SEGUNDA PARTE ( ÚLTIMA).
Y así a algunos nobles e hijosdalgo de nuestros días, pudiere parecer algo “absolutamente terrible e inadmisible”, hasta el Benavides más humilde del mundo, como una simple criada… si llevase o llevare este apellido por sangre (no por adopción o por dádiva), es “nobleza no titulada”, al descender del infante Don Fernando Alfonso o Alonso de Benavides, así como de la Casa de Benavides de las juderías de León, y descender del IX señor de Benavides y I señor de Santisteban del Puerto, Don Men Rodríguez de Viedma y Benavides; hijo de Diego Sánchez de Biedma y Benavides y de María Afonso de Benavides, hija de Juan Alonso o Alfonso de Benavides, VI Señor de Benavides, y hermana de Juan Alonso de Benavides, el mozo, VIII Señor de Benavides (quien, al no dejar descendencia, instituyó y estatuyó por testamento, en 1358, no tan sólo la sucesión legítima de la casa de Benavides en su primo y sobrino por el linaje Benavides, Men Rodríguez de Biedma, sino que, por mayorazgo, dispuso se llevara obligatoriamente el apellido Benavides en sus descendientes). 

Alfonso VII.

Urraca I de León.

Y proceden, al igual -por el lado de la Casa de Biedma, no de la Casa de Benavides- del célebre Don Iñigo Iñiguez de Biedma, el reconquistador de Andalucía, y de su hijo, Rodrigo Iñiguez de Biedma, abuelo de Men Rodríguez de Biedma y Benavides. Realidad por la que el origen de los Benavides no se halla en Don Rodrigo Íñiguez de Biedma, como algunos lo aseveran, sino en el infante Don Fernando Alfonso de Benavides, y en la Casa de Benavides con su escudo de armas y, con un sincero respeto, me permito enterar al ilustre señor Conde de Quinta Alegre, de algo sobre los “Santacruz” de Colombia, que quizás desconoce, empero que lo registra la historia:
En la época de la independencia, mi tátara-tátara abuelo, el coronel del Ejército Realista, un criollo de nacimiento, y de familia de origen español y europeo de pura cepa por todos sus linajes, el Dr. Tomás Miguel Salazar de Santacruz y Caycedo (abogado de la Universidad de Salamanca, y ancestro también del señor Harold Santacruz), junto con mi otro tátara-tátara abuelo, el general español, Don Basilio Modesto García, defendieron a ultranza los derechos de la Corona en América del Sur del rey Borbón, Don Fernando VII, y derrotaron al triunfante Libertador, el general Simón Bolívar, en la Batalla de Bombona, el 7 de abril de 1.822, así como al Grande Mariscal Antonio José de Sucre (el héroe de Pichincha), el 24 de noviembre de 1.822 en la segunda batalla de Taindala. Una irrestricta lealtad al rey español, que llevó a la inefable navidad negra de San Juan de Pasto del 24 de diciembre de 1822, que terminase con el asesinato de más de 500 pastusos por creer y defender la autoridad del monarca español en la América Española (así como a que los pastusos tomaran fama de “tontos”); y valentía de la que -parece-, jamás se enteró Fernando VII.

Batalla de Bombona, año 1822.

