Artículo de fecha 13-08-2016 de D. José Manuel Huidobro 

Caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España. Máster en Derecho Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED). Autor de 57 libros y más de 1.000 artículos.

José Cadalso y Vázquez. Poeta y soldado. Introductor del romanticismo en España

Fue, con Jovellanos, una de las figuras literarias más importantes del siglo XVIII. En su juventud viajó mucho y su variada cultura fue adquirida en el estudio y en sus frecuentes viajes por Europa. Sus dos mejores obras son Cartas marruecas y Noches lúgubres, publicadas póstumamente, por entregas, en el Correo de Madrid. 

 Alcanzó el grado de coronel poco antes de su fallecimiento en el sitio de Gibraltar.

 José Cadalso y Vázquez de Andrade nació en Cádiz en octubre de 1741, de una familia hidalga, que procedía por línea paterna del señorío de Vizcaya, pero de pocos recursos económicos. Huérfano de madre, no conoció a su padre hasta que tenía nueve años, pues éste se encontraba haciendo negocios en América.

Retrato de José Cadalso (1855 / Cádiz)

Retrato de José Cadalso (1855 / Cádiz)

 Su padre, el hidalgo José María de Cadalso y Vizcarra, dedicado al comercio en América, reunió una considerable fortuna que hizo posible la educación y viajes de su hijo José. Muerta su madre, Josefa Vázquez y Andrade, a temprana edad (al nacer José o dos años después). La primera educación de Cadalso estuvo influida por su tío Mateo Vázquez, jesuita, profesor y rector del Colegio de la Compañía de Jesús en Cádiz, donde cursó sus primeros estudios. A los nueve años fue enviado al Colegio Louis-le-Grand, de París, dirigido también por jesuitas, donde adquirió sólidos conocimientos en humanidades y en ciencias. En 1758, ingresó en el Real Seminario de Nobles de Madrid, regido igualmente por jesuitas, donde estuvo dos años. Viajó Cadalso por Europa y residió en Inglaterra (1755-1756), Francia, los Países Bajos, Alemania e Italia.

 Al fallecer su padre en 1761 en Copenhague, y al que Cadalso acompañaba en sus viajes, en 1762 vuelve a España y se alista como «voluntario con caballo y armas propias» en el Regimiento de Caballería de Borbón. Interviene en 1762 en la campaña de Portugal. y en 1764 ascendió a capitán. En 1776 sucedió el Motín de Esquilache y Cadalso le salvó la vida al conde de O’Reilly. A causa de este acto y después de unas pruebas de nobleza fue nombrado Caballero de la Orden Militar de Santiago. Ese mismo año conoce, en Alcalá de Henares, a Jovellanos

Trasladado su regimiento a Madrid, Cadalso se enamora sucesivamente de la hija del consejero Codallos, con la que estuvo a punto de casarse, y de la frívola Marquesa de Escalona y, con la venta a él de un caballo que le gustaba, tiene ocasión de introducirse con el entonces todopoderoso Conde de Aranda, presidente del Consejo de Castilla, al que le entrega un manuscrito de una novela, de carácter utópico por lo que indica el título: Observaciones de un oficial holandés en el recién descubierto reino de Feliztá.

 En 1768 Cadalso fue exiliado de Madrid por seis meses como autor sospechoso del Calendario Manual, una sátira de la sociedad madrileña en la que se reconocieron retratadas varias damas de la clase alta. En 1770 Cadalso conoció y se enamoró de la actriz María Ignacia Ibáñez, conocida en su tiempo por su arte y belleza. Ella desempeñó el papel de Doña Ava en la tragedia que Cadalso publicó en 1771, Don Sancho García. La actriz murió de tifus en abril 1771, y su muerte fue quizá la inspiración para las Noches lúgubres, que Cadalso escribió en 1774 y se publicó postumamente, por entregas, entre 1789 y 1790.

