El pintor: Agusto Ferrer-Dalmau

El pintor: Augusto Ferrer-Dalmau

Augusto Ferrer Dalmau, catalán universal.

   Un  hombre decente, español, patriota, y un enorme artista que ha recuperado nuestra Historia militar del olvido.

   Pérez-Reverte se refiere a él como pintor de batallas. El propio Ferrer-Dalmau se define como un «idealista irresponsable que se mueve por pasión». Dice que a todas horas le asiste la soledad infinita del artista. Escucha música melódica mientras pinta. Ha sido galardonado con numerosos premios por sus obras. Como los soldados que dibuja en sus batallas, es buen amigo de los suyos, y el «peor enemigo»… Le encantan los colores tierra y le gustaría ser recordado como «un catalán orgulloso de ser español».

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   La obra de Ferrer-Dalmau se centra en dos temáticas principales: el paisaje y el ejército. La temática militar, centrada esencialmente en el s.XIX y comienzos del XX, va indisolublemente unida al caballo. Quizás ahí radica la fuerza de la pintura de Augusto Ferrer-Dalmau, una pintura que oscila desde el movimiento y la fuerza de una carga de la caballería, hasta el sosiego y la paz de unos exploradores en la cima de una colina.

   El pintor catalán afincado en Valladolid cree que la ignorancia de la historia militar de España es una de las razones de la falta de patriotismo

   «La patria es de todos, no de partidos políticos», ha considerado el pintor catalán Augusto Ferrer-Dalmau, quien ha admitido sentir «rabia» cuando adjudican la bandera española a un partido. El artista especializado desde hace años en temática histórico-militar ha inaugurado en Valladolid la exposición «Ferrer-Dalmau. Soldados de España en la Historia», que reúne 32 lienzos, la mayoría de ellos pertenecientes a colecciones privadas, a través de los cuales el artista traza un recorrido por las páginas de nuestra historia a través de las vivencias de soldados españoles.

   El pintor quiere aportar así su pequeño granito de arena para que el público general conozca la historia de España, y en concreto, la historia del ejército español, respecto a las que, ha considerado que «hay mucha ignorancia».

   Ferrer-Dalmau: «La patria es de todos, no de partidos políticos» – ABC.es (http://www.abc.es/local-castilla-leon/20130620/abci-ferrer-dalmau-patria-todos-201306201434.html)

Rocroi, el último tercio

   Rocroi, el último tercio es un cuadro al óleo sobre lienzo pintado en 2011 por el artista español Augusto Ferrer-Dalmau.

Batalla de Rocroi de D. Augusto Ferrer-Dalmau

Batalla de Rocroi de D. Augusto Ferrer-Dalmau

   La obra retrata los últimos momentos de la batalla de Rocroi, librada dentro del contexto de la Guerra de los Treinta Años el 19 de mayo de 1643 en las cercanías de Rocroi, al norte de Francia, en la que las tropas francesas comandadas por el duque de Enghien derrotaron al ejército imperial español bajo mando del portugués Francisco de Melo. La pintura representa al último tercio español superviviente mientras espera la acometida de la artillería y los caballeros franceses que habían hecho huir o aniquilado al resto del ejército español.

   Con un formato apaisado de 170 × 100 cm, este cuadro de estilo realista del pintor barcelonés Augusto Ferrer-Dalmau se enmarca dentro de la tradición de la pintura de historia española y evidencia clara influencia de una obra maestra de la pintura coetánea a la batalla como La rendición de Breda, de Diego Velázquez, y del cuadro del artista inglés William Barnes Wollen (1857-1936) que recrea la aniquilación de un ejército británico en la batalla de Gandamak.

   Con una técnica meticulosa y numerosos detalles que enriquecen el retrato histórico y militar, Rocroi, el último tercio es un cuadro que se caracteriza por presentar unos soldados de gesto y postura gallarda y valiente, con unos rostros en los que se dibuja tanto la resignación a la derrota como el deseo de conservar intacto un honor que se habían ganado en siglo y medio de victorias sobre sus enemigos. Esta derrota se considera el principio del fin de la hegemonía militar española en el continente europeo y por ello el cuadro está tamizado de un tono crepuscular acorde con el momento histórico. 

