Al igual que en otras ocasiones, tenemos el honor de contar con  la publicación de un artículo en el Blog de los Doce Linajes de Soria que nos remite  el Ilmo Sr. Don José Luís Sampedro Escolar de la Escuela Marqués de Avilés (Asociación de Diplomados en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria) Numerario de la Matritense de Heráldica y Genealogía.

HOMENAJE A LOS HÉROES DE LA MONCLOA

 Un año más se ha celebrado el tradicional homenaje a las víctimas de la represión napoleónica inmoladas el Tres de Mayo de 1808, solemne acto convocado por la Sociedad Filantrópica de Milicianos Nacionales Veteranos, entidad que custodia, desde 1917, el Cementerio de la Florida, en el madrileño Parque del Oeste.

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A las 10 de la mañana del la jornada de la Fiesta de la Comunidad de Madrid llegó al citado cementerio el Presidente del Ejecutivo autonómico, Don Ignacio González, al que acompañaban, entre otras muchas autoridades, Don Pablo Gómez Rojo, General Jefe del Mando Aéreo General (en representación del Ministerio de Defensa), el Presidente de la Asamblea Legislativa, Don José Ignacio Echeverría, todos los consejeros del Gobierno de la Comunidad de Madrid (salvo las titulares de Educación y Empleo) y representantes de los grupos políticos en la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, entre los que destacamos al Concejal Presidente del Distrito de Moncloa (donde se encuentra este histórico lugar) Don Álvaro Ballarín.

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Tras ser recibido por los miembros de la Junta de Gobierno de la Sociedad anfitriona, Don Ignacio González encendió la llama votiva y, acompañado por el Presidente de la SFMNV, del del legislativo autonómico y del general Gómez Rojo, bajó a la cripta de la ermita, recordando a los cuarenta y tres patriotas allí sepultados.

A continuación, ambos Presidentes ofrendaron una corona de laurel en memoria de los héroes, rindiendo honores laBanda de Guerra, la Sección de Honores y la Escuadra de Gastadores del Regimiento de Artillería Antiaérea 71, tras de lo cual Don José Luis Sampedro Escolar, comoPresidente de la Filantrópica, pronunció las siguientes palabras:

Excelentísimo Señor Presidente de la Comunidad de Madrid, Excelentísimos e Ilustrísimos Señores, autoridades autonómicas y municipales, representantes de entidades, compañeros de la SFMNV, amigos todos:

Muchas gracias a los presentes por su asistencia a este acto, y en primer lugar, muchas gracias a laBanda de Guerra, la Sección de Honores y la Escuadra de Gastadores del Regimiento de Artillería Antiaérea 71 que, rindiendo honores a los patriotas que hoy recordamos, solemnizan este acto de merecido homenaje.

Las autoridades civiles y militares honran este ámbito con un motivo harto justificado al testimoniar su respeto por quienes hace más de doscientos años derramaron su sangre ante una agresión injustificada y ejercieron el sagrado derecho de la legítima defensa por la soberanía de la Patria, presupuesto inexcusable para el ejercicio de las libertades.

Los patriotas cuyos restos custodiamos en este histórico cementerio consumaron su alto servicio en una sola jornada, su postrer día de existencia, y, aunque fértil, su sacrificio no debe servirnos de ejemplo, pues la consumación de ese drama no quedó a opción de las víctimas. Me voy a permitir este año tomar senderos ajenos en esta breve alocución y poner un ejemplo de conducta heroica y congruente en la trayectoria vital del héroe polaco Wladyslaw Bartoszewsky, fallecido el pasado 24 de abril, y cuyo obituario, firmado por don José María Ballester Esquivias, nos recuerda que en 1939, con 17 años, al ser invadido su país por las tropas alemanas, se alistó como camillero, siendo internado un año después en el campo Auschwitz, del que fue rescatado por la Cruz Roja, adhiriéndose inmediatamente a la Resistencia, y, en el verano de 1944, participó en el Alzamiento de Varsovia. Fnalizada la guerra se convirtió en una de las figuras más acosadas por el régimen comunista como miembro del Partido del Pueblo Polaco, por lo que estuvo preso entre 1949 y 1954 en varias cárceles.

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No se exilió para así estar presente en las iniciativas opositoras. En 1980 firmó el manifiesto de apoyo al recién nacido sindicato Solidaridad,y, ya en democracia, Bartoszewsky fue embajador en Austria y Ministro de Exteriores, pese a lo cual fue crítico con Lech Kaczynsky: no compartía su empeño en reavivar tensiones con Alemania y Rusia pues Bartoszewsky era, ante todo, pacífico y liberal.

Paz en Libertad y Libertad en Paz. Esta nota de liberalismo es la que, como Presidente de la Sociedad Filantrópica de Milicanos Nacionales Vetranos quiero subrayar en este acto, esbozando nada más que un recuerdo al grave momento histórico en el que nos debatimos, convulso por ataques exteriores de inusitada gravedad a nuestro modelo de convivencia y alternancia política así como intolerables actitudes de desprecio a la legalidad y a lo que significa el Estado de Derecho.

Y finalizo ya.  recordando, con la misma gratitud del comienzo de mis palabras, no ya al Presidente de la Comunidad de Madrid que ha acogido siempre benévolo nuestras peticiones y sugerencias sino al señor González que, recordamos, es miembro honorario de nuestra Sociedad en la que nos tiene a su disposición.

