POR EL DR. JOSÉ MARÍA DE MONTELLS Y GALÁN.
Será por mi desmedida inclinación por la figura humana, ya sea pintada o fotografiada, que no me quedo a gusto si publico alguna cosa que no vaya acompañada por algunas buenas ilustraciones que ayuden a su comprensión.
Me ha pasado con relación a mi artículo sobre la investidura en Córdoba de la Orden de San Lázaro del pasado lunes. No tenía suficientes fotos de los actos a los que asistí y quizá me precipité un poco. Por eso, ahora que tengo algunas más me apresuro a darlas a conocer. Pienso yo que las fotos son fiel testigo de los acontecimientos y que los historiadores venideros deberán de tenerlas muy en cuenta como documentos veraces.
¡¡¡Lo que daría yo por tener una foto de los Reyes Católicos y Boabdil, el día de la rendición del moro!!! Me contento con el soberbio cuadro de Pradilla, pero no es lo mismo. Con fotos, la historia estaría más cerca de nuestro corazón. La guerra civil española, pongo por caso, sería otra cosa sin la foto del miliciano herido en el aire de Robert Capa. Tendríamos otra percepción. Es una foto definitiva que ha definido toda una época. Una foto que vale más que mil palabras. Sin embargo, fue un montaje. Una burda puesta en escena, fruto de la propaganda política de la época. Es decir: pese a su apariencia irrefutable, las fotos también engañan, nos engañan. En esto, en la utilización torticera del testimonio gráfico, las políticas de comunicación de determinados intereses han sido maestras en el arte de la manipulación.
Lo que no tiene nada de falsa propaganda, son las fotos que acompañan estas líneas. Constituyen un testimonio de lo que aconteció en Córdoba a primeros de mes que vienen a refrendar lo que escribí. No me he resistido a la tentación de incluir una mía, en la que se me ve algo fané y descangallado. Ya dije que me cansaba mucho y ahí está la prueba.
Todo lo demás acredita mi crónica de aquellos inolvidables actos de gran contenido religioso y caballeresco. La caballería lazarista, desde la devoción cristiana, responde con hechos tangibles, los retos de un tiempo en el que priman la incredulidad y el relativismo. La Orden ha superado circunstancias muy adversas, fundadas en la ignorancia y el sectarismo, con la esperanza en que la verdad se abriese paso.
Se me quedó en el tintero en mi crónica de la investidura, la reunión del Gran Consejo Magistral en la mañana del día 7, en la que se llegó al trascendental acuerdo de convocar el año que viene un Capítulo General Constituyente con el objetivo de redactar una nueva Constitución más acorde con el tiempo nuevo, en consonancia con nuestra propia tradición. En Córdoba, se hizo palpable que San Lázaro nos ha escuchado. Los que estuvimos allí, fuimos afortunados. Doy fe de ello.