ESCUDO DE ARMAS DEL ILMO. SR. D. RAFAEL TUDÓN Y PRESAS CERTIFICADAS POR EL MARQUÉS DE LA FLORESTA
Heráldica correspondiente a D. Rafael Tudón y Presas realizada por el artista Xavier García.
Las armas fueron organizadas bajo el asesoramiento D. Luis Valero de Bernabé, Marqués de Casa Real de la siguiente forma:
1º Cuartel en referencia al linaje Tudón, descrita por el insigne genealogista y cronista de armas Vicente de Cadenas y Vicent en su Repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica. Con la adición de un toro en referencia a la casa solar de la línea de varonía originaria en Castellón.
2º Cuartel perteneciente al linaje Presas, referida también por Vicente de Cadenas y Vicent en el mismo Repertorio de Blasones. La descripción del antiguo Cronista de Armas planteó dudas al observar que no se cumplía una de las leyes heráldicas para las representaciones de los escudos “nunca irá metal sobre metal y color sobre color”. Hecho que el Marqués de Casa Real resolvió entendiendo que el sable (negro) es reversible como color y como metal el hierro, pudiendo colocarse tanto sobre metal que sobre color, comprendiendo que es una de las excepciones de esta ciencia.
Entado en punta del blasón se ha querido plasmar una heráldica en referencia a Nª. Sra. del Pilar, advocación mariana de la Iglesia católica. Su significación está relacionada con unos hechos que testimonió su portador, sin explicación racional, y de los cuales Don Rafael ha querido tener presente a la Virgen en su heráldica y protección familiar (*).
El lema SI RADIX SANCTA, ET RAMI. Aludiendo a los valores humanos y cristianos que tomamos desde la raíz y el compromiso de sus ramificaciones genealógicas, en ejercer la bondad y dar buenos frutos.
Por timbre casco de noble con tiracol, burelete, lambrequines y penacho a juego.
Don Rafael Tudón es miembro de Corporaciones nobiliarias como el Cuerpo de la Nobleza del Principado de Asturias, la Real Maestranza de Caballería de La Habana (RMCH) o la Unión de la Nobleza del Solar del Páramo y la Focella, así como de otras entidades caballerescas. El diseño heráldico muestra la intención expresada en el Libro de Oro que firmó cuando tomó posesión como Cronista Oficial de ofrecer nobleza y honor a sus orígenes.
La Certificación de las armas realizada bajo notario está autentificada por el Marqués de la Floresta, Vizconde de Ayala y Cronista de armas de Castilla-León, Don Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila. En ella se expresa que está emparentado desde tiempos pretéritos con otros linajes hidalgos en la misma villa por genealogía ascendente paterna. Y también entroncado con actuales descendientes de la Baronía y Castillo de El Papiol por línea materna. Reconociendo y atribuyendo su primer y segundo cuartel a quienes procedan de los correspondientes linajes y casas solares.
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(*)Nota testimonial: Durante la ideación del blasón (mayo 2017), el portador de las armas reflexionaba sobre su incorporación y compromiso como Caballero de Nª. Srª del Pilar. El 24 de ese mes rogó por una señal a la Virgen por si ello era de su complacencia. Incrédulo olvidó la petición realizada pero cinco días más tarde, al salir de su portal, observó junto al umbral un impreso de la basílica de Zaragoza donde se apreciaba la heráldica de la Virgen y la descripción …“Recuerdos del Pilar”. Esa extraña coincidencia lo dejó conmocionado al encontrarse el templo mariano a centenares de kilómetros de distancia. Al comentar el hecho a sus progenitores, estos le confirmaron que en su viaje de novios, realizaron una primera visita a la basílica de Aragón y la fortuna del nacimiento del portante de estas armas, el mismo día que se celebra la festividad de la Virgen del Pilar.
Conociendo estos hechos, así como la intervención de la Madre del Señor en uno de sus antepasados de la línea paterna documentada en la “Historia de la prodigiosissima imagen de Nuestra Señora del Niño Perdido ...”(Diego de Santa Teresa.1720), Don Rafael decidió incorporar el simbolismo de la patrona del Reino de Aragón en su heráldica. Y así se hace constar evocando la memorable frase sobre que ninguna oración ofrecida al Cielo queda perdida para que el lector/ra de estos párrafos conozca que tampoco se le desampara.
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