El investigador y escritor soriano D. Ángel Almazán de Gracia, nos acerca a parte de la historia de Soria; en esta breve exposición de la historia de la orden del Temple en Soria, De todas las Órdenes Militares creadas durante la Edad Media ninguna ha originado más leyendas y se le han atribuido mayor número de misterios que a la Orden del Temple, creada en Jerusalén (1119), amparada por el Concilio de Troyes (1129) y los Papas hasta que Clemente V la abolió, fustigado por el rey francés Felipe el Hermoso, en el Concilio de Vienne (1312).
Fuente: http://www.tierrassorianas.com/index.php/2017/01/17/la-orden-del-temple-en-soria/
Fecha de publicación: Enero 17, 2017
De todas las Órdenes Militares creadas durante la Edad Media ninguna ha originado más leyendas y se le han atribuido mayor número de misterios que a la Orden del Temple, creada en Jerusalén (1119), amparada por el Concilio de Troyes (1129) y los papas hasta que Clemente V la abolió, fustigado por el rey francés Felipe el Hermoso, en el Concilio de Vienne (1312).
Al fundar Soria el rey de Aragón y Pamplona Alfonso I el Batallador en 1119 coloca como mandatarios a nobles de su confianza en la tenencia de la villa y en la alcaidía del castillo. Pues bien, los primeros señores y alcaides eran, a su vez, cofrades laicos del Temple (documentado está en la Biblioteca Nacional de España).
A finales del siglo XVI recoge Martel la tradición oral de que San Polo, junto al Duero, había sido convento templario, asignación que repetirán desde entonces los cronistas de Soria. ¿Fue templario San Polo? Pudiera haberlo sido ya que los que gobernaban Soria formaban parte de la Cofradía de laicos adjunta a la Orden del Temple.
La tradición oral igualmente ha querido ver a los monjes-guerreros templarios en Ágreda (ermita de la Santa Cruz), Valdegeña-Los Campos (ermita de San Adrián del Madero), Suellacabras (ermita de San Caprasio), San Pedro el Viejo (cerca de San Pedro Manrique), Yanguas (iglesia de Pedro), Fuentelsaz (ermita La Trinidad), Morón de Almazán (Nuestra Señora de los Santos), Aguilera (ermita de la dehesa), Castillejo de Robledo (parroquia), Piquera de San Esteban (enclave El Prior) y Ucero (ermita de San Bartolomé).
Documentalmente consta que Villaseca de Arciel, en el Campo de Gómara, perteneció totalmente a la Orden del Temple. Así mismo tuvieron diversas posesiones en Almenar, Ágreda, Vozmediano y Yanguas, donadas precisamente al Temple por tenentes y alcaides de Soria.
Una bula papal de Alejandro III, del año 1170, indica que en la diócesis de Osma estaba el convento de San Juan de Otero que los propios sacerdotes cronistas diocesanos han venido identificando, desde el siglo XVIII, con la actual ermita de San Bartolomé en el Cañón del río Lobos (Ucero).
Pensamos por nuestra parte que el cenobio templario se ubicó inicialmente en el cerro que domina a Ucero, llamado Villavieja, y que su iglesia derruida debe ser la de San Juan de Otero. Este enclave , curiosamente se encuentra en el eje central de la península ibérica puesto que es prácticamente equidistante de los dos cabos geográficos extremos del norte peninsular: Creus en Gerona ( a 531,5 Km). y Finisterre en La Coruña (529,3 Km).
Después, tras la victoria cristiana de Las Navas de Tolosa (1212) los templarios se trasladarían al interior del Camón del río Lobos donde construirían en el primer tercio de esa centuria el templo de San Bartolomé en estilo protogótico. Esta ermita tiene diversos canecillos para los que se han propuesto simbolismos esotéricos varios. Además en un capitel del interior se encuentra labrada en bajorrelieve la llamada Cruz de las Ocho Beatitudes, asignada por muchos estudiosos a la Orden del Temple además de la cruz patada.
En Castillejo de Robledo, donde sí consta documentalmente en cambio que estuvieron los Hospitalarios Sanjuanistas, hay una leyenda oral acerca de un frey templario que mata a su prior. También hay leyendas templarías en Soria ciudad (“El Monte de las Ánimas”, de Gustavo Adolfo Bécquer) y en San Adrián del Madero (copiada de la leyenda becqueriana sin lugar a dudas).