Ora bien: Como en España y en Europa, los títulos nobiliarios que otorgaban los reyes a sus súbditos, casi siempre obedecían a hechos heroicos en batalla o al reconocimiento  por servicios prestados al condigno rey, como por ejemplo acaeciese con Don Álvaro de Bazán y Guzmán, I marqués de Santa Cruz, con la batalla de Lepanto, mis dos referidos ancestros, bien hubiesen podido merecer sendos títulos nobiliarios, y mucho más, cuando el doctor Tomás Miguel Salazar de Santa Cruz y Caicedo (quien, luego de la independencia, tuvo que limitar su nombre a Tomás Miguel De Santacruz Caicedo, porque, en las épocas de Bolívar, aquí se odiaba todo lo que fuera noble o lo pareciera, como también acaeció en una época ulterior en España), amén de ser absolutamente fiel a la Corona Española en las cruentas épocas independentistas, era un hijodalgo, con origen noble, encomendero del Rey -como lo fueron sus ancestros en la Nueva Granada-, hijo de alféreces reales, y su familia -sólo por el lado “Santacruz”-, propietaria de más de 2 millones de hectáreas en una de las tierras más ricas de Colombia, con todos los climas. Allende que, también, en su progenie, se hallaría entroncado en la Nueva Granada con descendientes de una familia, con un indiscutible origen real alemán, francés, español y judío, como los Ben-Avid-es.
Con respeto: Pretender sobajar a los descendientes de los españoles que vinieron al Nuevo Mundo, por su pobreza o conversión -o por la razón que fuere-, siendo ellos poseedores legítimos de apellidos tan peninsulares, tan largos, tan rimbombantes, con el mismo origen genitor de los apellidos españoles, y heredados de sus propios padres y ancestros, resulta bastante ingenuo y un poco prejuicioso. Colombia, es un país maravilloso, con unas riquezas infinitas (llevan más de 500 años tratándolas de acabar y aún continua siendo una nación rica en demasía), y con una gente extraordinaria. Lo único que nos diferencia de nuestros hermanos españoles de noble o hidalgo linaje, es que a la descomunal mayoría de los colombianos, de los latinoamericanos y de los norteamericanos, no les importa ni les importará quiénes fueron sus ancestros; siendo contados a quienes nos preocupamos por nuestro linaje y genealogía, al punto de que, por estos lares, se nos estima como “tontos y superficiales”. Lo que, con un total respeto, no podemos compartir.

Tres paisajes colombianos. Todos los climas, todos los días del año.

Mas, el señor Harold Santacruz Moncayo en el libro que referencia el Señor Conde, sí incurre en un error gravísimo: Si bien señala el origen judío converso de Paulo Santacruz o Paulo Antonio Salazar y Santacruz (antes Salomón Levi o Paulo Sánchez de Guadalupe o Alfonso de Miranda), quien, luego de la conversión toma el apellido “Santacruz” -como una sola palabra para diferenciarse de los ya existentes (obviamente no de los Santa Cruz que procedían del linaje de Álvaro Iñiguez de Santa Cruz que aparece unos años después, a mediados del siglo XVI, y que no pocos autores estiman como el genitor de este ilustre linaje soriano, cuando, ya desde hacía más de cuatro siglos, había muchos caballeros y damas que ostentaban este linaje, como el Don Miguel de Santa Cruz, Juan de Santa Cruz de la Torre, o el mismo capitán Juan de Santa Cruz, quien en 1.540 fundase en el Nuevo Mundo la población de Santa Cruz de Mompox). 

Apóstol Santiago.

 Y cuando, acorde con su investigación, el señor Harold Santacruz también informa que, en el año de 1.495, Paulo Santacruz se casó en Guadalajara con la Isabel Bazán de Santa Cruz; dama, posiblemente, del mismo linaje de los Bazán de los marqueses de Santa Cruz (que se remontan al topónimo Baztan y a los Pérez de Bazán y González de Bazán y a toda su descendencia tres siglos antes de que naciera Álvaro de Bazán y Guzmán); y dama que ostentaba también -como Don Juan de Santa Cruz y muchos otros apellidados así desde el siglo  XI-, un previo apellido De Santa Cruz que otros genealogistas, y conforme con la tradición heráldica aceptada, bien remontan a Numancia -el nombre antiguo de Soria-, y al capitán numantino, Megaria, como el genuino progenitor de la familia de los Santa Cruz, cuyos descendientes -como se sostiene, y lo acepta la egregia institución nobiliaria de la Casa Troncal de Soria-, fueron convertidos a la Fe Católica por el mismo apóstol Santiago en el año 43 después de Cristo, y en cuya memoria, y por habérsele aparecido en varias ocasiones una Cruz en el aire, la tomaron como el distintivo esencial de su Casa, poniéndola azul floreada en campo de plata y cargada de otra cruz roja, como se aprecia en su escudo; y como se reconocía en las Casas Solares de estos caballeros en la ciudad de Soria; casas en las que alguna vez -y varios siglos después-, se ampararía de infante el Rey Don Alonso I de Aragón; y de las que fuese miembro Don Miguel de Santa Cruz, un ricohombre, Señor de la ciudad de Daroca, en el año de 1.131, y cuya dignidad entendíase que correspondía a un Grande de España.

