Animamos nuestros Caballeros y Damas a que, siguiendo el ejemplo de Fernando Quinta Alegre, nos remitan una breve historia nobiliaria de sus apellidos en la seguridad que serán del interés de todos nosotros.
El Condado de Quinta Alegre y su relación con los Linajes Salvadores y Calatañazor.
Por el Dr. Fernando Molina y Alcalde, Caballero Linaje Salvadores
Conde de Quinta Alegre.
En el siglo XVIII en toda la América española se produjo la llegada de gran contingente de colonizadores provenientes del norte de la península ibérica, desde Galicia hasta el País Vasco y Navarra. En Chile los historiadores han llamado este nuevo flujo de gentes como la aristocracia castellano-vasca. Entre ellos está don Juan Alcalde y Gutiérrez que, aunque nacido en Durón, un pueblo de Guadalajara, su familia era originaria de Trasmiera, Santander.
Casi todos estos nuevos colonizadores, con muy pocas excepciones, antes de pasar a Indias, rendían una información de nobleza; así lo hizo don Juan Alcalde, aunque era hidalgo notorio en su pequeño pueblo de Durón; sus antepasados habían ganado una ejecutoria de nobleza en Valladolid en 1558(1). Los orígenes de la familia Alcalde han sido estudiados por Luis Vilar y Pascual(2) y Juan Mujica(3)
Llegó a Chile en 1729 con 22 años de edad dejando, sin duda, parientes pobres en la península. Cincuenta años más tarde al testar en 1780, dejó ricos legados a sus hermanos en Durón, Guadalajara: don Bernardo, don Antonio y doña Teresa Alcalde y Gutiérrez, todos casados allí.
Don Juan Alcalde y Gutiérrez después de ejercer el comercio por algunos años –lo que no estaba reñido para la nobleza del norte de España, casó con una distinguida señora de rancia alcurnia, nacida en el Virreinato del Perú, en Lima, doña Isabel Margarita de Rivera y Cabrera(4) . Era huérfana de padres y vivía en Santiago con una tía materna (5) , doña Adriana de Cabrera casada con un hidalgo catalán, don José de Montt y Rivera, que dejarían una distinguida prole, tres Presidentes de Chile y, entre otros, un santo, San Alberto Hurtado Cruchaga, canonizado en 2005 por S.S. Bendicto XVI -mi abuelo materno don Angel Alcalde Cruchaga era primo del santo.
La novia no tenía bienes de fortuna pero una enorme genealogía con las consabidas ejecutorias de nobleza (6) .
Palacio de Quinta Alegre.
La pareja tuvo ocho hijos, de los cuales cuatro tomaron estado religioso. Uno murió impúber y los otros tres se casaron, don Juan Ignacio, don José Antonio y doña Rosa.
Doña Rosa Alcalde y Rivera casó con don José Antonio de Lecaros y Rojas, de familia noble en el Reino de Navarra, con larga descendencia hasta el presente.
Don Juan Alcalde habiendo hecho fortuna en el comercio al por mayor, entre los puertos de El Callao, en el virreinato de Lima y Valparaíso en la Capitanía General de Chile, extendió aún más su haber cuando envió a su hijo don Juan Ignacio a Cádiz para hacerse cargo de las exportaciones a Chile. Su tutor en España era su compatriota don José de Toro Zambrano, uno de los grandes economistas en la Corte en Madrid y uno de los fundadores del Banco de San Carlos, antecesor del actual Banco de España. En ésta última institución se encuentra el retrato de Toro Zambrano hecho por Goya (7) . Sin duda que Toro le dio lecciones de finanzas a su joven apoderado Alcalde que las aplicó exitosamente en sus negocios desde la península a las Indias.
Los Alcalde, padre e hijos, habían alcanzado a ser la segunda fortuna de Chile, después de la del Conde de la Conquista, hermano del citado don José de Toro Zambrano, en la década de los 1760.
Su palacio en Santiago estaba en la calle de la Merced, llamada de los condes y cruzados, porque en esa vía vivía parte de la nobleza titulada y parte de los caballeros de las órdenes de caballería en la capital del Reino de Chile.
La mansión fue hecha por el italiano Joaquín Toesca que había sido enviado a Chile por Carlos III para construir el Palacio de la Moneda, donde se acuñaba el circulante de la Capitanía General. Toesca había empezado su carrera en el taller de Sabatini en Roma, uno de los arquitectos del Palacio Real de Madrid. Entre los edificios públicos que Toesca hizo en Chile está el del Tribunal del Consulado, hoy Museo de Arte Precolombino. El palacio que sería de la familia Alcalde por compra, lo hizo para el magnate guatemalteco que residía en Santiago, don Juan Ramírez de Saldaña. Era sin duda el mejor palacio privado de estilo neoclásico del Reino de Chile.
Don Juan Alcalde tenía otra propiedad, en las cercanías de la ciudad, hacia el poniente. Era una quinta con un extenso jardín italiano con estatuaria de mármol, lujo desconocido en Santiago. Desde esta propiedad, que estaba en un promontorio más alto que la ciudad, Fernando Brambilla, uno de los artistas de la expedición científica de Malaspina que mandó Carlos IV a sus colonias, hizo muchas vistas de Santiago e incluso de la Quinta Alegre como así se llamaba esta villa de recreo. Esta colección de dibujos se encuentra en la Real Academia de la Historia en Madrid.
Exterior de la Capilla de la Hacienda Familiar.
La quinta fue vendida por la familia a fines del siglo XIX y no quedan rastros del edificio ni de sus jardines.
Como uno de los hombres más notables y acaudalados de la Capitanía General, le fue ofrecido en 1763 uno de los cuatro títulos nobiliarios que Carlos III había dispuesto para los santiaguinos nobles que ayudaran a fundar nuevas villas en la frontera del río Bío-Bío. Este río dividía el Reino de Chile y las tierras de los araucanos al sur. Al sur de la Araucanía el Reino de Chile continuaba hasta el Polo Sur según los planos aprobados por el Emperador Carlos I y nunca modificados al respecto. Don Juan Alcalde pagó 20,000 pesos como donación para la fundación de cuatro villas nuevas; el 22 de octubre de 1767 Carlos III le otorgó por Real Cédula el título nobiliario de Conde de Quinta Alegre, con el Vizcondado previo de la Rivera. La Real Cédula venía con un anexo, un Real Despacho confirmatorio de Blasones para él y sus descendientes, armas privativas de los Alcalde descendientes del Conde de Quinta Alegre. El agraciado había elegido como denominación de su título nobiliario el de la quinta de recreo que tenía en tanta estima, Quinta Alegre.
El I Conde Quinta Alegre murió en Santiago en 1780 y fue enterrado en la Iglesia de la Merced; meses después sería el turno de la Condesa la que también fue enterrada al lado de su marido, cerca de presbiterio.
Fue sucedido por su hijo mayor, don Juan Ignacio Alcalde y Rivera, 2º Conde de Quinta Alegre, quien se había casado en Cádiz con una irlandesa, doña María O’Mullony Phillipis, vecina noble del Puerto de Santa María (8) .
Sin moverse de Cádiz, el 2º Conde continuó la tradición de comercio de su padre. Su hermano en Santiago, don José Antonio, era encargado de manejar en Chile el otro lado de las operaciones. Como la fortuna creció, gran parte del dinero se invirtió en extensas propiedades agrícolas en las cercanías de Santiago: Chiñigüe, San Antonio de la Mar y Naltahua, fincas que amayorazgó y el primer llamado fue su hermano don José Antonio quien sería su heredero en el vínculo y en el título toda vez que no había tenido descendencia de su mujer. Tanto el 2º Conde como su cónyuge murieron en el Puerto de Santa María, en Cádiz y fueron sepultados allí, en 1798 y 1806, respectivamente (9) .
Su hermano, don José Antonio Alcalde y Rivera fue 3er Conde de Quinta Alegre y 1er Mayorazgo Alcalde. Tuvo una vida más halagüeña que su padre y hermano mayor. Fue el primer chileno que hizo, como muchos ingleses de la alta nobleza de la época, la tournée des grands ducs, viajando a Europa en 1764 para regresar a Santiago sólo en 1769. Llevó una bitácora de su viaje de 5 años, dos meses y 10 días, hoy propiedad de un descendiente suyo. Quienes han tenido acceso al documento dicen que es un largo manuscrito en que, por ejemplo detalla su presentación a la Corte de Carlos III, su larga estadía en Madrid, sus recorridos por las galerías reales, pontificias y colecciones privadas de arte en diversas ciudades en Europa, su especial afición por la pintura flamenca, su presentación al Papa Clemente XIII, su gusto por la cocina romana y francesa, etc. Recorrió las principales ciudades de España, Francia, Italia, Inglaterra, la actual Bélgica, Holanda y Portugal (10).
Al llegar a Santiago don José Antonio Alcalde y Rivera se apresuró a tomar estado y casó con una distinguida criolla, de la más alta nobleza no sólo chilena sino con entronques en la ciudad de la Reyes: doña Rosa Bascuñán y Meneses, hija del Maestre de Campo don Antonio Bascuñán y Ovalle y doña Ana Josefa de Meneses y Rojas. Don Antonio Bascuñán y Ovalle era descendiente de don Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán, célebre guerrero de las campañas de Arauco y autor de la famosa crónica, El cautiverio feliz, que circuló en forma de manuscrito durante el periodo colonial y publicado en Santiago en 1863 por primera vez. En ella al autor narra cómo los indios lo cogieron prisionero y le enseñaron sus costumbres.
D.Agustín Alcalde Bascuñan y Dña. María del Carmen Velasco y Oruna.
4ºs Condes de  Quinta Alegre.
(Óleos de Gil) 
 El blanco cautivo toma partido por los nativos y dice que en muchos sentidos están más cerca de Dios porque viven en contacto con la naturaleza y, entre otras cosas, se bañan diariamente, a diferencia de los blancos que lo hacen ocasionalmente. Fue un rosseauniano avant la lettre. Dice que sólo les falta que los adoctrinen en la religión verdadera y serán mejores que el mejor. No conozco otro caso parecido en las Indias Occidentales sobre las alabanzas de los nativos sin que implique un discurso político como el del conocido y célebre Fray Bartolomé de las Casas.
Por el lado materno, doña Rosa Bascuñán y Meneses tenía un variado abanico genealógico. Era nieta del Gobernador del Reino de Chile, don Francisco de Meneses, nacido en Cádiz, hijo de don Alonso de Meneses y doña Catalina Corbalán de Castilla, rama lejana de la Casa Real de Castilla. Don Francisco hizo muchas campañas militares antes de pasar a Indias, en Nápoles, Milán, Flandes y Cataluña. Fue nombrado Gobernador y Presidente de Chile en 1663 y antes de cumplir un año fue llevado preso al Perú. Había contraído matrimonio contra expresa prohibición de ley con una lugareña, doña Catalina Bravo de Saravia y Henestroza, de una de las familias de mayor influencia en Chile tanto por lado paterno como materno. Su padre era el Marqués de la Pica, don Francisco Bravo de Saravia y Ovalle, bautizado en Santiago en 1628, heredero de los Mayorazgos de su familia en Soria, Encomendero hereditario, Maestre de Campo General, casado en 1646 con doña Marcela de Henestroza y Mena, de distinguida familia tanto por parte paterna como materna, de los primeros pobladores de Chile.
Siguiendo con la línea de Bravo de Saravia que nos conduce a Soria, el Marqués de la Pica era hijo de don Jerónimo Bravo de Saravia, bautizado en Santiago en 1596, Maestre de Campo General, Regidor del Cabildo de Santiago en 1615, 1629, 1632; su alcalde en 1623, 1633; Encomendero hereditario; casó con doña Agustina de Ovalle, nacida en Santiago, de una de las familias tronco de la nobleza de la ciudad.
Don Jerónimo Bravo de Saravia era hijo de Ramiriáñez Bravo de Saravia, nacido en Soria y venido a Chile con su padre, don Melchor. Ocupó diversos cargos militares y participó en la persecución del pirata Francis Drake cuando atacó el puerto de Valparaíso en 1578 y se dio a la batalla contra otro pirata inglés, Cavendish, en el puerto de Quintero ese mismo año. Casó en Santiago con doña Isabel Ossorio de Cáceres, hija del Gobernador interino del Reino, don Diego García de Cáceres, nacido en Cáceres, Extremadura, en 1517 y de su mujer doña María de Ossorio, nacida en Salamanca y venida a Chile en 1555.
Don Ramiriañez Bravo de Saravia era hijo de don Melchor Bravo de Saravia, nacido en Soria en 1511, dueño de casas principales aun existentes en la Plazuela de los Teatinos, en la ciudad de Soria (11) , Gobernador y Capitán General del Reino de Chile en 1567, Presidente de su Real Audiencia; casó en Soria con doña Jerónima de Sotomayor, nacida allí, venida al Perú con su marido en 1549 y a Chile en 1567, hija del licenciado don Jerónimo de Sotomayor, caballero del Linaje de Calatañazor de la Casa Troncal de Soria, y su mujer doña Ana de Herrera.
Interior de la Capilla de la Hacienda Familiar.
(Naltahua).
Don Melchor Bravo de Saravia volvió de Chile a Soria, donde fundó un mayorazgo que gozaron sus descendientes agnaticios hasta su ex-vinculación y han obtenido, entre otros títulos nobiliarios, el de Marqueses de la Pica hasta hoy.
Don Melchor tuvo otro hijo llamado don Juan Bravo de Saravia que como primogénito heredó el mayorazgo de su padre y fue Procurador de Soria en las Cortes celebradas en Madrid en 1575 y 1583.
Así en las venas de quien fue la 3ª Condesa de Quinta Alegre corría la sangre del Linajes de Salvadores y la del Linaje de Calatañazor de la Casa Troncal de Soria.
El 3er Conde de Quinta Alegre tuvo de su mujer seis hijas, una de las cuales sería, por matrimonio, Marquesa de la Pica, cuyos descendientes vuelven a tener la sangre del Linaje de Salvadores y la del Linaje de Calatañazor de la Casa Troncal de Soria. Otra casó con un primo hermano, Lecaros Alcalde con extensa y distinguida sucesión. Una fue monja; otra nunca tomó estado. Las otras dos casaron con distinguidos y nobles señores: Vicuña y Prado; la descendencia de éste último está hoy extinguida.
Armas genéricas del linaje Salvadores.
( Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria).
El único hijo varón de los 3os Condes de Quinta Alegre fue don Juan Agustín Alcalde y Bascuñán, que a la muerte de su padre en 1804, fue el 4º Conde de Quinta Alegre y 2º mayorazgo Alcalde, en los albores de la convulsionada época de la emancipación. Tuvo una actuación conservadora y destacada en este periodo.
Casó con una distinguida y bella señora de la nobleza criolla, doña Carmen Velasco y Oruna, dejando una larga descendencia de doce hijos, varios de ellos en la política y las hijas casadas con políticos y ministros extranjeros como doña María del Carmen Alcalde y Velasco que lo hizo con el Ministro de Francia en Chile, el vizconde de Cazzotte, quienes vivieron en París durante la monarquía imperial de Napoleón III llegando a ser amigos de la española Emperatriz, doña Eugenia de Montijo.
La casa-palacio de los Alcalde en Santiago pasó a ser durante la primera mitad del siglo XIX un centro de la mejor sociedad local y también donde se discutía la política y los destinos de la nueva república. Era sin duda la casa mejor alhajada de toda la ciudad. Fue vendida en el primer tercio del siglo XX a un especulador del suelo que la destruyó para construir en el sitio un edificio de dudoso gusto.
El IV Conde de Quinta Alegre murió, al igual que la condesa, en 1860 siendo Senador perpetuo de Chile. Nunca dejó de usar su título nobiliario a pesar que la república los abolió en 1818. En el Senado Conservador, llamado de O’Higgins, firmaba algunas veces como ex-Quinta Alegre. Fue sepultado en el Cementerio General y bajo su nombre está su título nobiliario, 42 años después de su abolición.
