Artículo de fecha 22-09-2015 de D. José Manuel Huidobro 

Caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España. Máster en Derecho Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED). Autor de 55 libros y más de 700 artículos.

 Los principales censos de población en España. Pecheros, hidalgos y clérigos

  La preocupación estadística por los censos existió en España desde antaño: ya en los reinos de taifas se establecían los tributos que tenían que pagar cristianos, moros y judíos, lo que exigía el recuento de los vecinos o sujetos tributarios. 

  A partir del siglo XVI se realizaron diversos censos, generalmente con fines fiscales, que hoy sirven para darnos una idea fidedigna de la distribución de la población, su estado, ocupación y la riqueza de cada zona.

 Fuente:Instituto Nacional de Estadística (INE) 3

   El censo es la fuente sociodemográfica más completa y clave para estudios de carácter demográfico, sociológico, o geográfico. El volumen y nivel de complejidad de información recogida por los censos ha variado a lo largo de los siglos desde la más simple a la detallada información sobre la población que proporcionan los censos actuales. Uno de los catastros más consultados es el del Marqués de la Ensenada, del que existe una copia microfilmada en el Archivo Histórico Nacional.

Podemos dividir la historia de los censos españoles en dos etapas:

 1- Etapa de censos primitivos: aquellos que se elaboraron entre el siglo XVI y mediados del XVIII. Sus características son:

 a) Se elaboran con fines muy concretos, normalmente la gestión del pago de impuestos, y no para conocer la población.

 b) No son censos dirigidos a toda la población sino que normalmente el sujeto de interés es el vecino pechero.

 c) La información no se obtenía preguntando directamente a los vecinos, se preguntaba a las autoridades de los municipios.

 2- Etapa de censos modernos: aquellos que se elaboraron desde mediados del siglo XVIII hasta el presente. Se caracterizan por:

 a) Su fin es el conocimiento de la población y sus principales características; no se hacen con objetivo previo aunque después los resultados se utilicen para los temas que lo requieran.

 b) La unidad elemental es la persona. Se intenta incluir a todos los habitantes, y si no se consigue es por errores en el diseño o en la elaboración.

 c) La información se obtiene preguntando directamente a las personas

 Entre todos estos censos, realizados en España durante más de cinco siglos, cabe destacar los siguientes:

 Censo de Pecheros de 1528

 Los vecinos pecheros eran aquellas personas que tenían que pagar impuestos. Normalmente en cada pueblo había registros (padrones de pecheros) que establecían las cantidades que tenía que pagar cada vecino, y era habitual revisarlos con alguna frecuencia para mantenerlos actualizados. Precisamente con este motivo el rey Carlos I (1500 –1558) ordenó la realización de un censo. Para ello mandó a dos comisionados por provincia para que recorrieran los pueblos y comprobaran los registros e hicieran un breve informe sobre sus riquezas. Quedan fuera iglesia y nobleza, los pobres no pechaban y las viudas y los niños lo hacían por la mitad. La recopilación de la información duró ocho años, de 1528 a 1536, y los datos recogidos se refieren a las cantidades pagadas entre 1527 y 1528. Se cubrieron las antiguas provincias de la Corona de Castilla, el Reino de Granada, las Islas Canarias y el Reino de Navarra. El País Vasco quedó excluido, pues tenía un régimen fiscal propio.

 Censo de los Obispos de 1587

 Felipe II (1527 -1598) dio orden a finales de 1586 de que los obispos de la Corona de Castilla le remitieran una relación de los pueblos de las respectivas diócesis en la que se indicara el número de vecinos en cada población. Se incluyó a Navarra, Granada, País Vasco y Canarias. La idea era que cada obispo requiriera al personal eclesiástico a su cargo que estaba en contacto directo con los feligreses (como vicarios, párrocos etc.), que se encargasen de la recogida de la información. Los obispos sin embargo no mostraron mucha disposición para ejecutar la tarea, y los resultados de este censo fueron más bien pobres.

 Censo de los Millones de 1591

Provincias del Reino de Castilla (hacia 1590)

Provincias del Reino de Castilla (hacia 1590)

Felipe II, como consecuencia de la pérdida de la Armada Invencible aprueba a través de las Cortes de Castilla un donativo extraordinario de ocho millones de ducados a pagar en seis anualidades desde el segundo semestre de 1590. El donativo debía se pagado por todos los vecinos sin distinción de estados: nobles, estado llano y eclesiásticos estaban obligados a contribuir, sólo se excluyó la orden mendicante de los franciscanos. El clero regular (el integrado por los clérigos que han hecho los votos religiosos de pobreza, castidad y obediencia) contaba con cierta ventaja en el pago del donativo, puesto que cada diez religiosos contaban como un vecino. Al principio el reparto de las cantidades a cobrar en cada provincia se organizó con la información obtenida en el Censo de Pecheros de Carlos I, pero diversos problemas y quejas originaron la organización de un nuevo censo, el Censo de los Millones de 1591. En este censo se recogían los pueblos agrupados por provincias, y se reflejaba el total de vecinos clasificados por estado (pecheros, hidalgos, clérigos y religiosos).

