La Real y Benemérita Institución de Caballeros Hospitalarios de San Juan Bautista celebró el pasado fin de semana su Capítulo, para asistir a la solemne ceremonia de recepción y juramento de los Caballeros y Damas de nuevo ingreso, con motivo de la festividad de San Juan su Santo Patrón, en el Oratorio de San Felipe Neri.
Desde este Blog de la Casa Troncal de los Caballeros de los Doce Linajes de Soria, damos nuestra enhorabuena a los nuevos hermanos y hermanas de hábito. Que Dios Nuestro Señor guíe sus pasos.
FOTOS DEL CAPITULO DE CABALLEROS HOSPITALARIOS DE SAN JUAN BAUTISTA DE CÁDIZ (Celebrado el fin de semana pasado)
BREVE HISTORIA DE LA REAL Y BENEMÉRITA INSTITUCIÓN DE LOS CABALLEROS HOSPITALARIOS DE SAN JUAN BAUTISTA
Fuente: http://www.hospitalariossanjuanbautista.es/historia.htm
Para conocer adecuadamente la historia de esta Real y Benemérita Institución Hospitalaria de San Juan Bautista, es necesario remontarse a la época de las Órdenes de Caballería. Durante la Edad Media, unos ricos mercaderes napolitanos establecieron, en el año 1.088, una Hospedería en Jerusalén.
En el 1.104, se instituye, con reglas de San Agustín y con los votos de castidad, pobreza y obediencia, el Orden o Religión de San Juan Bautista. Tomó el nombre de San Juan porque el paraje donde se fundó el Primer Hospital, era el de la casa de Zacarías, padre de San Juan Bautista. Sus reglas se fundamentaron en defender la Fe con las armas y socorrer a los peregrinos y menesterosos, por tanto era, a un tiempo, militar y hospitalaria.
La encomienda de los Hospitalarios de San Juan, ha sido, desde sus comienzos, una cruz blanca con ocho puntas, representando con ellas las ocho Bienaventuranzas, propias de la hospitalidad que profesaban.
Siglos después, tras las pérdidas de Tierra Santa y de las islas de Rodas y Chipre, el Emperador Carlos V, rey de España (1.530), donó a la Orden de San Juan, la isla de Malta, que sería la sede mundial hasta su pérdida a manos del Emperador Napoleón.
Los Caballeros de San Juan en España.
Después de la toma de Malta, los caballeros españoles de San Juan de Jerusalén, no aceptaron al emperador de Rusia, Pablo I, como Gran Maestre de la Orden y reconocieron como tal al tristemente celebre Rey de España Fernando VII primero y, sucesivamente, a Isabel II y Alfonso XII.
Aunque las Órdenes Militares y Religiosas sufrieron una gran crisis y decadencia en la primera mitad del siglo XIX, (especialmente hacia 1.835), no sucedió lo mismo con la de San Juan de Jerusalén, debido a su gran fortuna.
Los caballeros de San Juan en España, (que siguieron realizando sus obras caritativas de una forma aislada para combatir la miseria social), ante el riesgo de la desaparición o del pase de la Orden bajo la obediencia anglicana y la Corona británica, hicieron surgir una organización que sintió como suya la necesidad de protección que sentía el débil y el pobre, y que fueron conocidos como los «Sanjuaninos», dedicando su tiempo, esfuerzo y dinero en hacer el bien al necesitado.
A la restauración de la Dignidad Magistral de la Orden de San Juan de Jerusalén (en 1.878) por el Papa León XIII, muchos Caballeros de la Orden presentaron sus documentos y quedaron admitidos en la misma, pero otros se resistieron a reconocer esta autoridad, se separaron de ella y continuaron en la Institución de Bienhechores que habían formado en 1.860, para ejercer la caridad cristiana, atendiendo a enfermos, heridos y necesitados a través de toda la geografía española, bajo la protección de la Inmaculada Concepción y de San Juan Bautista, siendo éste, el origen de la que, una vez estatuida, había de ser «La Real y Benemérita Institución Hospitalaria de San Juan Bautista».
La Institución Hospitalaria en Madrid.
La Institución se funda en Madrid, en 1860, por el Excmo. Sr. D. Luis Vilar y Pascual, con idea de extenderla por Europa y América, lo que con el tiempo, se fue consiguiendo. Desde el comienzo, fue gobernada por un Consejo Supremo, nombrado por un Cabildo o Capítulo General de los Caballeros.
