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Vidas aristocráticas que hicieron Historia

La Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional emprende su propio camino como Archivo Histórico de la Nobleza

Mónica Arrizabalaga
@arrizabalaga11
SeguirMadrid27/11/2017

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El archivo custodia cerca de tres kilómetros de documentos en metros lineales sobre más de 1.800 títulos nobiliarios – Rodrigo Muñoz Beltrán

 

Cerrado bajo llave, en una zona de acceso restringido acondicionada con sofisticados sistemas antiincendios y unas especiales condiciones de temperatura y humedad, el archivo inédito de los marqueses de Santa Cruz aguarda en el depósito a que los técnicos del Archivo Histórico de la Nobleza terminen de examinar y digitalizar los últimos documentos antes de su apertura al público. Cualquiera podrá consultar a partir de entonces la correspondencia de los barcos correos a América que controlaban los duques de San Carlos, ingente información sobre la historia de Valdepeñas, Viso del Marqués o Santa Cruz de Mudela, o las relaciones de servicios de Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz y capitán general del mar océano.

Arancha Lafuente, directora de este nuevo archivo estatal, abre al azar una de las 1.300 cajas blancas numeradas que pueblan las estanterías de la sala. De su interior, saca unos documentos lujosamente encuadernados. Son unas detalladas instrucciones de Felipe II a Álvaro de Bazán de 1571. «Esto es Lepanto», constata mientras lee una lista de galeones, de capitanes, de pagos… y se detiene en la firma manuscrita de «Yo, el Rey» antes de volver a guardarlo todo con sumo cuidado.

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Firma manuscrita de Felipe II: «Yo, el Rey»-ABC

«Cada caja es una joya», asegura Lafuente, y no solo las del legado del marqués de Santa Cruz, que abarca desde el final de la Edad Media hasta mediados del siglo XX. Este particular archivo, el único en el mundo que siendo una institución pública se dedica a la conservación y recuperación de patrimonio documental de la nobleza, guarda en su sede del Hospital Tavera en Toledo cerca de tres kilómetros de documentos en metros lineales sobre más de 1.800 títulos nobiliarios de los 2.600 que hay en España.

En septiembre se aprobó el Real Decreto por el que la antigua Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional pasó a convertirse en este archivo autónomo, dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, y ya debe actualizar sus datos sobre el volumen de documentos que atesora porque acaba de recoger un nuevo archivo, el de los duques de Arión, marqueses de Malpica, con unas 2.000 cajas.

En constante renovación

«Este es un archivo nuevo, en comparación con el Archivo de la Corona de Aragón que es del siglo XIII, el de Simancas que es del siglo XVI o el de Indias, del XVIII. Este es del siglo XX-XXI porque es un archivo histórico, pero recoge información constantemente», explica su directora. Información de enorme relevancia porque la historia de muchas partes de España solo se conserva en los archivos nobiliarios. Lafuente cita, por ejemplo, los correspondientes a señoríos del marquesado de Frómista, el ducado de Alburquerque, de los condes de Fuensalida o los condes de Oropesa.

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Este archivo es el único en el mundo que siendo una institución pública se dedica a la conservación y recuperación de patrimonio documental de la nobleza-ABC

«Es una documentación importantísima para la historia de nuestro país y de los territorios que en su momento formaron parte del Imperio Español o se enfrentaron con España», subraya la historiadora, ya que buena parte de la correspondencia sobre las guerras de Flandes, o con Francia e Inglaterra, se encuentra en esos archivos nobiliarios. Hay documentación nazarí de la conquista de Granada, de la incorporación de Navarra a la Corona, de los virreinatos de Nueva España. «Está representada toda la historia de España desde el siglo XI hasta ahora, con documentación de todo tipo», añade Lafuente.

En la amalgama de manuscritos y objetos de estas familias hay documentos sobre su vida privada, informes sobre el territorio que gestionaban, genealogías, heráldicas, planos de conocidos edificios, fotografías o información relacionada con el mundo del arte. En el archivo de Osuna, por ejemplo, se conserva correspondencia de la condesa duquesa de Benavente, Josefa Pimentel, que fue mecenas de Goya, con los encargos de sus cuadros, los pagos… Y los nobles tuvieron como secretarios particulares a relevantes escritores, como Francisco de Quevedo o Lope de Vega, cuyos documentos manuscritos tienen especial valor.

