Por don Mariano de San Antonio Lillo
Melchor Bravo de Saravia y Sotomayor (Soria, 1512 – ib., 8 de diciembre de 1577) fue un abogado y funcionario español, que llegó a ser Presidente de la Real Audiencia de Lima y a la vez gobernador interino del Virreinato del Perú desde 1553 hasta 1556.Posteriormente, fue nombrado como gobernador de la Capitanía General de Chile desde 1568 hasta 1573 y presidente de la subordinada Real Audiencia de Concepción.
Había nacido en el año 1512 en la ciudad de Soria, de la entonces Castilla la Vieja que formaba parte de la Corona castellana, siendo hijo de Juan Bravo de Saravia, señor de Pica y de Almenar, y de María Sotomayor de Vera Morales.Es antepasado directo de los actuales marqueses de la Pica.
El 15 de enero de 1531 fue admitido en el Colegio de San Clemente de Bolonia para estudiar derecho canónico y el 16 de septiembre de 1538 se le dio dispensa para ser admitido al examen de derecho civil, el que rindió al día siguiente, confiriéndosele el grado de doctor en Derecho Civil.
Una vez abandonado el Colegio de San Clemente, regresó a los reinos de España y allí inició sus servicios en la carrera de varas, desempeñándose como corregidor de Ciudad Rodrigo, hasta que por real provisión fechada el 3 de febrero de 1548 se le libró título de oidor de la Real Audiencia de Lima, plaza que juró el día 13 de marzo de 1549, y durante cuyo desempeño le correspondió asumir la presidencia interina para substituir al virrey marqués de Mondéjar en 1552.
El 23 de diciembre de 1567 fue nombrado presidente de la nueva Real Audiencia de Concepción, que estaba subordinada a la de Lima, y al mismo tiempo ejercía como gobernador de la Capitanía General de Chile, que dependía del Virreinato del Perú pero conservaba cierta autonomía. Se embarcó en el Callao en abril de 1568 para asumir sus nuevas funciones. Llegó a Santiago, pero en vez de dedicarse exclusivamente a los asuntos judiciales y civiles, como le correspondía a su cargo, decidió entrar de lleno en cuestiones militares.
Se dirigió al sur para actuar en la Guerra de Arauco, consiguiendo solo una nueva derrota en el asalto al fuerte mapuche de Marigüeñu, al sur de Concepción (enero de 1569), por el que debieron ser evacuadas Arauco y Cañete.
Al revés militar se sumó el terrible terremoto que asoló Concepción el 8 de febrero de 1570, que causó la destrucción de todas las casas de esa ciudad, aunque solo hubo 30 muertos. Bravo de Saravia tuvo que afrontar la reconstrucción de la ciudad, y posteriormente volvió a activar la guerra con los indios, apoyado por refuerzos enviados desde Perú por el virrey Francisco de Toledo; pero fue derrotado nuevamente en Purén, a principios de 1571.
El rey Felipe II, informado de los reveses militares con los mapuches, se convenció de la inconveniencia de que existiera una Audiencia en un territorio en permanente estado de guerra y decidió suprimirla, designando como gobernador de Chile a Rodrigo de Quiroga en 1573.
En 1575, Bravo de Saravia volvió a España y fundó un mayorazgo sobre sus casas de Soria y otros bienes.Murió pocos años después el día 8 de Diciembre 1577 en Soria, donde estaba la casa de sus mayores. Fue sepultado en el coro de la iglesia mayor de la ciudad, donde tenía sepulcro propio.
MATRIMONIO Y DESCENDENCIA DE MELCHOR BRAVO DE SARAVIA.
Melchor Bravo de Saravia había contraído matrimonio en los reinos de España en 1537 con doña Jerónima de Sotomayor, bautizada en Soria, hija legítima del licenciado don Jerónimo de Sotomayor, y de doña Ana de Herrera, ambos naturales de Soria.
Ocho fueron los hijos habidos en la unión anterior y a través de tres de ellos se comenzó a gestar una extensa familia que extendería su presencia en los consejos y audiencias de la monarquía desde la segunda mitad del siglo XVI hasta avanzado el siglo XVIII. Fueron ellos: don Alonso Bravo de Sarabia; doña Mariana Bravo de Sarabia; y don Ramiriáñez Bravo de Sarabia,
De los restantes vastagos, dos hicieron su vida en España. Don Juan Bravo de Sarabia, nacido en Cartagena de Indias, se asentaría en los reinos de España haciéndose cargo del patrimonio familiar y allí en tres ocasiones fue elegido procurador de cortes por los Doce Linajes de Soria y asistió a la guerra de Granada. Se le concedió un hábito de la Orden de Santiago en 1578 y en ella fue comendador de Mora y murió bajo testamento otorgado en Madrid el 2 de marzo de 1631, y cuyos bienes fueron inventariados el 22 de mayo del mismo año. Por su parte, doña Ana Bravo de Sarabia, nacida en Lima, contraería matrimonio con don Alonso de Ciria-Beteta, natural de Ateca en el reino de Aragón, enlace del que nacería don Juan de Ciria-Beteta y Bravo de Sarabia, natural de Ateca, asistente a las Cortes de Zaragoza de 1646, caballero de la Orden de San Juan en 1650, casado con doña Jacinta Pérez de la Figuera y Muñoz de Pamplona, natural de Maluenda, hija legítima de don Marcos Pérez de la Figuera, caballero de la Orden de Santiago, y de doña Felipa Muñoz de Pamplona.
Los otros tres hijos se radicaron en las Indias. Doña Mayor Bravo de Sarabia, contrajo matrimonio con el general don Alonso Picado, que había pasado a las Indias en compañía de su suegro don Melchor Bravo de Sarabia, a quien acompañaría al reino de Chile y allí permaneció durante siete años y luego pasó a los reinos del Perú y fue allí capitán de los gentiles hombres arcabuces de la guardia del reino del Perú, secretario del marqués don Francisco Pizarro, encomendero en Arequipa, hijo de don Alonso Rodríguez Picado, vecino de Arequipa, que había pasado a la conquista y pacificación del Perú «bien aderezado de armas, caballos y criados a su costa», y de doña Juana Muñoz. Doña María de Sarabia, casaría con don Diego Gavilán de Chaves, vecino y encomendero de Guamanga; y don José Bravo de Sarabia, que casó con doña María Luzón.