Realidad o Leyenda. LA BATALLA DE CALATAÑAZOR (Soria)

“En Calatañazor Almanzor perdió su tambor”que es tanto como decir que en Calatañazor perdió Almanzor el pandero, que es su alegría….

Según este dicho popular, en Calatañazor (Soria) Muhammad ibn Abu Amir (al-Mansur, para los cristianos Almanzor) fue derrotado y muerto en esta batalla.

Ruinas del Castillo de Calatañazor (Soria)

Ruinas del Castillo de Calatañazor (Soria)

La batalla de Calatañazor fue una supuesta batalla que habría tenido lugar en esta localidad soriana en julio del año 1002. En ella parece que Almanzor se vio obligado a huir tras luchar contra los ejércitos cristianos coaligados de Castilla (conde Sancho García), León (Alfonso V) y Navarra (García Sánchez II de Pamplona). Sin embargo, la mayoría de los historiadores actuales consideran dicha batalla más un mito que un hecho real, probablemente creado para compensar el sentimiento de inferioridad que las continuas victorias de Almanzor produjeron en los reinos cristianos.

No obstante, realidad, mito o leyenda; Calatañazor existe y mantiene su belleza medieval…. ah y muy importante: Está en Soria.

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Almanzor fue el azote de los reinos cristianos entre los años 977 y 1002. Realizó decenas de campañas de conquista, sometimiento y saqueo y nunca fue vencido por las tropas de los distintos reinos y condados cristianos.

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Las temibles razias (o aceifas) de Almanzor entre los años 977-1002:

Año 977: 01-03º Baños de Ledesma, Cuellar y Salamanca.

Año 978: 04-05º Barcelona y Baños de Ledesma.

Año 979: 06-08º Zamora, Sepúlveda y Algeciras.

Año 980: 09-10º Atienza, Medinaceli y Almunia.

Año 981: 11-15º Vargas, Montequinto, Calatayud, Zamora y Trancoso.

Año 982: 16-17º Gerona, Toro y León.

Año 983: 18-19º Simancas y Salamanca.

Año 984: 20-22º Sacramenta, Zamora y Sepúlveda.

Año 985: 23-24º Barcelona y Algeciras.

Año 986: 25-26º Zamora, Salamanca, León y Condeixa.

Año 987: 27-28º Coimbra. Año 988: 29-30º Portillo, Zamora y Toro.

Año 989: 31-33º Astorga, Portillo (Valladolid) y Toro. Año 990: 34-35º Osma, Alcubilla y Montemayor.

Año 991-992: 36-38º Nájera y Vasconia.

Año 993-994: 39-42º San Esteban de Gormaz, Pamplona, Clunia, Astorga y León.

Año 995-996: 43-47º Medina de Pomar, San Román, Aguilas de Sausa, Astorga.

Año 997: 48º Santiago de Compostela.

Año 998: 49º Algeciras.

Año 999: 50º Pallars.

Año 1000: 51-52º Pamplona, Cervera.

Año 1001: 53-55º Montemayor y Pamplona.

Año 1002: 56º San Millán de la Cogolla.

No es de extrañar pues, que su muerte, acaecida en el año 1002 en Medinaceli, (Soria) fuera el origen de alguna leyenda.

Almanzor

Almanzor

La leyenda

Así se cuenta que Almanzor, tras haber asolado Galicia y haber profanado Santiago de Compostela, se encaminó hacia Castilla. Pero las tropas del rey Bermudo II de León y del conde García Fernández de Castilla le salieron al paso en la localidad de Calatañazor (Soria).

Ambos ejércitos se encontraron en la zona norte de Calatañazor (Soria), en el rio Avión, subafluente del Duero. Los cristianos, divididos en tres masas, aguantaron las sucesivas acometidas de la caballería cordobesa, que era el cuerpo principal de batalla del ejército musulmán.

El enfrentamiento fue duro, encarnizado, y murieron miles de musulmanes y al llegar la noche Almanzor, comprendiendo que no podía vencer, se dio a la fuga. Durante los combates el propio Almanzor resultó herido.

Por la noche los musulmanes se retiraron en silencio del campo de batalla, pero su general murió la noche del 9 al 10 de agosto cerca de Medinaceli por las heridas sufridas en la batalla, siendo enterrado en esta villa soriana.

Al día siguiente, las tropas cristianas fueron hacia el campamento enemigo pero lo encontraron vacío aunque repleto de botín.

Esta fue la primera derrota y, a la vez, la última batalla de Almanzor. Y algo admirable ocurrió después: desde el mismo día de la derrota, un hombre, que parecía pescador, se lamentaba en las calles de Córdoba en castellano y en árabe exclamando: «En Calatañazor perdió Almanzor el tambor», lo que viene a significar que Almanzor perdió su alegría, pues había sido derrotado por primera vez. La figura aparecía y desaparecía y cuentan que seguramente se trataba del diablo que lloraba el desastre de los musulmanes.

