Publicamos hoy el artículo que nos envía amablemente Don José Luís Sampedro Escolar
LAS BODAS DE ORO DE SS.AA.RR. LOS DUQUES DE CALABRIA
Por: D. José Luis Sampedro Escolar
Caballero iure sanguinis de la Orden Constantiniana de San Jorge
El pasado día 11 de mayo de 2015, en la intimidad familiar alejada de fastuosas celebraciones públicas, se cumplió el cincuentenario del enlace matrimonial de SS.AA.RR. los Duques de Calabria, las bodas de oro de una de las parejas más discretas del Gotha.
Su Alteza Real el Serenísimo Señor Don Carlos (María Alfonso Marcelo) de Borbón-Dos Sicilias y Borbón Parma, nació en la localidad suiza de Lausana el 16 de enero de 1938, ostentando desde su nacimiento la condición de Príncipe de las Dos Sicilias por ser hijo de S.A.R. el Infante Don Alfonso de Borbón Dos Sicilias y Borbón (1901-1964) y de la Princesa Doña Alicia de Parma (nacida en 1917). Tras cursar el bachillerato en el madrileño Colegio del Pilar, estudió Derecho y, para ampliar estudios, trabajó en diferentes entidades financieras en el extranjero, como el Chase Manhattan Bank, de Nueva York, el Banco Nacionalde Méjico y el Banco Popular de Perú.
Al producirse el fallecimiento de su progenitor, en 1964 le correspondió asumir el legado histórico de la Dinastía partenopea, por lo que pasó a usar el dictado de Duque de Calabria (también unido tradicionalmente a la condición de Heredero de la Casa) y, en ocasiones, el de Conde de Caserta, vinculado más directamente a la Jefatura de la Dinastía. En 1994, su primo, el Rey Don Juan Carlos I (que fue su compañero de estudios en el Colegio de Las Jarillas) le concedió la dignidad de Infante de España de Gracia. Algún necio ha dicho que no se alcanza a comprender que un Infante de España, miembro de la Familia Real española, …, sea simultáneamente el supuesto Jefe de otra casa real europea…. Para este tipo de ignorantes recordaremos que los Príncipes de Hannover eran, además, Príncipes de Gran Bretaña, y que el Príncipe Alfredo de la Gran Bretaña e Irlanda (hijo de la Reina Victoria I), sin perder esa condición, fue Duque Soberano de Sajonia-Coburgo, y que sus hijos tuvieron la doble dignidad de Príncipes de Gran Bretaña y Duques de Sajonia, circunstancia que se da en S.M. el Zar de los búlgaros, Simeón II, que, como su mujer y sus hijos, simultanea legítimamente las dignidades dinásticas de Sajonia y de Bulgaria; lo mismo ocurre con los dinastas belgas y, por ello, el Rey de los belgas es también Duque de Sajonia, como lo fueron sus antecesores en el trono de Bélgica. Algo similar ocurre en la Dinastía de Rusia, cuyo Heredero es a la par S.A.I. y R. el Gran Duque Jorge Mijáilovich, Príncipe de Prusia. Pero no hay que buscar ejemplos tan lejanos: S. M. la Reina Doña Sofía era, cuando se casó con el entonces Príncipe de Asturias, S.A.R. la Princesa Sofía de Grecia y de Dinamarca, y su hermano, S.M. el Rey Constantino II, además de jefe de la Casa Real de los helenos, conserva la dignidad de Príncipe de Dinamarca como los otros miembros de su dinastía.
Por si todo ello fuera poco, podemos recordar que Carlos VII de Nápoles (antes de ser Carlos III de España), acuñó monedas de curso legal en el reino partenopeo aludiendo en el anverso a que es Rey de Nápoles por la Gracia de Dios y en cuyo reverso se lee HISPAN INFANS ¿hace falta traducir?. A los ejemplos de Carlos III se pueden añadir las monedas acuñadas por su hijo Fernando, cuyos súbditos napolitanos pagaban sus compras con monedas que, igualmente, lo designaban como Rey de Nápoles e Infante de España.
Además de su doble vertiente principesca como Jefe de la Casa Real de las Dos Sicilias e Infante de Gracia de España, Don Carlos es Soberano de las Órdenes dinásticas del antiguo reino de las Dos Sicilias y de la Sacra Orden Constantiniana de San Jorge, cuya jefatura llega a los Borbón de las Dos Sicilias como parte de la herencia farnesina que nuestro Rey Carlos III recibió de su madre, la Reina Isabel Farnesio, cuya familia quedó extinguida por línea de varón, pasando así a la prole de esta señora, segunda esposa del Rey Felipe V de España.
