Escudo de armas de D. Rafael Portell

Escudo de armas de D. Rafael Portell

Artículo original que nos remite para su publicación en el Blog de la Casa Troncal, de D. Rafael Portell Pasamonte, Vicerrector de la Academia Alfonso XIII.

ELEGIA A S.A.R. LA INFANTA DOÑA MARÍA TERESA DE BORBÓN

 Rafael Portell Pasamonte

Abril 2016

    2016 Año Genealógico. Hace ya un siglo que el ilustre genealogista don Francisco Fernández de Bethencourt dejó este mundo, dejando para las siguientes generaciones, el legado de sus estudios e investigaciones genealógicas y heráldicas.

   Después del magnifico trabajo que se publicó en este blog de la Casa Troncal, y en otros medios, por el doctor Ceballos, Vizconde de Ayala, poco más puedo añadir,  pero, siguiendo su estela, reproduzco la elegía que escribió don Francisco Fernández de Bethencourt, en la Revista de Historia y Genealogía del 15 de Octubre de 1912, con motivo de la muerte de la Infanta María Teresa de Borbón.

Fernando Baviera y Maria Teresa

LA LIS TRONCHADA

 En medio de un cielo azul esplendoroso, cuando todo era en la Naturaleza paz y calma, surgió de improviso la tempestad y cayó en medio del hogar feliz el rayo destructor: la flor de lis, herida por el rayo, cayó en pedazos. ¡Pobre Infanta Doña Maria Teresa!

¿No echáis de menos todos los que os habréis sentido sobrecogidos y aterrados al sorprenderos la fatal noticia, que sois de fijo todos los españoles; no echáis de menos una voz como la de Bossuet para dar cuenta á los grandes y á los pequeños de la realidad de esta desgracia? Aquella muerte repentina de Madame en plena Corte de Luis XIV halló en el águila de Meaux quien llegase con su inmortal comentario hasta la última fibra del corazón de un pueblo entero.

Más tarde, la súbita desaparición de la Reina Mercedes,  también en la plenitud mayor de la juventud y de la dicha, tuvo su cantor inspirado en Ayala, político y poeta, más poeta que político en aquella ocasión suprema.

No lo merece menos este fin tristísimo é inesperado de la hija menor de Alfonso XII, cuando la vida sólo tenía sus sonrisas y la felicidad sus caricias para ella y para los suyos.

En la Infanta Doña María Teresa se dieron cita las perfecciones, y vivían, por estrecho lazo siempre unidas, la virtud, la piedad, la modestia, la dulzura, la afabilidad y la rectitud inteligente. De fijo que habréis leído alguna de esas bellas páginas, tituladas por la Infanta Doña Paz “De mi vida”, y sabíais de sobra cómo la dicha, toda la dicha que cabe en lo humano, había anidado en el palacio de la Cuesta de la Vega, enfrente del muro sagrado habitado de tantos siglos por la Virgen de la Almudena.

Pero la dicha es cosa frágil, deleznable y pasajera: el menor soplo la hace caer y la destruye: ni la defiende la Realeza, ni bastan á conservarla la bondad, ni la riqueza, ni la inteligencia, ni nada. La voluntad de Dios, impenetrable, burla toda previsión, deshace todo cálculo, echa por tierra lo que parece más fuerte y más duradero.

La Iglesia lo proclama en una de sus oraciones más hermosas, que la piedad española formara: vivimos—¿cómo ante semejantes ejemplos no reconocerlo confundidos y anonadados? vivimos “in hoc lachrimarum valle” Valle de lágrimas para los poderosos como para los humildes, valle de lágrimas, para los grandes de la tierra, para los magnates y los Príncipes, para los Reyes y para todos, sujetos á la misma ley eterna, iguales solamente ante el dolor y ante la muerte.

Preguntadle si es verdad que vivimos en un valle de lágrimas á toda esta Familia Real acongojada por tamaña pérdida; preguntadlo especialmente á este Príncipe de Baviera é Infante de España, viudo de su tierna compañera á los veintiocho años; preguntadlo á esos cuatro niños huérfanos, con menos de seis años el mayor, ya sin la madre amante; preguntadlo á esa incomparable Reina Doña María Cristina, para quien el dolor no ha tenido ningún secreto, para quien han sido las penas en todas sus manifestaciones pródigas hasta el exceso, que hoy llora amargamente á la hija segunda muerta, como ayer lloró á la mayor, de no menos altas prendas y cualidades dotada, como anteayer lloró al esposo joven y amado, como ha llorado siempre las desgracias del pueblo español que le fuera por Dios encomendado. Preguntadlo á todos ellos, si es que cada uno de los que me leáis no lo sabéis á ciencia cierta por vosotros mismos, como es casi seguro.