Elegido el Consejo Supremo en la Junta General, celebrada el 1 de Junio de 1.875, bajo la acertada dirección del Excmo. Sr. Conde de Santa Coloma y Marqués de Gramosa, el Gobernador Civil de Madrid, en 1876, comunica al Consejo la aprobación del Reglamento, y lo hace en estos términos: «S.M. el Rey (q.D.g.) se ha dignado aprobar el Reglamento firmado por los Caballeros Hospitalarios Españoles, en el concepto benéfico que comprende y tan atinadamente propaga esta Institución».
En 1.877, por Real Orden, se otorgó a la Institución Hospitalaria el Hospital de Nuestra Señora de Atocha. En 1.878, instaló en la Carrera de San Francisco un Hospital y consultas públicas. En ambas se desarrolló una gran labor caritativa en beneficio de los pacientes y necesitados. En 1.880, el Papa León XIII, además de otorgar a la Institución privilegios espirituales, designó la Iglesia de Las Descalzas Reales de Madrid, como templo en el que los Hospitalarios Españoles habían de celebrar sus actos capitulares y solemnidades religiosas.
S. M. el Rey, por Real Orden de 31 de Agosto de 1881 aprobó las insignias. En esos años existían Consejos Provinciales en: Cádiz, Sevilla, Córdoba, Barcelona, Bilbao y Santander. El Consejo de Sevilla tenía templo y hospital, y el de Cádiz, el más antiguo, tenía dos Casas de Socorro y templo asignado.
Los Hospitalarios de San Juan en Cádiz.
En Cádiz, los Caballeros Hospitalarios de San Juan Bautista, desarrollaron su labor caritativa desde 1.859, en la llamada guerra de África, donde la generosidad y patriotismo gaditano se hace patente, como lo revela entre otros ejemplos, la instalación de un «Hospital de Sangre», costeado por el Casino Gaditano, en el que la mayor parte de sus componentes eran Caballeros Hospitalarios.
Es sabido que en el siglo XIX continúa la decadencia de Cádiz, que se padecen las epidemias de 1.801 y 1.804, el triste combate de Trafalgar y el asedio Napoleónico, además del huracán y epidemia de 1.810, las epidemias de 1813, 19, 33, 43, 54, 55 y 1864, la revolución del 68, que destronó a Isabel II, el movimiento revolucionario de Salvochea, del mismo año 1.868, las luchas cantonales de 1.873, las granizadas de 1.876 y 79, el temblor de tierra de 1.884, la guerra de Melilla (1.893), el huracán que en 1.894 ocasionó la pérdida del «Reina Regente», y las guerras de Filipinas de 1.895 al 98.
Todo esto constituye un denso programa de emociones y desgracias, que exigieron los mayores sacrificios del pueblo gaditano para restaurar y aliviar o mitigar tanta miseria. En esas circunstancias hubieron de desenvolver su actividad los Caballeros Hospitalarios de San Juan Bautista.
Anteriormente al año 1.875, existía en Cádiz una Delegación de la Institución Hospitalaria, nombrada por el Consejo de la Sección Española de los Hospitalarios-Sanjuaninos.
El Consejo Supremo, que presidía el Excmo. Sr. D. Salvador María de Ory, en 1.877, nombró al Excmo. Sr. D. Martín Ramírez, Marqués de Valde Hoyos, para que constituyera el Consejo Provincial gaditano. La primera Sección Capitular de este Consejo Provincial, se celebró en el local-secretaría del Colegio de San Felipe Neri el 15 de Febrero de 1.877.
El Consejo Provincial quedó constituido, presidiéndolo D. Mariano Baylleres y del Villar, siendo Secretario D. Francisco de Dolarea. Entre los acuerdos tomados destacan: instalar en la Plaza de San José, una Casa de Socorro.
En cuanto a los cultos, sabemos que, con fecha 12 de Marzo de 1.877, el gobernador eclesiástico de la diócesis autorizó la celebración de las funciones religiosas en la Iglesia-Oratorio de San Felipe Neri.
Cuando quedó constituido el Consejo Provincial de Cádiz, la Silla de Pedro la ocupaba S.S. Pío IX; la Jefatura del Estado Español la ostentaba S.M. el Rey D. Alfonso XII. Era Ministro de la Gobernación el Excmo. Sr. D. Francisco Romero Robledo, Gobernador de Cádiz, el Excmo. Sr. D. Leandro Pérez Cossío, Alcalde, el Excmo. Sr. D. José de la Viesca, Marqués de Santo Domingo de Guzmán y Obispo de la diócesis el Excmo. y Rvdmo. Sr. Fray Felix de Arriete y Llano.
En 1.882 inauguraron otra Casa de Socorro en la calle Benjumeda, en el número 10, esquina a la calle Rosario Cepeda.
