EL BICENTENARIO DEL PRIMER GRITO LIBERTARIO PERUANO (1811-2011).
Por su indudable interés reproducimos el presente trabajo de la autoría de Alexis Arévalo Vergara, Caballero Linaje Don Vela, Canciller del Capítulo de Perú de esta Casa Troncal, recientemente publicado por la Sociedad Amantes del País, de Perú.
Armas de D. Alexis Arévalo Vergara, autor del Estudio.
Este año 2011 se conmemora el “Bicentenario del Primer Grito Libertario Peruano (1811-2011)”.
realizado por el valiente patriota don Francisco Antonio de Zela y Arízaga, en la ciudad de Tacna el 20 de junio de 1811. Aunque la revuelta tacneña fue efímera, si logró causar gran impacto en la sociedad en general; demostrando indudablemente que los peruanos participaron activamente en los procesos independentistas que se gestaron simultáneamente en toda América. En tal sentido, no fueron los insignes San Martín y Bolívar quienes despertaron en el Perú el espíritu de libertad; sino más bien se gestó desde hacía una década. Es por este motivo que escribo este artículo en honor a uno de los más grandes hombres que ha visto nacer esta patria.
Antecedentes.
El imperio español que otrora había sido el más poderoso de la faz de la tierra ya para finales del siglo XVIII y principios del XIX se debilitaba minuto a minuto. La estocada final llegó cuando el debilitado gobierno de S.M. El Rey Carlos IV de España permitió el ingreso del ejército napoleónico a la península ibérica. Los franceses habían solicitado el ingreso para combatir a los rebeldes portugueses quienes se negaban a cumplir con el bloqueo comercial a Inglaterra. Sea cierto o no que los franceses ingresaron a la península ibérica para castigar a la Casa Real de Braganza o para de hecho, como ocurrió, invadir España; es indudable que el pretexto portugués permitió a los franceses quedarse como amos y señores de toda la península ibérica.

Carlos IV, Rey de España.

El otrora reino de las Españas, había sido anexado al flamante imperio napoleónico. Es más Napoleón I tuvo la osadía de detener a los miembros de la realeza española y retenerlos en Bayona, Francia. La Casa Real de los Borbón había caído en desgracia. Ahora España tendría un nuevo monarca José I Bonaparte, hermano de Napoleón.

Este asunto causó gran revuelo y malestar dentro de la sociedad española y americana; de inmediato desconocieron al advenedizo rey que se hacía llamar José I de España. Los españoles y americanos solo reconocieron como su legítimo señor al hijo del destronado Carlos IV, don Fernando, Príncipe de Asturias que a pesar de sufrir una ignominiosa prisión en Francia, sería proclamado por todos sus fieles como el verdadero y legítimo monarca con el nombre de Fernando VII de España y de las Indias. Tanto los españoles como los americanos devotos al tradicionalismo monárquico de la casa de los Borbón iniciaron conversaciones logrando el común acuerdo de instaurar Juntas Gubernativas que protegieran los derechos dinásticos de Fernando VII, en desmedro del usurpador José I Bonaparte.
Así tenemos que el 25 de setiembre de 1808 en el sur de España se forma una Junta Central, que sería cabeza de las demás Juntas de Gobierno que se fueron formando en el resto del imperio. Asimismo se convocó a las Cortes de Cádiz el 22 de mayo de 1809 en donde diputados españoles y americanos buscarían redactar una Constitución que rigiera con igualdad a todos los súbditos y territorios del imeprio. Resulta interesante señalar que entre los peruanos enviados a las Cortes hubo uno de procedencia claramente indígena, me refiero al noble cuzqueño don Dionisio Túpac Yupanqui, distinguido diputado de las Cortes de Cádiz y descendiente directo de los Incas.
Es así como se gesta la conformación de las Juntas Gubernativas que cronológicamente se empezarían a crear a partir de 1809 en ciudades como Chuquisaca, La Paz y Quito; y en 1810 en las ciudades de Caracas, Buenos Aires, Santa Fe de Bogotá y Santiago de Chile. Estas Juntas de Gobierno tenían la intención de gobernar en nombre del rey; sin embargo, el Virrey del Perú don José Fernando de Abascal y Sousa desconfió desde un principio de esta forma de Gobierno. El vaticinio de Abascal se materializó cuando tiempo después las Juntas se tornaron liberales y con atisbos claramente libertarios. Fue así como Abascal decidió combatirlas, logrando recuperar las provincias de Córdoba, Potosí, La Paz, Charcas, Quito y Santiago de Chile.

