FASTOS DEL BICENTENARIO DE LA REAL Y AMERICANA ORDEN DE ISABEL LA CATÓLICA

Por D. Manuel Mª Rodríguez de Maribona y Dávila, de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía

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  Bien sabido es, porque se ha tratado de ello en recientes páginas de estos Cuadernos de Ayala, y porque es extensa la bibliografía atinente al asunto, que la Real y Americana Orden de Isabel la Católica fue creada por el Rey Don Fernando VII, mediante su Real Decreto de 24 de marzo de 1815, movido por el aprecio que sentía el monarca por los valientes que defendían la presencia española en Ultramar (sobre todo en América), y con el deseo de recompensar la acrisolada lealtad, el zelo y patriotismo, desprendimiento, valor y otras virtudes, que tanto los individuos de la milicia como los de todas las clases y gerarquías del Estado han mostrado y mostraren en adelante, en favor de la defensa y conservación de aquellos remotos países. Fue conservada tras la independencia de los dominios americanos, y ha sido mantenida durante los últimos doscientos años por los sucesivos regímenes políticos que ha tenido España desde entonces.

  Actualmente se rige por el reglamento aprobado mediante el Real Decreto 2395/1998, de 6 de noviembre (Boletín Oficial del Estado del 21 de noviembre), y tiene por objeto premiar aquellos comportamientos extraordinarios de carácter civil, realizados por personas españolas y extranjeras, que redunden en beneficio de la Nación, o que contribuyan, de modo relevante, a favorecer las relaciones de amistad y cooperación de la Nación española con el resto de la comunidad internacional.

     Hoy en dia, bajo el maestrazgo de S.M. el Rey Don Felipe VI, la Real Orden de Isabel la Católica es un valioso medio de fomento de la amistad y la cooperación entre naciones, pueblos y personas, que cuenta desde antiguo con el aprecio y el reconocimiento de todos los países del mundo hispánico, y del ámbito europeo e internacional.

   Como digo, el 24 de marzo de 2015 se ha cumplido el segundo centenario de la creación de la Real y Americana Orden de Isabel la Católica. Y el hecho de que una institución premial, creada en un contexto histórico e ideológico tan lejano al actual -e incluso aparentemente contrario a los paradigmas que impone por doquier el pensamiento de la izquierda contemporánea-, haya sabido evolucionar y adaptarse a cada época y a cada régimen político hispano, hasta alcanzar estos tiempos con plena vigencia, es sin duda un hecho que bien merecía conmemorarse dignamente.

    Y así ha sido, en una afortunada cooperación entre varios organismos oficiales- el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, la Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado, la Real Casa de la Moneda-Fábrica Nacional de Moneda y Timbre-, y varios ciudadanos particulares, agrupados en la Asociación Nacional de Condecorados de la Real y Americana Orden de Isabel la Católica.

   Fue precisamente esta última la que en los últimos meses de 2014, presentó al Ministerio un programa distribuido en una decena de actividades conmemorativas: una solemne Misa de acción de gracias el 24 de marzo en la Real Basílica de San Francisco el Grande, sede de la asamblea y del capítulo de la Orden desde 1818; redacción y publicación de una monografía sobre la bicentenaria historia de la Orden; redacción y publicación del folleto divulgativo sobre la Orden, el mismo que se viene entregando desde mediados del siglo XIX a todos los condecorados, junto a su diploma -cuya revisión y adaptación era y es oportuna-; organización de una exposición conmemorativa, abierta al público; acuñación de una medalla conmemorativa; emisión de una moneda de valor nominal, tal y como se ha hecho en otras semejantes ocasiones; emisión de un sello postal dedicado a la Orden y a su Bicentenario, tal y como se ha hecho en otras semejantes ocasiones; convocatoria de un corto ciclo de Conferencias sobre la bicentenaria historia institucional y premial de la Orden, a cargo de prestigiosos estudiosos de la Orden y de la España constitucional; y recuperación y rediseño del primitivo modelo de los diplomas de la Orden, adoptado en los días fundacionales, cuya calidad artística y cuyo valor histórico son muy superiores a los que tiene el modelo actual, usado desde la última posguerra y muy necesitado de amejoramiento.