Yo recuerdo como si fuera de ayer -y han pasado veintiséis años- aquel memorable instante en que la Reina Regente, envuelta en los lutos de su reciente viudez, se presentara en el Palacio del Congreso para jurar como tal la Constitución de la Monarquía que le tocaba guardar y mantener. Llevaba á sus dos hijas, la Princesa de Asturias y la Infanta Doña María Teresa, cogidas de la mano; aquel grupo, imponente en su trágica sencillez, era la mayor representación del dolor. De las dos niñas que la amorosa madre augusta llevaba entonces consigo, ninguna existe ya. ¡Sólo existe la madre para sus recuerdos y para sus lágrimas!

Pongamos todos los españoles nuestra respetuosa compasión en esa Familia Real tan castigada por la desgracia, en ese joven Príncipe viudo, en esos Infantes huérfanos, en esa desdichada Reina, recuerdo de la Mater Dolorosa, para quien toda compasión es poca. ¿Hay nada más sublime que eso de compadecer los pequeños á los grandes, á los poderosos los pobres, los de abajo á los de arriba? ¿Hay nada que dé mayor idea de la verdadera igualdad, de la igualdad hecha por Dios, que lo mismo descarga el rayo sobre las chozas que sobre los palacios, en el hogar de los miserables que en el Alcázar de los Reyes?

Compadezcamos á los que lloran golpes tan crueles, compadezcamos con toda nuestra alma á la Familia Real, tan duramente probada, compadezcámoslos á todos; á todos, menos á la dulcísima Infanta muerta, á la flor de lis tronchada por el rayo.

Á los ángeles no se les compadece.

F . FERNÁNDEZ DE BETHENCOURT.

Sevilla, 24 Septiembre 1912.

  Infanta Maria Teresa - Funeral

Infanta Maria Teresa – Funeral

BREVE BIOGRAFIA DE LA INFANTA MARÍA TERESA DE BORBÓN

 Infanta de España.

Dama de la Orden de María Luisa, Teresa de Baviera y de Santa Isabel de Baviera.

Hija de S. M. el Rey Alfonso XII y de doña María Cristina de Habsburgo y Lorena.

Nació en el Palacio Real de Madrid el 12 de Noviembre de 1882, a las siete y diez de la noche.

Su madre fue atendida en el parto por el doctor don Juan Riedel, al que se le abonó la cantidad de 10.000 pesetas por sus servicios profesionales. 

Tuvo como nodriza a Sinforosa Gómez Higuera, del valle del Pas, y como suplente a Teresa Acebo Acebo.

La Infanta fue bautizada el día 18 de Noviembre siguiente, sobre la pila bautismal de Santo Domingo, por el pronuncio apostólico cardenal Bianchi y le fueron impuestos los nombres de: María Teresa Isabel Eugenia Patrocinio y Diega.

Físicamente no era muy bonita, supliendo esta falta con una gran dulzura y una modestia que cautivaba a todos.

Familiarmente se la conocía por el apelativo cariñoso de «Gorriona».

Contrajo matrimonio en la capilla del Palacio Real de Madrid el 12 de Enero de 1906 con el Infante don Fernando María de Baviera y Borbón.

 

    REAL DECRETO

 “Por convenir al bien de Mi Real Familia y al de la Nación, oído Mi Consejo de Ministros.

 He venido en prestar mi Real Consentimiento para que Mi muy amada y querida hermana la Infanta Doña María Teresa contraiga matrimonio con Mi muy amado Primo el Príncipe Fernando María de Baviera y Borbón.

 Mi Gobierno pondrá en conocimiento de las Cortes esta Mi Real resolución.

 Palacio a veinte de Octubre de mil novecientos cinco.

                                                                                                                                          ALFONSO

                                                El Ministro de Estado

                                              Felipe Sánchez Román”..

 

   Falleció de sobreparto el 23 de Septiembre de 1912 de su hija la Infanta María del Pilar como consecuencia de una embolia pulmonar. Fue atendida por el médico de cámara don Eugenio Gutiérrez.

   Está enterrada en Panteón de Infantes del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, en un sepulcro diseñado por el arquitecto don Luis de Landecho, conde de Superunda, y realizada em mármoles oscuros con apliques de bronce.

 

CÓNYUGE:

               FERNANDO MARÍA DE BAVIERA Y BORBÓN.

              Infante de España por Real Decreto de 20 de Octubre de 1905

 

                                 REAL DECRETO

“Queriendo dar una prueba de Mi buen afecto a Mi muy amado Primo el Príncipe Don Fernando María de Baviera y Borbón.

Vengo en concederle los honores y prerrogativas de Infante de España y mando, por lo tanto, se le guarden las preeminencias, y demás distinciones correspondientes a tan alta jerarquía.