Fernando VII, Rey de España.
La población peruana enterada de los sucesos en España vio que la otrora poderosa monarquía se derrumbaba poco a poco. Los fieles súbditos esperaban que la fidelidad y el consenso pudieran conservar al imperio intacto. Sin embargo, las Juntas Gubernativas, que se habían creado para tal efecto, degeneraron en una suerte de reunión de criollos con tendencias claramente liberales e independentistas. Por lo que no hay que sorprendernos de la actitud de Abascal. En el Perú, los criollos esperaban lograr en Lima algo similar, cosa que no puso suceder debido al omnipresente y poderoso Virrey Abascal. Es por este motivo que la figura de don Francisco Antonio de Zela es tan relevante para nuestro país, pues fue éste, quien sin temor alguno, se enfrentó denodadamente al poderoso gobierno del Virrey del Perú, en el aún temprano año de 1811.

Alto Relieve Conmemorativo a Zela.
La genealogía del patriota.
Para entender con más detalle la rebelión tacneña de 1811, debemos conocer también la genealogía del precursor, pues solo así descubriremos lo bien relacionado que estaba. Y quizás, es más que seguro, que fue gracias a estas relaciones que salvó de la pena capital; castigo propio a todos los que osaran levantarse en armas contra la corona española. Esta genealogía inicia en sus padres:
I.Don Alberto de Zela y Neyra, español nacido ca. 1737 en la ciudad de Lugo, Reino de Galicia y fallecido en Tacna el 21 de setiembre de 1792. Había venido al Perú en busca de mayores oportunidades. En Lima conoció a don Diego Ruiz de la Vega, que había sido nombrado Administrador General del Correo de Lima. Al parecer sería gracias a éste que don Alberto de Zela consiguió trabajar en la dependencia del Correo Terrestre, en donde logró una alta graduación. Tanto Ruiz de la Vega como Zela habían conseguido estos flamantes empleos gracias a la creación de la Administración de Correos producto de la cesión que hizo al Gobierno de S.M. el último Correo Mayor de las Indias don Fermín de Carvajal y Vargas, Conde del Castillejo y del Puerto.
Don Alberto de Zela quiso un mejor porvenir para su familia por lo que se decidió a adquirir el empleo de Ensayador; al parecer primero en Caylloma, Arequipa y finalmente en Arica, donde quedó como Ensayador y Balanzario de las Cajas Reales de dicha ciudad. Con el paso de los años consiguió una buena posición económica y social lo que le valió forjarse alianzas y amistades convenientes, que finalmente fueron utilizadas por el precursor en los momentos más oscuros de su encierro.
Don Alberto de Zela había casado en la ciudad de Lima con doña María Mercedes de Arízaga y Hurtado de Mendoza, natural del Callao; fueron padres de:
1.Doña María Tadea de Zela y Arízaga, nacida en Lima el 28 de octubre de 1763, y bautizada el 6 de abril de 1766 en la parroquia de San Sebastián de Lima. Casó en Lima en 1792 con el rico comerciante don Vicente de Urrutia, secretario del Virrey; con sucesión. Es muy posible que este lograra, gracias a su fortuna y conexiones, que se evitará la ejecución de su cuñado el precursor don Francisco Antonio de Zela.
2.Don Bartolomé José de Zela y Arízaga, nacido en Lima el 24 de agosto de 1765, y bautizado el 7 de abril de 1766 en la parroquia de San Sebastián de Lima.
3.Don Feliciano Antonio de Zela y Arízaga (n. 1767).
4.Don Francisco (Solano) Antonio de Zela y Arízaga (n. 1768), Precursor de la Independencia, que sigue en el punto II.
5.Juan Miguel de Zela y Arízaga (n. 1770).
6.Domingo Antonio de Zela y Arízaga (n. 1773).
