El Emperador Napoleón tuvo la voluntad de reconstituir una élite a fin de reconocer los méritos y el valor de los hombres que forjaron el Imperio. El ARMORIAL DEL PRIMER IMPERIO se inscribe en la continuación lógica de la creación de los estatutos del 1º de marzo de 1808, que organizan la nueva nobleza y regulan la atribución de los títulos y mayorazgos; fijan la jerarquía de los nuevos títulos y restablecen el derecho a los escudos de armas, restaurando, en uno de las grandes aportaciones del Emperador, el vínculo con el Antiguo Régimen.
Portada de la obra. |
Este reconocimiento señalado es también la consecuencia de la evolución de la sociedad. Los escudos de armas son otorgados a partir de letras patentes oficiales; lo son por el Conseil du Sceau, o «Consejo del sello», creado igualmente el 1º de marzo del mismo año, y que bajo la presidencia de Cambacérès estaba encargado de instruir todos los asuntos relativos a los títulos y a los mayorazgos, asi como de sellar y expedir las letras patentes necesarias. Durante los años siguientes, la competencia del Consejo del Sello de los títulos se extendió a la entrega de otras actas.
Los escudos de armas otorgados durante el Primer Imperio son conformes a las reglas del blasón, no obstante es de notar la gran cantidad de figuras nuevas que surgen. En efecto, los creadores de estos escudos de armas, a la vez que respetaban las reglas heráldicas del blasonamiento, dejaron libre curso a su creatividad, alimentada por la fantástica epopeya Napoleónica.
Por otro lado, las composiciones son tan perfectas, que la restauración del derecho divino autoriza su homologación en 1815. Como lo señala el Profesor Michel Pastoureau en su prefacio a la primera edición, la gran originalidad del sistema heráldico del Primer Imperio reside en las marcas y signos de dignidad añadidos al escudo para evocar el título, el rango y/o la función del impetrante.
Considerado todo lo anterior, este libro es extraordinario tanto por su importancia como por su estética, así como por el increíble florilegio de muebles heráldicos y la riqueza suntuosa de su composición, aderezado con hermosos dibujos en los que la simbólica rebosa.
El Doctor Don Philippe Lamarque durante una sesión de dedicatorias. |
El autor, el eminente Philippe Lamarque, nació en 1958 y es titular de dos doctorados, uno en derecho y otro en historia de la filología. Autor de más de veinte libros de los cuales más de la mitad han sido laureados con prestigiosos premios literarios y científicos, ha publicado múltiples armoriales. Sus diferentes trabajos le han llevado a interesarse en la ciencia heráldica en el Siglo XIX, haciendo de él un especialista incontestado de dicho periodo. En ese contexto, sus investigaciones actuales se centran en el armorial de la Cámara alta, es decir de la cámara de los Pares de Francia y el senado conservador de 1808 à 1870.
Entre las muchos puntos de interés de esta obra, señalemos que este armorial es publicado por vez primera en su integridad, comprendiendo por ejemplo Letras patentes, Decretos y Gentilhombres extranjeros incorporados al Imperio. Para lograr esto, 600 blasones fueron realizados en infografías por Gregor Jakubowski-Barthel de Weidenthall, artista heráldico.
Asimismo, esta obra representa una suma que jamás había sido realizada anteriormente, tratando de:
– Los aspectos jurídicos e institucionales de los escudos de armas.
– Del blasón y sus signos (que comprende, para quienes no conocen la heráldica, un léxico de los muebles en imágenes y de su definición simbólica).
– De las evoluciones del Antiguo Régimen al Primer Imperio
– de la simbólica heráldica, etc.
Por otro lado, las reseñas están emplazadas al lado de los escudos de armas, lo cual facilita grandemente la lectura.
Asimismo, el index armorum de este armorial así completado ha sido realizado por el Profesor Michel Popoff, lo cual facilitará la búsqueda para los coleccionistas, genealogistas y los aficionados.
Cabe señalar que el Armorial del Primer Imperio es un libro imponente, pero sobre todo una obra rara.
Ya ha sido ampliamente reservada por los apasionados de historia, de heráldica, de genealogía, sin olvidar a los bibliófilos y a las familias descendientes de la nobleza imperial.
Tomando en cuenta su riqueza sorprendente, tanto a nivel de texto como de la abundante iconografía, de su talla y del pequeño tiraje realizado, es éste un objeto de gran lujo propuesto a un precio que los conocedores apreciarán.
En cuanto a su formato, es imponente: 25 x 32 cm, y comprende 640 páginas a color sobre papel couché satinado.
La pasta es propuesta en dos presentaciones, de lienzo bajo chaquete, o bien encuadernado en piel bajo estuche encuadernador.
Contiene 4,100 escudos de armas en total, o sea la totalidad de los escudos de armas otorgados durante el Imperio.
El tiraje consta tan solo de 700 ejemplares numerados más 50 ejemplares cabeza de serie, encuadernados en piel bajo cofre encuadernador para los bibliófilos.
Para una más completa información sobre la obra: