POR EL DR. JOSÉ MARÍA DE MONTELLS Y GALÁN.


Hace algún tiempo, cosa de meses, creo, leí en el admirable blog Salón del Trono, que redacta con gran acierto y rigurosidad, mi admirado por tantas cosas Daniel García Riol, una entrada sobre el último emperador de China, Pu Yi y su Orden de los Pilares del Estado, cuando los japoneses le pusieron a la cabeza del Estado títere de Manchukuo, la antigua Manchuria, con el nombre áulico de Kangde. 

Sello con la efigie del Emperador.
Como siempre, García Riol nos regalaba un artículo sobre un aspecto de la falerística muy desconocido en nuestro país. Luego, glosó en otro artículo memorable, la vida de Pu Yi. Mucho se lo agradecí. Tengo antigua inclinación intelectual por el Imperio del Centro y cualquier noticia que recojan los medios o los expertos, es de mi total agrado. García Riol comparte conmigo el gusto por lo exótico, de tal manera que estoy por proponerle que fundemos entre los dos, la Asociación de Amigos de los Imperios Lejanos. Ya veremos.
Según mis noticias, Pu Yi, nostálgico, deseaba utilizar como señal heráldica de la nueva nación, el dragón imperial, pero los japoneses no accedieron a una ilusión tan clara al pasado. El dragón, principalmente los dragones dorados con cinco garras en cada pie, es el símbolo por excelencia del emperador en casi todas las dinastías chinas. El trono imperial era llamado «El Trono del Dragón». Durante el final de la dinastía manchú Qing, el dragón fue adoptado incluso como bandera nacional. 

El Dragón en las Armas Imperiales.

Los dragones aparecían esculpidos en las escalinatas de los palacios y en las tumbas imperiales, como en la misma Ciudad Prohibida en Pekín, donde todavía pueden verse. En algunas antiguas leyendas, el emperador mostraba una marca de nacimiento con la forma del fabuloso  lagarto. No parece que Pu Yi naciese con el dicho marchamo, esas cosas se saben. Tengo escrito que el dragón en la cultura china, es un animal benéfico que evolucionó pronto hasta convertirse en su animal mítico. Para la dinastía Han, los dragones se describían como unos seres híbridos con el cuerpo de una serpiente, las escamas de una carpa, la cola de una ballena, los cuernos de un  ciervo, la testa de un camello, las garras de un águila, las orejas de un toro, los pies de un tigre y los ojos de una langosta, además de tener una perla llameante bajo la barbilla. En ocasiones también se representan con alas de murciélago. El dragón con alas o sin alas adquirió entonces una gama casi ilimitada de poderes sobrenaturales. Puede volar entre las nubes o esconderse en el agua. Puede formar nubes a su antojo, transformarse en agua o fuego, volverse invisible o brillar en la oscuridad.  
El día de la coronación de Pu Yi como emperador de Manchukuo, tan bien escenificada en la película de Bertolucci, los japoneses querían imponer que llevase el uniforme de gala del nuevo ejército, pero lució una dalmática con el dragón dorado con la excusa de su adhesión al Templo del Cielo. 
Emblema del Emperador Kangde.
Al igual que el crisantemo en Japón, el emperador Kangde eligió la orquídea en un diseño geométrico muy característico, como su señal heráldica propia, para alejar el simbolismo del dragón, tan poco grato a los ojos de los del Sol Naciente. Para muchos eruditos, la orquídea es símbolo del amor, la elegancia y el poder. En Occidente, es alegoría de la pasión, por sus características afrodisíacas y también de la prosperidad. Por un eunuco del servicio, conocemos que Pu Yi  gustaba pasear por los caminos de eglantinas cercanos a su palacio. Las saludaba descubriéndose y despreciaba la orquídea. Era la rebeldía de un hombre tímido, temeroso de los guerreros de Hiro Hito. Por si fuera poco, instituyó en 1934, la Orden Suprema de la Flor de la Orquídea, a imitación de la Orden nipona del Crisantemo. También la Orquídea sustituyó al Dragón en la bandera imperial. Cuando aconteció la derrota japonesa, comenzó el calvario de Pu Yi, pero eso es otra historia.

Insignias de la Orden de la Flor de la Orquidea.
Quizá no se sepa que en Manchukuo, se utilizó como emblema nacional, la estrella de cinco puntas, siguiendo el modelo japonés, dividida en los cinco colores de la bandera, amarillo, negro, blanco, azul y rojo, por las cinco razas del Imperio, el amarillo para representar a la población manchú, el negro a los coreanos, el blanco al pueblo mongol, el azul a los chinos han y el rojo, al pueblo nipón. 

Emblema de la Armada Imperial.
A todo esto, me consta que España reconoció la independencia de Manchuria, pero no he conseguido saber si hubo intercambio de embajadores. A ver si algún lector se anima y nos lo cuenta.