Dado en Palacio a veinte de Octubre de mil novecientos cinco 

                                                                    ALFONSO”

El Presidente del Consejo de Ministros

                Eugenio Montero Ríos  

 

               Príncipe de Baviera.

               Caballero de la Orden del Toisón de Oro.

               Caballero de la Orden de Carlos III.

               Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica.

               General de División.

       Coronel honorario de la Escolta Real.                                       

 

        Nació en Madrid el 10 de Mayo de 1884.

    Hijo de Luis Fernando de Baviera y de la Infanta María Paz de Borbón, hermana de Alfonso XII.

    Su nombre completo era: Fernando María, Luis Francisco de Asís, Isabel  Adalberto Ildefonso Martín Bonifacio José Isidoro.

     El 20 de Octubre de 1905 adoptó la nacionalidad española.

    También con esta fecha fue elegido caballero de la Orden del Toisón de Oro, siendo investido el mismo día por el Rey Alfonso XIII.

                                  REAL DECRETO

“Queriendo dar un relevante y distinguido testimonio de Mi Real aprecio a S.A. R. el Sermo. Sr. Infante de España D. Fernando María de Baviera.

Vengo en nombrarle Caballero de la Insigne Orden del

Toisón de Oro.

Tendreislo entendido, y dispondréis lo necesario para su

 Dado en Palacio a veinte de Octubre de mil novecientos cinco.

                                                                          ALFONSO.

El Ministro de Estado

Felipe Sánchez Román

Al Grefier de la Insigne Orden del Toisón de Oro”.

 

                                        MINISTERIO DE ESTADO

“El día 20 del actual, a las dos menos cuarto de la tarde, verificó la ceremonia de Imponer el Collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro a S. A. R. el Serenísimo Sr. Infante d España D. Fernando María de Baviera.

El Capitulo tuvo lugar en la Real Cámara, que se hallaba preparada con arreglo a lo previsto en los Estatutos, y asistieron los Caballeros de la Orden, bajo la presidencia de S. M., Jefe y Soberano de la misma, y como Ministros de la Orden el Excmo. Sr. D. Emilio de Ojeda y  Perpiñán, Grefier; D. Francisco Bustindul, Canciller, y D. Manuel de Figueroa-Ferretti, Tesorero Habilitado.

Después de prestar juramento S. A. R. el Serenísimo Sr. Infante de España D. Fernando María de Baviera, tuvo la honra de recibir el Collar de manos de S. M., e inmediatamente tomó asiento entre los Caballeros y se cubrió”. 

         Así mismo, y también con esta fecha, se le concedió el Collar de la  Orden de Carlos III y la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica.

                              REAL DECRETO

“Queriendo dar una señalada muestra de Mi Real afecto a Mi muy amado Primo S. A. R. el Sermo. Sr. Infante de  España D. Fernando María de Baviera, de acuerdo con  el parecer de Mi Consejo de Ministros,

Vengo en concederle el Collar de la Real y distinguida

Orden de Carlos III..

Dado en Palacio a veinte de Octubre de mil novecientos cinco.

                                                                      ALFONSO.

El Ministro de Estado

Felipe Sánchez Román

 

                              REAL DECRETO

“Queriendo dar una muestra de Mi Real afecto a  Mi muy amado Primo S. A. R. el Sermo. Sr. Infante de España D. Fernando María de Baviera, de acuerdo con el parecer de Mi Consejo de Ministros,

Vengo en nombrarle Caballero Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica.

Dado en Palacio a veinte de Octubre de mil novecientos cinco.

                                                                         ALFONSO.

El Ministro de Estado

Felipe Sánchez Román

 

Igualmente y también con esta fecha, fue nombrado Capitán de Caballería.

                                              REAL DECRETO

“En consideración a las relevantes cualidades de Mi muy  amado Primo D. Fernando de Baviera, Infante de España, a propuesta del Ministro de la Guerra, y de acuerdo con el Consejo de Ministros.

Vengo en conferirle el empleo de Capitán de Caballería.

Dado en Palacio a veinte de Octubre de mil novecientos cinco.

                                                                        ALFONSO

El Ministro de la Guerra.

         Valeriano Weyler.

(Fuente: Gaceta de Madrid del sábado 21 de Octubre de 1905).

  

      En 27 de Junio de 1914 renunció a los derechos del trono de Baviera

    El 3 de Agosto de 1914 recobró “ad personam” la dignidad de  Príncipe Real de Baviera.

   Al enviudar contrajo segundo matrimonio con la Infanta María Luisa Silva y Fernández de Henestrosa, Grande de España, Duquesa de Talavera

        Murió en Madrid el 5 de Abril de 1958. 

   Está enterrado en la cripta de la Catedral de la Almudena de Madrid.