Si la condición de Jefe de la Casa Real de las Dos Sicilias comporta también la soberanía de la Insigne y Real Orden de San Genaro, su tío, el Conde de Barcelona, le concedió el 25 de febrero de 1964 el ingreso en la Insigne Orden del Toisón de Oro. Muy vinculado a diferentes corporaciones nobiliarias españolas, Don Carlos es Caballero de la Orden de Alcántara y su Comendador Mayor desde 1982 a 2014, Decano-Presidente del Real Consejo y Tribunal de las Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa entre 1993 (al fallecimineto del Conde de Barcelona) y ese mismo año de 2014. Además fue designado Protector del Real Cuerpo dela Nobleza de Madrid, siendo igualmente miembro de las Reales Maestranzas de Sevilla, Zaragoza, Granada, Valencia y Ronda, Primer Caballero del Real Cuerpo de la Nobleza de Cataluña (Antiguo Brazo Militar del Principado de Cataluña y Condados del Rosellón y la Cerdeña), Caballero Cofrade de Honor de la Real, Muy Antigua eIlustre Cofradía de Caballeros Cubicularios de San Ildefonso y San Atilano, de Zamora, y Caballero de la Real Hermandad del Santo Cáliz de Valencia. Ya en el ámbito internacional, es Gran Cruz de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, y, por diferentes méritos personales ha sido condecorado en España con las Grandes Cruces del Mérito Agrícola, Merito Naval y Mérito Militar (estas dos con distintivo blanco) y, en los Estados Unidos Mexicanos, con la de la Orden del Águila Azteca.
Don Carlos se comprometió con la Princesa Ana de Orleáns, hija del Príncipe Enrique de Orleans y de la Princesa Isabel de Orleáns-Braganza. Parientes que se conocían desde la adolescencia, ambos coincideron en la boda de los Príncipes Don Juan Carlos y Doña Sofía en Atenas, en 1962, donde fueron testigos destacados, ya que el Duque de noto actuó de testigo por parte del novio y ejerció de kumbar, es decir, de caballero portador de la corona del novio en la danza de san Isaías, mientras quela Princesa Ana ejerció como dama de honor de la Princesa Sofía.
Ana (Margarita Brigitte María) de Orleáns, princesa rubia de ojos azules tópicos en su familia, había nacido en la residencia paterna Manoir d´Anjou, en Woulwé-Saint-Pierre, cerca de Bruselas, el 4 de diciembre de 1938. Como hija del Pretendiente orleanista a la corona de Francia, Ana usaba el título de Princesa de Francia (Fille de France) con tratamiento de Alteza Real. Fueron sus padrinos de bautismo el Duque de Aosta, marido de su tía paterna, y la condesa Anna Dobrzensky, prima hermana de su madre. Tras una infancia errabunda entre Bélgica, Marruecos, España y Portugal, pasó a estudiar a Francia, donde cursó el bachillerato y en 1960 hubo rumores de idilio con su primo el Zar Simeón II de los búlgaros, pero, quizás por los problemas religiosos derivados de un matrimonio con un ortodoxo, esta relación no culminó en himeneo.
A la celebración de la boda de Carlos y Ana se opuso, en un principio, el padre de la novia, porque no reconocía a la rama de Don Carlos como heredera del trono de las Dos Sicilias ni ésta le reconocía a él como Jefe de la Casa de Francia, cuyos derechos atribuían al Infante Don Jaime, Duque de Anjou y de Segovia. Finalmente, y en cierta medida gracias a la positiva intervención de Don Juan de Borbón, la pareja contrajo matrimonio, civilmente, en Louveciennes, el 11 de mayo de 1965, y, religiosamente, en la jornada del día 12, en la Capilla Real de Saint -Louis, en Dreux, decorada floralmente por una amiga británica de la novia, Miss Sonia Hobbs.
La ceremonia, en una mañana de sol radiante, revistió una digna solemnidad dentro de las sencillas formas de la pareja. El novio vistió de chaqué sin condecoración alguna y la novia lució galas nupciales de Pierre Balmain, un vestido, según lo describió el corresponsal de ABC, Miguel Pérez Ferrero, de cibelina blanca, recubierta de tul incrustado, con encajes de Lyon y bordado con lises capetinas (años después, la Princesa Inés, una de sus hijas, luciría en su boda este mismo vestido), tocándose, según los dictados del inevitable peluquero parisino Alexandre, con una joya de su familia, a modo de pequeña diadema, excepcionalmente en ella, que se decía otrora perteneciente a la Reina María Antonieta, sujetando un largo velo del mismo encaje de Lyon, también con flores de lis.
