Artículo de fecha 17-07-2016 de D. José Manuel Huidobro
Caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España. Máster en Derecho Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED). Autor de 55 libros y más de 700 artículos.
Pedro de Valdivia. El hidalgo conquistador y colonizador de Chile
Con el título de Teniente Gobernador otorgado por Francisco Pizarro, lideró la conquista de Chile (Nueva Extremadura) a partir de 1540. Fundó, entre otras, las ciudades de Santiago de Nueva Extremadura en 1541 (capital de la nación), Villanueva de La Serena en 1544, La Concepción de María Purísima del Nuevo Extremo en 1550, Santa María la Blanca de Valdivia del Nuevo Extremo en 1552 y La Imperial en 1552.
Conquistador español y primer gobernador y capitán general de Chile, nacido en Villanueva de la Serena (Badajoz) alrededor de 1500 y fallecido en Tucapel (Virreinato del Perú, ahora en Chile) el 25 de diciembre de 1553. Se cree que fue hijo ilegítimo del portugués Pedro Oncas de Melo y de Isabel Gutiérrez de Valdivia. Se casó, en 1527, en Zalamea, con Marina Ortiz de Gaete, con quien no tuvo hijos y a la que abandonó.
Valeroso hidalgo, parece ser que en 1521 se encontraba entre los comuneros derrotados en la batalla de Villalar. Ingresó al ejército del emperador Carlos V en 1521 y luchó en Flandes, Italia (participó en la batalla de Pavía, donde el rey francés Francisco I cayó prisionero de Carlos V), Venezuela y Perú (donde alcanzó el grado de maestre de campo de Francisco Pizarro en su lucha con Diego de Almagro) antes de llegar al territorio chileno en 1541. Entre todos los españoles que llegaron al país, Valdivia constituye un caso especial: pudo haberse quedado en Perú o haber regresado a España después de su triunfo en la batalla de Las Salinas, que le granjeó fama y muy buena situación económica; sin embargo, su afán de aventura pesó más y lo llevó a organizar, con grandes dificultades, una expedición a Chile, tierra que había obtenido una pésima reputación entre los españoles después de la expedición de Diego de Almagro.
En enero de 1540 Valdivia sale de Cuzco acompañado de unos 150 soldados, más de mil indígenas y una mujer española llamada Inés Suárez, aventurándose por la ruta del desierto aquella que años antes había traído de vuelta a Diego de Almagro. Hay que agregar que Valdivia pasó por dificultades para reunir a su gente, le costó reclutar soldados. Su fortuna escaseaba y debió asociarse con Francisco Martínez y, por burocracia, con Pedro Sancho de Hoz.
Inés Suárez fue una de las fundadoras de la actual ciudad de Santiago de Chile junto al conquistador Pedro de Valdivia, con el que mantuvo una larga relación extramatrimonial hasta que se casó con el capitán Don Rodrigo de Quiroga y López de Ulloa.
Tras una breve estancia en Atacama, decidió proseguir su marcha atravesando el desierto. Valdivia fundó en el valle de Mopochó, el 12 de febrero de 1541, la ciudad de Santiago de la Nueva Extremadura, eligiendo para ello la llanura que se extiende al pie del cerro de Huelen (también conocido como Santa Lucía). Después de dividir el terreno en manzanas y solares, los distribuyó entre sus soldados, y éstos edificaron las primeras casas y una modesta iglesia. Constituido el Cabildo, Valdivia fue nombrado gobernador y capitán general de la Nueva Extremadura.
Notable militar y sagaz político, Valdivia tenía cierto grado de cultura, lo que le permitió moverse con habilidad en lo político y con soltura de estratega en lo militar. Buen conocedor del idioma, fue capaz de escribirlo con corrección, valiéndose de expresiones populares cuando fue necesario. Valdivia escribió doce cartas dirigidas al Emperador Carlos V, al Príncipe Felipe II, a Gonzalo y Hernando Pizarro, al Consejo de Indias y a sus apoderados en la Corte, todas redactadas con una pluma ágil y astuta, que defiende los privilegios obtenidos en el proceso de conquista y además realiza una detallada descripción del país.
En el año 1544, Valdivia fundó la ciudad de La Serena (denominada así en honor a su pueblo) en el norte del país, en el valle de Coquimbo. Al poco tiempo, Valdivia decidió partir hacia el Perú y embarcó en Valparaíso dejando a Villagrán como lugarteniente de Chile. A su regreso, comenzaron las expediciones hacia el Sur mientras Valdivia fundaba a su paso un gran número de ciudades. Los enfrentamientos con los indios fueron constantes pero se recrudecieron a partir del año 1550 por lo que Valdivia ordenó la construcción de los fuertes de Arauco, Tucapel y Purén. Los araucanos atacaron el fuerte de Tucapel, lo que causó la muerte decasi todos sus defensores, lo cual hizo ver a los indios que los españoles no eran invulnerables y podían ser vencidos, y motivó un alzamiento general contra el invasor español. En este contexto cayó prisionero de Lautaro y falleció, tras ser capturado, torturado y decapitado, en diciembre de 1553.
Su muerte acarreó numerosas dificultades a los españoles. Francisco de Aguirrey Francisco de Villagrán se disputaron el cargo vacante, sin que ninguno consiguiera ocuparlo por derecho inmediatamente.
Escudo de Armas
El blasón de la casa de Valdivia tiene un origen fabuloso, descrito por Lope de Vadillo en su nobiliario manuscrito: “Los Valdivia son de las montañas del valle de Valdivia que es tierra de Aguilar del Campóo (Palencia), los cuales traen por armas un escudo de oro con dos sierpes de sinople y los cuellos vueltos y una viga de sinople tragante de la una a otra serpiente, y el blasón dice de esta manera: en este valle de Valdivia había una sierpe que destruía y despoblaba la tierra y había en aquella tierra siete hermanos que fueron a pelear con ellas y los seis murieron y el postrero la mató con una viga que echó a la sierpe en que la sierpe se cebó, de manera que así la mató y el Rey le dio por armas lo susodicho. Son habitantes en Porcuna y Carmona”
También, a los blasones propios de los Valdivia se han juntado desde su primer enlace, los propios del linaje Guzmán, que en su forma más primitiva estaba compuesto: “en campo de plata dos calderas jaqueladas, puestas en palo, de cuyas salen siete sierpecillas de su color”.
En algunos escudos heráldicos consta el siguiente lema: «La muerte menos temida, da más vida».
Publicado en el blog «Hidalgos en la Historia» cuyo blogmaster es D. J. Manuel Huidobro