Por la extraordinaria y destacada actuación del Excmo. y Rvdmo. Sr.Obispo D. Vicente Calvo y Valero, que acompañó a los Hospitalarios gaditanos durante la epidemia, el Consejo Supremo acordó nombrarle Protector de la Institución y Presidente de Honor.
Las autoridades reconocieron el heróico comportamiento de la Institución Hospitalaria, concediéndole por ello la dignidad de Benemérita.
Sigue la Institución de Cádiz trabajando en sus Casas de Socorro, que contaba con el apoyo de autoridades y corporaciones oficiales y particulares, aunque la mayor parte de sus ingresos provenían de las cuotas y limosnas de ingreso de sus asociados. Debemos destacar las ayudas de particulares, como las testamentarías de: Sra. Condesa Vda. de Maule, de D. Pedro Lacave, de Dª. Guadalupe Villa y Jáuregui, de D. Felipe Vea Murguía y de la Sociedad Económica Gaditana de Amigos del País, al disolverse esta Corporación.
Se celebraron corridas de toros; conciertos benéficos de la Real Academia de Santa Cecilia, Fiesta de la Flor, veladas teatrales celebradas en El Principal, organización de riifas, suscripciones públicas, etc. No obstante, el estado económico era débil, pues eran muchos los necesitados y no daba para todo lo que los Hospitalarios querían solucionar.
La muerte del Sr. Palou y Flores, trajo como consecuencia la desorganización del Consejo Supremo en Madrid y, lamentablemente, su desaparición.
En 1.906, D. Pedro del Villar y Hernáez, Conde de Maule, hace donación a la Institución de la Casa número 11 de la calle Benjumeda, que fue inaugurada el día 1 de Enero de 1.907, con todo su instrumental médico-quirúrgico e Instituto Operatorio, clausurándose la Casa de Socorro que tenía en el número 10 de la citada calle, mereciendo, el Sr. Villar y Hernáez por este rasgo de caridad, y a propuesta del Consejo, la Gran Cruz de Ben eficencia (R.O. de 8 de Octubre de 1.910).
Por Real Orden de 13 de Agosto de 1.910, se dispone que el Consejo Provincial de Cádiz, puede constituirse en Supremo, pero con carácter interino.
Con motivo de la trágica noche del 18 de Agosto de 1.947, en que la capital gaditana sufrió la explosión de los depósitos de minas submarinas del Instituto Hidrográfico, una vez más los Caballeros Hospitalarios destacaron por su actuación humanitaria y caritativa, socorriendo a los heridos, tanto en las calles, en el lugar de la explosión, como en la Casa de Socorro.
Con fecha 5 de Diciembre de 1.949, el Consejo Supremo interino de Cádiz, después de respetar durante 39 años, la cláusula «sin perjuicio de ceder sus derechos en el caso de reconstitución del Supremo en la Corte», solicita la efectividad del Carácter del Consejo, firmando la petición D. José María Pemán y Pemartín, D. Germán Garcés y D. Cayetano Ruiz y Gómez.
Por Orden Ministerial de fecha 8 de Marzo de 1.950, se concedió la efectividad del carácter del Consejo Supremo en Cádiz, concesión que nos habla elocuentemente de los méritos contraídos por el Consejo Provincial Gaditano.
El 22 de Agosto de 1.952, por O.M. se aprueba el vigente reglamento, ocupando la Presidencia del Consejo Supremo el Excmo. Sr. D. José María Pemán y Pemartín y la Secretaría General del mismo el Iltmo. Sr. D. Cayetano Ruiz y Gómez.
La Real Institución firmó varios pactos o acuerdos con el Excmo. Ayuntamiento, para la utilización conjunta de la Casa de Socorro. El primero fue en el año 1.925, siendo alcalde de la ciudad D. Agustín Blázquez. Se firmaron otros en 1.940, 1.969 y 1.981, siendo el último, el firmado en 1.983, renovable cada cinco años.
S.M. el Rey D. Juan Carlos I, por escrito recibido del Palacio de la Zarzuela, con fecha 22 de Octubre de 1.982, tuvo a bien aceptar la Presidencia de Honor de la Institución. Ocupaba entonces la Presidencia el Excmo. Sr. D. Fernando Muñoz Ferrer.
Las Casas de Socorro van desapareciendo, debido a que la Seguridad Social presenta nuevos modelos de atención médica al ciudadano y es, a finales de 1.989, cuando el Ayuntamiento renuncia a la prestación de este servicio.
En 1.990, el Consejo Supremo, que preside el Excmo. Sr. D. Mario Vallejo Grandes, decide comenzar las obras para la instalación de un Albergue para transeúntes y personas sin techo, en la planta baja del edifcio, y el 12 de diciembre de ese mismo año se firma un convenio, con las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, para la atención del futuro Albergue.