El artista realizando los últimos retoques

El artista realizando los últimos retoques

 Exposiciones 

   El cuadro fue presentado por primera vez en el Palacio de Capitanía de Madrid el 6 de octubre del 2011 y desde entonces se ha expuesto en el Museo de la Diputación de Pontevedra, en el Palacio de la Capitanía General de Canarias en Santa Cruz de Tenerife,  en el Palacio Militar de Las Palmas de Gran Canaria y en el palacio Real de Valladolid, donde hay una sala dedicada al cuadro con una reproducción en tamaño original y los bocetos del mismo, llamada Sala de los Tercios Españoles.

 

   En palabras del escritor y miembro de la Real Academia Española, Arturo Pérez-Reverte:

Arturo Pérez Reverte

Arturo Pérez Reverte

   «El cuadro es soberbio, como digo. O me lo parece. Retrata a la pobre y dura España de toda la vida

[…]; el desordenado palilleo de picas que eriza la formación, tan diferente a las victoriosas lanzas que pintó Velázquez […]. Y sobre todo, la expresión de los soldados que miran al enemigo-espectador con rencor homicida».

    «Mete un perro en el cuadro, sugerí más tarde, cuando el artista me mostró los primeros bocetos: uno que, como sus amos, se mantenga erguido esperando el final. Un chucho español flaco, pulgoso, bastardo, que siguió a los soldados por los campos de batalla y que ahora, acogido también al último cuadro, abandonado por su patria y sin otro amparo que sus colmillos, sus redaños y los viejos camaradas, espera resignado el final. Y píntalo tan desafiante y cansado como ellos. 

Detalle

Detalle

    A Ferrer-Dalmau le gustó la idea. Y ahora he visto el cuadro acabado, y el perro está ahí, en el centro, entre un veterano de barba gris y un joven tambor de trece o catorce años que el artista ha pintado rubio porque, naturalmente, es hijo de madre holandesa y de medio tercio. En el lienzo no figura el nombre del perro; pero Ferrer-Dalmau y yo sabemos que se llama Canelo y es un cruce de podenco y galgo español de hocico largo y melancólico, firme sobre sus cuatro patas, arrimado a sus amos mientras mira las formaciones enemigas que se acercan entre el humo de la pólvora, dispuestas al ataque final. Vuelto a los franceses como diciéndose a sí mismo: hasta aquí hemos llegado, colega. Es hora de vender caro, a ladridos y dentelladas, el zurcido pellejo. El cuadro es soberbio, como digo. O me lo parece.

   Retrata a la pobre y dura España de toda la vida: el soldado ciego con una espada en la mano, al que un compañero mantiene de pie y vuelto hacia el enemigo; los que rematan sañudos a los franceses moribundos; el tranquilo arcabucero que sopla la mecha para el último disparo; el desordenado palilleo de picas que eriza la formación, tan diferente a las victoriosas lanzas que pintó Velázquez. Y sobre todo, la expresión de los soldados que miran al enemigo-espectador con rencor asesino. Acércate, parecen decir. Si tienes huevos. Ven a que te raje, cabrón, mientras nos vamos juntos al infierno. Realmente da miedo acercarse a esos hombres; y uno entiende que les ofrecieran rendirse con honor antes que pagar el precio por exterminarlos uno a uno. Son tan auténticos como el buen Canelo: españoles desesperados, tirados como perros, olvidados de Dios y de su rey. Y pese a todo, arrogantes hasta el final, fieles a su reputación, temibles hasta en la derrota. Peligrosos y homicidas como la madre que nos parió.”

(Extraído de «El perro de Rocroi» por Arturo Pérez-Reverte). La descripción que hace Arturo es formidable.