POR EL DR. JOSÉ MARÍA DE MONTELLS Y GALÁN.

Me hubiera gustado que el Príncipe de Asturias hubiese retomado la tradición de elegir una divisa o empresa personal, como hizo su padre, añadiendo a sus armas, el yugo y las flechas de los Reyes Católicos. He leído en la Bitácora Heráldica que redacta don Juan Ranea, que Amaiur ha pedido su supresión de las armas reales alegando que son franquistas. Del enemigo, el consejo. Si los separatistas quieren que desaparezcan las divisas, ración doble. Por si alguien no lo sabe, la divisa era una señal distintiva o un emblema tomado como signo por una persona o familia para ser reconocible, cuando, iniciado el siglo XV, las armerías empezaron a complicarse con sus divisiones y subdivisiones en cuarteles. Las divisas se usaban solas y no solían asociarse al escudo. 
El Nudo cortado entre el yugo y las flechas.
Entre las divisas de nuestros señores reyes, invariablemente me ha interesado mucho la del nudo gordiano del Rey Fernando el Católico, quizá porque aparece asociada a la del yugo y las flechas y se le ha concedido muy poca atención. Algunos eruditos señalan que el Católico eligió el nudo en alusión a la leyenda clásica que narra que un oráculo había avisado a los frigios, enfrentados en una guerra civil, que los dioses querían que nombraran rey al primero que se presentase montado en un carro tirado por bueyes. 
Así fue como el labrador Gordias llegó a ser rey de Frigia, región de Asia Menor, en la actual Turquía. En agradecimiento, fundó la ciudad de Gordion sobre el río Sangario y consagró su carro a Zeus: el yugo y su lanza estaban unidos por un nudo tan especial que no podían verse sus extremos, por lo que existía la leyenda de que quien deshiciese o desatase aquel nudo tenía garantizado el dominio de Asia. Así que cuando el gran Alejandro Magno se dirigía a conquistar el Imperio persa en el año 334 a. de C. pasó por Gordion e intentó desatar el nudo de Gordias, pero le resultó imposible por lo que ni corto ni perezoso sacó su espada y lo cortó diciendo: «Tanto monta cortar como desatar». Zeus sonrió desde los cielos mostrándose en una munífica tormenta de truenos y rayos. Y, en consecuencia, Alejandro derrotó a Darío, conquistando Asia, para formar el imperio más grande conocido hasta entonces. Por aquellas calendas, el rey de Macedonia era un tipo fuerte, de mediana estatura y amaneradas formas, que jamás sonreía.
La bandera de la ciudad de Sevilla con el Nudo.
A lo que parece, Fernando se vio impelido a crear una divisa personal concreta cuando fue invitado a ingresar como caballero del Toisón de Oro (que ya habían ostentado su padre, el rey don Juan II de Aragón y su tío Alfonso V) lo que sucedió en el Capítulo número XII de la orden, que se celebró en Valenciennes, siendo Gran Maestre Carlos I, llamado el Audaz o el Temerario, duque de Borgoña, en 1473, cuando Fernando contaba veintiún primaveras. 
La ceremonia de investidura se celebró en España, un año después, en la iglesia de Santa María de Dueñas, de Palencia, en mayo de 1474. Para ocasión tan alta, era tradición que el caballero poseyera una empresa o divisa que lo representara cumplidamente, y es posible que, impulsado por la necesidad de poder exhibir una conveniente, acudiera don Fernando al humanista Elio Antonio de Nebrija. 
Y es bastante probable que Nebrija eligiera para su señor la empresa del nudo gordiano. Tanto monta, abreviación de tanto monta cortar como desatar, es el lema heráldico que utilizó don Fernando II de Aragón. Su divisa personal consistía en la representación del nudo gordiano atado al yugo, cortado (que remitía a la anécdota de Alejandro  Magno), acompañado del mote o lema «tanto monta», señalando que los medios utilizados para resolver un problema no son importantes frente a la solución de este. Es la empresa personal que recogen los expertos y los retratos grabados del rey, como una aspiración de Fernando de ser otro Alejandro macedonio, capaz de reconquistar Jerusalén, recuperar para Cristo los Santos Lugares, como el más laborioso reto al que un rey cristiano podía enfrentarse. El año 1492, supuso la unidad religiosa de España con la expulsión de los judíos, la conquista de Granada y el sometimiento de los musulmanes, el descubrimiento de América y el glorioso empeño de la evangelización universal. Ningún otro soberano consiguió en su tiempo acercarse más a la meta de conseguir la Monarquía cristiana.
Yugo y Nudo Gordiano cortado, unido a «Tanto Monta», lema de Fernando el Católico.
Sin embargo para Tarsicio de Azcona, uno de nuestro mayores especialistas en la Baja Edad Media, el lema no tiene nada que ver con la reina Isabel como se ha venido sosteniendo en alusión a la compenetración política de los monarcas, es exclusivo del rey Fernando, unido a un «nudo, lazo o maraña» que, siendo difícil de desatar, resulta fácil cortarlo de un tajo, como hizo Alejandro Magno. El sentido del mote significaría entonces que da igual cortar que desatar si se consigue el fin pretendido y considerado desde un punto de vista de la moral y la ética cristiana, es un lema inmoral. Azcona cree que es un anticipo del maquiavélico el fin justifica los medios. A mí no me lo parece. Desatar o cortar, tanto monta, el Nudo Gordiano de los separatismos no sería mala empresa para don Felipe VI, creo yo.