Armas de los Santa Cruz.

 Resulta apenas obvio, que doña Isabel Bazán de Santa Cruz no era ni podía ser descendiente del médico judío converso Paulo Santacruz como para tener su mismo apellido u origen (porque era su esposa), ni menos, lo podía ser, del padre de aquél, el también médico, Juan Sánchez de Guadalupe (antes Isaac Levi, quien tuvo sólo dos hijos varones), por lo que no podía llevar el apellido “Santacruz” como el señor Harold Santacruz lo relaciona y escribe equívocamente; y, al llevar ella el apellido De Santa Cruz, sin duda alguna, el mismo provenía del más antiguo linaje soriano de los Santa Cruz instituido por el capitán Megaria. Indicando el señor Santacruz Moncayo, que el nieto de Paulo e Isabel Bazán, Álvaro, toma los apellidos Bazán Santacruz y Zúñiga (un apellido con origen en la casa real de Navarra), quien a su vez cásase con María Salazar de Mendoza, surgiendo, a partir de ese momento para él, el uso continuo del apellido Salazar y Santacruz en nuestra familia. No obstante, con respeto, esto último, no resulta exacto: Lo correcto es -como lo señalaba mi abuelo materno-,  indicar que nuestros ancestros tomaron a partir de ese momento, para todos sus descendientes, por derecho de sangre y linaje, el apellido Salazar de Santa Cruz, como la fusión de los apellidos españoles preexistentes, Salazar y De Santa Cruz, más que por el apellido converso SantacruzPor lo tanto, los Santacruz de origen judío (que, con su nuevo apellido cristiano, tan sólo pretendieron honrar la cruz en donde el hijo de Dios redimió a la humanidad, como lo hicieron los Santa Cruz del capitán numantino Megaria), se entroncaron inmediata y convenientemente con los ilustres señores del asaz rancio linaje de los Santa Cruz de origen soriano, al punto incontrastable en el que, nuestro escudo de armas en Colombia, es el mismo escudo de los Santa Cruz que consta en el armorial de la Casa Troncal de los Doce Linajes de de Soria, sin diferencia alguna, ya que por linaje nos corresponde. Amén de que mi familia más cercana -los Cyfuentes-Pantoja De Santa Cruz-, por otro entronque familiar (y que desconozco si lo tiene o no el señor Harold Santacruz), directamente también desciende del licenciado Juan de Santa Cruz de la Torre,  del hidalgo linaje de la ciudad de Soria, que viniese al Nuevo Mundo como gobernador y juez de Cartagena de Indias -a quien algunos atribuyen realmente la fundación de la ciudad de Santa Cruz de Mompox-; y caballero a quien la Corona le otorgase el título de conde de Santa Cruz de Mompox.
Se le abona al señor Harold Santacruz Moncayo su juicioso estudio sobre la familia Santacruz, pero amén de su aparente error de vincularla con los marqueses de Santa Cruz de Mudela (mi abuelo, médico, político y periodista de profesión, educado a comienzos del pasado siglo en Francia y Argentina, la vinculaba con los marqueses de Santillana y los duques del Infantado en un entronque que desconozco aún), o de olvidar inexcusablemente, el ilustre linaje de los Santa Cruz en la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria, y de omitir los dos únicos apellidos alemanes entroncados con esta familia (Von Wolff-Metternich y Von Guntem, razón por la que -suponemos- que los Santacruz como mi abuelo, bisabuela y tátara abuelo eran muy altos, rubios, de tez muy blanca, y de ojos azules y verdes, habiendo sido casi todos así hasta mi pasada generación), tampoco toma en cuenta otras personas que descienden directamente del capitán español Lucas Salazar de Santa Cruz y Sánchez de Ayala, quien llegose a la Nueva Granada, y fuese -entre otras dignidades-, alférez real de la ciudad de Anserma, como su hijo Pedro Salazar de Santacruz y Bermúdez de Burria; y cargo para el que, para poder ser designado, tenía que acreditar, cuando menos, nobleza de sangre, en la época imperial de Felipe IV de España, en la que uno simple “don nadie” no podía ser designado como el alférez real de un rey Habsburgo. 

