Por lo acertado del mismo, nos gustaría reproducir un interesante artículo de la autoría de D.Antonio Alfaro de Prado Sagrera, Presidente de la Asociación de Genealogía Hispana, que bajo el título «Hacia la Genealogía 3.0; nuevas oportunidades»se ha publicado con anterioridad en el «Cuaderno de Genealogía núm 11», editado recientemente por HISPAGEN.
Con esta entrada, además de avalar la importancia de las nuevas tecnologías en el estudio  e investigación  dentro del campo que abarcan estas ciencias, queremos dejar constancia de la no menos importante función que ejercen, en la actualidad, las asociaciones dedicadas al estudio e investigación de esta ciencia familiar. Asociaciones que con sus trabajos y publicaciones mantienen viva la esencia de nuestro pasado, como vehículo para entender mejor la sociedad del presente.
Portada del núm.11 de Cuadernos de Genealogía, publicación editada por HISPAGEN donde se contiene originalmente el presente artículo.
Quienes han conocido la genealogía antes y después de Internet son conscientes de la profunda revolución que ha tenido lugar en apenas quince años. Aquello que se definía como una disciplina muy minoritaria y elitista ha pasado a ser asequible para miles de personas que se sumergen en su historia familiar, sin complejos ni pretensiones, gracias especialmente a los recursos en la red, donde encuentran ayuda, informaciones, pueden localizar documentos muy diversos e incluso en algunos casos acceder a digitalizaciones.
La imagen estereotipada del genealogista como ratón de biblioteca ha pasado a la historia, el nuevo perfil debe combinar el trabajo de campo, imprescindible en todo caso, con un conocimiento y manejo profundo de los recursos en internet y de las nuevas herramientas tecnológicas.
Pasados los años casi épicos en que apenas un puñado de pequeñas páginas personales y dos o tres listas de correo en español asomaban por la red, se ha ido produciendo un desarrollo acorde con la propia evolución de internet, la Web 2.0 que llevó a lo que podríamos denominar la Genealogía 2.0. Ha sido el momento de las redes sociales y de la comunicación e intercambio a todos los niveles, con tanto calado en la genealogía. Los grupos de colaboración se han multiplicado tanto por países y regiones como por apellidos y grupos familiares diversos. Desde la colaboración entre los propios genealogistas hasta la transmisión de historias familiares al entorno de parientes cercanos y lejanos, mediante comunidades que van creciendo exponencialmente en cuanto a participantes y contenidos. Iniciativas personales y grupales, asociaciones, archivos y fuentes documentales en general e incluso empresas privadas se consolidan aportando un caudal de conocimiento hasta hace poco tiempo impensable.
Y ha llegado el momento de la Web 3.0 y la Genealogía 3.0, la interacción entre la información y los usuarios, la expansión de internet más allá de los ordenadores hacia otros dispositivos que actúen como terminales de un gran sistema del que sean puntos inteligentes de entrada y salida de contenidos. Una situación que nos puede servir para repasar las oportunidades y carencias de la genealogía actual.
Si el genealogista en épocas previas a internet se hallaba en ocasiones alejado de las fuentes y de otras personas afines, hoy en día podemos vernos abrumados por la cantidad de recursos y foros, listas y contactos. Resulta imprescindible focalizar las investigaciones y huir muchas veces del “ruido” que genera una comunidad tan amplia y con intereses tan diversos. Pero el problema, y el reto, también reside en los grandes fondos documentales en la red que en muchos casos carecen de índices onomásticos y que constituyen un material en bruto excelente para la investigación.
Constituyen interesantes precedentes los casos de Aragón y Extremadura que cuentan ya con importantes índices censales, o la incesante labor de ASINDA en la generación de grandes bases de datos, pero son muchos los recursos ya disponibles que requieren esta labor.
Texto original del artículo referido.
 
Los llamados teléfonos inteligentes, smartphones, y las tablets son herramientas de primer orden para el investigador.
Comienzan tímidamente a asomar las aplicaciones que nos permiten disponer de nuestros árboles genealógicos en estos terminales y que ofrecen la posibilidad tanto de consulta como de gestión en cualquier lugar. Serán imprescindibles las extensiones móviles de las grandes comunidades genealógicas, como la ya desarrollada por MyHeritage. Aplicaciones con contenidos genealógicos y temas afines, cursos y manuales de todo tipo serán habituales.
Ambos dispositivos incorporan ya aceptables cámaras fotográficas para registrar imágenes y documentos que surjan en cualquier situación.
También resultará imprescindible servirnos de “la nube”, facilitando que desde la red estén disponibles nuestros recursos y aplicaciones, tanto para uso personal como de herramienta de intercambio con terceros. No podemos afirmar que existan a día de hoy en el ámbito genealógico bibliotecas o archivos virtuales compartidos.
Y quizás sea el momento de que la mayor interacción entre información y usuarios estimule en el ámbito hispano, por fin, la incorporación masiva de los estudios de ADN en  l o s trabajos genealógicos.
El desconocimiento, los temores a posibles resultados inesperados y el coste, que aún debe recortarse significativamente, están frenando a esta firme y prometedora fuente de información.
HISPAGEN fue marcada desde sus inicios por la impronta de fomentar la colaboración altruista, la difusión de la genealogía, la conservación del patrimonio y la cooperación con entidades y grupos afines. Pero especialmente no fue casual que sus socios fundadores se aglutinasen gracias a internet y a la visión de las nuevas y prometedoras expectativas que se iniciaban y que ya han comenzado a tomar cuerpo. Senda que debe seguir siendo central en la asociación, sin duda consciente de sus limitaciones y alcance, pero aportando su capacidad de impulso e innovación al servicio de la comunidad genealógica hispana.
Autor: D.Antonio Alfraro de Prado Sagrera, Presidente de HISPAGEN.
Origen: Cuaderno de Genealogía  núm. 11 ( HISPAGEN).