DON PEDRO GONZÁLEZ DE MENDOZA
8º OBISPO DE OSMA (SORIA)
(Guadalajara, 3 de mayo de 1428-ibídem, 11 de enero de 1495)
Fue un eclesiástico, político, militar y mecenas castellano, conocido como Gran Cardenal de España; además de ser 8º Obispo de Osma. Perteneciente a la alta nobleza y al linaje de la Casa de Mendoza, fue el quinto hijo de Íñigo López de Mendoza, I marqués de Santillana, y de su esposa Catalina Suárez de Figueroa; sus padres lo destinaron a la carrera eclesiástica desde la cuna. Mendoza constituye una de las figuras más brillantes de la aristocracia de la segunda mitad del siglo XV, en el paso del mundo medieval al moderno.
La Casa de Mendoza es una casa nobiliaria española, que tiene sus orígenes en la localidad de Mendoza en la actual provincia de Álava (País Vasco).
El origen de este linaje está en Íñigo López, señor de Vizcaya en la segunda mitad del siglo XI, cuyo nieto Lope Sánchez, fue el primer señor de Llodio y señor de Álava por la cofradía de Arriaga, casó con Sancha Díaz, que llevó en dote el solar de Mendoza y el de Frías. Su nieto Lope Íñiguez fue el primero en utilizar el apellido Mendoza.
Los Mendoza entraron al servicio del reino de Castilla durante el reinado de Alfonso XI (1312-1350). Álava, región montañosa limitada por los reinos de Castilla y Navarra, es uno de los territorios vascos incorporados a la monarquía castellana con fueros. Antes de que los Mendoza pasaran a Castilla, Álava era un campo de batalla, en el que las familias señoriales dirimieron sus contiendas durante generaciones. En 1332, los Mendoza llevaban ya, al menos, un siglo batallando con los Guevara. Otras familias nobiliarias alavesas, como los Ayala, los Velasco y los Orozco, habían derramado su sangre y perdido vidas, en aquellos episodios, que iban desde las emboscadas nocturnas hasta las batallas campales.
Una vez estas casas nobiliarias entraron al servicio de los reyes de Castilla, se acabaron aquellas contiendas, se incorporaron a la fuerza de combate castellana y los que pusieron sus armas al servicio del rey iniciaron el acopio de recompensas
Don Pedro se encumbró en la Iglesia española gracias a su linaje, pero también a su formación universitaria. Genealogista y conocedor de historia y nobiliaria, destacó como administrador de asuntos de Estado y por preocuparse de la educación del clero. Por otra parte, su vida privada fue al estilo de la época; tuvo varios cargos, residió en la corte y legitimó a sus hijos naturales.
Tuvo estos tres hijos «los bellos pecados del Cardenal» según Isabel la Católica), los dos primeros con la portuguesa Mencía de Lemos, que vino a Castilla con el séquito de la segunda esposa de Enrique IV, logrando del Papa su reconocimiento y legitimación durante la embajada del segundo Conde de Tendilla (su sobrino favorito) en 1486. Durante dos años estuvo varios periodos en el Castillo de Manzanares, junto a Mencía. Más adelante tuvo un tercer hijo con la vallisoletana Inés de Tovar, Juan Hurtado de Mendoza, también legitimado.
En lo político, el cardenal alcanzó gran influencia con Enrique IV de Castilla y con el papa Sixto IV, y en tiempos de los Reyes Católicos se decía que era «el tercer rey de España». Prosperó entre guerras civiles y cambios gracias a sus grandes méritos como consejero de Castilla, agente diplomático y obispo-guerrero, y a su capacidad para adaptarse, permanecer junto al triunfador y practicar el nepotismo.
En lo cultural Mendoza fue un mecenas excepcional y uno de los responsables de tres cambios fundamentales en la mentalidad moderna: el avance del Renacimiento en España, el descubrimiento de América y la expulsión de los judíos españoles.