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   Y así, llegado el momento el 24 de marzo de 2015, las conmemoraciones se han iniciado con la celebración de la solemne Misa de acción de gracias en la madrileña real basílica de San Francisco el Grande, cuyo altar mayor fue adornado de flores de los colores de España y de la Orden. A ella fueron convocados todos los caballeros y damas de la Orden, y estuvo presidida por el Excmo. Señor D. Juan José Lucas Giménez, vicepresidente primero del Senado y caballero gran cruz, antiguo ministro de la Presidencia y antiguo presidente de la Junta de Castilla y León, y por el presidente de la Asociación Nacional de Condecorados. Asistieron representaciones de los Ministerios de la Presidencia, de Asuntos Exteriores y Cooperación, y de Hacienda, y también del Cuerpo Diplomático acreditado en España.

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  La segunda de las actividades conmemorativas proyectadas, la publicación del estudio histórico monográfico, ha sido más ardua. El Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, y el Boletín Oficial del Estado, encomendaron ese estudio a uno de los primeros especialistas en la materia de las Órdenes y condecoraciones españolas: el profesor Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Vizconde de Ayala. Quien, auxiliado por un gran equipo de colaboradores -los doctores D. Félix Martínez Llorente, Dª Dolores Palmero Pérez, D. Fernando de Artacho y Pérez-Blázquez, D. Luis de Cevallos-Escalera Gila, D. Fabio Cassani Pironti, D. Vitor Escudero de Campos y D. Lorenzo Correia de Matos, a más de D. Carlos Navarro, D. Rafael Portell Pasamonte y Dª Adriana Mª Pérez Vanegas-, han logrado la publicación en los términos apetecidos. De su contenido y mérito se da cuenta en Cuadernos de Ayala. Una gran publicación, hemos de decir, tanto por su contenido como por su lujoso formato, que ya ha cosechado unánimes felicitaciones y parabienes, empezando por los de S.M. el Rey -Quien ha ordenado que ese libro sea en adelante su regalo institucional con preferencia-.

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  Mientras tanto, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre-Real Casa de la Moneda, y Correos, han llevado a efecto las dos actividades de sus respectivas competencias: la acuñación de una moneda conmemorativas, y la emisión de un sello postal. La moneda, diseñada por los doctores D. Rafael Feria Pérez y el Vizconde de Ayala, es una pieza de 60 mm, en cuyo anverso luce la placa y el lema de la Orden, y el reverso la cifra del Rey Don Fernando VII y leyenda alusiva al bicentenario. De esta medalla se han acuñado tan solo 200 ejemplares numerados, más otros diez en plata, destinados a SS.MM. y altas autoridades del reino.

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   Del sello postal emitido con valor facial de 1’30 euros, que muestra la placa de la gran cruz de la Orden junto a una efigie de la Reina Isabel I de Castilla, se han puesto en circulación 220.000 ejemplares.

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     Seguidamente, el 19 de enero de 2016 se inauguraba por el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, otras altas autoridades de los Ministerios de la Presidencia y de Hacienda, y numerosos embajadores extranjeros, en un solemnísimo acto en el Palacio de Santa Cruz, la exposición A la lealtad acrisolada, comisariada por los mismos doctores D. Rafael Feria Pérez y el Vizconde de Ayala. En uno de los patios barrocos de dicho Palacio -antigua Cárcel de Corte, construido entre 1629 y 1636-, y con un montaje atractivo y vistoso, dispuesto por la Real Casa de la Moneda, se han expuesto al público un centenar largo de piezas, procedentes de las colecciones del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, Museo del Ejército, Museo Naval, Museo de la Real Casa de la Moneda, Archivo Histórico Nacional, Archivo General Militar, y diversas colecciones particulares. La muestra ha tenido un gran éxito de público y de crítica.

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   Y también podemos decir que los dos proyectos aludidos, o sea editar un texto actualizado del folleto informativo que el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación difunde entre los condecorados, y recuperar el primer y bellísimo modelo de diploma de la Orden, o bien modernizarlo, están en estos momentos en curso, y se esperan buenos sucesos respectivos.

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    Al cumplirse hoy el año del bicentenario de la Orden, creemos que la conmemoración de su segundo centenario ha sido no solo muy digna, sino incluso muy superior a lo que cabría esperar del momento político por el que España atraviesa. Por ello hemos de felicitarnos todos los ciudadanos españoles, que vemos así respetado y salvaguardado un elemento relevante de nuestro patrimonio histórico inmaterial, y también todos los ciudadanos iberoamericanos y filipinos, que en su mayor parte tuvieron a esta bicentenaria Orden como la primera y propia de sus nacientes patrias. Vaya también nuestra entusiasta felicitación a quienes lo han hecho posible.