Los papeles van acompañados en ocasiones de objetos, como llaves de sepulcros que se conservan junto con el acta notarial del enterramiento de alguien, condecoraciones, cruces, bandas, banderines, cinturones o incluso obras de arte que ahora se exhiben en la sala de exposiciones del Archivo, como el retrato de Espartero que ingresó a través del archivo del marqués de Mendigorría, un afamado militar que apoyó a Isabel II contra los carlistas.

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En una de las vitrinas de esta misma sala se muestra el privilegio por el que Enrique IV concedió a Pedro Girón que pudiera fundar mayorazgo con sus propiedades. Firmado por el rey y avalado con un sello de plomo colgado con sus hilos, con la efigie del monarca en una cara y las armas de Castilla en su reverso, el pergamino de 1460 está iluminado con el escudo de la familia con la cruz de Calatrava y elementos simbólicos que, en el caso del oso, aún los historiadores no han logrado descifrar.

El documento forma parte del archivo de los Duques de Osuna, del que este año se cumplen 100 años de su ingreso en el Archivo Histórico Nacional y que, por alianzas matrimoniales, conserva el archivo de los duques de Gandía. «Es el archivo de los Borja, la familia del Papa Alejandro VI, con información de César Borgia», indica Lafuente antes de citar otros relevantes como el de los Duques de Frías, condestables de Castilla, que por matrimonio incluye los papeles de Juan Pacheco, marqués de Villena.

Un patrimonio accesible

Desde el documento más antiguo del archivo, referente a un pleito entre los duques de Frías y el monasterio de Silos del siglo X, a los más recientes que ya se pueden consultar porque han pasado los plazos legales establecidos, todos son guardados, ordenados, descritos y digitalizados para que puedan ser consultados en la sala de investigadores del Hospital Tavera o a través del portal de archivos españoles en internet (Pares).

La labor que durante 25 años llevó a cabo la Sección Nobleza del AHN y ahora continúa el Archivo Histórico de la Nobleza permite que hoy cualquiera pueda consultar un patrimonio que en muchos casos estaba inaccesible en palacios, castillos y otros lugares privados de acceso restringido. En algunos casos sus propietarios lo donaron o legaron al Estado y en otros sus dueños lo han dejado en «comodato», manteniendo la propiedad sobre el archivo, pero abriendo su acceso al público.

La idea de crear este archivo surgió en los años 80 del acuerdo entre el Ministerio de Cultura y los propios nobles de la Grandeza de España, conscientes del valor de los documentos y de que muchos se estaban perdiendo por testamentarías, repartos de herencias o abandono. La propia sede del archivo, el Hospital Tavera en Toledo, fue una cesión temporal de la Casa de Medinaceli.

Allí buscó información sobre los duques de Frías el historiador y economista Ramón Carande para documentar su famosa obra «Carlos V y sus banqueros» o Arturo Pérez-Reverte ha indagado en sus archivos para documentar sus libros. Cada día reciben solicitudes sobre dónde encontrar información de temas de lo más variopintos que los técnicos del Archivo Histórico de la Nobleza canalizan, haciendo de lazarillo entre sus millones de legajos.

Restauración

Algunos se hallan en tal estado de conservación que apenas se puede leer su contenido. Sufren problemas por ataque de hongos o deterioro por oxidación de tintas que en ocasiones llegan a romper la estructura molecular del papel, haciendo que éste se deshaga entre las manos. El taller de Restauración del archivo diagnostica cada caso y determina el tratamiento que llevará a cabo. En estos días tienen en su mesa de operaciones unos libros de cuentas del monasterio de Las Huelgas del siglo XV, con el día a día del cenobio. Llegaron plagados de hongos y ahora, tras haber sido convenientemente desinfectados, están siendo restaurados en sus partes dañadas con extrema delicadeza.

Otros esperan su turno, guardados en cajas marcadas con un punto rojo en los nueve depósitos del Archivo de la Nobleza donde descansan los archivos de Osuna, Frías, Baena, Fernán Núñez, Torrelaguna, Lacy, Guadalcázar… Allí se trasladarán las cajas de los marqueses de Santa Cruz cuando finalice su examen técnico y la sala donde han sido estudiados se ocupará con los tesoros que esconden los archivos de los duques de Arión. Quizá en ellos también se topen con algún importante hallazgo como el que pronto darán a conocer del archivo de Santa Cruz.