Magistral artículo crítico del abogado D. Manuel de Cristóbal López, publicado en «El Mundo Financiero» dando una gran lección a los envidiosos y a los incultos; especialmente algún político que todos conocemos y que estos días ha hecho unas declaraciones que le conceden el dudoso honor de la ignorancia supina.
Viva el Rey, Viva la Monarquía
ESPLENDOR MONÁRQUICO Y ESTADO DE LAS COSAS
Toisones, Iglesias y otras aclaraciones
Por Manuel de Cristóbal López, abogado
Lunes 05 de febrero de 2018
Algún parlamentario ha declarado en prensa que no se debe regalar a una niña de 12 años un collar de 50.000 €.
El Toisón de Oro no se estudia en la universidad española, pero, está en nuestra historia, la política actual, incluso en la internacional, y, últimamente, en las noticias de política con crítica social.
Cualquier político está obligado a conocerlo, si habla del tema, o a callar sobre aquello que ignora, pero en este país, ciertos políticos aprovechan todo, incluso lo que no se puede, incluso lo que no se debe, todo con tal de salir en los medios.
El Toisón de Oro es una orden caballeresca, el modo medieval de una frase muy moderna, “la búsqueda de la excelencia”, y solo aquellos que lo conseguían, ingresaban. Las órdenes medievales. Cualquier orden, antigua o moderna, es una organización humana, no fue perfecta siempre, ni lo es ahora.
En ocasiones el ingreso en una orden era un modo de comprar reconocimiento social, otras un mundo de endogamia donde todos los miembros eran de las mismas familias desde hacía siglos, etc. Son cosas que no debían ocurrir, pero ocurren.
Y no es algo del pasado, es de ahora. ¿Recuerdan algún ministro de justicia en la cárcel?, algún mando de la policía expulsado del cuerpo por sus delitos, algún ganador de Oscar, denunciado y perseguido . . . Estas desviaciones son una constante histórica y algo muy actual, pero debemos quedarnos con lo esencial, una organización premial reconoce, la excelencia, aunque pueda equivocarse.
También dicen que las ordenes, la nobleza, la premiología etc, son algo del pasado, anacrónico y deben eliminarse. Así lo pensaron en la Revolución Francesa, eliminaron la nobleza, y para estar seguros, a los nobles. Solo unos años después, un hijo de la revolución, Napoleón Bonaparte, reinstaura todo lo anterior con más grados, más normas y más rigidez. Napoleón reinstaura la heráldica, y la regula, hasta hacerla, casi, matemática. Hoy la estudiamos como heráldica napoleónica.
Las órdenes, civiles, militares, etc, no son solo una cuestión histórica de monarquías antiguas. La Republicana Francesa actual tiene la Legión de Honor, entre otras, y el monárquico Reino Unido, la Orden de la Jarretera, etc, además, todos los años nombran un considerable número de caballeros. Si nos alejamos un poco, en el tiempo y el espacio, la comunista URSS también. Tenía títulos honoríficos, ordenes civiles, militares, cívico-militares, etc. Orden de la Bandera Roja, de la Estrella Roja, de la Guerra Patria, de Lenin, de Suvorov, etc. De hecho a los militares rusos suele faltarles espacio en la tela de sus uniformes para lucir todas sus órdenes y condecoraciones.
La rama española del Toisón de Oro, tiene un “Jefe, Soberano de la Orden”, que muchas veces se designa como Gran Maestre, sin vinculación automática al Reino de España. Por ser jefe del Estado Español no se accede a ser “Soberano de la Insigne Orden”. Franco, nunca pudo ser maestre de esta orden, a diferencia de otras que sí estaban vinculadas a la jefatura del Estado, y que si ostento su maestrazgo.
En contra de lo que se está diciendo estos días, la concesión del Toisón no precisa la condición de heredero, ni se otorga por el padre al hijo o hija. A modo de ejemplo, a Don Juan Carlos no le concedió el Toisón de Oro su padre, Don Juan. No podía porque le fue concedido por su abuelo, Don Alfonso XIII en enero de 1938 con ocasión de su bautizo, y en aquel momento Don Alfonso XIII no era un monarca reinante ni Don Juan Carlos era el eventual heredero, pues vivía Don Juan y España estaba en plena guerra civil.
Debemos aclarar, en contra de lo declarado por algún político, que el Collar del Toisón de Oro entregado a la Princesa de Asturias no es nuevo, ni vale 50.000 €, ni siquiera al peso. No lo han pagado los españoles. Todos los collares pertenecen a la orden, o, con carácter patrimonial al maestre de la orden, que no tiene, porque, ser el rey de España. Don Juan, que no llegó a reinar, como Soberano de la Orden y otorgó, legítimamente, cinco Toisones.
El collar se concede y entrega para su uso. Al fallecimiento debe de ser devuelto por la familia. Alguno recordará el acto de devolución del collar del Toisón de Oro concedido a Don Adolfo Suarez, por su hijo, etc
El Toisón ahora entregado a la Princesa de Asturias, fue el entregado a su bisabuelo, Don Juan de Borbón. Don Juan tuvo el Toisón anteriormente utilizado por al Sultan Abdul Hamid Khan II, de Turquía, anteriormente utilizado por el Leopoldo, Conde de Hainaut, a quien se entregó el mismo collar que tuvo su abuelo, Leopoldo I de Bélgica. Leopoldo fue elegido caballero en febrero de 1835 y podríamos seguir el rastro hasta uno de los primeros 31 collares del siglo XV. Se sabe los que se perdieron, guerras, incendios etc, cuales se hicieron nuevos y quien los sufragó, etc. Solo por la historia que tiene, el collar recién entregado, se puede incluir entre los bienes de “incalculable valor histórico”, incuantificable y muy superior 50.000€. Ese valor histórico elimina al Toisón de Oro de los objetos del comercio.
Y ahora pasando a lo transcendente. Pudiera ser que la entrega del Toisón permitiera evitar, o retrasar, el acto formal de investidura como Princesa de Asturias. Esto evita la discusión de un acto paralelo como “Princesa de Gerona”, que nunca se ha realizado en la Catedral de Gaudí, perdón, de Barcelona, por razones históricas obvias. El acto de investidura de los “Príncipes de Gerona” era en La Seo de Zaragoza. No podemos olvidar, a pesar de las apariencias, el título de “Príncipe de Gerona” estaba reservado al heredero de la Corona de Aragón. En este momento político, tal vez, debiera evitarse entrar en la dinámica de fijar un nuevo sitio de celebración y evitar transferir este título de la Corona de Aragón a título de un inexistente “reino de Cataluña”.
No podemos olvidar que el conde de Barcelona nunca puede nombrar un príncipe, por una cuestión de grado, o rango, y que Wilfredo el Velloso nunca fue rey. Además, tal vez quisieran tener el mismo tipo de acto las localidades de Cervera, Balaguer o Montblanc, alegando el “principio de igualdad”, la Princesa también ostenta estos título y organizar esos actos nos costaría mucho mas de los, ya famosos, 50.000 €.
Por todo ello, tal vez, esta ceremonia sea suficiente en el actual clima, y no se pueda, o no se deba, entrar en mayores detalles, a la espera de que decidan y hagan, o no hagan, aquellos que están obligados a decidir y hacer.
Pero si alguien quiere opinar, puede hacerlo, pero cuesta un poco más que lanzar la primera idea que se pasa por la cabeza, al menos leerse media docena de libros y algunos periódicos que tratan estas cuestiones. Para tranquilidad de algunos políticos, pueden encontrarlos en cualquier librería de prestigio y cuestan, todos juntos, menos de 50.000€.