Artículo de fecha 22-05-2015 de D. José Manuel Huidobro
Caballero de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España. Máster en Derecho Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED). Autor de 55 libros y más de 700 artículos.
Felipe Díaz de Ortega, un burgalés intendente en México
Los Díaz de Ortega, una noble e importante familia burgalesa, originaria de la villa de Sotopalacios, fueron personajes muy destacados en el territorio de la Merindad de Río Ubierna, así como en la ciudad de Burgos. A finales del siglo XVIII y principio del XIX, jugarían un papel clave en el Virreinato de Nueva España, ya ocupando el gobierno de sus intendencias, desempeñándose como importantes jefes del ejército realista durante los primeros años de la Guerra de Independencia Mexicana, o bien como destacados miembros de la Iglesia.
La categoría de su linaje permitió que varios de sus miembros ingresaran en las principales corporaciones nobiliarias, como las órdenes militares de Calatrava y Santiago o la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, cuando esta última aún exigía pruebas de nobleza. Sus miembros emparentaron siempre con destacadas familias, destacando en especial su vinculación con los Bustillo de Sedano (Burgos).
Felipe Díaz de Ortega y Bustillo, hijo de Gregorio Díaz de Ortega y de Juana de Bustillo Merino nació en la villa de Sedano, capital del histórico Valle, Villa y Honor de Sedano, donde residía su familia materna, el día 22 de agosto de 1741. Con toda seguridad, Felipe debió nacer en el palacio de los Arce-Bustillo, la residencia del mayorazgo de los Bustillo, y uno de los más bellos ejemplos de palacio rural de la provincia de Burgos.
Felipe Díaz de Ortega contrajo matrimonio en dos ocasiones. Su primer enlace matrimonial fue con María Tomasa López de Séneca en 1764, que fallecería en febrero de 1781. Tras enviudar, Felipe contrajo nuevas nupcias con Elena de Pieres y Miners, natural, probablemente, de Nueva Orleans, hija de José María de Pieres y de Genoveva Miners.
El 22 de mayo de 1770, Felipe fue admitido como noble hijodalgo en la Villa de Sotopalacios, como lo habían sido todos sus antepasados. Ese mismo año, Felipe pidió la entrada y fue admitido en la Ilustre y Noble Congregación de Caballeros Hijosdalgos de Nuestra Señora de Montesclaro, siendo elegido en mayo de 1771 procurador síndico general de la misma. En diciembre de 1773 fue elegido procurador de Sotopalacios por el estado de hijosdalgos. Tres años más tarde fue nombrado Alcalde por el estado de hijosdalgos y en abril de 1780 sería elegido por el estado de caballeros hijosdalgos como Alcalde de la Santa Hermandad de los Pueblos que componían la Merindad del Río Ubierna.
Paralelamente a ir adquiriendo protagonismo en Sotopalacios y la Merindad de Río Ubierna, Felipe Díaz de Ortega también fue ocupando relevantes cargos en la ciudad de Burgos. Así, desde 1768 hasta 1783 fue mayordomo (administrador) de la obra pía de ochenta mil ducados fundada por Pedro Fernández Cerezo de Torquemada y su mujer Teresa Melgosa en el Real Monasterio de San Juan de la ciudad Burgos, trabajo por el que se le remuneraba con un salario de 150 ducados al año. Además, en agosto de 1770, es nombrado Teniente de Alcaide del Castillo y Fortaleza de la ciudad de Burgos por el XII Duque de Medinaceli, quien era Alcaide Perpetuo de la misma. A los cargos anteriormente señalados, Felipe añadiría, poco tiempo después, el de Regidor perpetuo del Ayuntamiento de Burgos y el de Teniente Coronel del Regimiento Provincial de Burgos.
Como recompensa a la exitosa carrera desarrollada hasta ese momento, en 1781 fue nombrado por decreto Caballero Pensionado de la Real Orden de Carlos III. A raíz de su nombramiento como Diputado y Comisario de Millones en el Consejo de Hacienda, Felipe hubo de fijar su residencia en la ciudad de Madrid.
El 21 de mayo de 1785, el Rey Carlos III le nombra gobernador intendente del Reino de la Nueva Vizcaya, por lo que Felipe embarcaría a Nueva España en el navío de guerra San Felipe, y fue el primer titular de la intendencia deDurango o de Nueva Vizcaya, que comprendía los actuales estados mexicanos de Durango y Chihuahua. Hasta ese momento, Nueva Vizcaya había estado bajo el mando de un gobernador, figura que primaba lo asuntos militares frente al desarrollo de la economía.
El 16 de enero de 1788, poco más de un año después de ocupar su puesto, Díaz de Ortega envía un detallado informe al Virrey don Manuel Antonio Flores sobre los múltiples problemas que aquejaban la Provincia, que refleja perfectamente esta difícil situación, y para cada uno de ellos propone una solución. Es muy probable que el principal logro de Díaz de Ortega en Nueva Vizcaya fuera la recaudación de elevadas cantidades para la corona, puesto que recaudó alrededor de 5.800.000 pesos entre 1785 y 1791, cantidad que sólo estaba por debajo de los montos de las intendencias de Veracruz y México.
A los problemas señalados por Díaz de Ortega en su informe, habría que añadir las incursiones de los indios apaches en la provincia, las cuales causaban graves daños al comercio y producían la despoblación de los partidos de su jurisdicción a raíz de las muertes causadas, las cuantiosas pérdidas de ganado y el miedo generado entre la población.
Tras poco más de cinco años desempeñando el cargo de gobernador intendente de Nueva Vizcaya, el 13 de mayo de 1791 Felipe Díaz de Ortega fue nombrado intendente de Valladolid de Michoacán, ciudad en la que fallecería en marzo de 1809, siendo enterrado en la Capilla de la Tercera Orden de Penitencia, hoy desaparecida.
Dos de sus hijos serían también importantes personajes en aquel virreinato, uno como militar y el otro como miembro de la jerarquía eclesiástica. Así, su hijo Ramón Díaz de Ortega y López de Séneca, sería una de los principales jefes del ejército realista en los primeros escarceos de la Guerra de Independencia de México, participando en las victorias más importantes logradas por las tropas españolas en aquellos años (Batalla de Aculco, Ataque y toma de la Ciudad de Guanajato, Batalla de Puente Calderón, etc.). Por su parte, otro de sus hijos, José, sería una de las figuras más destacadas de la Iglesia Michoacana, además de miembro de la primera Junta Provincial deValladolid de Michoacán, constituida tras la proclamación de la independencia de México.
Hoy en día no se conocen descendientes de los Díaz de Ortega por línea agnada, quedando únicamente por líneas no agnadas, como son los Quintano de Salas de Bureba o los Huidobro y los Gallo radicados en Sedano.
Nota: Este post está basado en el trabajo publicado por David Huidobro Sanz en la revista Hidalguía Nº 361 “Los Díaz de Ortega. Un linaje burgalés de hidalgos y caballeros”, págs. 755-801.
Publicado en el blog «Hidalgos en la Historia» cuyo blogmaster es D. J.Manuel Huidobro
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