Artículo original; que nos remite para su publicación en el Blog de la Casa Troncal, de D. Rafael Portell Pasamonte, Vicerrector de la Academia Alfonso XIII.
ADELA BORGHI
“La Biondina”
Mezzo Soprano…. y algo más
Rafael Portell Pasamonte
Diciembre 2017
“O echan Vdes. de este pais a esa prostituta o yo regreso al mio”. Quien se atrevía a pronunciar estas palabras tan duras al Presidente del Gobierno, don Antonio Cánovas, no era otra persona que la misma Reina Regente, doña María Cristina de Austria, esposa del Rey Alfonso XII, e iban dirigidas contra la cantante de ópera Adela Borgui. Pero…. ¿Cual era el motivo que las originó?, y ¿Porqué el enfado tan descomunal que tenía la Reina?.
La persona objeto de las palabras de la Reina era la cantante de ópera mezo-soprano Adela Borgui-Mamo, apodada “La Biondina” por el color tan rubio de sus cabellos.
Habia nacido en Bolonia (Italia) el 9 de Agosto de 1826 en el seno de una humilde familia.
Ya desde muy pequeña comenzó a estudiar música y canto en el conservatorio de Milán, y en la escuela de canto de Matilde Festa, aconsejada por la soprano Giuditta Pasta, considerada por muchos, junto con María Malibran, como las mejores sopranos de principios del siglo XIX.
Su debut, con diecisiete años, fue en Urbino en 1843, donde interpretó el papel de “Bianca” en la ópera “El juramento” de Severio Mercadante, basada en una obra de Victor Hugo “Tyran de Padoue”, donde tuvo una buena actuación, que le valió ser contratada en los principales teatros de Italia, cantando en diversas obras como: “Malvina”, di Scorcia”, “Statira”, “Romilda” Priovenza”, “Il trovatore” y otras obras.
En 1849 cantó en Malta varias obras, obteniendo grandes triunfos en todas ellas. Estando en esta isla, conoció al tenor español Miguel Mamo, con el que contrajo matrimonio en poco tiempo. A partir de su matrimonio unió su apellido al de su marido “Borgui-Mamo”.
En los años siguientes cantó en Nápoles, Viena (1853) y en Paris, en el Teatro de los Italianos, donde el 23 de Diciembre de 1854 obtuvo un rotundo y clamoroso éxito, interpretando el papel de “Azucena” en la obra verdiana “El trovador”. Al terminar la función dio a luz en su camerino a su hija Erminia, que con el tiempo llegaría a ser una excelente y reputada soprano.
En Paris estuvo actuando hasta el año 1860, cantando después en Londres, San Petersburgo, Milán (1861), Madrid (1863-1864), Génova y Venecia en 1875.
Entre tanto las relaciones de Alfonso XII con Elena Sanz se fueron apagando, debido a la separación de ambos. Pero el Rey, no tardó en encontrar consuelo, para encapricharse esta vez, paradojas de la vida, con otra cantante de ópera, que no era otra que nuestra Adela Borghi.
Parece ser que la vio por primera en el Teatro Real de Madrid, en el año 1875, cuando ella representaba el papel de un paje en la ópera “Los Hugonotes” del compositor Giacomo Meyerbeer y libreto de Eugene Escribe y al poco ya eran amantes, incluso, tal vez, esa misma noche.
Adela, a diferencia de Elena Sanz, fue muy indiscreta, presumiendo, aireando y alardeando de sus relaciones reales. Además, valiéndose de su cercanía al Rey, solicitaba de los ministros y altas autoridades, favores y recomendaciones. Hasta tal punto llegó la indiscreción del soberano, que paseaba, con todo descaro, con ella, en el coche real, por el público y popular parque del Retiro madrileño
Sintiéndose humillada con semejante actitud de la cantante y del comportamiento de su real esposo, en el mes de Enero de 1877, se dirigió al Presidente del Gobierno, en los términos en que encabezamos este articulo.
No quedándole otro remedio a don Antonio y para evitar males mayores, sabiendo, que enojaría mucho al monarca, mandó llamar al gobernador de Madrid, que era a la sazón, Jesús Elduayen y que más tarde, sin tener la culpa, casi originó una crisis de gobierno. Una vez en su presencia le ordenó que se presentase en el domicilio de la cantante con la orden de que abandonara España inmediatamente. Así lo hizo el gobernador, que, irrumpiendo en su casa le dijo que preparase su equipaje, y custodiada por dos policías, la condujeron a la Estación del Norte, donde tomaron el primer tren a Irún y la dejaron en la frontera con Francia. Al mismo tiempo informaban a las embajadas y consulados de España en Francia e Italia, que había sido expulsada como persona “non grata”.
Pero el alejamiento no fue definitivo, ni duró mucho, ya que la cantante, volvió a España, para actuar, varias veces más y cada vez que lo hacía, reanudaba sus relaciones con don Alfonso, que se mantuvieron hasta la muerte de el. De todas las amantes que tuvo, fue la más duradera.
En 1885 se retiró de la escena, marchando a vivir a la bella ciudad de Florencia, dedicándose, casi exclusivamente a la educación musical de su única Emilia. Posteriormente se trasladó a Bolonia, donde falleció el 27 de Septiembre de 1901, a los 75 años de edad, siendo sepultada en el cementerio monumental de la Cartuja-Certosa, donde se encuentra también la tumba del famoso castrato Farinelli.
Tenía una vibrante y entonada voz y un temperamento apasionado en escena.
Sus operas principales eran “Los hugonotes”, “Tannhauser”, “Mefistófeles” “La favorita”, “La traviata”, “Semiramis” y “El trovatore”.