D.Francisco Antonio de Zela y Arízaga.
II. Don Francisco (Solano) Antonio de Zela y Arízaga había nacido en Lima el 24 de julio de 1768 y fue bautizado en la parroquia de Santa Ana, Lima el 12 de diciembre de 1768; fue su padrino de bautizo el rico comerciante limeño don Diego Ruiz de la Vega (amigo de su padre, que había sido Administrador General del Correo de Lima) y testigos D. Lucas Arévalo y D. Manuel Recalde. Sirvió al igual que su padre en las Cajas Reales de Arica, con el simple empleo de aprendiz. Aprendió rápidamente el oficio; y a la muerte de su padre, el Excmo. Sr. Frey D. Francisco Gil de Taboada y Lemos, Bailío Caballero Gran Cruz de la Orden de Malta y Virrey del Perú (1790-1796) le otorgó el empleo de Ensayador y Balanzario de la Real Caja de Arica, resulta interesante leer el despacho confirmatorio en la que se indica que el joven Zela tenía gran “habilidad, constante aplicación y amor al manejo del noble arte de ensayar plata y oro y beneficio de toda especie de mineral y metales, de cuya aptitud ha dado pruebas suficientes en el examen de laboratorio químico metalúrgico”. Existe en el Archivo General de Indias, Audiencia de Lima, una Carta N° 44 del Virrey Francisco Gil de Taboada y Lemos a Diego Gardoquí, Secretario de Estado de Hacienda, fechada en Lima el 20 de noviembre de 1792; en ella se “comunica con testimonio el nombramiento interino de Ensayador y Fundidor de las Cajas Reales de Arica a favor de D. Francisco Antonio de Zela y Arriaga (sic), por fallecimiento de su padre, y pide confirmación”.
Casó en la villa de San Pedro de Tacna el 6 de junio de 1796 con la dama tacneña doña María Natividad de Siles y Antequera. Fueron padrinos del matrimonio el hijodalgo D. Francisco Navarro y la Helguera, Coronel del Regimiento de Milicias Provinciales de Dragones de Arica, natural de Ontón, Vizcaya, y su esposa doña María Alberta de Soto y Hurtado. Uno de sus tantas amistades que le valdrían para salvar la vida en los álgidos momentos de su encierro en la Cárcel de Lima.
Doña María Natividad de Siles y Antequera, había nacido en Tacna y bautizada en esa misma ciudad el 16 de abril de 1779. Fue hija legítima de don Pedro de Siles y Brusel y de doña María Antonia de Antequera y Laso de la Vega; que también habían sido padres de doña María Flora Siles y Antequera que casó con don Domingo del Valle y Mier, Comandante de las Milicias de la guarnición de Arica. Asimismo fue su hermano don José Alberto de Siles y Antequera que participó activamente en el levantamiento tacneño de 1811 y posteriormente en la insurrección de los hermanos Paillardelle de 1813. Como vemos la cercanía de los Zela con las autoridades militares realistas era más que evidente.
Don Francisco Antonio de Zela y doña María Natividad de Siles fueron padres de nueve hijos legítimos de los que al parecer hay sucesión hasta nuestros días. Estos fueron:
1.Doña María Flora Dolores de Zela y Siles (n. Tacna, 1797).
2.Doña María Manuela de Zela y Siles (n. Tacna, 1799).
3.Don José Santiago de Zela y Siles (n. Tacna, 1800).
4.Doña Emerenciana de Zela y Siles (n. Tacna, 1802).
5.Don José Santos de Zela y Siles (n. Tacna, 1803).
6.Don José Manuel de Zela y Siles (n. Tacna, 1805), que de diez años acompañó a su padre a la prisión de Chagres en Panamá. No soportó los rigores de la cárcel y murió al poco tiempo, para tristeza de su afligido padre.
7.Don José Buenaventura de Zela y Siles (n. Tacna, 1806).
8.Doña María del Rosario de Zela y Siles (n. Tacna, 1807).
9.Don Lucas Miguel de Zela y Siles (n. Tacna, 1810).
Preludio al levantamiento de Tacna del 20 de junio de 1811.