Las piezas musicales que se interpretaron fueron de César Franck (preludio, fuga y variaciones) y de Charles Marie Vídor (Adagio de la IV Sinfonía) interpretadas por el Maestro Ruello, organista de la catedral de Chartres. Presidió la ceremonia religiosa y efectuó las preguntas rituales el capellán, canónigo Beraisins, pronunciando la plática el dominico Padre Carre, quien tuvo un emocionado recuerdo al príncipe Francisco, hermano de la novia muerto en Argelia en 1960.
Actuaron de testigos,por parte de la contrayente, su hermano Miguel y su tío materno don Pedro de Orleans- Braganza, mientras que por el novio firmaron sus tíos los Jefes de las Dinastías de España y de Parma.
Al hacer el sacerdote la pregunta de la aceptación a la Princesa, ésta, cumpliendo con la tradición, se inclinó hacia su padre en señal de solicitar su consentimiento. El Conde de París bajó despacio la cabeza, para significarle su aprobación.
Asistieron tres centenares de invitados, encabezados por la Princesa Doña Alicia, madre del desposado: la Condesa de Barcelona, el Príncipe Don Juan Carlos, que vestía de uniforme, y la Infanta Doña Pilar, tocada con mantilla española; la Princesa Pierre Murat y la Duquesa Ana de Aosta, tías carnales de la novia; los archiduques Roberto de Austria; la señora de Martorell, hermana de la Condesa de París; el Conde de Clermont, hermano mayor de Ana (sin su esposa, María Teresa, apunto de dar a luz) y su hija la Princesa María, y un largo cortejo de parientes y amigos que se reunieron en casa de los padres de la novia para el festejo nupcial.
Para esas fechas, el novio ya era Duque de Calabria, por fallecimiento de su padre, y por ello Doña Ana fue conocida desde entonces como Duquesa de Calabria. La Princesa Doña Ana es Gran Cruz de la Orden Constantiniana de San Jorge y ostenta los lazos de dama de las Reales Maestranzas de Sevilla, Zaragoza y Valencia. Durante muchos años la Duquesa de Calabria colaboró muy activamente en las labores de la Asociación de Lucha contra el Cáncer, tiene un reconocido talento como acuarelista, técnica en al que fue alumna de Pablo Echevarría, habiendo celebrado exposiciones de su obra con notable éxito, y lleva una vida muy discreta, circunscrita al ámbito familiar.
La unión de los Duques de Calabria ha resultado fecunda, pues tuvieron cinco hijos que les están dando una larga relación de nietos.
S.A.R. la Princesa Doña Cristina, nacida en 1966, casó con Pedro López- Quesada y Fernández-Urrutia, siendo madre de Victoria y Pedro.
S.A.R. la Princesa Doña María, nacida en 1967, contrajo nupcias con el archiduque Simeón de Austria, de quien han nacido tres varones (Juan, Luis y Felipe) y de dos hija ( Isabel y Carlota).
S.A.R. el Príncipe Don Pedro (nacido en 1968), Duque de Noto, que fue designado en 2014 por Don Juan Carlos I para suceder a su padre, Don Carlos, en el puesto de Presidente del Real Consejo de las Órdenes Militares. Casó con Doña Sofía Landaluce y Melgarejo, quien le hizo padre de siete hijos: Jaime (Duque de Capua), Juan, Pablo, Pedro, Sofía, Blanca y María, Princesa esta última que ha nacido, coincidiendo con el feliz aniversario que en estas líneas se glosa, como si constituyese un regalo para sus abuelos.
S.A.R. la Princesa Inés, que vino al mundo en 1971, casó con el noble italiano Miguel Carelli Palombi, de los marqueses de Raiano, y es madre de Teresa y Blanca.
Por último, S.A.R. la Princesa Victoria, que vio la luz en 1976, tomó como marido al naviero griego Markos Nomikos, con quien tiene dos hijos, Anastasios y Carlos, y una hija, Ana.
Solamente nos resta finalizar estas líneas con la expresión de los mejores deseos de salud y dicha para SS.AA.RR. los Duques de Calabria y su larga prole.