Archivero Mayor de ésta Casa Troncal). Unos años después, Francisco Mosquera de Barnuevo decía que “hay en la ciudad de Soria Doce Linajes antiquísimos, troncales, de caballeros hijosdalgo notorios, los cuales lo son tanto que no se yo que haya cosa en España que más lo sea… Son estos Doce Linajes iguales entre sí. No hayentre ellos primero ni segundo, mayor ni menor… y ponen sus escudos de armas en forma de rueda, porque no haya cabecera, mayor ni menor” (La Numantina, talleres de Luis Estupián, Sevilla, 1612).
Sobre la forma en que se organizaron, María de los Angeles Sobaler Seco también nos explica que “la diversidad en la forma de organización interna es una de las singularidades de los linajes de Soria que en el siglo XV ofrecen dos modelos diferenciados: los que recibían el nombre del apellido de una familia -Barrionuevo, Morales «someros» y «hondoneros», Santa Cruz y Calatañazor-, establecida en Soria desde la época de la Reconquista, cuya continuidad actúa como aglutinante de todas las que componían el linaje, y que controlaba los oficios más influyentes que le correspondía nombrar; y por otro lado, los que carecían de esta base unifamiliar, cuya denominación parece responder a consideraciones diversas -el nombre de la iglesia de reunión (Santiesteban y San Llorente), o el de algún personaje real o mítico (D. Vela y Martín Salvador), o de un oficio (Chancilleres)-, y que aglutinaban un conjunto heterogéneo de familias que se disputaban la hegemonía interna y el control de los oficios que debían proveer».
Cada Linaje tenía su propio lugar de reunión en una iglesia soriana y allí conservaban sus propios archivos de protocolo con todo esmero y meticulosidad.
LINAJE BARNUEVO
Un tratado de blasones hace constar su antigüedad diciendo que estos caballeros eran de origen godo, derivando su etimología de la fundación que hicieron de un barrio de la nueva Numancia (Soria), y de aquí el apellido Barrionuevo. Fundaron la desparecida parroquia de Nuestra Señora de Barnuevo donde celebraban sus juntas y que fue destruida durante la Guerra de la Independencia, y donde sus Caballeros tenían su enterramiento.
A este linaje pertenecieron familias apellidadas Acebes, Arista, Barnuevo o Barrionuevo, Barnuevo de Vinuesa, Castellanos, Fonseca, Lezcano, Mendoza, Ortega, Ovando, García, Giménez, La Serna, López de Rebolledo, López de Medrano, Medrano, Sotomayor, Trillo, Vélez, Vera de Aceves, Valdivieso, Vinuesa de Barnuevo, Yañez de Barnuevo, entre otras.
LINAJE CALATAÑAZOR
Mosquera de Barnuevo dice que es tan antiguo es linaje que existe la duda de si su nombre viene porque estos caballeros procedían de la villa de Calatñazor o por la Iglesia en que se reunían, o si la villa y la Iglesia tomaron por nombre el del linaje; aunque él concluye que el linaje y la iglesia tomaron su nombre de la villa.
A este linaje pertenecieron familias apellidadas Álvarez de la Selma, Álvarez de la Solana, Arcas, Contreras, Garcés, Gutiérrez, Hernández de Santa Cruz, Montenegro, Ortiz de la Peña, Ortiz de Escobosa, Ribera, Sandoval, Tapia, Vallejo, Villanueva, Gutiérrez de Montalvo, Espinosa, Montalvo, Morales, Ruiz, entre otras.
LINAJE CHANCILLERES
Divididos en dos Casas: San Bartolomé y San Juan, que se dividen, a su vez, en tres tercios: “Juan de Vera”, “Alvaro González de Hizana” y “Lope Ruiz de Quintana Redonda”.
