Artículo de fecha 29-01-2016 de D. José Manuel Huidobro
Caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España. Máster en Derecho Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED). Autor de 55 libros y más de 700 artículos.
Cristóbal Lechuga. Artillero e ingeniero de fortificación. El Milagro de Empel
Se le considera el ingeniero militar español de mayor capacidad técnica y de más fértil inventiva de los últimos años del siglo XVI y primeros del XVII.
Gozó del aprecio de Juan de Austria y de Alejandro Farnesio. Por su destacado protagonismo en los sitios de Mäastricht, Tournay y, sobre todo, Amberes (1585), obtuvo el mando de la Artillería Imperial. Rindió las plazas de Huy y Calelet y venció al ejército francés den Doullens, demostrando un gran valor y sentido táctico.
Cristóbal Lechuga y García fue un hidalgo baezano (Baeza/Jaén) nacido a mediados del siglo XVI, hacia 1557. hijo de Rodrigo Gutiérrez Lechuga y de Francisca García. De sus primeros años de vida hay muy poca información; se sabe que se alistó en el ejército, en infantería, y allí pasó de soldado a alférez hasta el grado de capitán. En 1585 fue reclutado como Sargento Mayor para el Tercio de Bobadilla, destacando como militar y estratega en Flandes, donde jugó un papel decisivo.
Seguidamente y en un parón de su carrera militar, consecuencia de una acusación de motín y asesinato que no se pudo demostrar, fructificó su carrera como tratadista. Destacando obras como Discurso que trata del cargo de Maestre de Campo General y de todo lo que de derecho le toca en el Exercito (del capitán Cristóbal Lechuga), en 1593 (se publicó años más tarde), Discurso…que trata de la artillería y de todo lo necesario a ella, con un tratado de fortificación y otros advertimientos; en este tratado recoge como se debe hacer las funciones del Maestre de Campo general; es decir, el jefe la Infantería de un ejército y responsable del despliegue en campaña de las tres armas, incluyendo por lo tanto, a la Caballería y Artillería. En 1594 vuelve al servicio activo al ser rehabilitado por Felipe II.
En 1600 pide y se le concede su traslado a la plaza de Milán, donde publicará sus obras. La más relevante, como se ha comentado, es el Discurso del capitán Cristóbal de Lechuga, (Milán, Imp. de Marco Tulio Malatesta, 1611). Incorpora un grabado con un retrato suyo y la aureola “El capitán Cristóbal Lechuga, natural de la ciudad de Baeza, aetatis suae 54″. En Lechuga existía la pretensión de crear una escuela de Artillería en Milán, finalmente lo consiguió y fue nombrado director en 1604.
Entre 1605 y 1608 fue nombrado Teniente general de la Artillería del Estado (Milán). Como Teniente general de Artillería de Milán fue acusado de prevaricación y posteriormente encarcelado, aunque recuperó su libertad poco tiempo después al explicarse el posible fraude y cuantificarse mejor. En todo caso, su situación en Milán mejoró con el nombramiento como gobernador del Estado, de Juan de Mendoza, marqués de San Germán y después de la Hinojosa, que había servido a sus órdenes en Flandes en el Tercio de Bobadilla. Con él llegó a un acuerdo por el que abandona Milán, hacia 1613, siendo transferido a la Armada Real de la Mar Oceáno, con base en Cádiz. En este Tercio desempeñó el papel de Lugarteniente del Maestre de Campo General, Jerónimo Agustín.
A Lechuga se debe las obras y reformas de los fuertes del camino español que comunicaba la Lombardia con Flandes para el suministro de tropas y transporte de mercancías.
Sepulcro de Lechuga en la catedral de Baeza
A su llegada a Cádiz se encontró con la preparación de la expedición para conquistar La Mámora (enclave de piratas y contrabandistas, en su mayoría ingleses y holandeses), fondeadero en la desembocadura del rio Sebú (cerca de Rabat, costa occidental del actual Marruecos). Tras la campaña fue designado gobernador de la plaza de La Mámora, como consecuencia de su brillante actuación durante la campaña. Es en este momento, siendo gobernador de La Mámora, cuando fundó patronato en la iglesia de Santa Cruz, en 1618. Unos años después (1622) muere en su gobernación, siendo trasladados sus restos mortales hasta Baeza para descansar en Santa Cruz y posteriormente en la Catedral de Baeza.
En plena guerra de religiones entre católicos y protestantes la Monarquía Hispánica tuvo que enfrentarse a los rebeldes Holandeses en la conocida como Guerra de los 80 años. Las provincias rebeldes además de por motivos económicos y políticos pronto comenzaron a solicitar del Rey una verdadera libertada religiosa que con el tiempo se convirtió en una auténtica lucha entre protestantes y católicos…
En 1585 Alejandro Farnesio decidió enviar un contingente a las Islas de Gelanda y Holanda para proteger a los pueblos católicos que estaban siendo oprimidos por los rebeldes protestantes. El objetivo principal era la Isla de Bommel situada en el rio Mosa y el Waal que controlaba el acceso a la zona mayoritariamente católica.
El encargado de esta misión fue el Maestre de Campo Francisco de Bobadilla, IV Conde de Puñonrostro (1541-1610), que con el Tercio Viejo de Zamora y un contingente de aliados, un total de 5.000 hombres se introdujo en territorio enemigo. Al llegar a la isla el tercio fue aislado en ella por una flota rebelde de 10 navíos bajo las órdenes del almirante Holak. La situación se volvió desesperada para los españoles ya que además de a la escasez de suministros se le sumó un largo periodo de lluvias y frio. El almirante holandés decidió abrir los diques para inundar el campamento español y los soldados del Tercio tuvieron que refugiarse en la pequeña Colina de Empel único terreno no inundado.
Bobadilla mando fortificar la colina para impedir un posible ataque y para protegerse del fuego artillero de los navíos. En estas obras de atrincheramiento según la tradición un soldado descubrió una imagen de la Inmaculada Concepción, oleo de clara influencia flamenca que pudo ser guardado en la persecución iconoclasta.
Nada más conocer el descubrimiento el Maestre de Campo mandó colocar la imagen en un improvisado altar decorado con la bandera de San Andrés. Bobadilla deseaba aprovechar esta espontánea subida de moral de su tropa para atacar mediante barcazas a los navíos enemigos tras haber eliminado las piezas artilleras para que no fuesen utilizadas por los protestantes en el caso probable de ser derrotados. Pero de repente en la noche del 7 al 8 de diciembre se comenzó a helar el cauce del rio.
El Milagro de Empel, óleo del pintor Ferrer Dalmau (2015)
Pronto Bobadilla ordenó a Cristóbal Lechuga crear un grupo de ataque de 200 hombres con tres piezas de artillería. Los infantes atacaron llenos de furia a través del hielo a los sorprendidos marineros que incapaces de reaccionar tuvieron que abandonar sus barcos. Los 10 barcos fueron destruidos y la mayor parte de la tripulación apresada pero el Tercio de Boabadilla no se detuvo. Decidió el día siguiente de tomar el fuerte holandés que protegía el Mosa lo que permitió a los españoles llegar a Bolduque donde fueron bien recibidos por la población católica.
Pronto el suceso fue conocido como El Milagro de Empel, Het Wonder van Empel, por la población católica holandesa. Además, desde eses momento los Tercios de Flandes e Italia se pusieron bajo la protección de la Inmaculada Concepción.
Publicado en el blog «Hidalgos en la Historia» cuyo blogmaster es D. J. Manuel Huidobro