Serían los árabes los que a través de España lo introdujeron en Europa en el siglo XI y pronto sería conocido en tierras cristianas, en donde lo denominaron el Juego de las Batallas, pues estaba concebido como una interpretación guerrera de táctica de lucha entre dos ejércitos, enfrentados en un reducido y cuadriculado campo de batalla que era el tablero de Ajedrez. Alfonso X, “El Sabio”, recogió sus reglas en el Libro de los Juegos de Ajedrez, Dados y Tablas, códice de 1283 que se conserva en la Biblioteca del Escorial y en el que se reproducen 103 miniaturas a todo color en las que aparece un tablero de ajedrez y a sus lados dos reyes, caballeros, o damas jugando al mismo, mostrando así las reglas del juego y jugadas posibles.(1)
El primer y más antiguo escudo que aparece en la heráldica inglesa, según Pastoureau, es el de Galceran II, Conde de Meulan y de Worcester (1136/1138) que lleva sobre su escudo de guerra un ajedrezado. Mientras que el más antiguo también de la heráldica francesa sería el de Raoul I de Vermandois, Senescal de Francia, que aparece representado con un escudo ajedrezado, cuya datación se remonta al año 1146.(2) En España tenemos entre las más antiguas representaciones las fajas jaqueladas de los Sotomayor que aparecen en el sepulcro de Rui Paez de Sotomayor, fallecido en el año 1289, en el Monasterio de Santa María de Armenteira (Pontevedra).
Su primitivo nombre en heráldica era el de Escaquetado o Xaquete, según se le denominaba en nuestros más antiguos textos heráldicos, como Ferrand Mexia(3) y en los que se dice que los primeros escudos jaquelados aparecen ya en los capiteles de la catedral de Tudela construida a finales del siglo XII. En los antiguos armoriales hispánicos se los describía a menudo como un campo, por lo general de metal, lleno de jaqueles de color, diciéndose por ejemplo “trae de plata, siete escaques de gules”, por considerar que los escaques cumplían una función similar a la de los forros heráldicos (4). Esta hermosa forma de blasonar los escudos jaquelados se vería afectada posteriormente por las costumbres heráldicas francesas que fueron imponiendo el término “Échiquier”(5), con su traducción en inglés de “Checquy”(6) ,e italiana de “Scaccato”(7) y en español de ajedrezado, adoptado por Tirso de Avilés y Garma Durán en el siglo XVIII.
Esta nueva metodología hace que en lugar de considerar solo los jaqueles, resaltando ordenadamente sobre el campo del escudo, se considera también como escaques a la porción cuadrada del campo que se entreveía entre jaquel y jaquel; así pues los escudos escacados son aquellos formados por piezas cuadradas de igual tamaño que, como las casillas de un ajedrez, cubren el campo del escudo y son alternativamente de dos esmaltes, uno de metal y el otro de color necesariamente, para diferenciarse.
El heraldista italiano Marcantonio Ginanni nos aporta una curiosa teoría acerca del simbolismo de las combinaciones de esmaltes utilizadas en los escudos escacados (8):
– El oro y gules: simboliza nobleza y poder, unidas a riqueza.
– El oro y azur: simboliza prudencia y bondad.
– El oro y sinople: simboliza buena fortuna y fortaleza.
– El oro y sable: simboliza fuerza y confianza.
– La plata y gules: simboliza satisfacción y méritos contraídos
– La plata y azur: simboliza resolución y ánimo de acción.
– La plata y sable: Simboliza liberalidad y prudencia.
En estos escudos el campo está enteramente cubierto de escaques, por lo que la única forma de combinarlos con otras piezas o figuras heráldicas es que éstas carguen sobre un jaquel o vayan brochantes sobre varios, dándose también la posibilidad inversa o que sean los jaqueles los que cargan sobre dicha pieza o figura heráldica. En todo caso al blasonarlos hay que partir el esmalte que tiene el primer escaque del cantón diestro del Jefe y que se considera que es el del campo del escudo, siendo el del escaque que le sigue alternativamente el correspondiente al jaquelado. También hay que precisar el número de órdenes en que el tablero está partido, tanto en sentido horizontal como en vertical, lo que da lugar a diferenciarlos en diversas categorías.
– Escudos Ajedrezados: En la heráldica francesa se utiliza el nombre de “échiqueté”, ajedrezado o jaquelado cuando el campo del escudo aparece dividido al menos en treinta y seis jaquéles o más, formado por seis ordenes de seis jaqueles cada uno, si tuviera más escaques habría que indicarlo así al describirlo.(9) Se suele utilizar también esta denominación siempre que es imposible determinar el número de escaques por ser éstos muy numerosos. o bien por cubrir el campo de una pieza o de una figura heráldica.
– Escudos Damados: Han de tener al menos dieciocho escaques, alternados de metal y color, y no alcanzar los treinta y seis, pues en este caso sería ya un jaquelado. Se obtienen dividiendo horizontalmente el escudo por tres, cuatro o cinco órdenes y verticalmente por cinco o seis. Al blasonar se debe especificar además el número de escaques o de órdenes que tienen.(10)
– Escudos con Puntos de ajedrez: Se llama así al escudo formado por quince escaques, dispuestos en cinco órdenes horizontalmente por tres órdenes verticalmente. Al describirlo se debe partir del esmalte del punto que ocupa el ángulo diestro del escudo y con cuyo esmalte se cubre a los ocho escaques que forman el campo del escudo, así se dirá que “trae ocho puntos de (metal/color) y siete de (color/metal)”.(11)
– Escudos Equipolados: Se dice de un escudo formado por nueve escaques iguales, cinco de metal y cuatro de color, dispuestos en tres órdenes de tres, en el que el del centro equidista de todos los restantes, con la salvedad además que el esmalte de éste y el de los cuatro situados en los ángulos son de metal, constituyendo éstos el campo, mientras que los cuatro restantes que constituyen propiamente el escacado son de color.(12). Al blasonar se partirá del esmalte que ocupa el ángulo diestro del escudo y se dirá “trae cinco puntos de …. (metal) equipolados a cuatro de …. ( color)”(13).
