Fuente: https://www.dolcacatalunya.com/2017/12/una-historia-ignoran-los-fanaticos-viajado-belgica/
Feliz día de Nuestra Señora la Virgen de la Inmaculada Concepción. Patrona de España y de la Infantería Española
Una historia que ignoran los fanáticos que viajaron ayer a Bélgica
Aniversario del Milagro de Empel.
Ayer, los fanáticos separatistas se manifestaron en Bélgica contra España. Seguramente si supieran un poco de historia, se hubieran quedado en casa disfrutando de la efemérides.
Flandes, 1585. Las provincias de los Países Bajos, patria del Emperador Carlos, se han alzado contra su Rey legítimo. Cientos de miles de católicos neerlandeses se niegan a aceptar el desafuero y Felipe II levanta Tercios en España para socorrerles. Entre las tropas regulares españolas destacan 2 tercios catalanes: el tercio de la Diputación de Cataluña y el Tercio de la Ciudad de Barcelona. Dos años más tarde llegaría el Tercio de Queralt, 1.900 hombres distribuidos en 18 compañías:
“El Rey, nuestro señor, (…) mandó levantar un tercio y se arbolaron banderas para él den Barcelona y toda Cataluña, y debajo de ellas (…) se alistó mucha gente principal y soldados muy valerosos. (…) Y habiendo marchado por toda Italia llegaron a los Estados de Flandes”.
Flandes, noche del 7 al 8 de diciembre de 1585. Unos 5.000 hombres del Tercio de Zamora combaten a los protestantes en la isla de Bommel , entre los ríos Mosa y Waal, bajo el mando del Maestre de Campo Francisco Arias de Bobadilla. La tropa está bloqueada, la situación es desesperada, la derrota y la muerte acechan en las aguas del río: cercados, desfallecidos, sin víveres ni municiones, helados y con las ropas empapadas, los soldados se aprestan a pasar la que adivinan su última noche.
El jefe enemigo, almirante Hohenlohe-Neuenstein propone a los españoles una rendición honrosa. Bobadilla le replica que “ya hablaremos de capitulación después de muertos». El protestante abre entonces los diques de los ríos para inundar el campamento enemigo y pronto no queda más tierra firme que el pequeño montículo de Empel, donde se refugian los soldados del Tercio. En ese crítico momento un soldado, cavando una trinchera, tropieza con un objeto de madera allí enterrado: una tabla flamenca con la imagen de la Inmaculada Concepción.
Anunciado el hallazgo, colocan la imagen en un improvisado altar, y el Maestre Bobadilla, considerando el hecho como señal de la protección divina, anima a sus soldados a seguir luchando encomendándose a la Virgen Inmaculada. Y esa noche sucede el milagro: se desata un viento inusual e intensamente frío que hiela las aguas del río Mosa en pocas horas. Los españoles, marchando sobre el hielo, atacan por sorpresa a la escuadra enemiga al amanecer del día 8 de diciembre y obtienen una victoria tan completa que el almirante Hohenlohe exclama: «Tal parece que Dios es español al obrar, para mí, tan grande milagro». Aquel mismo día, entre vítores y aclamaciones, la Inmaculada Concepción es proclamada patrona de los Tercios de Flandes e Italia.
Hoy la Inmaculada Concepción sigue siendo patrona de los Tercios Españoles, la actual Infantería. Y es también la Patrona de España, a quien el poeta de Cataluña por excelencia tenía gran devoción.
Augusto Ferrer-Dalmau, pintor de batallas, plasmó en un cuadro hace ya dos años, la procesión que celebraba la milagrosa victoria, “El milagro de Empel”. El Cusachs del s.XXI regaló una réplica a la parroquia de San Landelino de Bolduque, en Holanda, cercana al “oud” (viejo) Empel y donde se venera la tabla milagrosa. El pasado año, la efemérides se celebró con otro óleo del pintor, “La Virgen de Empel“, que el Ejército entregó a la misma parroquia. Ambos cuadros ilustran esta entrada.
No, los catalanes que fueron ayer a Bélgica, no saben lo que pasó hace 432 años en Flandes.. No saben que sus antepasados pelearon y entregaron la vida allí por la fe, la unidad, la convivencia y el derecho. Quizás alguno, aterido de frío, golpeaba el barro con sus zapatos de marca mientras gritaba contra España, ignorante de que en ese mismo fango aparecía la Inmaculada para dar la victoria a sus abuelos hace más de cuatro siglos.
Quizás el Milagro de Empel sea hoy el Milagro de Bruselas, y algún nacionalista recobre el seny y la alegría de ser lo que los catalanes siempre hemos sido.
Dolça i enganyada Catalunya…