En las turbulencias del reinado de D. Sancho el Mayor de Navarra, nadie tomaba partido por la Reina para lidiar con el Infante, su hijo, en el «Juicio de Dios» que había de salvar la honra de aquella Señora, hasta que se presentó el bastardo D. Ramiro, «muy famoso e muy esforzado en armas, a defender la justicia de la Reina, armado en punta, caballero en un poderoso caballo con sobrevestas azules sembradas de veros de plata». Llevaba por cimera una águila de oro y en el pico el mote: «Veniit Veriitos», de aquí el escudo. Se reunía en la desaparecida iglesia de San Bartolomé. Posteriormente en el siglo XVI fue agregada a la parroquia de Santa María la Mayor donde fundaron la capilla de San Bartolomé en la que se reunieron a partir de entonces.
A este linaje pertenecieron familias apellidadas Aguilera, Arancón, Bachiller, Cáceres, Calderón, Carrillo, Castejón o Castrejón, Domínguez del Río, Flores, Garcés, García, González Calahorra, González de Izana, González de Rueda, Herrera, Latorre o de la Torre, Ledesma, López de Quintana, Luna, Martínez de Mendoza, Martínez de Miranda, Miranda, Matamala, Méndez de Salazar, Molina, Pérez de Orozco, Ramírez de Lucena, Robles, Rueda, Rodríguez de Morales, Ruiz, Salazar, San Clemente, Soria, Soler, Solier, Sotomayor, Trilo, Vera, Villanueva Ruiz, entre otras.
LINAJE MORALES
Este linaje estaba dividido en dos Casas:Morales Blancos y Morales Negros, también conocidos como Someros y Hondoneros.
La denominación de Someros y Hondoneros proviene del punto que ocupaban respectivamente en la ciudad. Los primeros en la parte más alta, cerca del Castillo. Los segundos en la parte más baja, cerca de la Colegiata. Tenían sus juntas, según el escribano Alonso Ramírez (1578), en la iglesia de Nuestra Señora de las Cinco Villas, actual Convento de Nuestra Señora del Carmen, los Someros bajo los portales, y los Hondoneros en la puerta que estaba frente al altar mayor. Algún autor apunta que los Someros se reunían en la iglesia de San Miguel de Cabrejas, debajo del Castillo.
Respecto de su antigüedad aparece que en la repoblación de Soria por Fortún López se hace ya mérito de Caballeros de este Linaje. De él procedían el historiador Ambrosio de Morales; aquel pajecito que acompañó a D. Álvaro de Luna hasta en los últimos instantes de su vida, sirviéndose de apoyo antes de morir sobre el cadalso, recibiendo del Condestable el regalo de una sortija que el paje conservó siempre en recuerdo de la cariñosa despedida de su señor; y Rodrigo de Morales, a quien Soria debe la franquicia del mercado que celebra el jueves de cada semana.
A este linaje pertenecieron familias apellidadas Aguirre, Albornoz, Arévalo, Busto, Camargo, Camporredondo, Céspedes, Peña o de la Peña, Estasio, Lerín, Moral, Morales, Navarro, Salamanca, Salazar, Salcedo, Serna, Sevilla, Torre o de la Torre, Vera, Vergara, Zapata, Zurita, entre otras.
LINAJE SAN LLORENTE
Sus reuniones tenían lugar en la iglesia de San Lorenzo, hoy destruida, que en lo antiguo se llamó San Llorente, y de la cual tomó nombre este linaje. Esta iglesia se cerró al culto definitivamente en el año 1663 y se utilizó como cuartel hacia 1736; desapareció durante el siglo XVIII.
A este linaje pertenecieron familias apellidadas Álvarez, Amaya, Ayala, Aguiar, Barroso, Basurto, Beltrán, Bracero, Calderón, Contreras, Dosramas, Gamboa, González de Villaumbrosio, González de Vinuesa, Hinojosa, La Guardia, Mariaca, Marrón, Marroquí, Montes, Muñoz, Neila, Oquina, Papión, Peñaranda, Perea, Roma, Vellosillo, Villanueva, Vinuesa Torres, Zaldierna, Zapata, Zarate, entre otras.