Un año más, al homenajear a estos cuarenta y tres españoles representantes de todos los caídos por la Independencia de la Patria, al igual que ellos hubieran hecho en su momento, digamos:

¡VIVA EL REY! ¡VIVA ESPAÑA!

Seguidamente, el Presidente González dirigió a los asistentes la siguiente alocución:

Un año más, todos los representantes del pueblo de Madrid nos reunimos en este Cementerio de La Florida para rendir homenaje a los madrileños que, tras alzarse contra las tropas de Napoleón, fueron fusilados el 3 de mayo de 1808. 

Y lo hacemos, como siempre, en este Cementerio de La Florida, donde reposan los restos de 43 de los héroes que el 2 de mayo se rebelaron contra la tiranía del invasor. 

Aquel día se comenzó a gestar la España contemporánea, motivada por el heroico ejemplo de un puñado de patriotas madrileños que no consintieron que su libertad y su nación fueran atacadas. 

En la primavera de 1808, el ejército francés, la máquina militar más perfecta de la época, entraba en España. En ese momento, se habían rendido o claudicado ante su avance Suiza, Prusia, Austria, Holanda, Italia y Rusia.  

Napoleón era entonces el vencedor todopoderoso de Marengo, Austerlitz, Jena y Dantzig. Prácticamente toda Europa se ha puesto de rodillas ante el francés. Incluso la Familia Real Española se humilla ante Bonaparte. 

España, la primera gran nación de Europa, el país que había forjado el primer imperio de los tiempos modernos, era invadida. 

El 23 de marzo de 1808, Madrid fue ocupada por 30.000 soldados al mando de Joaquim Murat, jefe del ejército francés en España. 

Después de mes y medio de provocaciones continuas, el pueblo de Madrid se levantó contra su opresor y le dijo que en España solo mandaban los españoles. 

Aquella reacción, inicialmente de cólera frente a la arrogancia francesa, se convirtió en un grito de rebeldía de un pueblo que se resistía a ser sometido. Un grito que llegó a los cuatro puntos cardinales de nuestro país para despertar a la nación española. 

Unidos al pueblo de Madrid, los alcaldes de Móstoles proclamaron que la patria estaba en peligro y que había que acudir a salvarla. Y España respondió a la llamada de forma tan colosal, que unos meses después José Bonaparte escribía a su hermano reconociendo que “este país y este pueblo no se parecen a ningún otro”. 

Hoy conmemoramos esa efeméride, una de las más gloriosas de la historia de España. Un acto protagonizado por el pueblo madrileño en exclusiva, que se comportó con la grandeza que los grandes no demostraron en esa hora. 

Fue el pueblo quien salvó la dignidad nacional, y lo hizo dando infinidad de ejemplos de valor y de generosa entrega. Lo hicieron los más humildes. Los trabajadores. El pueblo llano. Incluso los presos, que solicitaron permiso para salir a luchar bajo promesa de regresar después a sus celdas. Y lo cumplieron. De la cárcel salieron aquella mañana 56 presos. De ellos, 5 resultaron heridos o muertos. Los otros 51 cumplieron su palabra y volvieron a prisión. 

Aquella heroica sublevación fue calificada por Pérez Galdós como Episodio Nacional. Y, sin duda, aquel día protagonizado por decenas de héroes anónimos es un episodio fundamental de nuestra historia como nación. 

Sin embargo, aquellos que se alzaron indignados en defensa de su libertad y del derecho de los españoles a ser dueños de su destino, fueron aquel día masacrados sin piedad por las tropas francesas. 

Aquel 2 de mayo, que había amanecido como un día brillante y soleado se transformó en una noche gélida y lluviosa. Por eso los fusilados murieron escasos de ropa y ateridos de frío, tal y como los inmortalizó Goya. 

El Gran Duque de Berg dio orden de actuar “con el mayor de los rigores”, y las cargas de fusilería duraron toda la noche para aterrorizar a los madrileños. 

Aquella madrugada murieron hombres, mujeres y niños. Fueron fusilados sin piedad cientos de madrileños que empaparon de sangre mártir los desmontes de la Moncloa. Sangre con la que se regó la rebelión que haría florecer con vigor la España contemporánea de la independencia y la libertad. 

Hoy, 207 años después de aquel día, es nuestra obligación volver a reunirnos para dedicar un emocionado y agradecido recuerdo a aquellos madrileños, representados por los 43 patriotas que aquí descansan. 

Ellos, con su sacrificio, glorificaron su acción más de lo que nosotros podríamos hacerlo con palabras. Pero es de justicia que, año tras año, conmemoremos su lucha para que no se olvide que en Madrid, el 2 de mayo de 1808, un grupo de hombres y mujeres dieron su vida por la libertad y por España. 

Nuestro compromiso para con ellos es que su muerte no fuera en vano, que su martirio no se olvide y que su ejemplo de honor y de patriotismo inspire a las generaciones futuras de españoles para defender la libertad, la justicia y la Nación, como ellos lo hicieron. 

Muchas gracias.

Una cerrada ovación puso digno broche a este sencillo y emotivo recuerdo histórico-patriótico.

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