– Escudos Escacados: Se dice así cuando el campo del escudo está dividido horizontalmente de tres o cuatro órdenes y verticalmente de dos o cuatro, dando lugar a un tablero con seis, doce o dieciséis cuadros iguales, alternando metal y color. No alcanza, pues, las condiciones para poder ser considerado como Ajedrezado, ni Damado, por lo que hemos preferido darle este nombre, tras la lectura de diversos armoriales en donde se describen escudos con estas características.
Hallamos además borduras, bandas y fajas cuya superficie se encuentra cargada de escaques o cuadritos de dos esmaltes sucesivos, en los que se van alternando uno de metal con otro de color lo que permite obtener una combinación dicromática en la bordura. Si bien dadas las dimensiones de esta pieza honorable, los escaques solo pueden ir en una fila o en dos filas como máximo, situados uno a continuación del otro alternando sus esmaltes, bien plenos o bien con los jaqueles cargados a su vez de otra pieza o figura más pequeña.
Lo que nos permite diferenciar entre Componados: son aquellas borduras, cargadas con una sola fila de escaques alternando dos esmaltes; y Jaquelados: son aquellas borduras u otras piezas heráldicas, como fajas o barras, e incluso figuras como lunetas o castillos cargadas de dos filas de jaqueles en los que se alternan dos esmaltes sucesivamente y sin que se cargue sobre ellos figura alguna.
La primera cuestión a dilucidar es la forma como van representados estos escaques, es decir: si van dibujados cubriendo el campo del escudo o bien si lo que hacen cargando (rellenando el interior) sobre alguna pieza.
Ubicación de los escaques
Observamos que es más frecuente vayan cargados sobre una pieza a que lo hagan cubriendo el campo del escudo.
En cuadro anterior vemos la frecuencia con que aparecen las diferentes variantes de los Escaques, destacando claramente las Piezas cubiertas de jaqueles y los ajedrezados.
En España los ajedrezados alcanzan una gran importancia, convirtiéndose en la cuarta figura geométrica de nuestra heráldica por orden de frecuencia, tras la Bordura, la Banda y la Faja, habiendo encontrado 2.270 escudos españoles que se blasonan con algún tipo de escacado, lo que supone una media del 4% sobre los 60.000 escudos gentilicios examinados. Si bien su presencia no es uniforme, según las diferentes heráldicas regionales analizadas, pues podemos observar que Navarra presenta la heráldica más rica en escaques, mientras que Castilla, Vasconia y Cantabria traen las más pobres.
El heraldista italiano Crollalanza tiene una curiosa teoría sobre el origen de los jaquelados, pues la considera la más noble y antigua figura del blasón y fija su origen en los Godos que portaban unas banderas jaqueladas14. Teoría que podría confirmarse por la importancia y difusión que los escudos jaquelados tienen en la heráldica española, cuya nobleza desde antaño ha tenido a gala el proceder de los godos.
Los escaques blasonan los escudos de los más encumbrados linajes españoles, apareciendo de una u otra forma en las armas de los Ducados de Alba, Alcudia, Almodóvar del Campo, Atrisco, Bivona, Dato, Fernandina, Frías, Galisteo, Granada de Ega, Huéscar, Linares, Medina Sidonia, Montealegre, Nájera, Olivares, Osuna, Rivas, Sanlúcar la Mayor, Sotomayor y Sueca.
1 VALERO DE BERNABE, Luis : Las Figuras Geométricas en la Heráldica Española, Logroño, Ediciones San Martin 2009, pp. 168/172
2 PASTOUREAU; Michel de: Traité D’Héraldique, Paris (France), Grands Manuels Picard, 1993, p. 31
3 MEXIA, Ferrand: Nobiliario Vero. Jaén 1489, Facs. Instituto Bibliográfico Hispano, Madrid 1974. Libro III Cap. XXIX
4 RIQUER, Martín de: Heráldica Castellana, Barcelona, Quaderns Crema Vallcorba ,1986, p. 136
5 DUPUY DEMPORTES, Jean Baptiste: Traité Historique et Moral du Blasón, Paris 1754, p. 280, Lib Iº, reeditado por Editions Jan Van Helmont, Louvain (Belgique), 1995
6 BROOKE-LITTLE, J. P.: Heraldic Alphabet, London (England), Robson Books, 1973, p.62
7 GUELFI CAMAJANI, Piero: Dizionario Araldico, Milano (Italia), Arnaldo Forni Editore, 1978, p.468
8 GINANNI, Mar’Antonio, L’Arte del Blasone, Venecia, 1756. Arnaldo Fornio Editore, Bologna (Italia), 1995, p. 154
9 D’ESCHAVANNES, Jouffroy: Traité Complet de la Science du Blasón, París, 1880, Pardés Editeurs, Puiseaux, 1994, p. 95
10 GARMA Y DURÁN, Francisco Javier: Adarga Catalana, Libro I, Madrid 1754. Paris-Valencia, Valencia 1997,p. 97
11 GARMA Y DURAN, op, cit. p. 96
12 MAIGNE, Wilfred: Abregé Méthodique de la Science des Armoires”, p. 50, Puisseaux (France), Pardés, 1993, p. 276,
13 MAIGNE, op. cit. p.51
Artículo del Excmo. Sr. D. Luis Valero de Bernabé y Martín de Eugenio. Marqués de la Casa Real.