El Perú de aquellos años estaba dividido en Intendencias, una de ellas fue la Intendencia de Arequipa que se encontraba dividida en Partidos. Uno de estos partidos, era el de Arica, que tuvo por capital al puerto de San Marcos de Arica, de los principales del Virreinato del Perú. El puerto tenía gran ventaja geoestratégica al ubicarse en el sur peruano y poseer buenos caminos que conectaban de forma rápida con el Alto Perú (hoy Bolivia), por lo que el partido gozaba de cierta opulencia y de un ilustre vecindario. No por gusto se decía que “lo mejor del mundo se llevaba a España y lo mejor de España se llevaba a Potosí”, pero yo agregaría que tales lujos europeos llegaban a la andina Potosí; sí y solo sí, pasaban por el puerto de San Marcos de Arica. Claro es bien sabido que cuando menguó la riqueza de Potosí también declinó en parte la brillantez de la sociedad ariqueña.

Armas actuales de la Ciudad de San Pedro de Tacna.
Las familias patricias del partido de Arica residían por costumbre en la villa de San Pedro de Tacna, debido a la belleza del lugar, su clima templado y la cercanía a sus haciendas. Una de estas familias fueron los Zela y Siles. Francisco Antonio de Zela, hombre de buena posición y bien conectado, conocía de las últimas corrientes intelectuales por lo que es muy posible que compartiera y disertara en tertulias secretas (pues hablar de separatismo era traición a la patria) con sus familiares, amigos y vecinos. Poco a poco se fueron convenciendo para libertar a la patria que los había visto nacer. Zela se alegró de los ánimos caldeados del Alto Perú y supo que pronto serían libres. El vaticinio se cumplió cuando el ejército libertario argentino llegó a Charcas. Este ejército estaba comandado por D. Juan José Castelli, miembro de la Junta de Buenos Aires, famoso por su decidida participación en la Revolución de Mayo y haber ordenado la muerte de D. Santiago de Liniers y Bremond, Caballero de la Orden de Montesa y Virrey del Río de la Plata (1807-1809).
Aprovechando la llegada de Castelli al Alto Perú, Zela reúne en secreto a los más connotados vecinos tacneños, quienes partidarios de la independencia, se decidieron a lanzar el primer grito libertario peruano el 20 de junio de 1811. Entre estos patriotas figuraron en orden alfabético: D. Francisco de Paula Alayza y Siles; D. Fulgencio Ara; D. José Manuel Ara; D. José Rosa Ara y Robles; D. Toribio Ara y Cáceres, cacique de Tacna; D. Manuel Argandoña; D. José de Barrios; D. Rafael Gabino de Barrios y Liendo, Capitán de Dragones de Arica; D. Pedro Alejandrino de Barrios y Liendo, Capitán de Dragones de Arica; D. Marcelino Castro; D. Manuel Choque; D. Felipe Gil; D. Julián Gil; D. Pedro José Gil de Herrera y Montes de Oca, Ayudante Mayor de Infantería Española; D. Juan Julio-Rospigliosi; D. Francisco Marín; D. Santiago Pastrana; D. José Alberto Siles y Antequera; D. Manuel Silva; y D. Fulgencio Valdez. Estos fueron los valientes patriotas de Tacna, artífices del levantamiento de 1811.
Los linajes patriotas de los Barrios y los Gil de Tacna.
De los patriotas anteriormente señalados resulta relevante la participación de la noble familia mestiza de los Ara representada por el patriarca D. Toribio Ara y Cáceres, Cacique de Tacna y descendiente directo del Inca Huayna Cápac; su hijo D. José Rosa Ara y Robles; y sus sobrinos D. Fulgencio y D. José Manuel Ara. Estos Ara fueron valientes patriotas que sin cobardía se enfrentaron al poder español con el peligro latente de perder sus bastas posesiones y el cargo cacical, tan influyente y conveniente en esos tiempos. Sobre el linaje de los Ara se ha escrito bastante y de ellos hay importante información genealógica e histórica que creo prudente no repetir. Resulta también relevante la participación de las familias españolas de los Barrios y los Gil de Herrera, de los que he querido indagar para así presentarles este pequeño aporte histórico que espero agrade al distinguido lector. Aunque ha sido dificultoso ubicar a estos personajes en documentos originales, he logrado ubicar luego de una ardua búsqueda a los Barrios y los Gil y otras relevantes informaciones sobre el partido de Arica en los Archivos Generales de Simancas, Indias y en el de Mapas del Reino, que iré desarrollando en breve.