La colaboración del cardenal y los monarcas fue inmediata y total, sin fisuras; como cuando mandó los ejércitos reales contra la invasión portuguesa, el 1 de marzo de 1476 en la batalla de Toro, que sirvió para asentar definitivamente a Isabel en el trono castellano. Mendoza se convirtió en uno de los principales consejeros de los Reyes Católicos, sobre todo en asuntos religiosos; y también en uno de los negociadores más capacitados de su aparato diplomático. En 1477 obtuvo un gran éxito acabando con la beligerancia francesa a favor de Juana la Beltraneja y consiguiendo se inclinasen hacia los reyes en la guerra civil del Reino de Navarra; el rey Luis XI de Francia quedó tan encantado con el cardenal que lo nombró Abad de Fécamp, en la región francesa de Normandía.
Las expediciones militares de primavera y verano contra el reino nazarita se intensificaron a partir de 1485. Todos los Mendoza participaron, campaña tras campaña; en 1485 encontramos al cardenal en Córdoba, acompañando a don Fernando; dos años después, 1487, entra en Málaga y finalmente en 1492, acompañado por su sobrino el gran Tendilla, coloca el pendón castellano, en la Alhambra de Granada.
Además del problema de los conversos, para el que Pedro siempre mantuvo posturas comprensivas, su actitud política fue de gran importancia para otro de los grandes proyectos del reinado de los Reyes Católicos, el viaje de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo; desde el principio recibió el apoyo de Luis II de la Cerda, I duque de Medinaceli, sobrino del cardenal.
Falleció en la ciudad de Guadalajara, el 11 de enero de 1495, tras casi un año prostrado por una grave enfermedad renal y recibiendo la visita de los Reyes Católicos en más de una ocasión, moría el gran cardenal. Dejó como heredero de todos sus bienes al hospital de la Santa Cruz de Toledo. Su féretro, acompañado por los Reyes en una solemne comitiva que duró cuatro días, trasladó el cadáver desde Guadalajara hasta Toledo, donde fue enterrado en el presbiterio de la catedral, como él había elegido.
PERIODO COMO 8º OBISPO DE OSMA
En el año 1478 los Reyes Católicos suplican a su Santidad que se le de la administración del Obispado de Osma, que estaba vacante, sin perder ninguna de las demás dignidades que ya tenía, concediéndole además el Pontífice la abadía de Moreruela, actualmente situada en Granja de Moreruela (Zamora).
Como el cardenal estaba casi siempre en la corte como canciller y aunque faltan documentos relativos a estas actividades, el primero que se encuentra en el archivo catedralicio de Osma alusivo a esa circunstancia, es del año 1480. En ese año el cabildo hace un escrito con fecha del 11 de diciembre con el que se intentaba poner coto a los muchos atrasos de la fábrica de la catedral, pleitos, y el estado de abandono y pobreza de los individuos por ausencia del obispo. Dado que la situación era muy grave pue no podían pagar los impuestos de los estatutos, los sufragios de los difuntos y otras cargas
Deja la sede de Osma en 1483 al ser nombrado Patriarca de Alejandría aunque se sabe que el cardenal Mendoza nunca residió en Osma, es conocido también que nunca la olvido y trabajó en diverso lugares de Osma, tal como lo demuestran sus armas colocadas en diversos lugares de la localidad.
Costeó el arreglo de la puerta principal disponiendo al acabar la obra de una columna parteluz con una figura del Salvador colocada en 1482. Antes debió tener una figura de la Virgen María con el Niño o a San Pedro de Osma, en el primer caso por tratar toda la iconografía de la portada a la Virgen María, en el segundo caso por ser el restaurador de la diócesis y su primer obispo
También costeó el pulpito, una maravillosa obra de mármol blanco muy trabajado de base poligonal donde figuran la Virgen, San Miguel, San Juan y sus armas con la divisa “Annunciata Populo Celera Eorum”.