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Cadalso, desesperado por la muerte de María Ignacia, dio en visitar día tras día la tumba de su amada, quien había sido inhumada en la iglesia de San Sebastián, y (se dice, aunque no tiene fundamento alguno) acabó por pretender desenterrar su cadáver; empresa que no consiguió llevar a cabo porque el conde de Aranda, enterado de la locura del poeta, lo desterró a Salamanca.

 En octubre de 1774, tras una corta estancia en Madrid, Cadalso siguió a su regimiento por Extremadura y, desde 1778, por Andalucía. En mayo de 1776 ascendió a sargento y en 1777 a comandante de escuadrón. .Se sabe por sus cartas que se sentía desilusionado de la vida militar y que se iba acentuando en él una visión negativa de la sociedad. Destinado a la marina por su propia voluntad, fue designado ayudante de campo del general en jefe de las fuerzas españolas que asediaban Gibraltar (1779), y en 1782 ascendió a coronel. Murió el 26 de febrero de 1782 en este sitio (San Roque/Cádiz) al ser alcanzado por una granada.

 Cadalso es un buen ejemplo del hombre ilustrado. Viajó por Europa en varias ocasiones y adquirió una sólida cultura cosmopolita. Antes de los 21 años había visitado muchos países, como Inglaterra, Francia, Alemania, Holanda, Italia y Flandes; hablaba inglés, francés, italiano y alemán. Participaba en las tertulias literarias de la época, como la de la Fonda de San Sebastián en Madrid. Era amigo de muchos de los escritores más destacados de su tiempo, entre ellos Nicolás Fernández de Moratín, Juan Meléndez Valdés, Tomás de Iriarte y Diego de Torres Villaroel.

 Como representante de la Ilustración, Cadalso muestra una preocupación por los problemas de su patria y en sus obras literarias critica la sociedad a fin de mejorarla. Se nota en sus escritos una actitud doble de fe en los avances de su época y a su vez pesimismo ante la realidad que analiza.

 Autor de textos autobiográficos y un epistolario extenso con escritores de la época. Publicó Ocios de juventud (1773). Compuso sátiras, muchas de ellas firmadas con seudónimo, como Calendario manual y Guía de forasteros en Chipre para el Carnaval del año 1768 y otros. Tres de sus mejores obras son Cartas marruecas, Noches lúgubres y Los eruditos a la violeta. Además compuso algunas obras dramáticas, como La Numantina (perdida) y Don Sancho García.

  Para saber más

Cartas marruecas

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Esta obra la escribe durante una breve estancia con su regimiento en Salamanca (1773-1774). Las Cartas fueron elogiadas por sus contemporáneos, por ejemplo, el poeta Meléndez Valdés, por su acertada actitud crítica de los vicios nacionales, su estilo y su supuesta imparcialidad. Las Cartas marruecas gozaron de considerable aceptación fuera de España. Muy tempranamente (1808) fueron traducidas al francés y, fragmentariamente, al inglés (en 1825). En Estados Unidos fueron texto de uso frecuente para las clases de español en muchas universidades (por ejemplo, Harvard). También fue libro de texto bastante común en Francia e Inglaterra. La Generación del 98 acrecentó el interés por Cadalso, en quien veía un precursor de sus ideas frente a los problemas nacionales.

 Las Cartas marruecas están escritas en forma de cartas (90 en total) que se cruzan entre tres personajes: dos marroquíes, Gazel y Ben-Beley, y un español, Nuño Núñez. La moda del orientalismo, que se usaba para enjuiciar países europeos, fue difundida en el siglo XVIII por toda Europa. Los viajeros orientales que visitaban países europeos ponían de relieve lo peculiar del país visitado, que casi siempre les parecía absurdo. El Gazel de Cadalso se queda en España después del regreso de su embajador, para viajar por su cuenta, y envía sus impresiones a su viejo maestro Ben-Beley al mismo tiempo que escribe a su amigo Nuño. Cadalso supone que había caído en sus manos esta correspondencia y la pública.

 

 Publicado en el blog «Hidalgos en la Historia» cuyo blogmaster es D. J. Manuel Huidobro

 http://hidalgosenlahistoria.blogspot.com.es/