Sobre el linaje de los Barrios, se sabe que fueron una noble familia de procedencia española de la que fue patriarca don Julián de Barrios que había casado con doña Victorina Rejas, de linajuda estirpe. Fue su hijo D. Luis Antonia de Barrios y Rejas (n. Tacna, 22/08/1722) que había casado con doña Dionisia Nieto Meave; siendo padres de:
1.Don Francisco de Barrios y Nieto, Capitán del Regimiento de Milicias de Dragones de Arica y Jefe de la Compañía de Dragones de Ilo, ca. 1800.
2.Don Antonio de Barrios y Nieto, Teniente de la misma y destinado también a Ilo, ca. 1800.
3.Don Pedro de Barrios y Nieto, Alférez de Dragones de Arica, en Ilo, ca. 1800.
Estos Barrios y Nieto estaban estrechamente emparentados con los Barrios y Liendo, al ser estos primos hermanos (nietos de Don Julián) e incluso se conocían bien al haber servido juntos en el Regimiento realista de Dragones de Arica; pues figuran ambas familias en el Escalafón militar de 1794, 1796 y 1800, que he tenido la suerte de revisar. Es muy posible que para el año 1811 hubiera cierta complicidad entre estos primos, digo esto debido a que Zela y los patriotas (Barrios Liendo, Gil, Ara, Siles, etc.) tomaron los cuarteles de Caballería e Infantería de la ciudad con relativa facilidad. Incluso no debemos olvidar que el mismo Jefe Militar realista del Partido de Arica Crnl. D. Francisco Navarro y la Helguera, minimizó los hechos ante Goyeneche buscando dar libertad a los rebeldes, incluidos Zela, quizás por esto salvó de una muerte segura en los primigenios momentos de su captura.
Para entender mejor esta genealogía, empezaré nuevamente con don Julián de Barrios, patriarca del linaje en Tacna que tuvo un hijo natural con doña Francisca Rodríguez de Herrera. Este hijo se llamó don Fernando de Barrios y Rodríguez que a su vez casó con doña María Isabel de Liendo, en la villa de San Pedro de Tacna el 12 de mayo de 1753. Fueron sus hijos los hermanos patriotas:
1.Don Pedro Alejandrino de Barrios y Liendo, de calidad “noble”, había nacido en Tacna ca. 1753. Fue Capitán del Regimiento de Milicias Provinciales de Dragones de Arica desde el 26 de marzo de 1795 por título otorgado por el Excmo. Sr. Virrey Frey D. Francisco Gil de Taboada y Lemos; y confirmado por S.M. El Rey Carlos IV, por Real Despacho N° 620, expedido en San Lorenzo del Escorial, el 15 de diciembre de 1796. Asimismo, en el despacho de nombramiento se indicaba que se encargaría de la novena Compañía de Dragones de Arica. Durante los años de servicio, había sido fiel a la corona, no cobró sueldo alguno para no perjudicar al Real Erario, pues se encontraba este minimizado por la cruenta guerra con Francia. Asimismo dotó con 200 pesos para comprar uniformes para su compañía y colaboró en la construcción de cañones para el Fortín de Arica. Sin embargo, aunque de conducta buena, según sus superiores, no dudó en apoyar a Zela y a su hermano Rafael Gavino en los hechos de 1811 en los que participó activamente y fue de los más osados en la toma del Cuartel realista de la ciudad.
2.Don Rafael Gavino de Barrios y Liendo, nacido en Tacna ca. 1759; sirvió en el Ejército de S.M. en el que llegó a ser Capitán del Regimiento de Milicias Provinciales de Dragones de Arica por título del Virrey fechado el 26 de marzo de 1795 y confirmado por Real Despacho del 15 de diciembre de 1796; además estaba encargado de la octava Compañía de Dragones de Arica. Según sus superiores, Rafael Gavino era de conducta regular, inquieto e incluso revoltoso; esta información figura en su Hoja de Servicios del Reg. de Dragones de Arica del año 1800. En tal sentido no hay que sorprendernos que ya para esa época Rafael Gavino tuviera ideas alejadas del fidelismo a la corona. Tendría que esperar una larga década para que junto con su hermano Pedro Alejandrino, Francisco Antonio de Zela (el líder), y otros patriotas lanzaran el primer grito de libertad un 20 de junio de 1811.