La batalla

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De entre las fuentes cristianas, el cronista Lucas de Tuy fue el primero en narrar el encuentro de Calatañazor. Según él, después de una campaña contra Galicia, Almanzor se adentró en Castilla, saliendo a su encuentro el rey de León Alfonso V (y no Vermudo II, como apunta el cronista), aunque es algo muy díficil pues el rey leonés entonces tendría 8 años. Continúa:

e en el lugar que se dize Calatanasor muchos millares de Sarrazines cayeron, et si la noche non cerrara el día, ese Almançor fuera preso. Enpero, en esse dia non fue vençido, mas de noche tomó fuyda con los suyos.

Cuando el sol apuntaba un nuevo amanecer, el rey leonés ordenó a los suyos que atacasen el campamento amirí, pero los cordobeses habían desaparecido, y todo el botín que capturaron se reducía a las tiendas de campaña y diversos enseres de escaso valor. Añade el obispo historiador que en la persecución de los mahometanos jugó un papel significante el conde García Fernández de Castilla (que llevaba siete años muerto, y en realidad fue su hijo Sancho García).

El prelado incorpora además el germen de una mítica leyenda, señalando que el día de la batalla, un extraño personaje, que identifica con un pescador, lloraba gimiendo, a veces en árabe, otras en lengua romance, diciendo: en Calatañazor perdió Almanzor el tambor. Para el cronista, este espejismo era el diablo que llorava la cayda de los moros.

En cualquier caso, Almanzor se negó a comer o beber, muriendo al llegar a la ciudad de Medinaceli. La Historia silense sentencia:

Pero, al fin, la divina piedad se compadeció de tanta ruina y permitió alzar cabeza a los cristianos, pues pasados doce años Almanzor fue muerto en la gran ciudad de Medinaceli, y el demonio que había habitado dentro de él en vida se lo llevó a los infiernos.

Rodrigo Jiménez de Rada y la Estoria de España de Alfonso X ofrecen una versión idéntica de los hechos, con la excepción del espectro que anuncia el próximo final de Almanzor se aparece en Córdoba.

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Con respecto a las fuentes mahometanas, la versión más completa es la proporcionada por al-Maqqari, autor del s. XVII que recopiló a numerosos historiadores medievales. Según éste, a comienzos de 1002, Almanzor se preparó, siguiendo su costumbre anual, para romper la frontera cristiana, dirigiendo sus ataques hacia Castilla. El arabista Lévi-Provençal apunta como uno de sus objetivos el monasterio de San Millán de la Cogolla, que fue arrasado. Siempre según el cronista, Almanzor ordenó que se sumara a su hueste un considerable contingente de tropas norteafricanas con las que se encontró, según lo acordado, en Toledo. Desde allí partieron hacia la ribera del Duero, en cuyas proximidades causó estragos y cuyas tierras devastó.

Desde allí, remontó el curso del río para penetrar ya directamente en los dominios del conde de Castilla. Mas un enorme ejército cristiano le sorprendió acampado cerca del castillo llamado de las Águilas (Calatañazor). Almanzor atacó esta hueste a la cabeza de sus propias tropas y fue derrotado, con grandes pérdidas.

De regreso de esta expedición, se sintió enfermo (quizá de una herida recibida en combate), pero continuó haciendo la guerra a los infieles y devastando su territorio hasta que la dolencia se complicó de tal manera que tuvo que ser transportado en una litera, sobre suaves cojines y cubierto por un baldaquino y cortinas que le protegían de la vista de su ejército. En tal estado llegó a Medinaceli. Allí los médicos analizaron la naturaleza de su mal, pero, incapaces de ponerse de acuerdo en un diagnóstico y menos en el tratamiento oportuno, la enfermedad se agravó lo suficiente para provocarle finalmente la muerte.

Sintiéndose morir, el caudillo de al-Ándalus pidió a su hijo Abd al-Malik y a algunos amigos íntimos que recibieran sus postreros consejos. Luego, a solas con Abd al-Malik, le repitió las instrucciones dadas unos momentos antes. Cuando su hijo y sucesor abandonó la tienda con el rostro arrasado en lágrimas, el agonizante Almanzor le reprochó su falta de valor con palabras que demostraron ser proféticas: Esta me parece la primera señal de la decadencia que aguarda al imperio.

El caudillo amirí murió la noche del 10 al 11 de agosto de 1002.

Sobre su tumba se escribió:

“Sus hazañas te informarán sobre él como si con tus propios ojos lo estuvieras viendo, ¡Por Allah¡, nunca volverá a dar el Mundo nadie como él ni defenderá las fronteras otro que se le pueda comparar.”

