Por D. Rolando Arévalo Montalván y D. Alexis R. Arévalo Vergara, Caballeros de esta Casa Troncal. |
La nobleza era importantísima durante el Antiguo Régimen puesto que brindaba al poseedor de dicha hidalguía ciertos privilegios y exenciones propias de todo aquel nacido en noble cuna. La nobleza provenía siempre de algún servicio meritorio a la patria, en especial la de las armas. Aunque la nobleza parece injusta para el común de la gente, esta no debe ser entendida como algo terrible, ya que el ennoblecimiento es el premio máximo que concede un monarca a un ciudadano ilustre. Con este ennoblecimiento sus descendientes no se olvidarán jamás de su linaje y su comportamiento se espera que sea siempre bueno, digno de admiración, y asimismo logren igual o mayores méritos que sus antecesores. Es esta la verdadera nobleza, la de continuarla y acrecentarla con hechos a favor de la patria y la comunidad en general.
Ejemplos de estos nuevos ennoblecimientos los hay muy recientes como el caso del afamado escritor peruano Don Mario Vargas Llosa, que por Real Decreto 134/2011 del 3 de febrero de 2011, fue agraciado por S.M. El Rey Juan Carlos I de España, con el título de Marqués de Vargas Llosa por su “extraordinaria contribución (…) apreciada universalmente, a la Literatura y a la Lengua Española” (1). Otro caso, de igual fecha, es la del ex futbolista, entrenador y Seleccionador Nacional de España Don Vicente del Bosque, que obtuvo la merced nobiliaria de Marqués de Del Bosque, “por su gran dedicación al deporte español y la contribución (…) al fomento deportivo” (2).
La nobleza no debe ser vista como un círculo cerrado; sino que más bien cualquier persona de bien puede aspirar a ella, tanto en la actualidad como en el pasado, como veremos más adelante. El connotado historiador y genealogista Don Vicente de Cadenas y Vicent (1915-2005), que fue Cronista Rey de Armas y fundador de la Asociación de Hidalgos a Fuero de España decía sobre la nobleza lo siguiente: «el noble es indudablemente quien es capaz de anteponer el espíritu a la materia (…) el estado de hidalgo nunca fue una clase cerrada, anquilosada, enquistada, muerta en definitiva, o para uso de unos pocos, sino que a el se podía llegar por varios conductos, aunque luego, para consolidarlo, de acuerdo con su mayor tradición, hiciera falta pasar por la sedimentación de tres generaciones consecutivas de varón a varón (…) que es más que clase, casta o condición que dio a la Patria el máximo de gloria y cuyo adjetivo es suficiente, a través de los siglos y de las naciones, para calificar la caballerosidad y nobleza de ánimo a quien se aplica«.(3)
Como hemos leído líneas arriba hay ejemplos de ennoblecimiento en la actualidad, pero acaso los hubo en el pasado. Ejemplos los hay muchos, y seguro para los que recién se inician en estas ciencias heroicas, les resultara una sorpresa. Uno de estos casos es el del pechero Don Julián Romero e Ibarrola (1518-1577), y digo “Don” porque pese a haber nacido plebeyo alcanzó, luego de una larga carrera militar desde soldado, el prominente grado de Maestre de Campo. Fue un héroe del Reino, estuvo en Italia y luego en Flandes; perdió una pierna, pero esto no lo contuvo en su denodado servicio a su patria y al Rey.
En agradecimiento a estos esfuerzos heroicos de un verdadero caballero, el Rey lo ennobleció y lo hizo ingresar a la reputada Orden Militar de Santiago en el año de 1560 (4), llegando al alto grado de Comendador de la Orden. Existe una hermosísima pintura de El Greco titulada “Julián Romero y su santo patrono” (1612-1614). En esta fabulosa obra pictórica se le muestra con el hábito de Santiago, Orden que exigía para su ingreso la probanza nobiliaria de los cuatro primeros apellidos, es claro que en el caso de Romero la probanza no era tanto por sus cuatro abuelos (paternos y maternos) sino que él ya era noble sin lugar a dudas, en todo derecho, por sus méritos propios, su patriotismo y su arrojo en la guerra.
Otro caso el de los “Trece del Gallo”, que fueron los primeros Conquistadores del Perú, a quienes el Rey les tuvo en alta estima y dio hidalguía a quien no la tenía y a los que ya eran hidalgos los ennobleció más al convertirlos en “Caballeros de la Espuela Dorada”; así como estos casos los hay muchos y nos muestran como la nobleza e hidalguía era cosa accesible para todos, con la condición que cumplieran con algún servicio meritorio a la patria.
La nobleza no titulada era un grupo compuesto por todos aquellos nobles e hidalgos que no poseían título nobiliario pero que si disfrutaban de los mismos privilegios y exenciones que estos (salvo los Grandes de España, considerados primos del Rey). Más había una nobleza no titulada superior al resto, el noble entre nobles, el Caballero. Se entiende que era más fácil llegar a ser primero hidalgo o noble, pero llegar a ser Caballero era muchísimo más difícil ya que para serlo uno debía ser “hidalgo de calificada Nobleza” (5).
Era el más alto honor para un español llegar a figurar como Caballero ya sea en alguna de las cuatro Ordenes Militares españolas (Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa), a las que se le sumaban las del Santo Sepulcro de Jerusalén y la de San Juan de Malta, asimismo podían figurar también con esa calidad en el Padrón del Ayuntamiento, en las cofradías nobles, e incluso en las Partidas Eclesiásticas.