Los Gil de Herrera habían sido una rica familia española asentada desde el siglo XVIII en el partido de Arica, figurando como propietarios de haciendas ca. 1745. Fue patriarca de este linaje el español don Estanislao Gil de Herrera que había casado con doña María Teresa Montes de Oca, siendo el más conspicuo de sus hijos don Pedro José Gil de Herrera y Montes de Oca. Este patriota había nacido en la villa de San Pedro de Tacna en 1759, por lo que era de la misma edad que Rafael Gavino de Barrios y coetáneo de su hermano Pedro Alejandrino. Según el historiador D. Rómulo Cúneo-Vidal, había sido Ayudante Mayor de Infantería Española en 1782. Resulta pues resaltante que durante los hechos del 20 de junio de 1811 contará Zela, además de los Barrios y Liendo, con otro militar realista. Para corroborar ese dato tuve que investigar en fondos bibliográficos y documentales, encontrando finalmente en el Archivo General de Simancas, las Hojas de Servicios de los Oficiales del Regimiento de Milicias de Dragones de Arica de 1794, 1796 y 1800, en las que se hace mención al patriota Gil y Montes.
Don Pedro José Gil de Herrera y Montes de Oca o simplemente Gil y Montes había sido incorporado a tal Regimiento por un Real Despacho que databa del 28 de octubre de 1789. Gil figuraba en el escalafón con el rango de Teniente de Dragones. Sus superiores decían de él cuando era joven que era un tanto caviloso y propenso al enredo. Sin embargo cuando empezó a debilitarse la corona producto de la guerra con Francia fue este muy fiel al servicio y al compromiso como súbdito español. Sus superiores indicaban que participó decididamente en la construcción de pedreros, había ayudado a la construcción de los cañones y a la defensa del Puerto de Arica por lo que ya para 1800 su capacidad era alabada y era de buena conducta. Empero, al igual que su amigo el Capitán de Dragones D. Pedro Alejandrino de Barrios, que también gozaba del aprecio de sus superiores, se terminó por pasarse al bando libertario de Zela, para así dar libertar a la patria que lo había visto nacer. Se sentía peruano antes que español. Participó activamente en la reunión que convocó Zela y se dice que fue su brazo derecho y organizador. Por lo que concuerdo con el historiador Cúneo- Vidal, quien dice que Gil y Montes se “jugó su libertad, su grado, su vida y su honra” en los hechos de 1811.
El levantamiento de Tacna del 20 de junio de 1811 y el Primer Grito Libertario Peruano.
El 20 de junio de 1811 en la ciudad de Tacna el patriota don Francisco Antonio de Zela y Arízaga dirigió grupos armados de españoles, mestizos e indios partidarios de la libertad, quienes ocuparon los cuarteles de milicias de infantería y caballería de la ciudad. Al tener éxito en su cometido, Zela da el primer grito libertario de nuestra patria, asumiendo la dirección y proclamándose “Comandante de las fuerzas unidas de América”. Es por este motivo lo resaltante de Zela, su acto heroico nos demuestra no solo su valentía y arrojo sino que fue el primero que estuvo dispuesto a ofrendar su vida si hubiera sido necesario.
General D. José Manuel de Goyeneche y Barreda, conde de Guaqui.
Zela esperaba, que enterados de los hechos de Tacna, otros puntos de la Intendencia de Arequipa se levantaran en armas. Los rebeldes estaban confiados de que Juan José Castelli y el ejército libertario argentino terminarían por acabar al ejército realista del General D. José Manuel de Goyeneche y Barreda (1776-1846), Caballero de la Orden de Santiago y arequipeño de nacimiento. Sin embargo, no estuvo en los planes de Zela, el revés de los hechos que se fueron sucediendo. Goyeneche, hábil militar, terminó por vencer a las tropas libertarias de Castelli en la afamada batalla de Guaqui, también conocida como la de Desaguadero. Fue por esta crucial victoria que el Rey le concedió a Goyeneche el título de Castilla de Conde de Guaqui y Grande de España de Primera Clase, título nobiliario que aún perdura hasta nuestros días en uno de sus más conspicuos descendientes.