 Censo de Campoflorido de 1712

  El primer censo español del siglo XVIII fue el Censo de Campoflorido. Para costear la guerra de sucesión española (1701–1713) se introducen impuestos extraordinarios. En 1712 el Obispo de Gironda ordena la elaboración de un censopara distribuirmás equitativamente el pago de impuestos. En este censo se incluiría el estado noble, las viudas contarían como medio vecino y los clérigos y pobres de solemnidad quedaban excluidos (si bien esto último se modificó más tarde, en 1714). En 1717 el Marqués de Campoflorido, Gobernador del Real Consejo de Hacienda, ordena a los superintendentes que se le remitan las relaciones de vecindarios de todos los pueblos de su jurisdicción. Seguramente esta intervención del marqués fue la que provocó que se conozca a este censo como Censo de Campoflorido. Parte del mérito radica en ser el primer intento de un Censo con las mismas instrucciones y simultáneo para las Coronas de Castilla y de Aragón.

 Catastro del Marqués de la Ensenada de 1753

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El Catastro del Marquésde la Ensenada de 1753 no se trata de un censo de población, sino de una evaluación de la riqueza de los pueblos, aunque en él figuren datos de población. La intención al elaborar el catastro era simplificar el sistema de impuestos de la Corona de Castilla. El catastro comenzó a elaborarse en 1749, con la firma de Fernando VI de la Cédula Real que aprobaba su ejecución, y las labores de recogida duraron hasta 1753. Se envió un interrogatorio de 40 preguntas a cada pueblo que los representantes de la justicia (normalmente el alcalde acompañado de otras personalidades destacables) debían responder. Como resultado de la explotación de las respuestas recogidas en el catastro podemos citar el Censo y Vecindario de la Ensenada. El Censo contiene los resúmenes provinciales de la población clasificada por edad y clase (residentes hijos de familia menores de 18 años, vecinos de 18 a 60 años, vecinos mayores de esa edad, jornaleros transeúntes, sirvientes, pobres de solemnidad, viudas y resto de personas del sexo femenino). Este es el último de los censos primitivos.

 Censo de Aranda de 1768

 En 1768 Pedro Pablo de Abarca, Conde de Aranda y Presidente del consejo de Castilla bajo las órdenes de Carlos III, da orden de elaborar el primer censo de habitantes de España con objetivos distintos de los anteriores censos de vecinos. De hecho sobre los objetivos del censo se dice que se elaboran no para imponer gravamen alguno sobre ellos (los vasallos de S. M.) sino para establecer un justo equilibrio en las obligaciones a que concurren y para promover ideas útiles al Estado, según los sexos y edades. La operación se encomendó a los obispos, que a su vez se la encargaron a los párrocos de sus diócesis. Cada párroco debía cumplimentar un cuestionario con datos resumidos de los feligreses, clasificados por sexo, grupos de edad y estado civil. Se anotaba además si la persona en cuestión estaba exenta de pagar impuestos, y el motivo de tal exención. Para evitar la ocultación de datos y la falta de respuesta en este censo se estableció la prohibición de hacer públicos los datos individuales, lo que constituye un antecedente del secreto estadístico. Este censo registró 9.308.804 personas.

 Censo de Floridablanca de 1787

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Se conoce como Censo de Floridablanca al que mandó elaborar José Moñino y Redondo, Conde de Floridablanca, en 1786 y que se ejecutó en 1787. Este censo se caracterizó por facilitar información acerca de la estructura de población por sexo, edad y estado civil, junto con una clasificación económica para la totalidad de las localidades españolas. La obtención de datos se encomendó a las autoridades civiles, ayudadas por el clero. La población contabilizada fue de 10.268.110. Como novedad, previo a la elaboración del censo en sí, se confeccionó un inventario de todos los pueblos de España (Nomenclátor de Floridablanca) que serviría como guía y control en los trabajos de recopilación de los datos censales.

 Censo de Godoy-Larruga de 1797

 Diez años más tarde, en tiempos de Carlos IV, el censo de población fue ejecutado por orden de Manuel Godoy, registrándose 10.541.221 personas. Este Censo sigue las mismas directrices que los dos anteriores, conserva la división administrativa del que le precede y usa los mismos grupos de edades con la salvedad de que el último (más de 50 años) lo subdivide en seis. También mejora notablemente la clasificación por ocupaciones hasta pormenorizarla en 96 categorías y 212 clases. Se tienen en cuenta a toda la población con independencia de cual sea el tipo de vivienda en que residían, proporcionando el número de centros benéficos y hospitalarios, indicando en estos últimos el personal ocupado y el acogido.

 Censos modernos

 La primera mitad del siglo XIX en España estuvo marcada por la inestabilidad política. La guerra de la Independencia (1808 –1812) detuvo el censo que el Departamento de Fomento estaba preparando. La posterior llegada de Fernando VII al poder y la adopción de políticas inmovilistas y las guerras carlistas que estallaron a su muerte provocaron que la actividad censal fuera prácticamente inexistente. No obstante sí hay que mencionar la existencia de recuentos e imputaciones de la población de escasa fiabilidad, conocidos como Censos de Policía. Por ejemplo, en 1826 la policía hizo un recuento de población por provincias según el cual en España había unos 13 millones de habitantes (sin contar las Islas Canarias).

 En el siglo XIX una de las preocupaciones principales es la necesidad de estadísticas homogéneas en cuanto a la producción y a la calidad en los diferentes países. Con la creación en 1856 de la Comisión de Estadística del Reino se inicia también una serie de censos oficiales: 1857, 1860, 1877, 1887 y 1897.

 Desde 1900 se ha venido realizando un censo de población cada diez años, y es a partir de 1950 cuando se realizan conjuntamente los Censos de Población y de Viviendas.

 Publicado en el blog «Hidalgos en la Historia» cuyo blogmaster es D. J. Manuel Huidobro

 http://hidalgosenlahistoria.blogspot.com.es/