Alfonso VI, bisabuelo de Fernando Alfonso de Benavides.

Tanto los Santacruz, como los De Santa Cruz, como los Benavides y De Benavides colombianos, somos profunda y convencidamente católicos (sin doble militancia con el judaísmo), y jamás nos hemos atrevidos ni nos atreveríamos  a considerar inferior a aquella la “raza” de donde proviene el mismo Jesucristo y la Santísima Virgen; ni menos, nos atreveríamos a denominar como “marranos” a aquellos judíos que se convirtieron al Cristianismo al finales del Medioevo, porque el hacerlo nos parece un poco grosero, ligeramente obscurantista y absolutamente anticristiano. Y tampoco creemos en esa pretérita diferenciación entre “viejos y nuevos cristianos”, sino en la que realmente debe interesarnos como católicos: Entre buenos y malos católicos, sin importar su raza, sexo o condición social.

Y como atinadamente lo expresa el ilustre Señor Conde de Quinta Alegre, jamás debemos olvidar que los esclavos se hicieron reyes y que los reyes se hicieron esclavos; ni menos, que todos los nobles, antes de ser nobles -y como nos lo demuestra la historia y la misma heráldica-, fueron en algún momento plebeyos y campesinos, empero que, por la gracia a Dios, por a la enorme generosidad de un determinado monarca, y por sus servicios, se les elevó a la nobleza de su entonces corriente y humilde estatus social. 

 Resultando mucho más importante para el autor de la presente nota, y para un acucioso genealogista, el saber de dónde viene un linaje dos o tres mil años antes de Cristo, que tan sólo pretender saberlo después del siglo XII o del siglo XVI, con el mero origen de un apellido hispánico o europeo, tratando de ocultarse un origen sefardita que, en el desafortunado “cristiano concepto del mundo de algunos estudiosos de los linajes con un origen español”, no conviene a muchos de ellos, como si el Cristianismo no proviniera directamente del judaísmo; como si no proviniéramos de Adán y Eva (esto último, obviamente, para los que somos creyentes católicos); y como si los pueblos asentados en la Hispania no hubiesen sido en algún momento convertidos al Cristianismo.

El Presidente Uribe y Freddy Cyfuentes-Pantoja De santa Cruz .

Sí. Un orgullo inmenso siento por mi origen español y por el linaje peninsular de mis apellidos Santacruz y De Santa Cruz, así como por lo que los mismos simbolizan (en esencia, lo mismo) No obstante, y a pesar de ser convencida y absolutamente católico, siento mucho más orgullo, por el indiscutible linaje real (hebreo y europeo), de mi tercer apellido Benavides -itero-, como el fruto heráldico de la castellanización del linaje sefardí de los Ben-Avid (los hijos descendientes del Rey David), con su previo origen reconocido en la Biblia en la Casa de Jacob y de su hijo Judá; y casa real aquella, de la que descendieron también la Santísima Virgen María y nuestro Redentor, Jesús de Nazaret. 
Además: Nadie conoce la totalidad de su genealogía -el hacerlo resulta un absoluto imposible a la limitadísima naturaleza humana-, sino en aquella parte, en la que le interesa que la misma sea  conocida (!)….

Freddy A. Cyfuentes-Pantoja De Santa Cruz y Benavides.