La batalla de Guaqui había ocurrido el mismo día del levantamiento de Zela, por lo que al vencer los realistas en Guaqui el 20 de junio de 1811, el levantamiento tacneño no tardaría en caer. Sobre los Goyeneche, debo señalar que fueron una noble familia peruana de origen navarro que se había asentando tan solo una generación atrás en Arequipa. Si bien los Goyeneche y Barreda, de padre español y madre peruana, habían sido realistas acérrimos y habían defendido a la corona en todo momento; al acabar el proceso independentista e instaurarse la República fueron sin lugar a dudas amantes de su tierra. A tal punto que no dudaron en dar cuantiosas donaciones a los ma´s necesitados, obras pías diversas e incluso un famoso Hospital que lleva el nombre de Goyeneche, totalmente costeado por ellos y regalado a la ciudad de Arequipa; ciudad que los había visto nacer. Fue hermano del Conde de Guaqui, don José Sebastián de Goyeneche y Barreda, Arzobispo de Lima durante la República; muy querido por la sociedad peruana del siglo XIX.
Regresando a los heroicos hechos, materia de este artículo, el valiente Zela no dudo en esperar al enemigo, pues creía vendría el remanente de las tropas vencidas de Goyeneche. Se cuenta que el 24 de junio de ese mismo año el ejército de Zela se movilizó a la llamada Pampa de la Disciplina (hoy Caramolle), allí esperaron al enemigo. Los Ara que habían estado encargados de capturar el cuartel de Caballería de la ciudad ahora se perfilaban como los líderes natos de la masa indígena. Zela nombró al hijo del Cacique, D. José Rosa Ara y Robles como Coronel del Batallón de Naturales que apertrechados esperaban a Goyeneche y a su ejército. Al otro extremo estaban los vecinos notables como los Barrios, los Gil, Alayza, etc. Que a codo a codo esperaban vencer a los realistas. Los ánimos eran tales que se creía que el Perú lograría ese año su libertad.
Sin embargo, don Francisco Antonio de Zela y Arízaga que sufría una grave enfermedad cayó de su caballo mientras pasaba revista. Al poco tiempo llegaron noticias del Alto Perú, no de Castelli sino de Goyeneche. Se informaba de las victorias realistas, del final del ejército de Castelli y de la venida de Goyeneche a Tacna. La desmoralización cundió entre los revolucionarios, ya no se enfrentaban ante los remanentes sino a todo el ejército realista. Finalmente, llegó el ejército de Goyeneche, no hubo batalla alguna. Goyeneche rodeó la casa de Zela, y este prefirió aceptar su detención buscando que con su castigo no se vieran afectados los tacneños que lo habían secundado.
Fue enviado a la Cárcel Pública de Tacna; y de inmediato Goyeneche comenzó a hacer averiguaciones para encontrar y descubrir a los culpables e instigadores respecto a los graves hechos ocurridos. Empero no encontró la colaboración de los jefes militares realistas que habían sufrido la pérdida de los cuarteles durante los hechos del 20 de junio. Fue tal el asunto que el mismo Jefe Militar del Partido de Arica el anciano Coronel de Dragones el hijodalgo D. Francisco Navarro y la Helguera, español, natural de Vizcaya, por poco no defendió abiertamente a Zela. Recordemos que Navarro había sido padrino en el matrimonio de Zela y seguro tenía gran amistad con él. En tal sentido, al ser interrogado por Goyeneche, Navarro minimizó los hechos buscando atenuar lo ocurrido. Esto no debe haber gustado a Goyeneche, por lo que remitió al reo a Lima.
