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Transcribimos lo siguiente:

  «Santiago fue el patrón de los Doce Linajes de Soria, por ser el patrón castellano de la caballería. En el día de Santiago de quatro en quatro años cada tres linages, según la alternativa que tienen, nombran un Caballero de Ayuntamiento, y uno que llaman Alcalde de Santiago: de forma que cada año hay doce Diputados de arneses, doce Contadores de niños, y doce Montaneros Reales, tres Caballeros de Ayuntamiento y tres Alcaldes de Santiago. Estos tres caballeros nombraban luego a tres guardas de Valonsadero.»

   Según cuenta Miguel Martel, en la ciudad en este día se corrían tres toros, «cada uno de los Alcaldes ha de dar el suyo a costa del bastecedor de las carnecerías de la ciudad.»

   Desde 1534 los Linajes asistían también a una ceremonia litúrgica que les ofrecía el Convento de San Agustín en su iglesia de Nuestra Señora de Gracia. Esta tradición que desapareció en el siglo XVII fue recuperada a principios del XVIII y tras ser trasladada a la Colegiata de San Pedro, desapareció en el siglo XIX con la disolución de la institución.

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   Queremos dedicar por tanto esta entrada de hoy, 25 de julio, día de Santiago, a recordar algunos extremos sobre nuestro Santo Patrón y de las Españas.

  Día de precepto para los Católicos , que estamos seguro que serán del interés y gusto de todos nuestros lectores y amigos.

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   Tras estas trazas de guerrero se esconde Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo y Salomé y hermano de Juan, el apóstol amado del Señor. Jesucristo llamó a ambos hermanos los «Boanerges» -los Hijos del Trueno-, por el celo que mostraron por la honra del Señor cuando pidieron que cayera fuego del cielo, sobre una aldea que había impedido el paso a Jesús y a sus acompañantes.

   La tradición lo sitúa en Hispania en misión de apostolado. A las orillas del Ebro, en Cesaraugusta -Zaragoza-, se le apareció la Virgen María ( aún en vida) y le previno de los peligros que sobre él se cernían, Aún así Santiago siguió predicando hasta que decidió regresar a Jerusalén, donde fue martirizado. Según la venerable leyenda su cadáver fue trasladado por sus discípulos y depositado en Compostela donde todavía se le venera.

   La tradición se remonta al reinado de Ramiro I, que sucedió en el trono de Asturias y León a su tío Alfonso el Casto. Al fallecer su tío, los moros reclamaron el tributo de las cien doncellas (cincuenta hidalgas y cincuenta plebeyas) que tenían impuesto a los cristianos. Ramiro I se negó, teniendo que trasladar sus huestes hasta Clavijo, con el fin de contener cualquier movimiento del enemigo.

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   En vísperas de la batalla , según la tradición, se le aparece en sueños el Apóstol Santiago, comunicándole que Nuestro Señor le había designado como Patrón de la Cristiandad, animando a Ramiro al combate y pidiéndole que en le invoque.

   Los cristianos arremeten al grito de “¡Dios ayuda a Santiago!”. Las huestes musulmanas son vencidas y como acción de gracias Ramiro I promueve la fundación de una Orden de Caballeros que aún lleva el nombre del santo.