Artículo que nos permite publicar en el blog de la Casa Troncal, su autor D. Joaquín Puche Notario, a quién agradecemos la deferencia.

Carlos I de España y su “foto”

   Entre las fotografías antiguas que he llegado a reunir hay una en el álbum que representa el sepulcro abierto de Carlos V, no estaba muy seguro si efectivamente era una fotografía o un dibujo. Picado por la curiosidad investigué y a continuación expongo los datos obtenidos. 

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   El féretro que contiene la momia fue abierto tres veces. La primera en 1654 cuando fue trasladado al panteón del Escorial, la segunda por orden de Carlos III para satisfacer una curiosidad de William Beckford.

   Y la tercera una foto de un dibujo realizado por Cayetano Palmaroli famoso pintor y litógrafo del siglo XIX que asistió a la tercera apertura.

   Es raro que las tumbas de los grandes hombres y mujeres no hayan sido violadas en algún momento de la historia, unas por la rapiña y otras por macabra curiosidad. He recogido alguna información a este respecto y esto es una pequeña muestra de lo que obtuve. Sin que quiera decir que el tema no pudiera ampliarse.
Don Pedro II de Aragón, “flor de los reyes, honor de los reinos, esplendor de la tierra, adorno del mundo, soberano liberal y el más llorado y plañido de todos” estas frases aplicadas en su momento al personaje y vistas con lo que conocemos de su reinado parecen un tanto inmerecidas. Tuvo graves querellas con su madre Sancha de Castilla. Después habiéndose hecho coronar en Roma por Inocencio III, declara a su reino feudatario de la Santa Sede, lo cual provoca gran disgusto en la nobleza de Aragón. Como, además a decretados fuertes impuestos, se organiza contra él una especie de hermandad que luego conoceremos como Unión aragonesa. Casado con Maria de Montpellier, cuyo señorío se incorpora a la Corona aragonesa. En el sur de Francia se desarrolla entre sus condes y poblaciones la secta de los albigenses. El rey Pedro decretó en 1197, que los herejes que no obedecieran la sentencia de exilio decretada por el papa Lucio III, fueran quemados en la estaca. Los nuevos cruzados aterrorizaron a Francia persiguiendo a sangre y fuego a los herejes. El 22 de Junio de 1209 irrumpieron en la ciudad de  Béziers, de la que era señor natural Don Pedro II, perpetrando una cruel carnicería con sus habitantes, fuesen estos cátaros o católicos. Pedro intervino para proteger a sus vasallos llegando al enfrentamiento con Simón de Monfort, caudillo principal del papado, siendo vencido y muerto en la batalla de Muret. Fue enterrado en Sijena. Cuando, en 1565 abrieron su tumba, su cuerpo apareció en tal estado de conservación, que Felipe II mandó hacer un retrato de él.

   Veamos otro:

   Carlomagno murió en 814 y le enterraron sentado en un trono cual si estuviera en alguna audiencia. Llevaba ceñida su espada con puño de oro; en la mano le colocaron los evangelios con letras doradas; sobre su cabeza descansaba la corona imperial con un autentico pedazo de lignún crucis, incrustado en ella; le cubrieron el rostro con un sudario; le pusieron sobre la rodillas la alforja del peregrino; bajo su rica túnica le pusieron el cilicio; y en la puerta delante de su sepulcro colgaron el cetro de oro y su escudo que había sido bendecido por el papa León III. Durante dos siglos nadie turbó su descanso; pero al cabo de este tiempo Otón III abrió la tumba para sacar el verdadero trozo de la cruz y aprovecharlo en beneficio suyo y para llevarse el cetro y la corona y emplearlos en las futuras ceremonias de coronación.

   Ciento cincuenta años más tarde el sepulcro fue abierto de nuevo por Federico Barba Roja, esta vez los restos fueron quitados del trono, metidos en una caja y depositados en una nueva tumba.

Ninguna de esta vicisitudes pueden compararse con las que sufrieron los reyes de Francia que estaban enterrados en San Dionisio y cuyas tumbas fueron violadas de forma salvaje por las turbas en 1793 cuando la Revolución francesa. Por orden de la Convención, los huesos exhumados, todos los objetos de valor sacados de sus sepulcros y el plomo de los féretros derretidos para hacer balas. Dagoberto y su esposa Matilde, cuyas cenizas habían estado pacíficamente mezcladas durante doce siglos fueron aventadas, igual que las de Pepino, padre de Carlomagno. Luis XIII era una momia muy bien conservada, Luis XIV un objeto negro y sin forma; la plancha de cobre que había clavada sobre su caja y la que constaba su nombre, fue recogida por un ciudadano y aprovechada para remendar un caldero. Luis XV que murió de unas viruelas malignas, era una masa de corrupción que estuvo a punto de tirar de espaldas a los violadores. Las cabezas de Du Guesclin,
Luis XIII Francisco I fueron desprendidas de su cuerpos y utilizadas para jugar a los bolos. El entusiasmo popular duró poco y todos fueron arrojados a la fosa común.

   Unos años después, quizá parte de estas turbas, esta vez con uniforme de soldados asaltaron la basílica de San Isidoro (León) y su panteón donde reposaban los restos de Alfonso IV, Ramiro II, Ordoño II, Alfonso V, Sancho el Mayor, Doña Urraca etc, etc. Fue hecho pedazos por los soldados franceses que profanaron sus tumbas buscando joyas, y dispersaron las cenizas reales entre el polvo. Se dirigían con preferencia a las iglesias por las grandes riquezas que acumulaban. Robaban los vasos sagrados, cruces, incensarios….. y con sus bayonetas rascaban los retablos para recoger el polvo de oro que se desprendía. Aquella invasión supuso una pérdida importante en objetos de arte que en su mayor parte acabarían fundidos.

   Por último, en los tiempos modernos las guerras mundiales y las locales también han servido para la violación y saqueo. Acabo diciendo que también hoy se siguen violando tumbas, pero ahora, en nombre de la ciencia arqueológica, la cultura y el conocimiento.

J. Puche