Zela al llegar a Lima esperaba lo peor. El proceso judicial inició y la sentencia debía ser la muerte. Sin embargo, la Sala del Crimen de la Real Audiencia de Lima dictaminó en sentencia del 4 de marzo de 1812, un perdón general para todos los implicados. Cúneo-Vidal indica que hubo tres excepciones: la de Zela condenado a muerte; la de Pedro José Gil y Montes (el brazo derecho de Zela) condenado a degradación en el fuero militar y condenado también a muerte; y finalmente el cuñado de Zela, José Siles y Antequera, condenado a destierro perpetuo. Sobre Gil, Siles y otros patriotas, no se sabe cómo, pero lograron escapar, viajando al Alto Perú y luego al Río de la Plata donde solicitaron asilo a Belgrano, general libertario argentino que los acogió de buen grado.
Entonces quedaba Zela, o la muerte o la prisión perpetua. Según el historiador Alberto Tauro del Pino fue su defensor el Dr. D. José Gerónimo de Vivar, Catedrático de Derecho de la Universidad de San Marcos. No se sabe con qué artilugio se logró que la condena capital lograra ser cambiada a la de prisión de Chagres en Panamá; se dice que algo tuvo que ver la rica familia Urrutia de la que estaba estrechamente emparentado así como amistades convenientes en Lima y Tacna. La sentencia fue dictada el 18 de octubre de 1814; y el 28 de marzo de 1815 partió del puerto del Callao al presidio del cual nunca más saldría. Solicitó ser acompañado por uno de sus hijos, el niño José Manuel; para así darle un poco de consuelo a su padre en los tristes días venideros del agrio encierro. El niño no resistió las penurias y rigores de la cárcel y falleció para desgracia de su padre. Zela, el patriota, moriría en prisión cuatro años más tarde un 18 de julio de 1819. Aunque nunca falta un romántico que cita como fecha de muerte el 28 de julio de 1821; en clara alusión a la proclamación de la independencia peruana. Lo que sí es seguro es que aunque no vio consumada su obra que era la de dar libertar a su amada patria, si logró calar en el pensamiento popular peruano; por lo que será siempre recordado como uno de los más grandes hombres que ha visto nacer nuestro querido Perú.
Fuentes bibliográficas:
Archivo General de Indias. Audiencia de Lima. “Carta N° 44 del Virrey Francisco Gil de Taboada y Lemos a Diego Gardoquí, Secretario de Estado de Hacienda”. Lima, 703, N° 142.
Archivo General de Simancas. Secretaría del Despacho de Guerra. Milicias de Arica. Empleos. SGU, LEG, 7123, 4. Año 1796. Despachos del Regimiento de Milicias Provinciales de Dragones de Arica. Fol. 26-62.
Archivo General de Simancas. Secretaría del Despacho de Guerra. Milicias de Dragones de Arica, Perú. SGU, LEG, 7286, 2. Año 1796. Hojas de Servicios del Regimiento de Milicias de Dragones de Arica (Perú). C-2; Fol. 1-71.
Archivo General de Simancas. Secretaría del Despacho de Guerra. Milicias de Dragones de Arica, Perú. SGU, LEG, 7285, 11. Año 1794. Hojas de Servicios del Regimiento de Milicias Provinciales de Dragones de Arica. C-11; Fol. 1-72.
Archivo General de Simancas. Secretaría del Despacho de Guerra. Milicias de Dragones de Arica, Perú. SGU, LEG, 7288, 2. Año 1800. Hojas de Servicios del Regimiento de Dragones de Milicias de Arica (Perú). C-2; Fol. 1-70.
Busto Duthurburu, José Antonio del. Historia Cronológica del Perú. Lima: Ediciones Copé, 2006, p. 335.
Chambers, Sarah. C. De súbditos a ciudadanos: honor, género y política en Arequipa, 1780-1854. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, p. 30.
Cúneo-Vidal, Rómulo. Diccionario Histórico – Biográfico del Sur del Perú. Vol. XI. Lima: Gráfica Morsom S.A., 1978.
Gamarra y Hernández, Enrique. Nobiliario de las ciudades del Perú. Lima: Empresa Gráfica T. Sheuch S.A., 1938, p. 127.
Tauro del Pino, Alberto. Enciclopedia Ilustrada del Perú. Vol. 17. Lima: Empresa Editora El Comercio S.A., 2001, págs. 2831-2832.