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Provincia de Soria

Crónicas

La primera mención de Calatañazor y de la batalla que lleva su nombre proviene del también obispo-cronista Lucas de Tuy, conocido por el Tudense, que en su obra titulada “Chronicon Mundi” (hacia 1236) nos relata esta supuesta batalla de forma totalmente anacrónica:

“…Después desto ( de la conquista de Santiago de Compostela y destrucción de su iglesia en el verano del 997), el rey Vermudo ynbió mensajeros al conde Garci Fernández de Castilla y a García (el Temblón) de Pamplona para que le diesen ayuda para combatir a tantos enemigos… Y como Almançor salio de Galizia y otra vez quería destruir los términos de Castilla, corrio a él el rey Vermudo con gran hueste e en el lugar que se dice CALATANASOR muchos millares de sarracines cayeron, y si la noche non cerrara el día, ese Almançor fuera preso. Empero ese dia no fue vencido, mas de noche tomo fuyda con los suyos. Y al dia siguiente el rey Bermudo mando ordenar las hazes… mas llegándose la hueste a las tiendas de los sarraçines, fallaronlas solamente, fartadas con muchedumbre de despojos. Mas el conde Garçi Fernández, seguiendo los moros que fuyan, mato innumerable muchedumbre de ellos. Pero fue vn maravilloso dicho en ese dia que en Calatanasor fue vencido el rey: vno como pescador en la ribera del rio Guadalqueuir, como plañendo, boces en palabra caldea, e a ueces en española, clamaua diciendo: en calatanaçor perdio almançor el atambor “, que quiere decir su alegria; veniendo a él todos los bárbaros de Córdoua, e como se allegasen a él, desfaziase ante sus ojos y llorando a ellos otra vez aparesçía e lo tornaua a decir. Este creemos que fue el diablo que lloraba la cayda de los moros. Mas Almasçor, desde ese dia que fue vençido, nunca quiso comer ni beuer y veniendo a la çibdad que se dice Medinaceli morio….”

La otra versión de la misma época, es también resumida por el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada, conocido por El Toledano. Obispo de Osma (Soria) antes de ocupar la silla episcopal de Toledo y muy vinculado con el célebre monasterio soriano de Santa María de Huerta. Dice así:

“Y así, en el año decimotercero, Almanzor, tomado de nuevo su ejército, penetró por la parte de Galicia que se llama Portugal…..y habiendo llegado a las tierras cercanas al mar, destruyó también la ciudad y la iglesia de Santiago, pero espantado por un rayo, no se atrevió a hollar el lugar donde se creía estaba el cuerpo del apóstol…Lo que si hizo…llevarse las campanas menores como señal de victoria, y las utilizó como lámparas en la mezquita de Córdoba…Al, como después podremos comprobar, Almanzor y su ejército…fue aniquilado por una peste asquerosa de por si, esto es, la disentería… Y así Almanzor, forzado por la peste, regresó a su tierra. Por su parte el rey Vermudo, forzado por los acontecimientos, envió una embajada al conde de Castilla García Fernández y al rey de Navarra García el Temblón para que, olvidados de las afrentas, hicieran frente común a librar en los combates en defensa de la fe….y cuando todos se hubieran reunido, salieron al encuentro de Almanzor, que venía con sus árabes a invadir Castilla, en un lugar que en árabe se llama Calatañazor y en latín Altitudo Vulturum (Altura de los buitres). Y como ambos bandos se arremetieran a conciencia, pereció la mayor parte del ejército agareno; sin embargo, al cesar la batalla con las tinieblas de la noche, ninguno de los dos bandos cedió terreno; pero al constatar (Almanzor) la carnicería que habían sufrido los suyos, no se atrevió a reanudar el combate. Por lo que huyó de noche, y al llegar al valle de Bordecorex, expiró abatido por el dolor y fue llevado a Medina, la llamada Celi. Con la primera luz del día, el ejército cristiano creyó que los árabes volverían al combate, pero cuando comprobaron que las tiendas estaban vacías, se hicieron con ellas, los bagajes y demás botín. Por su parte, el conde García Fernández, emprendiendo con ardor la persecución de quienes habían escapado a la muerte, no dejó casi ninguno con vida. Almanzor por su parte, el que siempre había vencido, se siente tan abrumado por el dolor que desde el día del combate hasta el último de su vida no probó alimento ni bebida alguna.”

Según el profesor Menédez Pidal:

Almanzor hizo la última expedición de su vida, dirigiéndose a través de Castilla, hacia San Millán; fue una expedición victoriosa como todas, pero tuvo que retirarse al sentirse muy enfermo. Se hací­a llevar en litera… agobiado por crueles dolores… repasó la frontera y llegó a Medinaceli, primera plaza de armas musulmana; murió el 10 de agosto del 1002.