En Enero de 1.991 dan comienzo las obras para reparar y remodelar la planta baja y resanar las cubiertas del edificio que en su mayor parte hubo que tirar y construir de nuevo. El 20 de Enero de 1.992, la Real Institución Hospitalaria inauguró el Albergue nocturno, con 14 camas, sala de estrar y servicios. El 27 de abril, el Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de la Diócesis de Cádiz-Ceuta, D. Antonio Dorado Soto, bendijo las instalaciones del Albergue, así como el «Aula de Estudios Marianos» (Stella Maris).
En Mayo de 1.996 se elige un nuevo Consejo Supremo. Preside la nueva etapa quinquenal el Excmo. Sr. D. Francisco José Súnico Varela, ocupando el cargo de Secretario General el Ilmo. Sr. D. Miguel Fontenla Rojí. El Sr. Súnico Varela sigue adelante con la idea de ofrecer más ayudas a los necesitados y el Consejo Supremo aprueba instalar, en la segunda planta de nuestra Casa, unos «talleres ocupacionales» , cuya inauguración tiene lugar el día 11 de enero de 1.999. El 17 de marzo de ese mismo año, el Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de la Diócesis de Cádiz-Ceuta, D. Antonio Ceballos Atienza, bendice las instalaciones, que cuentan con talleres de carpintería, marquetería, ebanistería, trabajos manuales, informática, inglés y cocina, en beneficio de las personas enfermas de las Asociaciones «AFEMEN» y «AFEDU» («Asociación de Familias con Enfermos Mentales» y «Asociación de Familias con Enfermos Duales», respectivamente), con las que se firman los correspondientes convenios de cooperación, para la inserción social y laboral de los enfermos de dichas Asociaciones.
En el año 2.000 se cumplen los 125 años de la fundación oficial de la Institución Hospitalaria en Madrid.
En mayo de 2.001, se convocan elecciones al Consejo Supremo saliendo elegido Presidente nuevamente el Excmo. Sr. D. Francisco José Súnico Varela y Secretario General el Iltmo. Sr. D. Manuel Durio Silóniz. En estos años se siguieron con las obras de acondicionamiento de la finca (levantamiento de fachada, reparación de zonas semiruinosas, etc.) y se acondicionan – en la segunda planta – unas habitaciones para que puedan servir de refugio a personas o familias en situaciones extraordinarias. Por enfermedad del Presidente, desde finales de 2003, el Secretario General, Ilmo. Sr. D. Antonio Agra Vidal, ocupa la Presidencia hasta la celebración de nuevas elecciones.
Por último, en mayo de 2.006 y para el quinquenio 2006-2011, se elige nuevo Consejo Supremo, presidiendo esta nueva etapa el Excmo. Sr. D. Manuel de Pando Vilches, ocupando el cargo de Secretario General el Ilmo. Sr. D. Rafael Melgar Fernández. El día 8 de febrero de 2008, tras unos meses de dolorosa enfermedad, falleció nuestro presidente Sr. de Pando, siendo designado y elegido para dicho cargo, por el Consejo Supremo, el Excmo. Sr. D. Francisco José Súnico Varela, que ya había ejercido el cargo entre 1996 y 2003. En septiembre de 2009 el Excmo. Ayuntamiento de Cádiz otorga a la Institución su más alta condecoración, la «Medalla de Oro» de la ciudad, que entrega el día 26 de febrero de 2010 en sesión solemne celebrada en el Salón de Plenos del Ayuntamiento.
Durante el año 2010 se llevaron a cabo diferentes actos (Misa de Acción de Gracias, inauguraciones, conferencias, presentaciones, exposiciones, etc.) para conmemorar el CL Aniversario de nuestros comienzos, en Madrid, como grupo humano dedicado a atender las necesidades de nuestros semejantes y el Centenario del establecimiento en Cádiz de la Sede del Consejo Supremo, como ha quedado expuesto en párrafos anteriores.
Finalizado el quinquenio, en el mes de mayo de 2011 se celebraron nuevas elecciones generales para el período 2011-2016, saliendo reelegidos nuevamente como Presidente y Secretario General, respectivamente, los Sres. Súnico Varela y Melgar Fernández.
Entre las extraordinarias y valiosas páginas de la historia escritas durante los 150 últimos años en nuestra ciudad, se encuentran las que hablan de la generosa vida de los Caballeros Hospitalarios en favor de los más necesitados, así como todo lo que hicieron para alivio y consuelo de los que más sufren.