LINAJE SANTA CRUZ
Según una leyenda, los Santa Cruz descienden de Megara, glorioso capitán numantino, cuyos descendientes fueron convertidos al catolicismo por el apóstol Santiago, el cual se les había aparecido en el aire en forma de cruz, tomando esta familia por escudo el citado más abajo como propio de la rama soriana. Esta familia es una de los Doce Linajes hidalgos fundacionales de Soria que vinieron con el caballero Fortún López, por orden del rey Alfonso I de Aragón (primer cuarto del siglo XII), y que eran tratados como nobles debido a sus privilegios. Este linaje soriano tomó el nombre de la parroquia de Santa Cruz, una de las más antiguas de Soria, en la cual celebraban sus juntas; esta iglesia fue abandonada completamente hacia 1826 y desapareció durante el siglo XIX.
Cuando el Rey Niño Don Alfonso estuvo en Soria, alejado de las turbulencias que agitaron su menor edad, habitó en las casas solariegas de este Linaje, contiguas a la parroquia de Santa Cruz, y este servicio mereció más adelante la recompensa de tener siempre Alcalde sin la alternativa a que estaban sujetas las demás Colaciones de la ciudad.
A este linaje pertenecieron familias apellidadas Espinosa, González de Santa Cruz, López de Montolla, Malo, Miranda, Rebolledo, Santa Cruz, Vallejo, Ventemilla, entre otras.
LINAJE SAN ESTEBAN
A este linaje pertenecieron familias apellidadas Álvarez, Albiz, Beteta, Castañeda, Eras, Esteban, Fuenmayor, Giménez, González, Heras o Las Heras, Iñiguez, Lara, Mendoza, Neila, Villanueva, Vinuesa, Salcedo, Santiesteban, entre otras.
LINAJE SALVADORES
Divididos en dos Casas: Someros y Hondoneros. Martín Salvador dio su nombre a este Linaje. En la historia del Cid se dice que vino con este ilustre personaje desde Valencia, trayendo en su compañía a su allegado Antolín Sánchez de Soria «que entre fijos y parientes llevaba 40 lanzas». A este linaje se halla incorporada la familia de apellido Del Río, de la Casa de los Condes de Gómara, que gozaba el extraordinario privilegio llamado de las fluctuosas, consistente en elegir la mejor pieza de los bienes de entre casa que dejara el que moría en sus dominios.
A él perteneció también Blasco de Barnuevo, que en la batalla de Pavía contribuyó a la prisión de Francisco I de Francia, según refiere un notable manuscrito que tengo a la vista. Las dos fracciones de este linaje se reunían en la parroquia de San Nicolás; la Hondonera en el pórtico y la Somera en la capilla mayor.
A este linaje pertenecieron familias apellidadas Bravo de Laguna, Bravo de Saravia, Berrio, Cal, Cerda, García Hidalgo, García de Medrano, Garnica, Garanda, Gómez de Garnica, González de Ocampo, Laguna, López del Río, Malo, Matamala, Mendoza, Origuen, Orobio, Ponce de Contreras, Río o del Río, Salcedo y Losada, Solier, Soler, Torres o La Torre, Trocóniz de Álava, entre otras.
LINAJE DON VELA
De origen muy antiguo alavés, se lee en la Historia General «un mancebo de los mis nobles de Castilla que había nombre D. Vela, alzóse con el Conde Fernán González e non quiso obedecer porque se tenía de tan alta guisa como él». Tenían sus juntas en la parroquia de San Juan de los Naharros la cual se derribó en el año 1577 utilizando la piedra para las obras del Convento de la Merced. Tras su abandono trasladaron las juntas a la iglesia de Nuestra Señora del Poyo situada tras el palacio de los Betetas desapareciendo esta última completamente en el siglo XIX.
A este linaje pertenecieron familias apellidadas Ávila, Beltrán, Caravantes, Cervantes, Cisneros, Chaves, Diez de Caravantes, Espinosa, Girón, Lara, Mendoza, Ontiveros, Rivera, Ruiz de Caravantes, Vela, Vélez, Velásquez, Vera, Verguilla, Zapata, entre otras.
Para terminar esta reseña de los Doce Linajes, podemos decir que su pervivencia en estos más de ochocientos años, la explicaba en el siglo XVI Francisco Mosquera de Barnuevo cuando afirmaba que los “linajes troncales se conservan mediante los incorporados a ellos, tomando su voz y sus armas” (La Numantina, 1612).