A él le tocó hacer la ex-vinculación del mayorazgo que ordenó la ley chilena en 1856. Todas las propiedades agrícolas se dividieron entre todos sus hijos ya que el mayorazgo no existía legalmente. Hasta el día de hoy sólo la rama de su hijo Arsenio, a quien le tocó la hacienda de Naltahua, es la que ha conservado parte de la propiedad agrícola de este extenso mayorazgo. La hacienda Naltahua en extensión no es sino una pequeña parte de lo que era cuando la compró el 2º Conde de Quinta Alegre; está muy dividida entre primos hermanos: Alcalde Tuñón, Alcalde Yrarrázaval y Alcalde Cruchaga.
Enrique Alcalde Yrarrázaval es el actual propietario de las antiguas casas patronales de Naltahua, con un ala del siglo XVII y otras dos agregadas en el siglo XVIII con modificaciones en el siglo XIX (12) .



Armas genéricas del linaje Calatañazor.
( Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria).
Aquí termina la pequeña historia de cómo la sangre del Linaje de Salvadores y del Linaje de Calatañazor de la Casa Troncal de Soria se extendió en una familia chilena a través de la descendencia de la 3ª Condesa de Quinta Alegre.
(1) J.L. Espejo. Nobiliario de la Capitanía General de Chile. Santiago, 2ª edición, 1967, pp.51-52.
(2) L. Vilar y Pascual. Diccionario histórico, genealógico y heráldico de las familias ilustres de la Monarquía española, Madrid, v.1, 1859, pp.453-467. Se remonta, en forma casi mítica, hasta un Juan Alcalde, Rico-hombre de Castilla, que floreció en tiempos de los Reyes Alfonso VI y VII.
(3) J. Mujica. Linajes españoles. Nobleza colonial de Chile, Santiago,
[v.1] 1927. Se remonta hasta Johannes Alcalde, Rico-hombre de Castilla, documentado en 1080. Tanto Vilar y Pascual como Mujica coinciden en que en el siglo XIV las dos ramas de la familia Alcalde se juntan cuando Suero Álvarez Alcalde casa con Victoria López Alcalde Ruiz de Villegas. Suero fue Merino Mayor en Guipúzcoa en 1376 y 1383.
(4)Vilar y Pascual, op. cit., v.4, 1860, p.100, señala que la futura Condesa de Quinta Alegre era por su lado materno de los Cabrera de Barcelona de donde vienen los Almirantes de Castilla y la Casa Real de Aragón.
(5)D. Amunátegui Solar. La sociedad chilena en el siglo XVIII. Mayorazgos y títulos de Castilla, Santiago, v.3, 1904, p.274.
(6) Espejo, op. cit., p.52.
(7) P. Gassier y J. Wilson. The Life and Complete Work of Francisco de Goya, 2ª edición en inglés, Nueva York, 1981, p.95 nº 223.
(8)Amunátegui Solar, op. cit., p.284.
(9)Amunátegui Solar, op. cit., p.284-285.
(10)Amunátegui Solar, op. cit., p.286-288. Este autor y Jaime Eysaguirre son quienes han dado más detalles sobre este interesante documento. Recuerdo comentarios orales de Eysaguirre sobre esta bitácora, diciendo que contiene las impresiones de un rico y noble indiano a quien lo presentan a las más altas autoridades de Europa; abre sus ojos a la pintura, escultura y arquitectura como no habría sido capaz de soñarlo; su paladar gusta delicias inimaginables en el Nuevo Mundo; las ciudades que visita tienen perfiles, costumbres e idiomas o acentos distintos a los de la capital del Reino de Chile.
A pesar que el documento está en una colección privada de un primo hermano de mi madre, me ha sido imposible estudiarlo.
(11)Espejo, op. cit., p.178.
(12)T. Pereira Larraín, H. Rodríguez Villega y V. Maino Prado. Desde el Valle del Elqui hasta el Valle del Maipo, Casas de Campo chilenas, Santiago, 2004, p.114-123.