Un caso que atañe a esta noble corporación española de los Doce Linajes de Soria fue la de Don Pedro Hurtado de Mendoza, Señor de Hinojosa de la Sierra, en Soria, Castilla la vieja, que quiso y logró ingresar a la Casa Troncal como Caballero del Linaje Don Vela, lo que prueba que Don Pedro no se contentaba con ser un simple noble pese a poseer un señorío, sino que además deseaba ingresar a los Doce Linajes. No olvidemos que en el Antiguo Régimen los Doce Linajes de Soria controló el Ayuntamiento y la provincia de Soria, lo que le daba a esta institución nobiliaria un gran protagonismo político, social y económico en aquella parte del Reino de España.
Don Pedro, Señor de Hinojosa de la Sierra en Soria provenía de la esclarecida familia de los Hurtados de Mendoza de la línea de Almazán (6). Los Hurtado de Mendoza, en sus distintas líneas, dieron excelentes hombres en las letras y las armas como Don Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana (1398-1458), famoso por su impecable poesía y prosa digna de un verdadero hombre del renacimiento; otros parientes fueron los Marqueses de Cañete que dieron dos Virreyes al Perú.
El Señorío de Hinojosa de la Sierra fue un antiguo feudo soriano contaba con fértiles zonas de cultivo, una pintoresca villa del mismo nombre con un hermoso Palacio residencia de los Hurtado de Mendoza y un Castillo señorial del siglo XV (en ruinas) emplazado sobre una loma, ubicación estratégica desde donde se podía divisar todo el valle. La localidad aún lleva el nombre de Hinojosa de la Sierra y se encuentra situada en la Comunidad Autónoma de Castilla y León, a escasísimos 16 kilómetros de la ciudad de Soria, un lugar digno de visitarse.
Don Pedro Hurtado de Mendoza contaba con un rico feudo y además era de la familia de los Hurtados de Mendoza, de indudable y calificada nobleza, entonces por qué necesitaba ingresar y pertenecer a la Casa Troncal de los Doce Linajes de Soria a principios del siglo XVII. La respuesta es que uno podía ser noble en el Antiguo Régimen pero la aspiración máxima de todo hombre de aquellos tiempos era la de ennoblecer aún más su Casa y linaje, y para Don Pedro era mediante su ingreso a los Doce Linajes de Soria logrando además obtener una regiduría del Ayuntamiento de la ciudad. Se sabe de este asunto debido a que el Señor de Hinojosa de la Sierra tuvo un Pleito judicial ante la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid sobre su pertenencia al linaje Don Vela de la ciudad de Soria que le fue favorable con fecha 2 de diciembre de 1608 (7).
Con su ingreso y reconocimiento como Caballero del Linaje Don Vela, Don Pedro logró que los Hurtado de Mendoza de Soria fueran considerados hidalgos de calificada nobleza, consiguiendo además que su Casa y linaje se perpetuara con todas las preeminencias de su rango, como así ocurrió puesto que sus descendientes no solo conservaron el Señorío de Hinojosa de la Sierra, sino que acrecentaron su nobleza y el patrimonio familiar al sumarle el Señorío de la Casa y Torre de Zambrana, en Álava; el Señorío de Valparaíso de Abajo, en Cuenca; y la Baronía de Pallaruelo y Formigales,
Notas:
(1) Real Decreto 134/2011, de 3 de febrero, por el que se crea el Marquesado de Vargas Llosa. Madrid: Boletín Oficial del Estado, 4 de febrero de 2011.
(2) Real Decreto 135/2011, de 3 de febrero, por el que se crea el Marquesado de Del Bosque. Madrid: Boletín Oficial del Estado, 4 de febrero de 2011.
(3) CADENAS Y VICENT, Vicente de. Heráldica, genealogía y nobleza en las editoriales de Hidalguía (1953-1993). Madrid: Hidalguía, 1993, p. 19.
(4) Cfr. MINISTERIO DE CULTURA DE ESPAÑA. Archivo Histórico Nacional. Consejo de Órdenes. Signatura: OM-CABALLEROS_SANTIAGO,EXP.7213. Código de Referencia: ES.28079.AHN/1.1.12.2.1//OM-CABALLEROS_SANTIAGO,EXP.7213. Pruebas para la concesión del Título de Caballero de la Orden de Santiago de Julián Romero é Ibarrola, natural de Torrejóncillo de Huete, Capitán de Infantería española, después Maestre de Campo en Flandes. Se distinguió mucho en San Quintín, donde perdió una pierna. Año 1560.
(5) REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario de la Lengua Castellana reducido a un tomo para su mas fácil uso. Tercera Edición. Madrid: Imprenta de la viuda de D. Joaquín Ibarra, Impresora de la Real Academia, 1791, p. 164.
(6) Cfr. TORRIJOS, Paloma. “Villasayas. Soria. Señorío de los Mendoza de Almazán”.
[en línea]. Historia y Genealogía, 12 de noviembre de 2010. http://palomatorrijos.blogspot.com/2010/11/villasayas-soria-senorio-de-los-mendoza.html [Consulta: 19 de julio de 2011]
(7) MINISTERIO DE CULTURA DE ESPAÑA. Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Real Audiencia y Chancillería de Valladolid. Signatura: REGISTRO DE EJECUTORIAS,CAJA 2049,32. Código de Referencia: ES.47186.ARCHV/1.1.1//REGISTRO DE EJECUTORIAS,CAJA 2049,32. Ejecutoria del pleito litigado por Pedro Hurtado de Mendoza, señor de Hinojosa de la Sierra (Soria), y Pedro de Mendoza, su hermano, con Gil González de Vera, secretario de Su Majestad, del linaje de los caballeros de Don Vela de la ciudad de Soria. Fecha: 1608-12-02.